La niña buena (14) y final

Termina la serie. Han sido 14 capítulos de sexo duro, en honor de Diana, la preciosa mexicana. Espero que les hayan gustado.

Diana estaba asombrada de todo lo que contó su madre. No se podía creer que su madre hubiese dado un giro tan radical en un día. Pero dicen que del amor al odio sólo hay un paso. Parece que de la represión a la libertad también había sólo un paso. O como en este caso, una polla como una olla!

Cuando llegaron a su casa, Valentín las cogió del brazo y las hizo entrar. Las dos mujeres lo siguieron como corderitas.

-Bueno, zorritas mías. Lo primero es que se den una buena duchita las dos. Límpiense bien toda la leche que les hayan tirado encima sus folladores.

-A mí me le echaron dentro del culito, papi

-Y a mí.

-Pero! Seréis zorras! Sois unas guarras las dos. Pues os limpiáis la una a la otra. Joder. Venga, en pelota picada.

Las dos mujeres se desnudaron. Diana admiró el cuerpo de su madre.

-Mami....eres preciosa. Vaya cuerpo que tienes.

-Tu también eres muy guapa, Diana

-Hey, menos cháchara. Vamos al baño.

Las volvió a coger por los brazos y las llevó al baño. Tenía la polla dura como una roca. Sus dos mujeres enculadas mientras él hacía compañía a la abuela. Se iban a enterar.

-Venga, 'pa dentro de la bañera las dos. Se enjabonan la una a la otra, sin esponja. Sólo con las manitas.

Él cogió el teléfono de la ducha, abrió el agua fría y las mojo.

-Coño Papi..que está helada.

-Pues te aguantas.

Si los pezones estaban ya duros, con el agua fría parecían piedras. La piel se les puso de gallina. Diana se echó champú en las manos y las llevó directamente a las tetas de sus madre, empezando a frotar, haciendo aparecer espuma. Notó que su madre también tenía los pezones duros.

-¿Es por el agua fría, mami?

-Sí.

Llevó su mano al coño de Ana y pasó sus jabonosos dedos por la rajita de su madre.

-Ummm, ¿Y el coño lo tienes mojado también por el agua?

-Aggg, sí...también...por el..agua.

-Si dices mentiras irás al infierno, mami

-No existe el infierno

Diana se acercó a su madre y la besó en la boca, abriéndola y metiéndole la lengua. Ana la recibió con la suya. Las tetas de las dos mujeres se restregaban entre sí, sus pezones raspando la piel de la otra. Los dedos de Diana frotando el clítoris de Ana la hacía estremecer en su boca.

Valentín miraba la escena que de desarrollaba ante sus ojos. Era como una peli porno. Dos preciosas mujeres comiéndose a besos. Pero una era su mujer y la otra su hija, y a diferencia de las mujeres de una pantallas, a esas dos se le iba a follar dentro de poco.

-Ana, enjabona a la zorrita.

Cogió jabón y empezó a enjabonarle las tetas. Eran las primera sin ser las suyas que tocaba. Las sostuvo en sus manos, las masajeó. Atrapó los pezones entre sus dedos y los apretó, con fuerza. Diana gimió y le metió los dedos en el coño, haciéndola gemir también a ella.

Imitando a Diana, llevó una de sus manos al coño de su hija, y lo acarició. Como si se acariciara el suyo. Cerró los ojos, besó a su niña y empezó a masturbarla.

Valentín tuvo que sacarse la polla. Le dolía encerrada en el pantalón. Se la agarró con una mano y la acarició con suavidad, para mantener la excitación pero sin temor a correrse demasiado pronto.

La experta era Diana, y consiguió hacer correr a su madre con sus expertos dedos. Ana se abrazó a ella mientras su cuerpo era recorrido por corrientes de placer. Su niña buena le estaba dando mucho gusto con sus dedos.

-¿No te da vergüenza, putita? Hacerle una paja a tu madre y hacerla correr como una guarra! - le dijo Valentín.

-Ummmm..no papi..no me ..da...vergüenza...aggggggg no me da....Agggggggggggggg

Diana también estalló en un fuerte orgasmo. No fue sólo el placer que le daba su madre con los dedos, era el morbo de saber que era su madre quien lo hacía.

