La niñera. descubriendo Ana.
Cuando un padre de familia se ve obligado a dejar de pensar y dejar salir el hombre que lleva dentro
Ocurrió uno de esos días qué mi esposa tiene que dormir fuera de casa por trabajo cosa que algunas veces ocurre, ya que debido a su profesión a veces tiene que salir de la provincia y hacer noche fuera. La casualidad hizo que yo ese día tuviese una cena de empresa con mi jefe, aunque bueno más que cena de empresa era una reunión después del trabajo camuflada de cena, para poder así estar trabajando unas horas más sin tenerme que pagar horas extras, debatiendo planes y situaciones a llevar a cabo para la mejora del rumbo económico de la misma.
No soy un hombre fuera de lo común, a mis cuarenta y pocos digamos que intento conservarme lo mejor posible y me cuido haciendo deporte y tonificar mi cuerpo en el gimnasio tres o cuatro veces por semana y eso junto a la solución encontrada para mi incipiente alopecia que no fue otra qué raparme la cabeza a lo Vin Diesel, hacía que el conjunto no resultará del todo malo. Como decía, ese día mi mujer estaba fuera, y yo tenía un compromiso ineludible con mi jefe con lo cual tuvimos que recurrir a la niñera que habíamos contratado las últimas ocasiones. Esta chica fue recomendada por medio de una amiga de mi mujer que ya la había contratado como niñera para sus hijos, y a la cual conocía por ser sus padres y ella vecinos de sus suegros. La chica en cuestión no es que fuese una modelo ni mucho menos pero digamos que a sus 19 años era una chica bastante alta como algo más de 1,70, morena de pelo casi siempre con una coleta alta y sin ser para nada gorda, tenía un cuerpo potente de esos que posiblemente ahora ya no se llevan tanto pero que realmente a mí me atraen mucho más que esas figuras delgadas y desgarbadas que imponen las modas actuales.
La verdad que yo había tratado bastante poco con ella ya que hasta ese día ni siquiera había tenido su teléfono grabado porque era mi mujer la que siempre se encargaba de reclamarla cuando era necesario, pero ese día tuve que pedir el contacto a mi mujer para llamarla yo mismo. Hasta ahora por lo tanto, podéis imaginar que mi relación con ella había sido simplemente educada y bastante escueta porque además no quería tampoco tener ninguna confianza con ella para evitar malos entendidos con mi mujer, ya que no es precisamente de las que no se andan preocupando de esos detalles, sino más bien lo contrario. Por otro lado se por experiencias vividas qué como os decía antes el conjunto de mi físico en algunas ocasiones había llamado la atención sobre todo de alguna chica jovencita y no quería tampoco dar pie a ninguna situación en la que ella se dejará querer por decirlo de alguna manera, o a mí se me calentara la cabeza pensando cosas que no me podían llevar a ningún sitio bueno. Era la niñera, simplemente y nada más y así quería que siguiera siendo.
