La Noble Rehén (II)

Continua las desventuras de Adalgisa, se encontrará con una persona conocida

En la mazmorra Adalgisa no podía más que sentir vergüenza de cómo los guardias tocaban todo su cuerpo, así como miraban su zona privada, y de vez en cuando le daban de beber un brebaje, que no sabía qué era, lo único que sabía es que no era agua porque tenía un sabor dulce. El tiempo pasa, y cada vez siente que crece calor desde su zona privada, y eso la está volviendo loca, sabe con certeza que es cosa de los guardias y el brebaje; además teme que esto lo use como un arma arrojadiza. Ella, que hace unas pocas horas era una noble respetada, que cuidaba de las tierras de su padre, quien se ha ido a una misión encomendada por el monarca; pero ahora estaba a merced de estos hombres pervertidos, no sabía cuál era su objetivo, pero lo que observaba allí dentro no le daba en absoluto buena espina. En algún momento se queda dormida con sueños de lo más candente.

La despierta las voces del monarca, y el sumo sacerdote.

  • Adalgisa se te acusa de varios delitos muy graves - grita el Rey

  • Son falsos mi Señor, yo no he hecho nada

  • Se te acusa de lo siguiente - sigue el monarca, sacando un pergamino - 1) ser impura antes del matrimonio, 2) cópula con el maligno, 3) ser sierva del maligno, y 4) mostrarte de forma indecorosa ante los hombres, incitando a que pequen.

  • No es cierto Señor, yo no he hecho tales cosas.

  • Mentís, porque ahora mismo estáis mostrando vuestra zona privada, e invitando a que estos hombres forniquen contigo, dejad de moveros como una vulgar ramera. Traed a Chloe.

Adalgisa se queda quieta tras la orden, no se había dado cuenta que su cuerpo actuaba solo, buscando aliviar ese calor que tanto tenía. Cuando entra Chloe la reconoce como su doncella, creía que se había marchado a buscar mejor fortuna, pero estaba allí al igual que ella desnuda y con unos grilletes. La colocan de rodillas ante su Majestad

  • Responded ¿Conocéis a esta mujer? -Pregunta el monarca a la prisionera que está a sus pies

  • Sí Señor, ella es mi Señora, la noble Adalgisa.

  • Decidme lo que sepáis de ella

  • Es una noble muy buena, pero desde la partida de su padre por las noches ha actuado de forma rara. Se oía gemidos y ruidos en su habitación, ante tales hechos investigué qué podía ser, oculta en su habitación vi que se introducía un objeto en la parte de abajo, y gritaba cosas muy raras, no se la entendía, esto sucedió durante muchas lunas, salvo cuando le venía el periodo. Yo pregunté qué hacía

  • ¿Y qué te dijo?

  • Qué era un ser poderoso, que la había elegido, y que la iba a hacer descubrir lo que los demás llaman pecado, yo me asusté, se lo dije, pero ella me dijo que era inofensivo, que ese ser cuando era pequeña ya le había prometido volver.

  • ¿Por qué no dijiste nada a los demás?

  • Porque mi Señora me lo ordenó

  • ¿Cómo es que los demás sirvientes no oían los ruidos que hacía ella?

  • Era porque vivían en la otra ala del palacio, yo vivía al lado de su aposento por si requería de mis servicios.

  • ¿Viste ese ser?

  • Sí, hace como 4 lunas, me indicó que fuera con ella a su aposento, allí había velas, me dijo que me debía desnudar, me ordenó que me quedara quieta con las piernas abiertas, que su Señor le gusta que ofrezcamos nuestra zona libre de pelos, ayudando a que meta mejor su instrumento. Luego procedió a eliminar todo el vello de esa zona, a continuación, empezó con tocamientos en esa zona, decía que debía preparar para su Señor, al igual que yo con su zona, entre las velas me pareció ver un ser muy hermoso, que me hizo llegar al placer más absoluto.

  • ¿Cuántas veces sucedió esto?

  • No lo sé, perdí la cuenta, varias veces, e incluso ese ser ya me visitaba en mi habitación, sobre todo cuando mi Señora tenía el periodo.

  • Dices que se exigía estar sin pelos en esa zona, pero yo te lo veo con pelos

  • Es que hace unas cuantas semanas al encontrarme enferma vino el sanador, y me delató ante el sumo sacerdote y desde entonces estoy prisionera aquí, y estoy cumpliendo mi penitencia

  • Suficiente, no necesito más palabras, está más claro que el maligno está en el cuerpo de esta noble, qué venga el sanador, quiero que la explore por todo el cuerpo para que encuentre los signos de ese ser despreciable. Llevaos de mi presencia a esta pervertida

El sanador se presenta, es una persona entrada en años, que ya había visto a muchas jovencitas en esa situación, y más o menos siempre era lo mismo, verificar si había signos del supuesto maligno, sabía que no iba a haber ninguna señal, pero por cómo funcionaba el sistema era mejor seguirles la corriente, la única ventaja de todo esto era que podía tocar y acercarse a mujeres tan bellas.

