La noche apenas empieza

Al estar sola en mi cama, pensando en el, no imaginaba que la realidas superaría mis fantasías.

"Buenos amigos"

Me fui a acostar después de apagar mi computadora, en la comodidad de mi cama de pronto empecé a recordar algunas escenas de sus relatos, la temperatura mi cuerpo empezó a aumentar, el roce de la sabana sobre mi piel desnuda despertaba sensaciones que un rato antes no estaban ahí, como si una mano invisible recorriera mi piel; por mi mente pasaban una a una las escenas que mas me excitan de sus relatos; como si fueran escenas de una película, pero ya no eran otras mujeres las que disfrutaban de sus caricias, era yo, eran mis pechos los que besabas, mis pezones lo que succionabas como un bebe alimentándose de su madre, era mi vagina la que sus dedos penetraban por debajo de la mesa, era mi mano la que lo masturbaba con pasión abrigados solo por un mantel.

Mientras recordaba todo esto, inconcientemente mi mano busco el calor de mi vulva, estaba húmeda, palpitante, al tocarla era como cuando comes un mango, carnoso, suave, deliciosos, y al morderlo, el jugo que emana de el recorre tus labios y tus manos; mis dedos encontraron mi clítoris y lo acariciaron mientras imaginaba que era tu lengua la que me recorría, tu lengua la que bebía mis jugos como su fueran los de un mango

De pronto el timbre de la puerta, como un llamado a la realidad, me saca de mi agradable tarea, decido ignorar el timbre y seguir con lo que estaba, mis dedos poco a poco se empapan mas en…. el timbre vuelve a sonar y me levanto molesta, me pongo un camisón para cubrir mi desnudes y abro la puerta sintiendo aun la humedad en mi sexo y la parte alta de mis muslos. Era él, alto, seguro de si mismo, con ese aire de poder comerse el mundo, el Ingeniero, el autor de esos relatos que me ponían tan cachonda cada vez que los leía, que apenas hace unos segundos hacían que la sangre hirviera en mis venas; estaba ahí, en la puerta de mi casa justo cuando yo disfrutaba del placer que me provocan sus historias.

  • Hola, que te trae por aquí a estas hora de la noche?- Le pregunte tratando de que no se diera cuenta del estado de excitación en que me encontraba, nuestra relación, hasta ese momento era solo de amistad, una amistad donde hablábamos de todo; sobre todo de temas sexuales.

  • Pasaba cerca de tu casa y decidí llegar a saludarte, no te molesta que haya venido a esta hora?- Su mirada recorría de arriba abajo mi cuerpo solo cubierto por mi camisón, lo cual provoco que mis pezones se pusieran aún mas duros, hasta casi provocarme dolor.

  • Claro que no, pasa.- Me hice a un lado para que pasara, sintiendo la humedad de mi vagina; la cual se incrementaba al verlo ahí, en mi casa, al percibir su olor cuando pasó junto a mi.

El se sentó en el sofá, la sala estaba iluminada solo por una lámpara encendida en un rincón de la habitación. Se veía maravilloso, el sofá parecía abrazarlo, los cojines se acomodaba a su cuerpo, como queriendo acariciarlo. Yo lo veía y no podía evitar recordar lo que acababa de leer, me lo imaginaba ahí mismo, en ese sofá, pero desnudo, con su pene como sable, a todo lo que da.

  • Y que hacías? Ya estabas dormida?- Su mirada no se apartaba de mi rostro mientras me hacía cuestionaba, como queriendo adivinar mis pensamientos; mis ojos, inconcientemente se fijaron en el bulto de su pantalón, el cual era mas notorio que en otras ocasiones, seguro que venía caliente, cargado de leche. Yo sabía que tenía días enojado con su mujer.

  • Leyendo un poco antes de dormir- le conteste levantándome del sofá, nerviosa- Te sirvo algo de beber?- mi mirada evadía la suya a cada instante, temerosa de que leyera en mis ojos lo que estaba haciendo antes de su llegada.