-Los culitos también, zorritas. Que queden bien limpitos.

Diana miró a su madre a los ojos y de dio la vuelta, ofreciéndole su lindo culo. Ana llevó su mano a las nalgas y las acarició, esparciendo más jabón. Después le pasó un dedo a lo largo de la raja que separara las dos nalgas, y encontró el anito de Diana. Se sorprendió cuando pudo meterle dos dedos sin esfuerzo.

-Diana...mi niña..tienes el culito muy abierto.

-Tú también lo tendrías abierto si te hubiesen metido dos pollones..a la vez.

-¿A la vez?

-Ummm sí mami ..a la vez.

-¿No te dolió?

-Un poco, pero luego me corrí como una cerda, mami....

Los dedos de Ana se llenaron de semen, que empezaban a salir del culito de Diana. Era una gran cantidad. Fueron dos descargas muy abundantes. Le folló el culo con sus dedos hasta que dejó de salir la leche de sus primos. Una mezcla de jabón y semen bajaba por los muslos de su hija.

-Ahora a mí - le susurró a Diana al oído.

Diana se puso detrás de su madre y directamente le metió dos dedos en el culito, mirando como su padre se acariciaba la polla.

-¿Era grande la polla del tío de papi?

-Ahhhhh...sí....tenía una buena polla.

-No me hubiese importado tenerle en la boca mientras sus hijos me daban por el culo.

-Aggggg eres una zorrita...mi ..niña...

-Lo sé mami. La más zorra del mundo.

Valentín se acercó otra vez a la bañera y esta vez si que abrió el agua caliente. Las duchó a las dos, quitando todo resto de jabón.

-Bien. Ahora séquense bien y vamos a la cama, putitas mías.

Cuando estuvieron secas, las cogió a cada un por un brazo y las llevó a su dormitorio. Las acercó a la cama y las hizo acostar. Ellas lo miraban con ojos brillantes. Se desnudó lentamente, mirándolas.

-Ana...a ver que tal te comes tu primer coñito.

-Sí zorrita. A ver que tal me comes el coño.- dijo Diana abriéndose de piernas.

-HEY! Esa no es forma de hablarle a tu madre. Pídele perdón.

-Lo siento mami..AGGGGGGGGGGGGG

Cerró los ojos cuando Ana le dio el primer lametón a lo largo del coño. Ana se había arrodillado entre las piernas de su hija, dejando el culito levantado, ofrecido. Quería que su marido viera su coño. Como estaba de mojado. Que viera como sus muslos estaban chorreando. Que se la follara. Por el coño. Por el culo. Por donde él deseara, pero que se la follara. Meneó el culito invitándolo.

Mientras esperaba, se comía el coñito de Diana. Le pareció riquísimo. A pesar de estar recién lavado, olía fuerte. Olía a coño, como el suyo. Sintió que Diana le ponía sus manos en la cabeza y la apretaba contra ella.

-Agggggggg mami...que rico...vas a...ser..una estupenda...comecoños...

Diana oyó a su madre gemir. Abrió los ojos y vio que su padre estaba detrás de ella. Se la estaba follando y el placer que le daba había hecho que dejara de lamerla. Así que la cogió por el pelo y la llevó otra vez a su coño

-No pares mami...sigue por ..favor.

Valentín le había metido la polla de un solo estacazo en el coño a Ana, y el pulgar en el culito. Se la folló rudo, fuerte, haciendo que con cada envestida su cara se pegase más contra el coño de Diana. Diana gemía de placer. Ana también, pero sus gemidos quedaban ahogados en el coño de su hija.

-PLAS!!!!!!!

Valentín le dio una fuerte nalgada con la mano libre.

-Zorra. Mira que dejarte dar por culo por mi tío! PLAS!

-Agggggggg

-PLAS!!!

-Siii pégale papi!! Que no es más que una puta

-Jajaja. Mira quien habla. Ya verás cuando te toque a ti.

