La niña buena (12)

Valentín descubre que Ana lleva una zorrita dentro y empieza a domarla

Ana esperaba, arrodillada entre las piernas de su marido, a que éste se sacara la polla. Lo miraba a los ojos. Vestida con aquel precioso conjunto de lencería negro que no hacía más que resaltar su bello cuerpo. Cuerpo que Valentín nunca había visto a pesar del los muchos años de matrimonio.

De repente, Valentín se paró. Se empezó a preguntar qué pasaba. No era normal que su esposa se comportara así. Primero, dejando salir a Diana, y ahora esto.

-Ana..¿Por qué haces esto?

-Mi amor. Me he dado cuenta de que he sido una tonta todos estos años. Creyendo en palabras vacías.

-No me entiendas mal. Estoy encantado de este....cambio. Pero..¿Qué te ha hecho cambiar así?

Ella se quedó callada. No se lo podía decir. No sabía como reaccionaría. Lo había traicionado. Aunque gracias a esa traición había cambiado.

Valentín empezó a sospechar que aquello no podía ser sólo porque ella se diera cuenta de que en lo que había estado creyendo era todo mentira. Allí había algo más. Se subió la cremallera. Aunque en ese momento deseaba con locura a la bella mujer que estaba arrodillada a sus pies, tenía que saber el por qué. Tenía que saber qué había logrado hacer lo que el intentó durante tanto tiempo sin conseguirlo.

-Ana...

-Dime.. - le dijo sin mirarle a los ojos.

-¿Qué ha pasado?

-Mi amor...¿Importa? ¿No te basta con que haya cambiado?

-Necesito saberlo.

Ana se levantó y se sentó a su lado. No lo miraba. Sentía mucha vergüenza. Empezó a hablar.

-El otro día escuché una conversación de Diana con un hombre.

-¿Con un hombre?

-Sí. Quedaba con él para verse al día siguiente. Oí la dirección. No podía permitir que ese hombre pervirtiera a mi niña. Así que fui a verle para pedirle que la dejara. Pero se rió de mí. Me dijo que..que Diana era una...

-Zorra.

-Sí. Y entonces hizo algo que...Se sacó su...polla. Traté de salir corriendo, pero no pude. Algo dentro de mi me lo impidió. Ese hombre me trató duramente, como a una...zorra. y...Valentín..me...me gustó. Ese hombre...ese hombre eyaculó sobre mi, y yo en vez de gritar, en vez de impedirlo, se lo permití.

Valentín sintió que la sangre le empezaba a hervir en las venas.

-¿Y qué más? - preguntó, procurando parecer calmado.

-No pude dejar de pensar en lo que había hecho. No me lo sacaba de la cabeza. Me sentía confusa.

-Y volviste a verlo.

-Sí.

-¿Te folló?

-Sí.

-Y esto que llevas puesto..¿Era para mi o para él?

-...Para..él

Valentín se levantó. Empezó a dar vueltas. Estaba enfadado. Tantos años intentado que su esposa fuera más receptiva al sexo, y un desconocido lo lograba en un sólo día.

-¿Cómo se llama?

-Ramón.

-¿Ramón? ¿Un tipo con una polla enorme?

-Sí - dijo Ana, un poco extrañada de que su marido conociera ese detalle.

-Jajajaja. Esa Diana es más zorra de lo que pensaba. La muy cabrona quedó con él. Pero tú eres tan zorra como ella. Una simple polla y todos tus esquemas a la mierda.

-Lo siento...

-Yo no. Ahora tengo en casa dos auténticas putitas. Tenías que haber visto como Diana se tragaba la polla de Ramón.

-Tú...¿Lo sabías?

-Jajajaja. Claro. ¿Cómo crees que conoció tu niña buena a Ramón? Yo la llevé al garito en donde trabaja él, pare presumir de zorrita. Hice que les chupara la polla a todos lo que allí habían. Es muy obediente.

Ana lo miraba, asombrada. Sin poder creer lo que oía.

-Y..¿Tú la has..?

-¿Follado? Todos los días. A tu niña le gusta más una polla que a un niño un caramelo. Yo la enseñé a tragarse una polla hasta la garganta. Y ahora voy a enseñarte a ti, putita.

La cogió por el pelo y la obligó a arrodillarse delante de él.

-Sácame la polla.

Ana obedeció sin rechistar. Su coño se le empezaba a mojar. Le bajó la cremallera y le sacó la polla. Se la veía por primera vez. Le gustó. No era como la de Ramón, pero le gustó la polla de su marido. Abrió su boca y la acercó para chupársela, pero Valentín le tiró del pelo y la alejó.