  • Si, dame un tequila por favor- me encaminé al mueble donde tengo las bebidas sin darme cuenta de que él también se había levantado. Seguro que al agacharme el alcanzó a ver mi trasero por debajo del camisón.

Al volverme para llevarle su bebida él estaba justo frente a mi y por la sorpresa derrame el tequila que llevaba, parte del cual fue a parar a su camisa. Nos reímos como dos niños y eso relajó un poco el ambiente; de pronto vi que el se quitaba la camisa por que estaba mojada, mis ojos no se apartaban de su pecho, era como si tuviera un poderoso imán y mis ojos no pudieran resistirse, no pensaba en nada mas que no fuera como sería hacer el amor con el, sentir su boca y su lengua en todo mi cuerpo, tener su boca entre mis piernas, oírle decir que quiere poseerme toda la noche.

Mientras se quitaba la camisa, como al descuido me pregunta

  • Y que leías antes de dormir? - Me puse de todos colores sin saber que contestarle, el se daba cuenta y lo disfrutaba – Algo bastante interesante, me imagino- continúo diciendo.

Estaba mas cerca de mi y mi excitación crecía a cada momento, mi vagina palpitaba y se mojaba mas solo de pensar que hace unos momentos estaba en mi cama, acariciándome, recordando sus relatos y nuestras platicas, y en este momento lo tenía frente a mi sin camisa, al alcance de mi mano.

  • Por que lo dices?- mi voz me sonó extraña, llena de deseo.

  • Por esto- me dice mientras su mano roza mi uno de mis pezones, el cual se encuentra duro, excitado- Desde que llegue no puedo dejar de ver tus pechos, tus pezones piden a gritos que los toque, que los bese; dime chaparrita, que leías?- su tono era persuasivo, seductor, su mirada se clavaba en mis ojos mientras no dejaba de rozar mi seno sobre la tela del camisón.

Mi piel se estremece al contacto de sus manos, era como si algo se incendiara dentro de mi. Su mano seguía tocando mi seno, ya no solo el pezón, toda la plenitud de mi seno.

  • Leía tus relatos, te leía a ti- Le conteste mirándolo a los ojos, sintiendo como su mano me acariciaba con mas ímpetu al escuchar mi respuesta.

Fue como si una fuerza invisible nos empujara a uno contra el otro, de repente estábamos besándonos con pasión.

Me excitaba sobre manera la diferencia de estatura, como mencione antes, él es un hombre alto, y yo, bastante bajita, y eso me parece excitante, la diferencia de tamaños me produce una sensación de fuerza, de protección.

Sus manos recorrían mi cuerpo a su antojo y yo cada vez sentía su erección mas pegada a mi, la sentía latir, palpitar, queriendo salir de su prisión. Mi mano bajo hasta el cierre de su pantalón y lo acaricio sobre la tela, mmmmmmmmhhhhhhh es enorme, y esta tan duro, por un momento me da algo de temor, en realidad parece una bestia, tal como él le dice.

No se como, pero estábamos de nuevo en el sofá, yo montada sobre él, y él bajando los tirantes de mi camisón hasta dejar mis pechos expuestos a su mirada; al ver mis pechos desnudos se prendió de ellos mamándolos mientras mis manos acariciaban su cabeza, manteniéndolo pegado a mi; sus manos vagaban por mis piernas, subiendo por ellas hasta llegar a mis nalgas y darse cuenta de que no llevaba ropa interior, eso lo calentó muchísimo mas, después de acariciar mis nalgas, de apretarlas entre sus manos, sus dedos se empaparon en mis jugos, recorriendo mi vulva una y otra vez, deteniéndose a acariciar sin piedad mi clítoris.

  • Así?, así nos imaginabas mientras me leías?- me pregunto con voz ronca por la pasión.

  • Si- respondí casi sin aliento por que al tiempo que me hacia la pregunta su dedo me penetraba, lo metía totalmente en mi vagina- así, con tus labios en mis pechos, loca de pasión por ti.