-PLAS

Ana se empezó a correr. Los 'cariñosos' golpes, la polla enterrada en su coño, su culito penetrado por el pulgar y en su boca el sabor del coño de Diana fueron demasiado para ella. Su cuerpo se empezó a convulsionar, a ser atravesado por intensas oleadas de placer. Tenía entre sus labios el clítoris de Diana. En el frenesí orgásmico le entraron ganas de morderlo, pero sólo lo apretó entre sus labios, con fuerza.

-Agggggggggg mamiiiiiiiiiiiiiiiii

Todavía con espasmos de su propio orgasmo, Ana recibió en la cara la corrida de Diana, en forma de ricos jugos que se bebió con placer.

Valentín no se corrió. Sacó la polla del coño de su mujer antes. El coño de Ana goteaba de lo cachonda que estaba.

-Ahora tú, putita -dijo, refiriéndose a Diana - ponte con el culo en pompa.

Diana se puso con las rodillas en el borde de la cama. Valentín se puso detrás de ella. Si de verdad le habían metido dos pollas por el culo, no necesitaría nada de lubricación. Apoyó la punta en el ojete y empujó. Entró hasta el fondo sin dificultad.

-Joder...casi parece tu coño en vez de tu culo, zorrita. Menudos pollones ye habrán metido esos dos

-Agggggg enormes papi..enormes...

-Ana, pon la carita aquí - le dijo señalando las nalgas de Diana

La enculó un par de minutos, con fuerza, haciéndola gemir. Por supuesto, no se libró de recibir unas cuantas nalgas en al nalga izquierda, que quedó roja. En la derecha estaba apoyada la cabeza de Ana.

-Tóquele el coñito a tu niña buena...y.....cómeme la polla

Se la sacó del culo de Diana y se la metió en la boca de Ana. Simplemente cerró los ojos y chupó. Valentín le folló la boca un rato y luego se la volvió a meter en el culo de Diana, que resoplaba de placer por la enculada y la paja que Ana le hacía.

Como a los dos minutos, Valentín volvió a sacar la polla del culo de Diana y dársela a chupar a Ana. Ahora fue alternado entre el culito y la boca, teniéndola en cada sitio unos segundos.

Cuando notó que se iba a correr pronto, se la enterró en el culito a su hija y se la folló fuerte, salvajemente. Diana dio un desgarrador grito y se corrió. Valentón sintió que su semen empezaba el placentero camino de salida y sacó por última vez la polla y la metió en la boca de su esposa.

-Agggggggggg no...te..tragues...nadaaaaaaa

Su corrida fue espectacular. Ana sintió como su boca se fue llenando de caliente y espeso semen. Era mucho, y tuvo que hacer esfuerzos para no tragarlo y que no se le saliera nada.

Valentín le sacó con cuidado la polla de la boca.

-Ahora compartid el premio, zorras. De rodillas.

Las dos mujeres se arrodillaron delante de él. Él era el amo, su dueño.

Diana acercó su boca a la de su madre y sus labios se sellaron con los de ella. Cuando Ana abrió la boca, el semen paterno invadió la suya. El cálido y espeso líquido la llenó con su sabor. Ninguna de las dos tragó. Sólo se besaban. Movían sus lenguas en un mar de semen.

Valentín jamás había presenciado algo con tanto morbo como aquello. Sus dos bellas mujeres compartiendo su leche. A pasar de haberse corrido no hacía nada, cogió su polla y se empezó a masturbar mirando como se besaban, como se lamían. Como recogían con sus bocas cualquier resto de semen que se escapaba.

Lo iba a conseguir. Aquello era tan caliente que se correría otra vez.

-Agggg zorritas....que....putas sois..me voy a correr otra vez....agggggggggg

Las dos mujeres lo miraron, abriendo sus bocas, ambas llenas de gran cantidad de semen. Cantidad que aumentó cuando Valentín se corrió otra vez. Echaba un chorro en cada boca. Sus mujeres movían sus lenguas, recibiendo con agrado la ración extra.

-Ahhhhhhh esto ha sido....joder....sois.............maravillosas....ahora..tráguenselo todo.

Sonriendo, las dos mujeres cerraron sus bocas y tragaron, haciendo ruido. Luego abrieron sus bocas para denostarle a Valentín que toda su leche estaba en sus barriguitas. Él les dio a cada una un golpecito en la frente con su polla.

