La noche de los centauros

Resulta increible, lo sé, pero en el año 2004, he descubierto que los centauros existen, y otros personajes "mixtos", que follan como bestias, eso se lo aseguro. Lean y verán.

LA NOCHE DE LOS CENTAUROS

Disculpen por la intromisión que voy a hacer en sus vidas. Ustedes viven tranquilos, en sus rutinas y costumbres. Sólo les importa lo trivial; mejor no pensar, no buscar. Es la forma de seguir adelante, de sobrevivir. ¿Qué echan esta noche en la televisión?.

Si, la historia que voy a relatarles, posiblemente cambie sus vidas para siempre, pero no es esa mi intención, sencillamente quiero que se despierten, por que no pueden llamar vida a esa simple existencia que les conduce directamente a la muerte.

No tengo mucho tiempo para comunicarme con ustedes, si, ya se, están pensando que soy una paranoica o una histérica, están en su derecho. Pero no, se equivocan, ni lo uno, ni lo otro. Soy una mujer tranquila, apacible, que trabaja todos los días, como ustedes, y mi vida hasta fechas recientes ha sido una reiteración permanente. Quiero decir, que me aburría como todos ustedes, igual que ustedes

Sin embargo, todo cambió en una noche de la pasada semana. ¿Por qué?. Eso les voy a explicar a continuación. ¿Ustedes creen en la mitología?. Yo tampoco creía, hasta hace muy poco tiempo, pero ¡Dios mío, como he cambiado!. Creía que los mitos eran cuentos para niños, puras patrañas, pero no es así, se lo aseguro.

Todo comenzó, cuando acudí al médico una mañana, pidiendo permiso en mi trabajo; el motivo eran unos fuertes picores, (prurito, dijo el doctor), que tenía por todo el cuerpo. Me dio unas pastillas, y me dijo que me tomara una diaria, durante unos días, que si no se me quitaba que volviera por allí.

Tomé las pastillas, y los picores se quitaron, pero a los tres días de la consulta, noté algo extraño en la piel, era un enrojecimiento en la zona del antebrazo izquierdo, que iba creciendo poco a poco. Pero salvo por la mancha, no sentía nada más y decidí continuar con el tratamiento.

Un día por la mañana, al levantarme, noté que esos manchones con formas extrañas, también me habían salido en las piernas, y en el brazo derecho. El picor, se reprodujo en la cabeza, y decidí que tenía que volver al médico. Llamé para solicitar cita, y hacia allí me encaminaba, cuando al salir del portal de mi casa, un señor bien vestido, como de unos cincuenta años, se acercó y me dijo con un susurro.

  • ¿Qué tal van sus lesiones, señorita?, si me hace caso, no debe preocuparse por ella, se le quitarán - me quedé de piedra, como aquel sujeto sabía que yo tenía unas manchas y que estaba preocupada por ellas. Tan cortada me quedé que no pude articular palabra, lo que él aprovechó para continuar.

  • Verá, está usted asistiendo a su proceso de metamorfosis, si me permite, nos tomaremos un café y le contaré lo que está ocurriendo-, su voz tan pausada, tan tranquila, que asentí con la cabeza y nos dirigimos al café más próximo.

El pidió un té con limón y yo un café sólo, a ver si despejaba. Seguía mirándola absorta, cuando el irrumpió con una voz más profunda, o al menos eso me pareció, y dijo aquellas palabras que no se han borrado de mi memoria, ni lo harán hasta que me muera.

¿Conoce algo de la mitología griega?. Si su respuesta es negativa, no se preocupa a partir de ahora nada en este mundo tendrá mayor interés para usted que los mitos, las leyendas y los sueños. Querida mía, está usted a punto de convertirse en un mito -, revolvió el azúcar de su té, y dio un pequeño sorbo, mientras yo me sentí preocupada, por que estaba tomando café con un loco.

Pensará usted que estoy loco-, al tiempo que declaraba una sonrisa leve, - pero como comprobará, nada más lejos de la verdad ...., yo por ejemplo, soy un centauro y ¿verdad que no lo parezco?-, definitivamente, pensé, este tío está como una cabra, y yo aquí tan tranquila, vi que en la cafetería había gente y eso me tranquilizó, pero seguí sin pronunciar palabra, lo mejor era dejarle que dijera lo que quisiera, no contrariarle, y cuando termináramos, me iría corriendo y seguiríamos los dos el curso de nuestras vidas.