  • Mamita, no sabes desde cuando soñaba con verte así, temblando de deseo por mi, ansiosa por sentirme dentro de ti - me decía a la vez que introducía otro dedo en mi vagina, empezó a meterlos y sacarlos, penetrándome mientras me susurraba al oído todo lo que había soñado hacer conmigo, todas las formas en que me iba a poseer.

Yo no podía mas, mis gemidos eran cada vez mas fuertes, mis muslos estaban mojados de los jugos que fluían de mi vagina, mi excitación era tal que sentía que me derretía, sus dedos no dejan de hurgar en mis entrañas, de recorrerme por dentro, como si fueran una serpiente que invade mi interior con movimientos ondulantes, sensuales; el orgasmo fue fantástico, él sonreía al ver el placer reflejado en mis rostro, en todo lo que duro mi estallido de placer sus ojos no se apartaron de los míos, que a pesar de querer cerrarse y perderse en ese mar de sensaciones, permanecían abiertos, enlazados con los de él; cuando volvió la paz nos besamos, su lengua recorrió mi boca como explorándola, sus dedos aun seguían dentro de mi, se negaban a salir, a dejar el calor que emanaba de mi volcán interior, de ese volcán que el estaba despertando.

  • Que placer tenerte así, gozando con mis caricias, abierta a mi, si así te corriste con mis dedos imagínate cuando me tengas dentro de ti - Me decía sin dejar de besarme, casi mordiendo mis labios.

  • Quiero sentir tu pene…. – empecé a decir cuando el me interrumpió.

En ese momento sacó sus dedos de mi vagina y los acerco a mi boca- chupalos, pruébate en mis dedos- me dijo al momento que ponía uno de sus dedos aun húmedo de mis jugos junto a mis labios.

Yo al principio solo los toque con la punta de mi lengua, después el lo metió en mi boca, lo sacaba y lo metía como su fuera su pene. Llego un momento en que yo lo chupaba como una loca al mismo tiempo que mi vagina se restregaba contra su pene aun cubierto por su pantalón, la fricción de la tela en mi piel me ponía mas caliente.

  • Que quieres sentir mi vida?, dímelo mamita- Me insistía con su dedo aun en mi boca, sacándolo ocasionalmente para volver a empaparlo con los jugos que salían de mi vagina.

Su mano izquierda amasaba mi trasero, estrujando un poco mis nalgas, sus dedos recorrían mi rajita mojándose en ella, rozando ocasionalmente mi culito, deteniéndose un momento para acariciarlo.

Yo estaba ardiendo, y el lo sabía, creo que siempre supo que lo deseaba, que me pone a mil.

  • Te quiero a ti, te quiero dentro de mi, quiero sentir como me penetras, me posees.

Me fui bajando de sus piernas poco a poco, mi boca bajaba de su boca a su cuello, de su cuello a su tórax; mis labios atraparon uno de sus pezones, lo besé, como él besó los míos, con pasión, con deleite; mis manos no dejaban de tocarlo, de acariciarlo, hasta llegar a su pene que seguía prisionero en su pantalón a medio desabrochar, lo acaricie sobre la tela del pantalón, introduciendo mi mano dentro del mismo, dándome cuenta de que, al igual que yo, no llevaba ropa interior; esta caliente, su piel es suave como terciopelo; noto la humedad que cubre el glande, eso me pone mas caliente; sin perder mas tiempo dirijo mi boca hacia su pene mientras mis manos terminan de quitarle el pantalón; me detengo un momento solo a verlo, a admirarlo; lo he imaginado tantas veces que ahora que lo tengo frente a mi, al alcance de mis manos, de mi boca, me parece hermoso.

El me ve contemplarlo, se da cuenta del gesto inconciente de mi lengua al recorrer mis labios, como anticipando el sabor tan anhelado.

  • No me hagas esperar mas mamita – me dice mientras sus manos acarician mi cabello, como queriendo acercarme mas a el; pero a la vez conteniéndose para no forzar las cosas.