-Así me gusta.

Esa noche, durmieron los tres en la misma cama. Lo último que vio Valentín antes de dormirse, fue a Diana y Ana besarse con ternura.

Y lo primero que vio por la mañana al despertarse, fue a las dos mujeres enzarzadas en un silencioso 69.

Las dejó, haciéndose el dormido. Su polla, que siempre estaba dura al despertarse, se puso aún más dura.

Las miró en silencio. Era muy erótico ver a aquellas dos preciosas mujeres amarse. Oía sus leves gemidos, el sonido de sus lenguas a lamerse, el de sus labios al besar.

Se corrieron casi a la vez. Y después se besaron con dulzura. acariciándose. Ana boca arriba y Diana encima de ella, con su muslo metido entre las piernas de su madre. Valentín las deseaba. A las dos. Pero sobre todo a su mujer. A su esposa.

Se acercó a ellas, y con delicadeza apartó a Diana, que se tumbó al lado de Ana.

-Buenos días, mi amor -dijo Ana

-Buenos días.

Acercó su boca a la de su esposa. Reconoció el sabor del coñito de Diana. Su dura polla fue entrando poco a poco en el mojado coñito de su mujer, que gimió de placer.

Sin dejar de besarla, comenzó una lenta y profunda penetración. Ana gemía de placer. Mecía sus caderas. Valentín la estaba amando con mucha dulzura, con cariño, con amor.

-Aggggg te quiero....Valentín....que...placer.

-Y yo a ti...mi vida.

Diana miraba como su padre le hacía el amor a su madre. No le decía zorrita. No le decía putita. Sólo la besaba, la acariciaba. A pesar de cómo era ella, esa manera de amarse le pareció hermosa. Se empezó a tocar el coñito mirando, observando, envidiando. Su madre acariciaba el cabello de su padre. Su madre empezó a gemir más fuerte.

-Agggggggggg...mi vida...aggggggggggggggg

El orgasmo fue largo, calmado. La cara de placer de su madre era hermosa. Después del placer, abrió los ojos y miró a su padre. Se fundieron en un beso.

Ana le dijo algo al oído a Valentín y él le respondió. Diana observó como su padre se salía de su madre y la miraba a ella.

-Ahora tú, pequeña.

El corazón de Diana latió con fuerza. Se acomodó en la cama, abriendo sus piernas, lista para que su padre le hiciera el amor como le había hecho a su madre.

Y se lo hizo igual. Con dulzura, con ternura, lentamente. Besándola, acariciándola. Diana gozó mucho de esa manera de amarla.

-Aggg papi...me..gusta....mucho...ummmm

Valentín aceleró un poco su penetración. Al poco tiempo, el cuerpo de su hija temblaba al ser recorrido por un fuerte y placentero orgasmo.

Valentín quedó tumbado boca arriba entre su mujer y su hija. Él no se había corrido. Ellas empezaron a besarlo en la boca. Cerró los ojos y sintió dos manos en su polla.

Cerró los ojos y dejó que ellas lo llevaran lentamente, usando sus manos, a un largo y placentero orgasmo, que les llenó a ambas las manos de su caliente semen. Cuando abrió los ojos, cada una lamía su semen de la mano de la otra.

-Zorras!

-Jajajaja.

-Jajajaja.

Los tres se abrazaron. Ellas encima de él. Llevó una mano a cada culito y les metió un dedo a cada una.

-Dentro de un rato iremos a ver a Ramón. Vais a saber lo que es que os follen bien folladas.

Las dos mujeres ronronearon de placer. Estuvieron un rato más en la cama. Ellas volvieron a hacer un 69. Valentín sólo las miró. No quiso participar, aunque la visión y los gemidos de su mujer y su hija le pusieron la polla como una piedra.

Desayunaron los tres juntos, desnudos.

-Diana, tu madre no ha visto el traje rojo que te compré, ¿No?

-No.

-Póntelo. Y tú, Ana, el que te regaló Ramón.

Las esperó en el salón. Cuando aparecieron, las piropeó.

