La Noche de los Sobresaltos

Nosotros estábamos verdaderamente muy cachondos así que como mi mano...

LA NOCHE DE LOS SOBRESALTOS

Las vacaciones de verano terminaban y dentro de poco, empezaría la rutina de ir al instituto, volver a casa, comer, estudiar, y que si patatín y que si patatán, así que había que aprovechar el tiempo rápidamente.

Un día calenturiento (como otros tantos), me metí en un chat gay, en donde conocí a Manuel, un chico de 20 años. Yo tenía uno más. Entre otros juegos de palabras... aparecieron las rutinarias preguntas "que buscas, como eres, etc...". Manuel medía 175cm y pesaba 78kg, tenía el pelo castaño y ondulado, sus ojos eran marrones. Yo mido 185cm y peso 80kg, mi pelo es castaño oscuro también ondulado y mis ojos son de color miel.

Pasaron los días y por fin quedamos una tarde para dar una vuelta. Habíamos quedado en la boca de Metro de Legazpi, allí me recogería con su Mercedes 500D. A las 20:30 estaba allí como un clavo, Manuel me dio un par de claxonazos y me saludó con la mano, así que me acerqué al coche, abrí la puerta y me subí, nos. Nos dimos dos besos y me dijo... "bien... ¿dónde vamos?", nosé, tu eres el que tienes el volante, respondí, así que arrancó y nos metimos por la carretera de circunvalación M-30. Mientras, íbamos decidiendo donde ir o que hacer. Empezamos a hablar sobre nuestros gustos y demás. Al final le dije... ¿tienes hambre?, así que nos metimos de nuevo en la ciudad y fuimos hacia el centro comercial Madrid2-La Vaguada, allí aparcamos, subimos las escaleras y cenamos en el Pans&Company.

Después, compramos un par de helados y salimos al jardín que hay en la azotea a dar una vuelta, nos sentamos en un banco, junto al parque infantil. La noche se veía hermosa pues como había poca luz, se divisaban todas las estrellas. Manuel se acercó a mi oído y me dijo "estoy haciendo verdaderos esfuerzos por no violarte aquí mismo", yo le miré y empecé a reírme.

¿De qué te ríes?, me replicó, de que nos pasa lo mismo chico, dije. De un salto se puso de pie y me dijo... ¿entonces que estamos haciendo aquí? Nos encaminamos hacia el parking, y saliendo de él me comentó que él no sabía donde ir con el coche para enrollarnos. Después de pensar en varios sitios, nos decidimos por el monte de El Pardo, así que cogimos la carretera nacional N-VI y en el desvío de El Pardo nos metimos. La carretera estaba completamente a oscuras y apenas había trafico. Nosotros estábamos verdaderamente muy cachondos así que como mi mano hacía ya rato que estaba en el bulto de Manuel me dijo, desabróchame, que te presento a mi polla, y así lo hice, su polla era muy grande y curva, yo le empecé a pajear y me dijo... "¿no me vas a presentar a la tuya?", así que me desabroché los pantalones de lino que llevaba y me la saqué, la mía era más pequeña pero más gorda que la de mi ligue.

Manuel conducía sólo con una mano en el volante, la otra estaba jugando con mi amiga. Llegamos al pueblo y tranquilamente nos tapamos un poco pero tampoco demasiado, pues apenas había gente. Nuestra exaltación fue después de tomar una rotonda que nos encontramos de bruces a la Guardia Civil, portaban un par de bastones luminosos con los cuales nos hacían señales para que parásemos en el arcén. Es lógico que nos hicieran parar pues con un Mercedes 500D, negro y con matrícula de Melilla y que circulara a esa hora por esos parajes no era muy común, y menos en los tiempos que corren.

Manuel detuvo el coche rápidamente junto la pareja de Guardias... Los dos estábamos histéricos pues Manuel llevaba todo en regla, lo que no llevábamos en regla eran nuestra braguetas, totalmente abiertas con dos pedazos de carne dura sobresaliendo de ellas.

Yo no sabía como taparme. Manuel se puso la camiseta encima pero aún así, se le notaba mazo.

Me enseñan la documentación del coche, por favor, dijo uno de los Guardias.

En seguida Manuel rebuscó por la guantera y se los enseño. El guardia los observó detenidamente pero en seguida nos dijo... "bien, está todo en regla pero salga a cerrar el capó que lo tiene abierto". A Manuel le empezó a temblar todo... yo al menos estaría dentro del coche pero él... tenía que salir ¡y todavía no se había desempalmado completamente!, así que soltó un "a la mierda" en voz baja y descaradamente, se subió la camiseta, se metió la polla dentro del pantalón, se abrochó y salió a cerrar el capó.

Bien, ya puede irse, buenas noches, dijeron los Guardias.

Cuando Manuel puso el coche en marcha, yo todavía temblaba de los nervios. En los primeros segundos, sólo se escuchaba la música de la radio pero al poco tiempo, empezamos a partirnos el culo a carcajada limpia. No nos dimos cuenta, y nos pasamos el descampado, llegando al final de la carretera donde se sitúan las cocheras de los autobuses de la empresa municipal, así que dimos media vuelta y buscamos el descampado, pero no lo encontramos, así que nos metimos en un parking que estaba a unos metros de la carretera, éste estaba completamente a oscuras.

Manuel metió el coche casi al final del parking, bajo una pasarela de hierro. En el parking había varios coches más, todos totalmente a oscuras. Nosotros no tardamos en hacer lo mismo.

Después de un buen polvo, los dos estábamos llenitos de lefa por todo el cuerpo, pero no nos importó, nos abrazamos y nos dormimos. Al cabo de las horas, teníamos un poco de calor, así que abrí las dos ventanillas delanteras unos tres dedos para que hiciera corriente. Me recosté sobre él y nos volvimos a dormir.

Sobre las cinco de la mañana, dormíamos totalmente en pelota picada, con los asientos bajados. De repente, una potente luz blanquecina me deslumbra, con lo que me despierto sobresaltado y al ver que pasaba, me sobresalté más pues vi a los dos Guardias Civiles que nos habían parado en la noche, que estaban en su Patrol, alumbrando a nuestro coche con potentes faros y con las luces de emergencia puestas. Yo del susto que me llevé, di un salto por lo que el chichón en la cabeza fue bueno. Desperté a Manuel y un poco asustado, me empecé a vestir con lo primero que cogí. Manuel se dio media vuelta y me dijo "duérmete otra vez, no nos pueden hacer nada, no estamos haciendo nada malo" y así fue, al poco tiempo, los del Patrol, apagaron la potente luz dejando las de emergencia, se dieron un par de vueltas más por el parking y después desaparecieron.

Al día siguiente, nos reíamos mientras tomábamos un desayuno en una cafetería de carretera.