  • A su servicio su Majestad

  • Quiero que me digas si tiene la marca del maligno y si sigue siendo virgen.

  • Ahora mismo Señor

Se acerca a Adalgisa, la contempla, valora cómo puede hacer este examen, sabe que la quieren humillarla. Así que lo primero empieza por los pechos.

  • Mirad señores, se observa que tiene unos senos generosos, al palpar se ve que son firmes, y estos pezones están bien duros, en el futuro cuando tenga hijos parece que producirá buena leche - dice mientras la masajea los pechos - pero necesito que la pongáis de pie, con las manos atrás, para que muestre mejor los senos.

  • Guardias, ya lo habéis oído

La colocan de pie con las manos esposadas

  • Lo que me temía, estos pezones están demasiados duros y ved que estos senos en otras mujeres al estar de pie se caen un poco, pero ella lo sigue teniendo firmes, como si no hubiera gravedad, esto es posible un signo del maligno, así como el que tiene pecho de mujeres lactantes, tocad vos mismo, veréis que no suelta leche todavía, pero que son muy sensibles, eso pasa a quienes tienen el periodo o las lactantes. Considero que es lactante ya que sus pezones son más grandes y oscuros que el resto de la piel. - dice mientras deja que el Rey toque los pechos de Adalgisa - No se preocupe, esto no se contagia, toque más para verificar lo que digo.

  • Cuando toco el izquierdo la ramera gime más - dice el monarca mientras agarra los dos pechos, los sopesa, y retuerce los pezones - Pero quiero saber con certeza si sigue virgen o ya ha consumado tal acto

  • Ella afirma su virginidad, pero los guardias y yo la hemos visto copular con el maligno, por eso está aquí. - indica el Sumo Sacerdote

  • Oh, entonces debemos tener cuidado, porque igual el maligno la ha cogido como recipiente de su semilla, ¿Cuánto tiempo lo lleva haciendo?

  • Por más de 4 lunas

  • Debo seguir con la exploración, pero me temo que tendré que dar malas noticias. Ponedla de nuevo tumbada, con las piernas bien abiertas.

Los guardias la tumban ahora sobre una mesa, con sus manos atadas por encima de la cabeza y las piernas a cada pata de la mesa, dejando así al aire de cintura para abajo.

  • Mirad Señor el brillo que sale por su sexo, es algo antinatural, eso sólo ocurre en algunas ocasiones durante la copula, pero ahora no hay tal acto y ved esto - dice mientras separa los labios del sexo de Adalgisa - esto tiene vida misma, hace movimientos de dicho acto, por ejemplo, yo ahora mismo le meto tres dedos sin dificultad y siento cómo su sexo quiere que mis dedos se adentren más profundo, esta sedienta de lujuria. El maligno la ha corrompido, ved su botón de placer, lo hinchado y rojo que está. Siento decir que esta ha perdido su virgo, no noto ninguna membrana, es más noto ciertas partes rugosas, creo que es la marca del maligno, que le ha estado intentando dejar encinta o la ha dejado ya encinta. Lo podéis tocar vos mismo Señor.

  • Cierto, hay partes rugosas, está apretando mis dedos - dice el Rey metiendo sus dedos dentro de ella sin cortarse - oíd cómo gime de gusto.

Y allí hay risas por la mazmorra, Adalgisa es consciente del espectáculo que está dando, e instintivamente intenta cerrar las piernas sin éxito.

  • ¿Hay alguna manera de saber si está o no en cinta?

  • La única forma es que esté una luna o hasta que le venga el periodo sin ningún tipo de contacto sexual.

  • Bien, permanecerá en estas mazmorras durante ese tiempo, y en cuanto a la manera de que el maligno se vaya de ella ¿Qué nos puedes decir Sumo Sacerdote?

  • Señor, pues deberá estar durante ese tiempo por lo menos en penitencia, debiendo aceptar todo tipo de castigos que se le imponga, debe pulgar por todas las acciones malas que ha cometido a lo largo de todas estas lunas, y de todas las visitas que la hizo en su niñez. Y al ser una noble, deberá ser usted quien se lo apliques.

-Pues que así sea

  • Además deberá existir evidencias de su arrepentimiento, y ante tantos signos del maligno dudo de que con una luna la penitencia sea suficiente.