-¿Te he dicho que me la chupes?

-No.

-Pues hazme caso, o tendré que castigarte. Aunque mira, te voy a castigar. Después de todo me has puesto los cuernos.

-Y tú a mi, con mi hija.

-Mira! Me ha salido contestona la zorrita. Pues ahora castigo doble.

Se sentó en el sofá e hizo que su mujer se pusiera sobre él, boca abajo, como si fuera darle unas nalgas, cosa que era precisamente su intención.

Antes de empezar, admiró el cuerpo de su mujer. Era precioso, y aquel conjunto que la muy zorra compró para Ramón le quedaba muy bien.

Lo que pasó para que ella diera ese cambio tan espectacular tuvo que algo que la excitara como jamás lo había estado. Iba a utilizar eso para llevarla otra vez a ese estado.

Le dio una sonora nalgada. Fue más el ruido que el daño. No deseaba hacerle daño a su mujer. Pero ella se quejó como si le hubiese pegado más fuerte.

.-Ah

-Calla puta. - Le dijo dándole otra nalgada.

Después acarició el bello culito de su mujer, y cuando ella empezó a gemir, PLAS! Otra nalgada.

-Así que fuiste a ver a Ramón para decirle que no pervirtiera a tu niña y el muy cabrón se sacó la polla.

-Sí.

-¿Es grande, eh? - Plas!

-Ahhh Sí..no creí que hubiese pollas así.

-¿Y Que hizo? . Plas!

-Ah...se...se empezó a masturbar delante de mi cara.

-¿Por qué no te fuiste? - Plas!.

-Ah...No..no lo sé...No tenía voluntad. Era como si algo me retuviera allí.

-Lo que retenía era que siempre has sido una puta y no lo sabías. -Plas!

-Ah...Sí..soy..una...puta...y me portado muy mal...Pégame

PLAS! PLAS!

La otra mano la metió por debajo de las bragas, y pasó los dedos por la rajita que separaba las nalgas.

-Abre las piernas.

Ana obedecía. Valentín, al llegar a su coñito, comprobó que era un mar de jugos.

-Pero si estás empapada. Recordar esa enorme polla delante de tu cara te pone cachonda, ¿Verdad? - PLAS!

-Ahhh si..Él...o dios mío...el se...se corrió en mi cara.

-PLAS!

-Y yo....Agggg me ..me corrí también.

-Zorra

Le metió dos dedos en el culito y Ana ya no pudo más y se corrió, gimiendo y restregándose contra la polla de Valentín, que la sentía dura en su barriga.

-Mira la zorra esta como se corre si le follo el culito con los dedos -PLAS--¿No te habrá dado por el culo, no?

-Agggg no..no..pero...a....a..a Diana sí.

-Coño.

-Me dijo que ella fue a verlo para eso.

-Cuando nos la follamos los dos no quiso que él la enculara, y ahora me dices que ella fue a buscarlo. Es más zorra aún de lo que creía. Tendré que hablar con Ramón.

-¿Para qué?

-PLAS!.. ¿Para que va a ser? Para que te meta su pollón por el culo, claro.

-Ahhh, pero...me..lo romperá

-Jajaja, no creo. Mira tu niña buena, ella si le la tragó por detrás

-Pero ella...estaría acostumbrada.

-No te preocupes, que cuando lo vaya a hacer ya lo llevarás bien abierto. PLAS! Y ahora vamos a ver que tal eres tragando pollas.

La hizo levantar y luego arrodillar delante de su polla. Esta vez ella sólo miró. Había aprendido quien mandaba.

-Cuando se chupa una polla arrodillada así, hay que mirar a los ojos del dueño de la polla, ¿Entendido?

-Si.

Lo miró. Que hermosa era. Que distinto hubiese sido todo si ella no hubiese sido como había sido.

La cogió del pelo y acercó su cara su polla. Se la restregó por ella, pasándola por su frente, sobre sus ojos, por sus mejillas. Ella no apartaba su mirada de él.

-Abre la boca

Cuando Valentín le empezó a meter su polla en la boca, se sintió feliz. Estaba cumpliendo uno de sus más ansiados deseos. Que su mujer se la chupara. Le soltó la cabeza. La dejó a su aire.

Con el coño otra vez chorreando, Ana empezó a mamar la polla se su esposo. La podía manejar mejor que la de Ramón. La podía disfrutar más. Le podía enroscar su lengua alrededor mientras entraba y salía de su boca. Y se la podía meter hasta la mitad. Ella se la sacó un momento de la boca.

-¿Me puedo tocar?

-Ummmmm vale, putita. Tócate si quieres.