Jejeje, siempre ocurre lo mismo cuando lo cuento, la gente quiere salir corriendo, usted se está comportando bien, pero está llena de miedo, reconózcalo-, esta actitud provocadora, me obligó a expresarme.

Verá señor-, dije, y luego tragué saliva despacio para continuar, - me aborda usted a la salida de mi casa, para decirme que es un centauro, mientras me tomo un café con usted, un absoluto extraño para mi, y luego me dice unas cosas, que me dejan patidifusa, ¿cómo quiere que esté?-, sentí un alivio al terminar y le di el primer sorbo a mi café.

Mire señorita, lo que le digo es real, verá, se lo contaré deprisa, por que tenemos que irnos, hay una reunión....., mejor dicho, usted lo entenderá mejor si le digo que tenemos que acudir a una orgía, dentro de una hora, pero no es exactamente eso, en este punto siempre me lío-, aproveché su confusión para levantarme de la silla y cuando iba a dar la vuelta para largarme, el me dijo algo que me hizo cambiar de opinión.

Fíjese, hoy será el primer día que usted tendrá un orgasmo -, me quede como la mujer de Lot, ¿pero como podía saber este individuo que yo a mis 37 años nunca había tenido un orgasmo?. Si, había tenido muchas relaciones, pero todas insatisfactorias. Lamentable, si, yo pensaba que era un ser raro. Volví a sentarme y el prosiguió.

Si, es lamentable, ¿verdad?, pero todo tiene una explicación, usted será próximamente una " devané ", un ser mitológico que es mitad oveja y mitad mujer, las devanés son fundamentales en nuestro proceso de evolución, y recuperación. Su abuela paterna, también fue una devané, y su padre lo supo, pero como murió joven, no tuvo tiempo a referírselo-, le dio un nuevo sorbo a su té. –Hoy gozará como nunca mi querida señorita, ya lo verá-.

Bien, pues aquí estaba yo, con un chiflado...., bueno, al menos era un tipo raro, extraño, parecía de una novela de Stephen King, o un personaje de Expediente X, era el chalado de siempre pensé, bueno, terminaría yéndome, ¿o no?.

Mire usted, todo es mas sencillo de lo que parece, los mitos seguimos existiendo, pero tuvimos que ocultarnos en cuerpos humanos para poder sobrevivir, pero este mundo está lleno de personajes como nosotros, ...., y todos nos conocemos, tarde o temprano-, pidió la cuenta con la mano, - por el camino, a la mansión de Mercurio, le contaré lo que tiene que saber para poder iniciar su ciclo -.

Verá señor-, le dije, - para nada le creo lo que me está contando, pero no voy a llevarle la contraria, cuando salgamos de aquí, le aseguro que yo seguiré mi camino y este no coincidirá con el suyo -, el hombre sacó un billete, pagó las consumiciones y nos levantamos para irnos.

Señorita Luz, desde hace años, hemos hecho un seguimiento de su vida, siempre ha estado acompañada por uno de nosotros, ¿recuerda a su tata Manuela?, es una de nuestras siervas más eficientes-, yo no salía de mis sorpresa, este hombre sabía tanto de mi, entonces pensé que todo podía ser una broma, una conspiración, algo raro, tramado por mis amigos, pero no, se me quitó pronto la idea. Salimos del local.

Entonces, aquel personaje, de nombre Quiroga, según me dijo me refirió lo que quedaba de la historia, y ya no pude dudar, estaba diciéndome cosas que sólo yo sabía, que yo solo conocía, y se sabía los detalles más simples, más ocultos de mi vida. Dejé de dudar, y me quedé con la duda de que era una "devané". Se lo pregunté, y su respuesta me dejó aún más asombrada.