-Wow!! Pero que buenas estáis las dos.

Las mujeres se miraban. Diana asombrada de lo preciosa que estaba su madre. Ana asombrada de que su marido le hubiese comparado un vestido como aquel a Diana. Parecía una puta de verdad. Pero eso hizo que su coño se mojara.

Valentín se acercó ellas y les metió la mano por debajo de las cortas faldas.

-Ummmm, bien..no lleváis bragas. Así me gusta. Veo que pensar en la polla de Ramón las pone cachondas.

Los dos coños estaban empapados. Empezó a frotarles el clítoris a las dos. Ellas se abrazaron a él y empezaron a besarlo, a lamer su cara. Gemían y se frotaban contra él.

-Bueno, zorritas. Vámonos

Subieron al coche. Las dos mujeres iban en el asiento de atrás. Le idee de estar yendo a casa de Ramón las tenía a las dos en celo. Le dieron la dirección a Valentín y mientras el conducía, se besaban y tocaban los coñitos. El coche, con las ventanillas cerradas, se llenó de olor a coño. Valentín aspiraba el embriagador olor y por el espejo retrovisor miraba las caras de placer de sus dos hembras.

De vez en cuando, ellas lo miraban y le mandaban besitos.

Llegaron y aparcaron. Valentín las cogió por las caderas, una a cada lado, y entraron en el edificio. Notó las miradas de la gente. Sobre todo de los hombres. Eran dos bombones preciosos.

Una vez en el piso de Ramón, le indicaron cual era la puerta. Entonces les dijo que se escondieran y que no salieran hasta que las llamara.

Tocó el timbre. A los pocos segundos, Ramón abrió la puerta. Lo reconoció.

-Hey! Hola tío - miró alrededor, esperando encontrarse a la zorrita de la hija de Valentín.

Valentín puso su mejor cara de enfado.

-Eres un cabrón hijo de puta. Te has follado a mi mujer!

La cara de Ramón se puso pálida.

-Eh..oye...yo....no es...lo que crees tío...ella.....

-Jajajajajaja. Tenías que ver la carita que has puesto, Ramón. Chicas

Las dos mujeres salieron de su escondite. Cuando Ramón las vio casi se le cae la baba. Eras las dos preciosidades más sexy que había visto.

Entraron los 4 en la casa de Ramón.

-Tío, vaya susto que me diste, coño!

-Jajaja. Zorritas. ¿No saludan a Ramón?

Se acercaron a él y le comieron la boca mientras sus manos acariciaban su polla sobre el pantalón. Diana se arrodilló y le bajó la cremallera, metió la mano y le sacó la polla, aún no dura del todo, pero su experta boca la puso como una piedra en segundos. Después le bajó los pantalones y los calzoncillos para tener acceso a toda la polla y los huevitos!

-Joder, Ramón! ¿De verdad le metiste todo eso en el culo a mi niña?

-Hasta los huevos, tío

-La zorra de su madre está celosa. Tendrás que hacerle lo mismo.

-Será un placer -dijo llevando su mano a las nalgas de Ana y magreándolas. - Ayuda a tu hija, putita. Hay polla para las dos.

Ana se arrodilló junto a Diana, que sonriendo le pasó la polla a su madre. Ana abrió la boca y se la metió hasta la mitad. Diana le chupó los enormes huevos.

-Agggg que bien. Tío, eres el hombre más afortunado del mundo. Tienes a dos preciosas zorras para ti sólo. No es justo.

-No son para mí sólo. Las comparto con los amigos. Bueno, y la zorrita pequeña no deja de comerse pollas por ahí.

Valentín se desnudó y se acercó a los tres. Puso su polla al alcance de las bocas. Ahora, cada mujer se dedicaba a una polla. Diana a su padre y Ana a Ramón.

Valentín agarró la cabeza de Diana y se la folló por la boca, enterrando su polla hasta el fondo, hasta que sus huevos tocaron su barbilla.

-Cambiemos de zorrita- dijo Ramón.

Ahora Valentín le enterró la polla en la boca de Ana, y vio con asombro como Ramón del metió todo su pollón a  Diana en la boca. Su garganta se distendía por donde pasaba la polla. Le sacó su polla de la boca a Ana y la hizo mirar a Diana.