  • Dime lo que quieres papito, quiero oírtelo decir- le dije mientras mis manos acariciaban su masculinidad cada vez mas dura y mas gruesa.

  • Quiero sentir tu boca, quiero que me devores todo lo que puedas- su voz estaba alterada por el efecto de mis caricias.

Mi boca no lo hizo esperar mas. Mi lengua lo recorrió todo, de arriba a abajo, de un lado a otro; sabía delicioso, estaba ansiosa, chupaba el glande de ese delicioso pene como si se me fuera la vida en ello. Lo metía en mi boca lo mas que podía.

El se recostó mas en el sofá, empujando su espada hacia arriba para gozar mas de las deliciosas caricias que yo le estaba dando. Sus piernas estaban completamente abiertas.

Mi boca lo engullía lo mas que podía y mis manos acariciaban sus testículos, los amasaban, los acunaban, sabiendo que en ellos se acumulaba una leche tibia y deliciosa.

  • Te gusta mamita?- me pregunta al momento que su mano agarra mi cabello para poder verme la cara mientras le lamo el pene con todas mis ganas.

  • Me encanta, la tienes delicioso, pero no me cabe en la boca- le dije entre chupada y lamida.

Mi boca abrazaba lo mas que podía de esa delicioso pene, al momento de tenerlo lo mas dentro posible de mi boca empecé a mover mi cabeza de un lado a otro.

  • Aaaaaahhhhhhhhh eres una mía- me dijo mientras su cara reflejaba el placer que le daba mi boca.

Al momento que su pene intentaba salir mi boca lo succionaba, atrapándolo y haciendo presión, no dejándolo salir. La expresión de placer de su cara era única, me incitaba a devorarlo mas y mas, a lamerlo desde sus testículos hasta la punta de ese sable que estaba buscando guerra.

Era mucho mejor de lo que había imaginado, ni en mis mejores fantasías su sabor era tan delicioso como en este momento. Quería sentirlo dentro de mi, pero al mismo tiempo no quería sacarlo de mi boca.

  • Que rico la mamas mamita.

La expresión de la cara de él era de total placer, por un momento pensé que iba a terminar en mi boca, pero no, me levanté y nos besamos con pasión. Sus manos no dejaban de acariciarme todo el cuerpo, entre beso y beso nos acomodamos en el sofá de modo que yo quede hincada de espaldas a el, me apoye con las manos en el respaldo del sofá preparándome para recibirlo dentro de mí; pero de pronto lo que sentí fueron sus labios en mi nuca, mientras sus manos recorrían los costados de cuerpo, sus manos apenas rozaban la parte baja de mis senos y mis pezones permanecían erectos, ahora mucho mas sensibles que antes, totalmente a la expectativa del mas ligero toque de sus manos.

Sus labios empezaron a bajar a lo largo de mi espalda, besando cada centímetro, lamiéndola con su lengua, acrecentando aun mas mi deseo, haciéndome temblar de placer. Me hacia esperar, sabia que estaba deseando sentir su boca debajo de mi espalda y me torturaba retrazado lo mas posible ese momento, era una dulce tortura.

Por fin, por fin su boca acaricio mis nalgas, las lamió, las mordió, hizo con ellas lo que quiso la mismo tiempo que sus manos se apoderaban de mis senos. Mis gemidos eran el único sonido que rompía el silencio de la habitación. Las sensaciones me inundaban, su lengua recorriendo mi trasero, mordiéndolo, acercándose peligrosamente al pequeño orificio que se esconde en medio de ellas, haciéndome temblar al momento que sus manos arremetían en mis senos, amasándolos, dando pequeños tirones a mis pezones, bajando su mano derecha para mojarla en los jugos que inundaban mi vagina, la cual estaba latiendo de impaciencia, pidiendo a gritos que le prestaran atención. Al presionar mis pechos me empujaba con mas fuerza contra su boca, como si hiciera falta, mi cuerpo solo lo buscaba, tratando de estar lo mas pegada a el, de sentirlo lo mas posible.