Una vez la hube llamado para preguntarle si podía esa noche cuidar de mis hijos y ella me había respondido afirmativamente, le conté la situación y cuál era el motivo de llamarla y me dijo que no me preocupara que no tenía ningún problema también le avise que podía ser que llegará bastante tarde ya que a veces después de la cena a mi jefe le gusta tomar una copa y seguir hablando de trabajo, todo un planazo. Pero en aquella ocasión parece ser que mi jefe tuvo bastante con el tiempo que estuvimos cenando para resolver todas las dudas sobre la empresa y no le apeteció ir a tomar nada, lo cual no era lo que me esperaba, y así pude ir antes a casa cosa que agradecí. Pero lo que tampoco me esperaba era lo que me encontré al llegar a casa…. Al meter la llave en la cerradura y abrir la puerta oí unas risitas y una conversación, lo cual me extrañó porque los niños esas horas ya estarían durmiendo, y me quedé atento escuchando acto seguido cerré puerta y solté las llaves en el cestillo y ahí fue cuando pude oír un jaleo ahogado de alguien que intenta apresuradamente recomponer algo, y en principio me asusté pensando que podría haber entrado algún intruso a casa o que había algún problema y aceleré mi paso por el pasillo. Al entrar al salón no me creía lo que estaba viendo y no era otra cosa que la niñera a la cual llamaremos Ana, estaba en mi sofá, con un chico que supongo sería su novio el chico sin camiseta y ella vestida simplemente con la camisa que había traído al llegar a mi casa y un tanga ¡sin nada más! Al verme el chico palideció y no sabía dónde meterse, tenía su camiseta arrebujada en la mano e intento ponérsela apresuradamente y a mí solo me salió decir qué coño os creéis que estáis haciendo en mi sofá? Él no acertaba articular palabra así que simplemente me le quede mirando fijamente y le señale con una mano en dirección a la puerta y no se lo pensó dos veces entendió el mensaje a la perfección salió con su camiseta a medio poner y sus zapatillas en la mano corriendo como alma que lleva el diablo. Cuando cerró la puerta el chico, me giré hacia ella, me dio mucha rabia que traicionase nuestra confianza de esa manera, y más cuando di un vistazo alrededor y vi que en la mesa había una botella de ron casi vacía y refrescos de cola, con sendos vasos con hielo y el combinado a medio terminar. Era evidente que llevaban rato bebiendo.
Presa de mi enfado, empecé una reprimenda larga y tendida mientras ella seguía ahí sentada mirándome fijamente, no estaba atendiendo a la expresión de su cara, ya que estaba demasiado ocupado en expresar mi enfado, diciéndole que como se había atrevido y cosas así… hasta que me di cuenta… no se había movido ni siquiera para taparse, y seguía con la camisa a medio desabrochar, dejando ver parte de su canalillo, y sentada de lado en el sofá, con una pierna recogida sobre el, y la otra en el suelo, dejándome ver perfectamente el bulto de su coñito, marcando sus labios vaginales, y lo peor de todo, esbozando una leve sonrisa.
He de reconocer que eso me descoloco profundamente, y me dejó un poco sin ganas de seguir reprendiéndola, y pase a fijarme que tras de sus gafas negras de pasta, sus ojos delataban una leve embriaguez fruto del alcohol. Me quedé callado unos segundos observando la escena.
- ¿Has terminado? – Me dijo-
Permanecí callado, una cría de 19 años, me estaba dejando sin palabras por su actitud, y porque no reconocerlo, por la visión tan deseable que me estaba enseñando sin el menor tapujo.
- Pues ahora me gustaría hablar yo: primero de todo quiero pedirte disculpas, porque no está bien lo que he hecho, pero tu me habías dicho que llegarías tarde, y de ser así nunca hubiese pasado esto, porque lo tenía calculado. Y segundo, te voy a decir algo que pienso desde el día en que te vi… Me pones mucho. Puede que sea porque he bebido un poco que me estoy atreviendo a decírtelo, y es posible que mañana me arrepienta y me avergüence, pero ya está dicho.
Y acto seguido abrió un poco sus piernas a la vez que se desabrochaba un botón más de su camisa dejando ver la redondez de sus pechos. Estaba en shock… mi cabeza daba vueltas y volaba de un pensamiento a otro, está niñata estaba consiguiendo ponerme cachondo, y sabía que era una barrera que no debía traspasar… podría traerme muchos problemas.
- Mira Ana, me halaga lo que me dices, y como anécdota está muy bien, pero soy un hombre casado, y no creo que me compense meterme en un lío por un polvo de una noche. Será mejor que lo dejemos estar, te vistas y te vayas.
Su cara cambio, se le borro la sonrisa y me dijo:
No te gusto?
No es eso. Eres preciosa, y seguro que tienes a muchos chicos locos por tener algo contigo, pero yo no soy un chico, yo soy un hombre, con obligaciones, deberes, y mucho que perder.