  • Bien, veremos su evolución - dice el Monarca sin quitar en ningún momento sus dedos del sexo de Adalgisa - Adalgisa, ya has oído, empezarás tras el almuerzo tu penitencia, por el momento te mantendrán en una de las celdas encadenada.

Se lo llevan los guardias a la celda contigua de Chloe, allí la encadenan con las manos en cada argolla que hay en el techo y los pies a las argollas del suelo, dejando bien accesible a su cuerpo. Cuando los guardias se marchan la doncella Chloe se acerca a la pared contigua a su Señora.

  • Mi Señora, perdonadme, pero no podía hacer otra cosa, me han estado torturando durante más de 1 luna.

  • ¿Cómo llegaste a esta situación? - ella sabía que Chloe no la habría entregado a estos hombres sin más

  • En mi día libre mientras paseaba por el campo me asaltaron 3 hombres, creía que eran bandoleros, les ofrecí todo lo que llevaba encima, sin embargo, no querían nada, sólo me agarraron, quise gritar, pero me dieron un golpe fuerte que me dejó sin conocimiento. Al despertarme, vi que toda mi ropa estaba rota en una esquina, yo atada y los 3 hombres me rodeaban, creí que me iban a violar, pero sólo me estuvieron tocando sin pudor por todo mi cuerpo y me obligaron hacerle una felación a cada uno de ellos. Yo me negué al principio, pero me empezó uno de ellos a azotar el trasero y otro los pechos, al final cedí a esa orden, pensé que con eso igual me dejaban tranquila. Al de un rato cuando llegamos al destino me llevaron encadenada a la mazmorra del castillo, me colocaron en la misma posición que a usted, allí entró el Sumo Sacerdote. Yo no sabía quién era en ese momento, él me dijo que usted era una pecadora, que necesitaba mi confesión para poder pulgar todos los pecados, yo le dije que era falso, no me creyó. Me azotó con el látigo y la vara por todo el cuerpo durante todo el día, me seguí negando, perdí la consciencia, me echaron agua fría, siguieron con sus latigazos. Dejando todo mi cuerpo adolorido, mi zona privada, el trasero, la espalda y los pechos. Ante mi negativa de decir nada contra vos, me siguieron torturando, obligando a hacer felaciones, que me metieran sus miembros en la parte trasera, estar por horas evitando a que se me clavara dentro de mi zona un cono puntiagudo, poniendo pinzas en mis pechos y en el botón de placer.

  • ¡Qué horror!

  • Ante todo eso no aguanté más y les dije que les diría todo lo que quisieran oír, perdóneme, mi Señora

  • No hay nada que perdonar, ellos son los canallas. Y qué pasó tras tu confesión

  • El sumo me reclamó en sus aposentos, estaba allí el sanador, me ordenaron que debía mantenerme bien abierta de piernas, que querían ver si seguía siendo virgen o era igual de ramera que usted. Yo les obedecí, temía sus castigos, allí me metió mano el sanador, dijo que era virgen, y mientras el sumo me desvirgaba le tuve que hacer una felación al sanador. El sumo dijo que debía también pulgar mis pecados ante mi confesión, y que él sería quien se hacía cargo de ello. Lo único que no permite a los guardias es que me usen por mi zona privada.

  • ¡Eso es una barbaridad!

Mientras tanto, en la otra parte del castillo estaba reunido el Monarca, el Sumo y el sanador.

  • Bien, la hemos hecho creer que ya no es virgen, y hasta que venga su periodo la quebraremos su voluntad, pero ¿Estás seguro de que no recuerda no?

  • Sí Señor, es seguro, ella estaba profundamente dormida, así como el afrodisíaco que sus guardias obligaron a beber le ha producido sueños de lo más caliente, por eso pudimos hacer una exploración completa, así como excitar y dejar su sexo bien dilatado.

  • Esa criatura ya es mía, ¿Cómo vamos a hacer para que luego siga estando bajo mi control?

  • Es muy sencillo Señor, yo como Sumo puedo decir que no se ha marchado todavía el maligno, y que para ello debe usted dejar en cinta.

  • Bien, bien, pero por el momento no quiero que se quede todavía en cinta

  • Hay hierbas para eso, además, de vez en cuando como hoy la dejamos dormida y rasuramos el poco pelo que le haya podido crecer, así podemos decir por una temporada que el maligno sigue con ella

  • Bien, ella es mía y nadie más que yo puedo poner la mano sobre ella, con la doncella haced lo que os plazca, aunque por cómo la tratáis me parece que alguien se está enamorando, necesito que cuando la vayáis a torturar esté presente Adalgisa.

  • La doncella tiene alma sumisa, y ha aceptado servirnos, así como también es masoquista porque en medio del dolor su sexo tenía brillo, y vuestra Señora con lo que verá también lo será.