-Mira tu niña buena como se traga las pollas.

Ana miró la morbosa escena que se desarrollaba ante sus ojos. Ramón agarraba la cabeza de Diana y se la follaba por la boca. Su polla estalla llena de saliva, que goteaba barbilla abajo de Diana. Se la follaba cada vez más rápido.

-Agggggg que gusto.....le voy a llenar la barriga a esta zorrita.

Le dio dos o tres empujones más y estalló. Ana y Valentín vieron como todo su cuerpo se tensaba. Tenía la polla en lo más profundo de la boca de Diana.

-Agggg toma..aggggg trágatelo....

No hacía falta que tragara. Los chorros entraban directamente al esófago de Diana. Fueron 6 o siete espesos y calientes chorros que terminador en el estómago de la chica. Lentamente, le sacó la polla de la boca. Cuando estuvo fuera, Diana la cogió con la mano y la exprimió. Todavía quedaba un poco de leche que recogió con la lengua y saboreó.

-Ummm, que rica. Casi ni la he probado.

-Prueba esta -dijo Valentín.

Diana miró y vio como su padre cogía del pelo a su madre y se masturbaba delante de su cara hasta correrse sobre ella. Ana, con los ojos cerrados y sonriendo, recibió con agrado la cálida ducha. Diana, arrodillada, se acercó a su madre y le lamió la leche fresca, recién ordeñada, de la cara. La dejó limpita y seguidamente, la besó, compartiendo un poco del salado y amargo semen.

-Valentín, si tuviese sombrero, me lo quitaba. Estas dos zorras son las tías más calientes que he visto en mi vida. Y encima son preciosas. Te envidio.

-¿Les hacemos un lavado de bajos?

-Jeje, encantado.

Las llevaron al dormitorio y las hicieron acostar. No hacía falta que se desnudaran. Así vestidas estaban más sexys. Sólo tenía que abrir sus piernas para que los dos hombres tuvieran acceso a sus encharcados coños.

Valentín empezó por Ana. Ramón por Diana. Los dos hombres competían por ver quien era el primero que hacía correr a su mujer. Las lamían y chupaban con frenesí, con fuerza, con pasión. Ellas salieron ganando con la competición, pues estaba recibiendo cada una una estupenda comida de coño.

-Agggg mi amor....que..rico me ...comes...

-Umm Ramón que lengüita tienes.

En la habitación sólo se oían los gemidos de las dos mujeres y los lametones y chupetones de los hombres.

Ganó Ramón, pero hizo trampas, pues le clavó dos dedos en el culito a Diana haciéndola estallar en su boca.

-Agggggggggggggg que me..corroooooooo

Fue por segundos, porque aún se estaba corriendo Diana cuando Ana le llenó la boca a Valentín con su sabrosos juguitos.

Los hombres sacaron la cabeza de entre las piernas de las mujeres y se miraron. Se rieron al comprobar que los dos tenían los alrededores de la boca brillantes.

-¿Cambiamos?

-Vale

Cambiaron de coñito. Ahora ya no compitieron. Sólo se dedicaron a dar placer a las dos mujeres. Lamieron lentamente, chupando, besando. Ana giró la cabeza y miró a su hija. Sus miradas se encontraron. La una veía en la otra el placer que ello le estaban dando. Ana estiró una mano y Diana la agarró.

Esa mano agarrada se apretó con fuerza cuando Ana se empezó a correr nuevamente, sintiendo la lengua de Ramón meterse lo más que podía dentro de su coñito y su clítoris frotado por la nariz de él. Mirando a Diana, su niña buena, estalló contra la boca del hombre que la había transformado en lo que ahora era. No pudo reprimirse y gritó, apretando aún más la mano de su hija.

Ana se calmó. Ramón la besaba ahora con delicadeza en las ingles. Seguía mirando a Diana. Vio como su niña entornaba los ojos, como su espalda se separaba de la cama y como estallaba de placer, apretando ella ahora su mano.

Diana tampoco se reprimió y gritó su placer. Su amado padre la había hecho alcanzar un maravilloso orgasmo.