Lo se, y es por eso que me gustas, porque quiero saber lo que es un hombre. He leído relatos, he hablado con otras chicas y se que hay una gran diferencia entre un hombre y un crío. Además físicamente me pones mucho, puestos a confesar te diré que me he tocado muchas veces imaginando que eres tú quien lo hace, quien me folla….
Acompaño sus palabras con un gesto de su mano acariciando su coño por encima del tanga, donde se podía adivinar una señal de humedad… ¡Dios! No era posible, esta niñata me estaba calentando, y lo peor de todo es que sabía cómo hacerlo.
-Tengo mucho que perder -acerté a decir-.
- Creo que no me estás entendiendo -dijo- se que me ves como una cría, una niñata caprichosa, pero te equivocas, nunca te pondría en un compromiso, porque no es lo que busco, y sobre todo porque mis padres no tardarían en enterarse, ¿crees que eso es lo que quiero?. Además lo que quiero es más que un polvo. Quiero que me hagas tuya mientras sigues tu vida, quiero ser tu secreto, quiero que me enseñes y hagas conmigo locuras que tu mujer nunca haría contigo… ¡quiero ser tu PUTA!
Aquello estaba siendo demasiado… mi cerebro iba a explotar y porque no decirlo, mi polla también. Hacia tiempo que fantaseaba con cosas, morbos, salir de la rutina… y en momentos íntimos se lo había comentado a mi mujer de forma suave y medio en broma y había acabado enfadándose, con el argumento de siempre, que si ya no te gusto, que si quieres follarte a otras, que la frecuencia sexual que teníamos estaba por encima de la media… lo de siempre. Y aquella cría de 19 años sin saberlo estaba tocando un tema que llevaba fastidiándome hacia tiempo, y que a base de pensar que soy un padre de familia, había conseguido enterrar.
Mi silencio me estaba matando, estaba haciéndola saber que me estaba tentando, que me estaba haciendo dudar, y se metió un dedo en la boca… en la boca simulando una mamada, estaba claro que no era tan cría… Quizás aún podría escapar de esa situación airoso pensé, mientras en mi cabeza retumbaban sus palabras: “quiero ser tu puta". Sin dejar de mamarse el dedo, con la otra mano, echo a un lado su tanga para empezar a acariciarse el coño, un coño brillante por culpa de sus flujos que estaban mojando cada vez más ese delicioso coño depilado. No podía dejar de mirar ahí de pie como un pasmarote, quería escapar y no podía, y entonces miró mi paquete. Si, estaba duro, durísimo y se marcaba en mi pantalón vaquero. Dejo de hacer lo que estaba haciendo y se acercó, y me dijo :
- Veo que algo te gusto – mientras ponía su mano en mi polla-
Perdí el control. La agarré con fuerza la cara y la besé. La besé con rabia, con lascivia, mientras con la otra mano arrancaba su tanga de dos tirones, haciéndola gemir como una perra.
Eso es, por fin has sacado el hombre y has dejado a un lado tus prejuicios, ¡ follame!
¿Eso e lo que quieres? Espero que estés a la altura y de verdad seas la puta que me has dicho que quieres ser, a ver si luego no te acojonas. Dicho esto la di una palmada en su coño que la hizo temblar y acto seguido comencé a meter dos dedos en su coño chorreante mientras seguía besándola como un animal salvaje, metiéndole la lengua hasta la garganta y agarrándola fuerte por su cara.
Sus piernas temblaban de placer y gemía ahogadamente por mis besos. Cuando estaba a punto de correrse, pare de golpe.
- Ponte de rodillas.
Obedeció al instante sin dudar y me desabroche el cinturón mirándola a los ojos, con una pausa que la estaba haciendo desesperar, estaba deseosa de polla, se notaba en su mirada tras sus gafas de pasta negra de niña buena. Me bajé de un golpe los vaqueros y el bóxer dejando ante ella mi polla dura como el acero, que a punto estuvo de golpear su cara.
