La niña que hice mujer 4
No tardo mucho en llevar su cabeza a mi entre piernas y mientras yo sostenía el volante y vigilaba el estacionamiento su lengua recorría cada parte de mi humedad vagina, una de mis mano se poso en su trasero subí su falda y aparte a un lado el diminuto hilo que llevaba puesto, comencé a acariciar su ano y con el fluido de su muy mojada vagina comencé a penetrarla por atrás
¿Que sentía ella? esto parece no tener repuesta después de pensarlo muchas veces siempre llegaba a la misma conclusión es solo una niña que tanto puedo pedirle, pero el ser una niña no la hace libre de enamorarse ¿por qué no lo está de mi? siempre la trate muy bien, tan bien como está acostumbrada a que la traten todos los niñatos a los que conquista y yo soy tan tonta como ellos.
La acostumbre a llevarla a todos lados del trabajo a la universidad de la universidad a la casa, a comer al cine fui su monigote hasta que se aburrió y se acostó con el primer bueno para nada que consiguió, si seguía pensando todas estas cosas me volvería loca, todo eso solo debilitaba el poco de autoestima que me quedaba, a veces solo me hubiera gustado pararla frente de mi y decirle todo lo que pensaba de ella, pero de que me serviría solo ofenderla y maltratarla y no, no es eso lo que quería.
Llego el día de mi cumpleaños y mi jefe como es su costumbre me mando un ramo de flores con un peluche precioso, tenemos una linda amistad porque tenemos mucho tiempo trabajando juntos y el apenas es un poco mayor que yo, existe mucha confianza entre ambos en un tiempo a él le dio por enamorarme, pero con mi inclinación sexual tan definida se le hizo imposible y ya nos conocemos tanto que juraría adivino lo que pasaba con Daniela y por mi cambio de ánimo debió de saber que estaba mal, el arreglo llego a recepción y Daniela fue la primera en verlo no tenia nombre, pero la nota decía "Yo siempre estaré para ti, feliz cumpleaños mi reina" y así sin más llego el primer cruce de palabras con Daniela.
Ella: Aquí te llego esto, por cierto feliz cumpleaños
Yo: ¡Gracias!
Ella: Hoy el jefe planeo una reunión en tu nombre en el Restaurant Vista Grill, como comprenderás tengo que ir pues no quiero que comiencen a hablar tonterías de mí, me imagino que llevaras a la del arreglito.
Yo: La verdad Daniela no creo que la asistencia a mi festejo sea obligatoria, si no quieres ir puedes decir perfectamente que vas a clase y zafarte del compromiso y si la persona que me envío el ramo asistirá.
Y así sin más salió volando de mi oficina no sin antes casi desprender mi puerta de la jalada, esta fue la conversación más larga que tuve con ella en esos dos meses, y para mi sorpresa asistió a la celebración de mi cumple quien sabe que intenciones las llevarían a ir además que iba vestida aun mas provocativa de lo que acostumbra llevaba una blusa plateada con la espalda totalmente descubierta y el cuello abierto hasta la iniciación de sus senos, una minifalda blanca ajustada que dejaba demarcado su protuberante trasero y unos tacones altos también plateados, llamaba la atención de todos los hombres las pocas veces que se puso de pie todos babeaban y yo tenía un ataque de celos, me preguntaba cómo demonios se le ocurrió ir así solo buscaba molestarme y para su extrañez no había nadie más que los mismos compañeros de trabajo no asistió ninguna amiga misteriosa que me envío un arreglo de flores con peluche incluido como ella creía.
Pero en medio de las charlas y las copas, salió la conversación del arreglo que adorno ese día mi oficina y no dude por un momento en darle las gracias a mí amado jefe delante de todos por las flores.
Note la cara de sorpresa de Daniela, ya tenía unos tragos de mas y se le ocurrió comentar “Yo pensé que había sido de alguna de tus mujercitas”.
Ante la mirada atónita de todos solo agregue que no, que había sido el único hombre que tengo, refiriéndome a mi jefe y todos comenzaron a reír parece que el ataque de celos de Daniela paso por alto por lo menos para ellos, yo en cambio me sentía genial no solo por sus celos sino porque comenzaba a creer que sí, que sentía por mi y eso cambio todo.
Poco a poco todos comenzaron a irse hasta quedar solo 4 en la mesa mi jefe, su primo, Daniela y yo. Mi jefe se acerco a mí y me dijo nosotros nos vamos no te preocupes por la mesa todo esto va a la cuenta de la empresa, se van cuando quieran y se despidieron.
Daniela estaba ya tomada, yo por el contrario estaba en el punto exacto en el que la lujuria se apodera de mi y se m olvida la decencia, pedí la ronda del estribo y pregunte a Daniela aun con un poco de dudas ¿vamos a mi casa? Y ella sin pensarlo me dijo “si quiero que me hagas tuya” Aun no la había tocado y con esa sola frase me excito, realmente esa niña me tiene donde quiere y como quiere, nos tomamos la siguiente y copa y nos fuimos, mi carro estaba en el ultimo sótano del estacionamiento, como era viernes cuando llegue todo estaba lleno y fui a parar al último piso.
Eran casi las 2 de la madrugada cuando salimos del restaurant Daniela estaba un poco cariñosa y eso comenzó a preocuparme pues es un sitio que visitamos con frecuencia para reuniones de trabajo así que la saque de ahí lo más pronto que pude, pero al ponerse de pie pude notar en todo el camino las miradas sobre ella, esto me molestaba sobre manera cómo demonios puede salir así, que quería que le faltaran el respeto, solo por provocarme por hacerme molestar y ella con esa sonrisita de no quebrar un plato mientras se carga la vajilla.
Cuando llegamos al carro comenzó todo, ella andaba lujuriosa y yo estaba molesta, los celos me segaron por un momento.
Yo: Como demonios puedes andar por la calle así casi desnuda ¿qué quieres que te violen?
Ella: Yo ando como me da la gana, no eres nadie para estarme reclamando nada, además nadie parecía molestarse por verme.
Yo: Pues pareces una puta, y t recuerdo que trabajas para la empresa y no es la impresión que queremos dar de nuestra secretaria.
Ella: pues estoy fuera de mi horario de trabajo puedo andar como me da la gana, además no se dé que te quejas a ti también te cargo así con ganas y a ti te tocara tu regalito de cumpleaños.
Su pedantería siempre por encima de todo, pero era verdad no podía negarlo cada vez que la veo la desnudo con la mirada, no se cómo me había contenido de tocarla, pero ya no tenía que hacerlo esta va a ser mi noche y comenzará ya.
La tome del cabello y la atraje a mi boca y comencé a besarla con fuerza y a morderle los labios, mientras mis manos ya masajeaban su senos con un poco de brusquedad aun estaba molesta por sus respuestas y me detuve por un momento me desabroche el pantalón y me lo baje a los tobillos junto con mi ropa interior y le dije de regalo quiero tu lengua no tardo mucho en llevar su cabeza a mi entre piernas y mientras yo sostenía el volante y vigilaba el estacionamiento su lengua recorría cada parte de mi humedad vagina, una de mis mano se poso en su trasero subí su falda y aparte a un lado el diminuto hilo que llevaba puesto, comencé a acariciar su ano y con el fluido de su muy mojada vagina comencé a penetrarla por atrás, esto aumento aun mas mi excitación y en poco tiempo llegue en su boca haciendo que me secara con su lengua, la bese un rato y le dije seguimos en mi casa, nos arreglamos y partimos rumbo a ella.