Yo no dejaba de moverme buscándolo, queriendo sentirlo a cada momento. De pronto siento su aliento en mi oído, escucho su respiración agitada, eso me excita aun mas, saber que esta completamente excitado, ver el brillo de deseo en sus ojos, saber que en ese momento nada importa, somos solo el y yo, nada mas existe.

Pero no solo en su mirada y su aliento se notaba su deseo, su excitación. Al momento que me abrazaba por atrás, sentí su pene quemar mi piel, totalmente erecto, duro a mas no poder; mi piel absorbía todas y cada una de las sensaciones que el despertaba en mi, era concientes de su aliento, del sudor de su piel.

  • Ahora si mamita, por fin vas a ser mía, me vas a sentir hasta lo mas hondo de tu ser.

Su voz junto a mi oído me hacia estremecer, abrió aun mas mis piernas y yo eche hacia atrás mi trasero para facilitar el contacto, poco a poco me empezó a penetrar.

-Ahhhh esta muy grande mi vida- sentía que no iba a caber dentro de mi, pero el deseo era enorme.

  • Te la voy a meter toda mamita, hasta el fondo- me dijo al momento que de un solo impulso me poseía arrancando un grito desde lo mas profundo de mi ser.

Que delicia tenerlo dentro de mi, nada se compara con eso, lo sentía hasta el fondo al mismo tiempo que sentía su respiración en mi cuello; empezamos una danza de lujuria, de placer puro, salía casi complemente de mi vagina para volver a entra, primero con fuerza, con fiereza, después suavemente, haciéndome sentir centímetro a centímetro de su pene, torturándome al metérmelo solo hasta la mitad y volverlo a sacar para después entrar en mi de una sola estocada, susurrando a mi oído palabras fuertes, palabras que me excitaban.

Sus manos seguían en mis pechos acariciándolos, apretándolos cada vez que entraba en mi, sentí su pene caliente dentro de mi, al tiempo que mi vagina lo abrazaba. Mis jugos aumentaban a cada momento, estaba a punto del orgasmo, y cada vez sus embistes eran mas fuertes.

  • Aahhhhhhh si, así, me llenas toda, sii, sii, papito, te deseo tanto.

Su lengua recorría mi cuello, mi nuca y mi oreja, entrando en ella, penetrándome al igual que su miembro entraba en mi vagina empapada. El me tomo por la cintura para entrar mas profundamente en mi, sus piernas forzaban a las mías a abrirse mas y mas para el, sus manos apretaban mis nalgas con fuerza, mientras nuestros cuerpos se perlaban de sudor, de un sudor que emanaba del deseo que nos consumía. Sus dedos bajaban a empaparse en los jugos que el hacía brotar de todo mi ser, se empapaban para acariciar ese pequeño orificio que lo llamaba, lo rozaba con su dedo al tiempo que su pene me marcaba como de él, solo de él.

  • Ya no puedo mas, te voy inundar completamente perrita, voy a terminar dentro de ti- su voz estaba alterada por el deseo, por la pasión.

Fue como si un volcán hiciera erupción dentro de mi y su lava me recorría por dentro, casi pierdo el sentido, mi lava baño por completo su miembro haciéndolo gemir de placer, nuestro gemidos eran de placer, un placer carnal, solo placer, el cual creció al sentir que en cada embiste parecía querer llegar hasta el fondo de mi alma.

Me inundo, su semen salio de su pene justo en el embiste mas profundo, todo su cuerpo tembló y en ese momento lo sentí plenamente mío, su cuerpo pegado a mi espalda, derramándose dentro de mi.

  • Eres mía, mía- me decía mientras las últimas gotas de su semen salían de su pene.

  • Tuya, tuya.

Nuestros cuerpos se fueron deslizando poco a poco por el sofá hasta quedar acostados yo de espaldas a el, con su pene aun dentro de mi. Su brazo rodeaba mi cintura pegándome mas el, negándose a dar por terminada nuestras entrega.

Es media noche apenas, aun queda tiempo…..