A Valentín le encantaba que ella fuese tan sumisa. Había aprendido deprisa. Miró como ella metía una de sus manos por dentro de sus bragas, metiéndose otra vez la polla en la boca.

-Trágatela toda.

Ana lo intentó, pero se la sacó de la boca, tosiendo.

-No..no puedo.

-Claro que puedes. Hazlo despacito, no de golpe.

Lo intentó otra vez. Cuando notó la arcada, se paró, pero Valentín la cogió por la cabeza y empujó, despacio, pero con firmeza. La polla pasó el punto crítico, y la dejó unos segundos allí. Luego la sacó.

Fue repitiendo la operación. Cada vez llegaba más adentro. Cada vez las arcadas eran menores. Cuando Ana se quiso dar cuenta, su nariz estaba pegada al pubis de su marido. Lo había conseguido. Tenía toda su polla dentro. Cuando Valentín comprobó que Ana aguantaba, empezó a follarle la boca. Con sus manos en la cabeza de ella, metía y sacaba su polla de la boca de sus esposa, que arrodillada se frotaba el coño al ritmo de la entrada y salida de la dura barra de carne.

-Ahhhh así..zorrita. Ya sé a quien sale Diana...Las dos sois unas auténticas traga pollas...

Valentín se la follaba rápido, pero de vez en cuando paraba, le sacaba la polla de la boca y se la pasaba por la cara, dejándola toda brillante con la saliva. Ana cerraba los ojos, sintiendo la caricia en su cara. Se quería correr, necesitaba correrse, pero quería hacerlo cuando recibiese su regalo.

-¿Te correrás en mi carita?

-Me correré en donde me de la gana, zorra.

Pues claro que se correría en su preciosa cara. Era uno de sus más íntimos deseos. Se la volvió a meter en la boca, hasta el fondo, y ya no paró de follársela hasta que notó que el orgasmo llamaba a su puerta, imparable. Con las manos agarrando con fuerza la cabeza de su esposa, le sacó la polla de la boca. Sin tocarse. sólo mirándola, su polla empezó a dar saltos. Cada salto era un latigazo de placer. Cada salto un chorro de espeso y cálido semen que caía sobre la cara de Ana. Ella, al sentirlo, ya no se retuvo y permitió a su propio orgasmo florecer.

La polla seguía teniendo espasmos, seguía corriéndose sobre el bello y ofrecido rostro, y el cuerpo de Ana temblaba con los espasmos de su orgasmo.

Cuando el placer terminó, Valentín dejó la polla sobre la cara de Ana. Estaba cubierta de semen. Y sonreía. De pura satisfacción.

Con un dedo, Valentín empezó a recoger su leche y la llevó a la boca de Ana. No tuvo que pedirlo. Ella lo chupaba y tragaba con placer.

-Vas a ser una buena putita, Ana.

-La mejor.

-Jajajaja No sé si podrás pillar a Diana. Te lleva mucha ventaja.

La hizo levantar, la abrazó y la besó. Ella respondió al abrazo, al beso. Había disfrutado mucho con su esposo. Con Ramón era más..salvaje, puro sexo. Con Valentín, además, había amor. Era más completo, más..satisfactorio.

Sintió las manos de él acariciar su culito. Contra su barriga, la aún dura polla.

-Qué culito tiene mi putita. Vamos a tener que prepararlo.

-¿Prepararlo?

-Si quieres ser tan zorra como Diana tendrás que ser enculada por Ramón. Por eso tendremos que ir preparando tu culito para su pollita.

-¿Pollita?

-Jajajajaja. Arrodíllate sobre el sofá, con el culito en pompa.

Lo hizo, apoyando la cabeza en el respaldo.

-Joder, Ana. Pero que buena estás. Todos estos años tenía ese cuerpo a mi lado y no lo pude disfrutar.

.Lo...siento.

-Bueno, voy a recuperar el tiempo perdido.

Se puso detrás de ella. El culito quedaba a la altura justa, pero antes le quitó las bragas, y luego se arrodilló, para besar las preciosas nalgas.

-Me encanta tu culito, zorrita.

Lo abrió con las manos y empezó a lamer la rajita, especialmente el cerrado ano. Ana gemía. Aquella intima caricia le encantaba.

-Perra.

-Hmmmm ¿Sí?

-Te voy a dar por el culo.

-Hmmmmm

Valentín se levantó. Era la primera vez que una polla iba a entrar en el culito de Ana, y pensó en usar algo de crema. Pero se dijo que no. Un poco de dolor no era nada comparado con los años de sufrimientos que elle le había hecho pasar. Aún así, lo haría con cuidado.