- A ver que sabes hacer – la dije-
Y como una experta, comenzó a pasarme la lengua por mis huevos depilados mientras mi polla apuntaba al techo, lo hacía sin manos para después seguir pasando la punta de su lengua por el tronco de mi polla y volviendo a bajar. Estaba claro que no era la primera vez que lo hacía. A pesar de sus 19 años tenía experiencia, supongo que también los vídeos porno la habrían ayudado a aprender, ya que era muy porno. Me miraba fijamente mientras me comía y con una mano se tocaba el coño, mientras con la otra se apretaba sin compasión un pecho, y sin parar de tocarse el coño, empezó a desabrocharse la camisa para dejar ante mi vista dos pechos redondos, tersos, y coronados por areolas grandes y oscuras con unos pezones gordos y muy duros. Seguía comiéndome la polla con verdadera ansia, mientras pellizcaba sin compasión sus pezones. Si seguía así me iba a correr y a ser sinceros no es que me importase llenarle la boca de leche, seguramente es lo que buscaba con esa manera de comerme, era por puro egoísmo: quería follarla.
La levanté de la coleta, y la puse a cuatro en el sofá, quería ver ese culo en pompa, y lo entendió perfectamente adoptando una postura de lo más lasciva, bajando su torso contra el asiento y sacando su culo y coño hacia atrás con las piernas muy juntitas, haciendo aparecer los labios de su sexo como un bollito hinchado, hacia tiempo que no veía algo tan jodidamente irrechazable. Me agache tras ella y empecé a pasar la lengua sobre ellos, sin penetrar más allá…. Ella gemía, suspiraba, casi sollozaba pidiendo más, y tras hacerla sufrir un poco, abrí sus nalgas y empecé a comerla el culo, ese precioso culo virgen, cerradito, y que pedía a gritos ser follado para confirmar si podría llegar a ser mi puta, para después volver al coño, succionando, y metiendo la lengua en su vagina alternando con lamidas y mordiscos en su abultado clítoris.
Estaba claro que estaba cachonda como una perra, y sus flujos así lo confirmaban. Mi polla quería reventar, y mis venas se marcaban más que nunca anunciando un capullo rosado e hinchado, me incorporé y sin previo aviso se la clave hasta el fondo, para mi sorpresa me recibió bien, sin dolor y sólo con un gemido largo acallado por el chapoteo de sus flujos. La agarré fuerte de la cadera para empezar un bombeo frenético, sin piedad, mis dedos dejaban marcas en su piel mientras mis huevos chocaban con su coño violentamente.
- Si joder! Esto es lo que necesitaba, así folla un hombre, y no lo que hacen los niñatos, de mi edad.
Sus palabras me encendieron más aún y empecé a meter el dedo gordo de mi mano en su culo…
- Mi culo no… soy virgen… por favor…
Ni conteste, y lo metí aún más adentro mientras seguía bombeando…
- Ahora veremos si de verdad quieres ser mi puta, si lo quieres harás lo que yo quiera sin rechistar.
Sus lamentos se fueron convirtiendo en gemidos de placer, y cada vez la daba más y más fuerte mientras por el lateral veía como se movían con violencia sus tetas con los pezones tan duros que podrían cortar cristales. Y se corría con un estrepitoso orgasmo. Estaba claro que aquella zorra está disfrutando, y que su nivel de tolerancia al guarreo estaba mucho más lejos de lo que nunca hubiese imaginado.
Quiero follarte yo -me dijo- me pareció muy necesario cambiar de postura para tranquilizarme un poco, de seguir así me correría inevitablemente.
Vamos a la cama – la respondí- y la mande ir delante de mi subiendo las escaleras hacia el piso de arriba para ver como movía su culo delante de mi, sólo vestida con su camisa totalmente abierta, con sus preciosas tetas al aire.