Cogidas de la mano, se miraron y sonrieron. Ana le soltó la mano cuando Ramón se subió sobre ella y le metió su enorme polla en el coño.

-AAAAAggggggggggggg

Ana tuvo que cerrar los ojos. Aquella polla volvía a llenarla por completo. Su boca se llenó de su propio sabor cuando Ramón la besó y le buscó la lengua con la suya. Ana estaba ten pendiente ahora de esa polla que la taladraba, de esa boca que la besaba, que no vio ni oyó gemir a Diana cuando Valentín imitó a Ramón y penetro a su niña.

Se las follaron, primero despacito, con calma, con dulzura, pero fueron aumentando la cadencia de la penetración, la fuerza. Las dos mujeres gemían como locas.

-Dale caña a esa zorra, Ramón.

-Y tú a esa putita. Le gusta más una polla que a un gato la leche.

Los dos hombres se apoyaron en sus brazos mientras las follaban cada vez con más fuerza.

-Aggggg fóllame papiiiiiiiiiiii

Ana no podía hablar. Su cuerpo empezó a convulsionarse, presa de los espasmos de un fortísimo orgasmo. Su vagina se contraía alrededor de la enorme polla que la taladraba, bañándola en los jugos que su coño expulsaba al correrse. La boca de Ramón, cerrada sobre la suya, la impedía gritar

-Agggg mira papi..la puta de tu mujer se está corriendo como una cerda....agggggggg...aggggggggggg

-Calla zorra.....¿U tú qué??...siento como te estas corriendo también.

-AAAhhhh siiiiiiiii follameeeeeeeee.

Cuando sacaron sus pollas de los coños, estaban brillantes, cubiertas de los jugos de las dos mujeres. Ambas quedaron tendidas, agotadas de tanto placer.

-Bueeenoo. Hemos venido a lo que hemos venido- dijo Valentín- Ramón..¿Tienes un poco de crema?

Ana abrió los ojos. El deseado y temido momento había llegado.

-Por ahí tengo un bote, sí. ¿De verdad quieres que le rompa el culito a tu mujer?

-Ummmm pregúntale a ella.

-Ana...¿Quieres que te folle el culito?

-Sí que sí mami...ya verás....

Ana pensó unos segundos..

-Sí

Ramón fue a buscar la crema. Cuando volvió, Ana ya se había colocado en posición. Con el culo en pompa. La polla se le puso muy dura. Era un culito precioso. Carnoso, de nalgas redondas y rotundas.

-Ramón, dale la crema a Diana. Que hagas los honores.

Diana cogió la crema y se echó un poco en los dedos. Los llevó al ojete de su madre y empezó a lubricarlos. Metió dos dedos dentro y los movió en círculos. Ana gemía con suavidad. Después, Diana cogió más crema y la esparció por la polla de Ramón.

-Joder, se te ha puesto dura como una piedra.

-Uf, el culito de tu madre me tiene loco.

Diana cogió la polla y la acercó a su destino.

-Dale por el culo a mami....

Diana y Valentín se quedaron mirando como la enorme punta de la polla apretaba el ojete de Ana. Como Ramón empujó hasta conseguir colarle la punta.

-AGGGGGGGGGGGGGGG

Diana sintió dolor. Era una polla enorme

-Tranquila, mami. El dolor se pasa pronto.

Ramón siguió empujando, lentamente, enterrando su instrumento en aquel apretado culito. Cuando la tenía hasta la mitad, se paró. La sacó un poco y volvió a meterla, un poco más adentro que antes.

Y así, sacándola y metiéndola cada vez un poco más, consiguió meterle toda su polla en el culito a Ana.

Ana tenía los ojos cerrados. El dolor desaparecía poco a poco.

-¿Estás bien, mami?

-Ahhh...si...uf...creo que me la va a sacar por la boca.

-Jajaja. ¿Es grande, eh?

-Enorrrrrrrrrme...

Valentín no había hablado. Sólo miraba como Ramón enculaba a su mujer. Miraba como la agarró por las caderas y empezó a follarla. Oía los gemidos de Ana, cada vez más fuertes..