Apoyó la punta de su polla contra el esfínter, puso sus manos en las caderas y empujó. Pero la polla no entraba.

-Relaja el culo, perra.

-Lo intento..

Volvió a empujar. Pero nada. Entre lo cerrado que estaba y que ella lo contraía, no había manera. Así que se la cogió con una mano para poder empujar más. Ella, en vez de abrirse, apretaba más.

PLAS!!

-Que te relajes.

Cuando notó que ella relajaba el ojete, apretó y la punta de la polla entró.

-Agggggggggggg me...duele..

-Ya se te pasará. Tú relájate. Tócate el coño.

Ana llevó una de sus manos a su coñito y se empezó a tocar. Ahora sentía el placer de sus dedos y el dolor en su culito. Pero era un dolor soportable. Valentín se había quedado quieto, y su culito se fue acostumbrando. Ya casi no le dolía.

Él empezó a apretar más, enterrando poco a poco su dura polla en el culito de su mujer.

-Agggg... como la siento....me llena toda...

-Es que te la acabo de meter toda en el culito.

Estuvo un rato con la polla completamente dentro. Ese culito estaba muy apretadito. Era un placer tener la polla clavada allí.

-Ahora, putita, pídemelo.

-Ummm ¿El ..qué?

-¿Qué va a ser? Que te de por el culo.

-Mi amor...

-¿Sí?

-Dame por el culo.

-¿Qué?

-Que me des por el culo.

-Ummm, no te oigo, zorra.

-Que me folles el culooooo - le gritó

-Ah, ahora sí.

La agarró por las caderas y empezó una fuerte follada. Cuando empujaba y se la clavaba hasta el fondo la empujaba contra es respaldo de sofá

-Aggg que culito tienes, perra. Que gustito me da follártelo.

-Aggggg siiiii dame por el culo....soy tu perraaaaaa

Ana sentía como la polla de Valentín la quemaba por dentro. El dolor disminuía poco a poco, dejando paso a un intenso placer, aumentado por sus dedos en su coñito.

Valentín se dio cuenta de que el cuerpo de Ana se tensó y de que ella cerró los ojos con fuerza, que su culito se apretaba alrededor de su polla.

-¿Te estás corriendo?

Ella no pudo contestar. El tremendo orgasmo se lo impedía. Valentín le dio una nalgada.

-PLAS! córrete, zorra...Ya verás cuando Ramón de rompa el culo..PLAS!

Los golpes, sus palabras, su polla, todo junto, provocaron que el orgasmo de Ana no acabara, que uno nuevo se sumara al anterior. Apretó su boca contra el sofá y gritó con todas sus fuerzas. El sonido se amortiguó, pero aún así fue un buen grito, de puro placer.

Valentín aumentó su cadencia hasta que sintió que se iba a correr.

-Putita mía...te voy a llenar el culito....me voy a...correr....agggg

Ana puso toda su atención. A través de sus ano pudo sentir como la polla se estremecía con el paso del semen, y como milésimas de segundo después el calor la inundaba, provocándole el último orgasmo. Valentín la apretaba con fuerza, dejando la blanca marca de sus dedos sobre la piel de ella. Durante la eyaculación no se movió apenas. Sólo sentía los fuertes espasmos, los poderosos chorros lanzados en lo más hondo de su esposa.

Los dos quedaron exhaustos. Valentín se sentó al lado de Ana, que seguía a arrodillada sobre el sofá. Se miraron. Ambos sonrieron. Ana fue a besarlo.

-Antes límpiame la polla, putita.

No se lo tuvo que repetir. Ana se agachó y se metió la menguante polla en la boca. La chupó y la lamió hasta dejarla bien limpia.

-Ahora sí.

Se abrazaron y se besaron. Ahora con ternura. Ahora con amor.

-Ana..te quiero.

-Y yo a ti, mi vida. ¿Me perdonarás algún día?

-Ya te he perdonado.

-Gracias. -le dijo, con lágrimas en los ojos.

Estuvieron un rato abrazados.

-¿Tarda mucho Diana, no? - preguntó Ana. - Voy a llamar a sus amigas...

-Jajaja. ¿De verdad crees que ha salido con sus amigas?

-¿No?

-Seguro que se ha pasado la tarde follando por ahí. No la conoces tú bien.

-Mi niña buena.

-Jajajaja. Buenísima.

-¿Iremos mañana a la fiesta?

-¿Qué fiesta?

-La del cumpleaños de tu abuela.

-Joder, no me acordaba. Que tostón. Aguantar a la familia.

-A tu abuela le hará ilusión verte. Ya está mayor.

-Bueeeno. Iremos. Ahora vamos a vestirnos, que no quiero que Diana nos pille así.

