La niñera que calienta a todos II

Me tapo la boca, que con su tremenda mano fue como cubrirme media cara y bajo hambriento a oler mi concha, le dio un chupón y poniendo mi pierna en su hombro dijo: Sabes hace cuando que no me como el papo de una pendeja caliente?

El calor en mi ciudad es infernal, ya llevaba varios días siendo la niñera de Sol y Benja. Me había acostumbrado a la mirada criticona de Sol y a sus preguntas algo difíciles de responder como “Ya te besaste con lengua?”, supongo que deben ser curiosidades de la edad y al no tener primas de su edad o cercanas no debe tener con quien hablar de estas cosas, con su mamá le dará vergüenza, no sé. Por otro lado ya me habitué a lo cariñoso que es Benja, siempre corre a saludarme cuando llego y me abraza cada vez que me tiene cerca pero hay algo innegable y es su obsesión con mis tetas.

Como dije en el relato anterior tengo 115 cm de busto, no sé cómo traducir a otras medidas mi talle pero es mucho y resalta más ya que tengo cintura pequeña. Siempre me las mira, o con el desparpajo ingenuo de los niños me las toca cuando me habla de cerca, que honestamente, eso a mí no me molesta para nada.

Su gustos por mis pechos asciende a fascinación, al punto de que un día estábamos jugando en la piscina en el jardín y hacíamos de cuenta que la cama inflable era un barco, en un momento ya en horario de la siesta el peque se recostó sobre mí y lo abrace por lo tierno del momento y sin perder tiempo comenzó con sus deditos a presionar mis pechos. Sin intención, jugando inocentemente como el niño que es, y perdido en su juego corre el triángulo de mi bikini dejando expuesto mi pezón brilloso por la humedad del agua de la piscina, no supe que hacer hasta que en una fracción de segundos empezó a recorrerlo con su lengua y a succionarlo como intentando amamantarse. Mi corazón se detuvo, una fuerte corriente recorrió mi concha que no tardo en mojarse pero aunque su lamida era muy estimulante no podía permitir que siguiera así que con voz firme le pregunte si quería ir a dormir al sillón, somnoliento dijo que si sin apartar su boca de mi teta. Como pude lo cargue, salí de la piscina con él en brazos rogando que nadie me viera con el niño cargando y mi pecho desnudo. En eso que maniobre para estirar una toalla y que no deje mojado el sillón toma con sus dos manitos mi pecho y lo succiona aún más fuerte haciéndome temblar, lo deje acostado y rápido fui a buscar ropa seca.

Volví y estaba completamente dormido. Le quito el short de baño y su pene pequeño estaba firme, lo seque, le puse ropa nueva, quite la toalla mojada, cerré las cortinas y me fui al cuarto de Sol a intentar procesar lo sucedido pero mi mente no dejaba de reproducir la succión de esos labios en mi pezón durito.

No estaba bien pensar en eso pero estaba muy excitada, comencé a quitarme el bikini húmedo y lo primero que dejo caer es la parte de arriba. Noto cierta claridad en la habitación, el viento seguro corrió una cortina y entro más luz de sol pero algo me dejo tiesa: La voz de Ricardo, el abuelo.

-Ya decía yo que ese culito rico no podía ser el de mi nieta.

No podía moverme, estaba dura con los brazos al lado del cuerpo, las tetas desnudas y mi bikini apenas amarrado en mis caderas.

Ricardo se acercó y con su pulgar enorme rodeo mi pezón clarito y con la otra agarro el cabello de mi nuca con firmeza.

-Que rico que bailas, desde mi cuarto veo como bailas en la cocina mientras le preparas la merienda a los chicos, a la mañana veo cómo te sacas de la concha, la tela de los mini shorts que usas, y se me pone dura de ver como se te va metiendo en el culo mientras caminas.-

Yo no podía más, su mano estimulando mi pezoncito y la forma en la que me hablaba me dejaba sin respiración.

Bajo su mano acariciando mi abdomen, y tiro de una de las tiras de mi bikini quedando descubierta mi pelvis. La roso con los dedos y soltó la otra tira. Saco mi tanga suavemente y se la llevo a la nariz.

-Ya estabas mojadita, bebe.-

Metió dos dedos a mi boca, la recorrió hasta dejarlos mojados y sin preguntar los apoyo en mi concha. Obediente como siguiendo órdenes separe un poco mis piernas e introdujo los dos dedos dentro de mí, no pude  contener el suspiro.

-Así, putita! Esta caliente, estabas esperando esto, no?.-

No respondí nada. Me guio unos pasos hacia atrás y quede apoyada en el barandal de la cama de Sol, siendo dedeada por Ricardo, el padre de mi jefa que para esto ya tenía toda mi teta en su boca saboreándola como una fruta dulce sin poder parar.

Suspire y me dijo:

-Te la vas a tener que aguantar..-

Me tapo la boca, que con su tremenda mano fue como cubrirme media cara y bajo hambriento a oler mi concha, le dio un chupón y poniendo mi pierna en su hombro dijo:

-         Sabes hace cuando que no me como el papo de una pendeja caliente?

Y en ese momento perdí la conciencia.

Era un animal lamiendo y succionando mi concha, metía su legua y la movía como cogiéndome con la boca, me agarraba del culo como queriendo que lo asfixie con mi concha toda caliente y mojada. Chupaba como un animal, solo podía escuchar su respiración agitada y los ruidos de su lengua y mis jugos.

En un momento me vi con mis manos presionando su cabeza para mantenerlo ubicado justo donde me enloquecía que chupara. No pude más y acabe. Sentía como salía mi flujo caliente y el solo lo recogía con su lengua sin despegarse ni un segundo, hasta que escucho el portón automático de su garaje. Se levantó, se relamió y antes de irse me dio dos palmaditas en la concha diciendo:

-Todo esto, la próxima ACA..

Y se agarró el bulto que lo tenía MUY marcado.

Salió al patio y me metí al baño de Sol a darme una ducha. Cuando salgo estaba Benjita buscándome ya con ganas de merendar, como pude fui con las piernas temblando a la cocina sin dejar de pensar en menos mal que acepte este trabajo.