El me dijo, que las devanés eran las hembras más proliferas de los antropozoicos personajes del elenco olímpico y que su función primordial era saciar el afán reproductor y sexual de los centauros, los "mixtos", como dijo que se llamaba la categoría taxonómica en la que estaban incluidos, los mitad ser humano, mitad animal, debían de mezclarse con otros pero que no compartieran las mismas características. Así, las devanés, eran las parejas habituales de los centauros, aunque aquellos fueran mitad hombre y mitad caballo.

Llegamos a la puerta de una mansión, y les juro que no tomé conciencia de por donde habíamos llegado hasta allí, el señor Quiroga, llamó a la puerta y un mayordomo nos dio la bienvenida. Pasamos a un salón, y allí, se encontraban varias señoras muy bien vestidas y otras dos chicas de mi edad, me fijé que una tenía el brazo totalmente enrojecido, con unas manchas como las mías. En la otra no observé nada raro. Entonces una de las mujeres, se acercó, y asiéndome por el brazo, nos invitó a las tres a pasar a otra estancia, que resultó ser la biblioteca.

Allí, nos dijo, que lo que teníamos en la piel eran los signos de nuestra transformación, y que solo se quitarían si tomábamos un brebaje que nos traerían enseguida, y al decir estas palabras, apareció otra de las señoras con tres cuencos amarillos, que contenían un líquido de olor a menta, caliente por que humeaba, y verdoso. Nos dijeron que aquello era ambrosía, la bebida de los dioses, y que nos lo tomáramos, por que era la única forma de que dejáramos de sufrir los picores y otros síntomas aún más dolorosos.

Las tres nos miramos y sin respirar, cogimos un cuenco cada una, que nos bebimos hasta el final, yo pensé entonces que las tres estábamos absolutamente convencidas de que aquello que nos estaba ocurriendo era lo más extraño de nuestras vidas, pero no advertí que ninguna de nosotras manifestara signos de miedo.

Al momento sentí una somnolencia muy grata, tal vez para abandonar el estrés que había sentido hasta entonces, y cerré los ojos, creo que me desmayé, al despertarme, no sé si realmente lo hice, por que lo que allí presencié, era un baile dionisiaco, una monstruosidad delirante. De todos los asistentes, a aquel lugar, ninguno era normal, bueno, todos eran mezcla de ser humano con otros animales, había un centauro con rayas como una cebra, una mujer con cabeza de águila, otra era una sirena que se movía como podía por el suelo.

Reconocí que dos llevaban algo de ropa, y que eran mis compañeras de infortunio, entonces fue cuando aprecié mis caderas lanudas de color beig, y mis pezuñas de oveja shetland, pero que veía, que polla tenía aquel centauro, que me miraba, debía ser el señor Quiroga, que tremenda verga, larga, estilizada, y de consistencia tan dura, sentí un deseo tremendo de tomarla, de comerla, de metérmela en el coño, de moverme para ella.

El se acercó, y me dijo que me agachara, cogiendo el tremendo pollón entre mis manos, sentí que iba a llegar al paraíso en unos instantes, estaba tan caliente, quemaba sin duda, cuando me cogió del cabello, y me metió su enorme falo en la boca, que no entró, ni en su décima parte, mientras lamía como una desdentada ante una sopa, cerré los ojos y por primera vez sentí placer, el sabor de aquella verga, era el que había estado buscando durante largos años, aquel líquido seminal me decía por que no había gozado con otros hombres, ahora si tenía en mi boca lo que andaba buscando. Aquel animal humano, me dio la vuelta, y me penetró.

Oh, por fin, por fin, sentía algo duro en mi interior que me producía satisfacción, como se movía el muy bestia, sobre sus pezuñas de ungulado, relinchaba, bufaba, mientras follaba y follaba y yo me sentía el ser más completo del universo, ¡que culadas, que salvaje!.

Si, dame, cabrón, dámelo todo, monta a tu hembra, sáciala por primera vez -, y diciendo esto me corrí por primera vez, aunque el siguió batiendo mis vesiánicos movimientos, hasta que volví a correrme, no podía dejar de moverme, oh, que felicidad. Entonces, él muy bestia se salió de repente dejándome a punto.