-¿Por qué no?

-Todavía no quiero que conozca a mi nueva putita.

-Como quieras.

Cuando Diana llegó, ya cambiada, los saludó como si nada hubiese pasado.

-Hola mami. Hola papi.

-¿Qué tienes en el cuello? Parece un chupetón.

-¿Eh? o no...me picaba y me he rascado. Me debe de haber picado algún bicho. Me voy a duchar.

-¿lo has pasado bien con tus...amigas?

-Oh, si, mucho mami. Gracias por dejarme ir.

Le dio un beso y se fue al baño. Cuando Valentín el agua, entró, sin hacer ruido en el baño, se acercó a la ducha y abrió las cortinas de repente. Diana dio un respingo.

-Coño, papi. Que susto.

-¿También te picó un bicho en las tetas?

Diana se miró. Tenía pequeños moretones. El tipo había sido un poco bruto. Ella lo miró.

-¿Cuántos te han follado?.

-Sólo uno.

-No me mientas

-De verdad, sólo ha sido uno.

-¿Y Ramón?

Diana se quedó congelada. ¿Cómo sabía lo de Ramón?

-Jajajaja, no seas tonta. No pongas esa carita de susto. Ya sé que con lo zorra de eres necesitas muchas pollas. Pero siempre serás mi zorrita, ¿verdad?

-Siempre, papi. Siempre.

-Bueno, límpiate bien. No tardes. Vamos a cenar.

-Vale papi.

-Ah, mañana por la tarde vamos a casa de la abuela. Es su cumpleaños.

-Jooo, con tanto carcamal. ¿Tengo que ir?

-Por supuesto.

-Vaya aburrimiento.

-Te aguantas.

Diana odiaba esas reuniones familiares. Sólo iban vejestorios. Y encima tenía que hacer el papel de niña buena. Pero bueno. Un día es un día, se dijo.

Por la noche, en su cama, Diana esperaba que su padre viniese a 'verla', pero no apareció. Se tuvo que conformar con hacerse una buena paja con las bolas chinas. Lo que no sabía es que su padre no fue a verla porque le estaba follando otra vez el culito a Ana. Fue una larga enculada, que arrancó varios orgasmos a la mujer antes de que le llenara el culito con la caliente simiente.

Después, abrazados nuevamente, Valentín le pidió a Ana que se comprase ropa nueva. Ropa normal. de mujer moderna. Y uno para él.

Por la mañana, como siempre, Valentín fue a ver a Diana

-¿Cómo está mi putita?

-Buenos días, papi. ¿Estás enfadado conmigo?

-No. ¿Por?

-Es que anoche no viniste a arroparme.

-Es que le estaba dando por el culo a tu madre.

-Jajajajaja claro!

-Y ahora te toca a ti - le dijo, sacándose la polla

Sin besos, sin preliminares. Diana se puso a cuatro patas sobre su cama y Valentín le metió la polla hasta el fondo, agarrando sus caderas y enculándola con fuerza, dándole sonoras nalgadas que a ella le encantaban

-Así que el otro día no quisiste que Ramón te follara el culito para que yo lo viera y después vas para que te lo haga.

-Agggg papi...es que..

-PLAS! Es que eres un putón!

-Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Diana se empezó a correr. Todo el cuerpo le empezó a temblar. Sus dedos como garfios se aferraron a las sábanas- Valentín le sacó la polla del culo, la cogió por el pelo y la hizo arrodillar delante de él. Ella sabía lo que venía. Abrió la boca y la polla le entró hasta la garganta, en donde empezó a descargar su caliente leche.

-Ahora límpiame la polla, zorra.

-Si papi.

Diana quedó muy sorprendida del vestido que su madre se puso para ir al cumpleaños. Era nuevo, y además muy bonito. Nada de esos sacos que siempre llevaba. Y más se sorprendió cuando le dio un vestido para ella.

-¿Es para mí?

-Sí, quiero que vayas guapa.

Diana la abrazó. El vestido también era muy bonito. ¿Qué le pasaba a su madre? Primero la dejaba salir y ahora le compraba un precioso vestido.

La fiesta al final no era en casa de la abuela, sino en la de unos tíos de su padre, adinerados. Por lo visto se iba a reunir mucha familia y no cabía en casa de la abuela.

En cuanto llegaron, Diana vio que había mucha gente. Primos a los que no conocía o hacía mucho tiempo que no veía, como a los hermanos Jorge y Daniel, hijos de tío de su padre. Se fijó en ellos.

"Ummmm, después de todo a lo mejor me lo paso bien en la fiesta"

CONTINUARÁ