-Diana, ponte al lado de tu madre

A Diana no tuvo que lubricarla. Su culito ya estaba acostumbrado y le metió la polla hasta el fondo.

Las dos mujeres estaban como perritas, arrodilladas en la cama mientras los dos hombres se las follaban por el culito. Sus cuerpos se tocaban. Acercaron sus caras la una a la otra y se besaron con pasión.

-PLAS!!!

Valentín le dio una sonora nalgada a Diana. Ramón lo imitó. Ellas gemían cada una en la boca de la otra.

-PLAS!

-PLAS!

Los hombres se miraban sonriendo, mientras se follaban a las dos preciosas mujeres. Ana dejó de sentir dolor. Sólo sentía un intenso placer, que subía y subía de intensidad. Se sentía llena, plena, atravesada cada vez más rápido por la enorme polla de Ramón. Y en su boca, la lengua de su niña buena.

Desde lo más profundo de su ser, Ana notó la llegada de un rompedor orgasmo. Sabía que iba a ser demoledor, que la dejaría rota. Llegó despacio, pero aumentando. Era como un pitido apenas audible al principio pero que subía y subía de intensidad y que al final hacía daño en los oídos.

Sólo que no le hizo daño. La hizo temblar. Sus dedos se aferraron a las sábanas, apretándolas, estrujándolas. La tensión que se adueñó de sus músculos la hizo levantar la cabeza hacia atrás, con fuerza. Ramón entonces le cogió el pelo y tiró hacia él, follándola aún más fuerte.

El grito de Ana fue desgarrador. Todo el placer que su cuerpo sentía de traducía en ese grito.

-Valentín!! La zorra de tu mujer se está corriendo..Joder...como me aprieta la polla...Agggggg que gusto...

-No te corras, cabrón....

A Ramón le costó no llenarle el culito a Ana de leche caliente. El placer que sentía era inmenso. Menos mal que Ana no pudo más y se cayó hacia adelante, haciendo que su polla se saliese de su culito.

Quedó como muerta, con los ojos cerrados, respirando por la boca. Pero en sus labios había una sonrisa...

Valentín le sacó la polla del culito a Diana.

-Fóllate también a esta zorra. Pero no te corras.

-Como tú mandes.

Se la encajó a Diana sin problemas. El culito de la chica estaba acostumbrado a su calibre. La muy guarra no dejó de gritar y pedirle que le rompiera el culo hasta que se corrió.

-Aggggggggggg cabrón! agggggggggggg

También Diana quedó sin fuerzas y se acostó al lado de su madre. Los dos hombres, en pie, con las pollas duras, miraban a aquellas dos lindas mujeres, vestidas una de rojo y la otra color crema. Preciosas, satisfechas, bien folladas.

-Venid aquí, zorritas. Que os vamos a marcar.

Se arrastraron hasta el borde de la cama y se sentaron en el suelo, apoyando sus cabezas en el colchón.

-Que preciosas que son las dos, Valentín.

-Ya lo creo. A ver..junten las caritas.

Los dos mujeres juntaron sus caras, pegando sus mejillas. Cerraron los ojos y sonrieron. Sabían lo que se avecinaba. Sólo oían el sonido de las manos de ellos al masturbar sus pollas, a escasos centímetros de sus rostros.

Como si lo hubiesen ensayado, los dos hombres consiguieron correrse al mismo tiempo. Las caras de madre e hija se fueron llenando poco a poco del semen de los dos. Cada una lanzaba sus chorros a las dos mujeres.

Cuando terminaron, admiraron su obras. Las dos preciosas caras bien cubiertas de semen, espero, cálido. Y las dos sonriendo.

-Tío, ¿Qué hay más erótico en este mundo que una linda mujer con la cara llena de semen? -preguntó Ramón.

-Esto, Ramón. Esto

Se refería a lo que las dos hicieron a continuación. Se empezaron a besar con pasión, a lamer. A beberse cada una el semen de la cara de la otra, hasta dejarlas completamente limpias.

Ellos admiraron la caliente escena.

En verdad no había nada más erótico en la vida...¿O sí?

Eso, amigo lector, depende de cada uno de ustedes

FIN