Al llegar se quedó de pie al lado de la cama y con su mano me hizo el gesto de que me tumbase, y así lo hice. Subió reptando desde los pies de la cama, mirándome con cara de zorra desde detrás se sus gafas de secretaria aplicada, y empezó a acariciar mi polla con sus tetazas. - Me apetece comértela un poquito más… Y acto seguido comenzó a engullirme la polla hasta el fondo alternando con lamidas de la punta de su lengua en la base de mi glande.
- Ahora vamos a ver que sabes hacer tu – la dije- Y siguió subiendo sobre mi, para comerme la boca mientras con su coño me hacía un masaje lap dance sobre mi polla. - Quiero demostrarte que es verdad lo que te he dicho, y si para eso tienes que desvirgarme el culo, lo voy a hacer yo misma.
Y sin más dilación se puso en cuclillas sobre mi, agarrando mi polla con una mano, y dirigiéndola a su culo, el cual previamente había ensalivado. Poco a poco se fue sentando sobre ella, con algún gesto de dolor, que a medida que su culo se adaptaba al tamaño de la polla, iba cambiando por placer , hasta llegar a tenerla toda dentro de su culo, para empezar a subir y bajar lentamente al principio, más rápido y profundo después. Me estaba sorprendiendo esta niñata, era toda una zorra.
- Dios que maravilla, como no lo he descubierto antes… pero me alegro que hayas sido tu el que me ha desvirgado el culo, eso hará que nunca me olvidé de ti.
Su ritmo fue incrementando , hasta llegar a ser demencial, y solo aflojaba levemente cuándo alcanzaba su orgasmo, que en esta postura, tuvo tiempo para correrse dos veces mas.
Parecía que me iba a romper algún hueso, y estaba a punto de llenarla el culo de leche, cuando decidí marcarla para siempre como mía. La frene en seco, la hice bajar de encima de mi
- Ponte de rodillas en el suelo.
Obedeció como una perra adiestrada, y comenzó a comerme de nuevo
- No, sólo quiero que me pajees con una mano mientras con la otra te amasas las tetas.
Y comenzó una paja deliciosa mientras con la otra mano acariciaba y pellizcaba sus pezones, gimiendo de placer
Dámela , quiero tu leche en mis tetas.
No zorrita, hoy te la vas a comer, abre bien la boca y no desperdicies nada.
Sólo un gemido salió de sus labios al escuchar mi orden, y mostrándome una lengua rosada y dos perfectas filas de blancos dientes, aumento el ritmo de la mejor paja que me han hecho nunca, aunque posiblemente todo el morbo acumulado tuviese mucho que ver en esa sensación.
Me corro,¡ bébetela toda!.
Siii dámela!! Quiero mi premio
Y acto seguido comencé a llenarle la boca .tenía mucha leche acumulada por más de una semana sin haberme corrido y la tragaba con dificultad pero con mucho interés, mientras no podía evitar que algo se derramase por las comisuras de sus labios cayendo sobre sus tetas.
Al terminar de tragar se relamió…
- Uff que rica. Puede que la mejor que haya probado nunca…
Y diciendo eso se agarró las dos tetas y comenzó a lamer los restos de mi corrida hasta dejarlas limpias.
- Vístete y vete. -ordene-
Pareció extrañada, quizá pensaba que la iba a dejar quedar a dormir en mi casa jajaja y así lo hizo. Antes de que saliese por la puerta la dije
- Mañana veremos si todo lo que has dicho y hecho hoy ha sido fruto del alcohol que habías bebido con tu amiguito. No me escribas, no me llames, ya me pondré yo en contacto contigo si lo creo conveniente.
Me miró con rabia en sus ojos, y solo dijo:
- No es mi amigo, es mi novio. Lo cual me dio más morbo aún, y cerrando la puerta con un sonoro portazo salió de mi casa.
Hubo más episodios, resultó ser una grata sorpresa está chiquilla con cara de Ángel, pero eso os lo contaré o no, dependiendo de lo que os guste este primer capitulo.
Muchas gracias a todos los que me escribís al correo.