Así, sin poder dejar de moverme, fue cuando otro centauro, me tomó, este, en el que apenas me había fijado, creo que tenía aún una polla mayor, y era más joven, lo supe por sus golpes contra mis nalgas. ¡Qué bestia!. Como empujaba el muy cabrón. Vi entonces a la sirena doblada sobre sí misma, y a un lobo, o un hombre-lobo, penetrarla con una polla completamente peluda, ella exclamó, un suspiro y gozó como una condenada.

Sentía, la polla de la bestia entrar y salir, sin cesar, sin conclusión, me corrí seis veces más, hasta que me fijé, como dos harpías lamían la polla de un hombre con cabeza de toro, el mismo minotauro, un hombre con una polla tan grande como un mihura. Como lamían aquellas brujas, que envidia me estaban dando, decidí abandonar a mi bestia, y me acerqué, entonces el me vió, y me reconoció como nueva en todo aquello, quitó de un manotazo a las brujas devoradoras, y se acercó, tomando su tranca enhiesta en la mano.

Me giré, y le ofrecí mi culo, lo llenó, como lo llenó, me corrí solo al sentir que su polla me invadía, me completaba. Como se movía aquel pedazo de monstruo, bufando como una bestia en el matadero, como tiraba de mi, para meterme su martillo dentro, hasta las mismas entrañas. Se balanceaba y reía, ufano, vasto, inmenso, en su poder de saciar el placer de una hembra. Yo, apenas, podía moverme, clavada como estaba, por aquella fuerza, sentí un taladro dentro y me corrí, me corrí hasta desmayarme....

Cuando desperté, todo había cambiado; las mujeres, eran mujeres; los hombres, eran hombres; yo, era otra vez yo. Me sentía muy satisfecha, pero lo que recordaba, no era realidad, seguro que me había dormido y había tenido un sueño terrible, horrible, maravilloso, salvaje, inolvidable. Las otras chicas estaban allí, como yo, también se habían dormido, quise pensar deprisa, pero no podía, la cabeza me dolía. Las miré a ellas y me miré a mi misma, las manchas habían desaparecido por completo.

Si, eso habría sido todo, un sueño, eso estaba pensando, cuando el señor Quiroga, se acerco hasta mi, y sentándose a mi lado, me dijo lo siguiente.

Ahora usted, estará pensando que todo lo que le ha ocurrido, forma parte de un sueño, y hace bien, es la mejor forma de adaptarse de nuevo a la realidad-, carraspeó un poquito, y mostrando el vicio en su cara añadió, lo siguiente, - realmente resulta usted muy acogedora, y se mueve muy bien, ¿ha quedado usted satisfecha esta vez, verdad?.

Mis ojos se abrieron como platos, ¿realmente todo aquello había ocurrido?. Mientras pensaba esto, el señor Quiroga, me informó que en los próximos días expulsaría una especie de pequeño huevo por la vagina, y que debía conservarlo de una determinada manera, y traerlo enseguida hasta este lugar. Me explicó también que debido a la persecución por parte de los humanos, los "mixtos" habían decidido reproducirse por medio de este método, para no ser detectados, me fijé como otros dos caballeros estaban hablando con las otras dos novicias.

Después, me miró fijamente a los ojos, y me dijo que jamás debería contarle a ningún humano nada de lo que allí había ocurrido, por que pondría en peligro la vida de mis congéneres. Como verán, no les he hecho caso, y he escrito lo que me ha ocurrido, al menos lo que he podido recordar. No creo que vuelva a hacerlo nunca.

Pensé donde podía enviar este relato, sin causar mucho alboroto, tenía que ser de una forma anónima, y a un lugar donde nadie se sorprendiera, pero que lo leyera. Recordé como el marqués de Sade, refería su ideología sobre la libertad dentro de sus pornográficos libros; busqué en el google, y vi esta página de "todorelatos", pinché en la sección de zoofilia, ¿cual mejor? Y lo incluí, pido disculpas al señor tótem, por haber tomado su nombre, les aseguro que él no sabe nada de esto.

Háganme caso por favor, estas cosas están ocurriendo entre nosotros, y nadie parece saberlo, no sé si será peligroso o no, todo el mundo preocupado por el terrorismo islámico y lo que sube el petróleo, y no le dan importancia a algo que en realidad puede poner en peligro a nuestra especie. Tengo que concluir aquí....