La nena de su papi... y de su tiíto - 4

4.- Mamadas para dos. Ahora que han decidido hacerla suya, Susi debe esperar todo el día a que lleguen su padre y su tío. Les espera la mamada de sus vidas.

LA NENA DE SU PAPI… Y DE SU TIÍTO - 4. Mamadas para dos.

Ahora que han decidido hacerla suya, Susi debe esperar todo el día a que lleguen su padre y su tío. Les espera la mamada de sus vidas.

Pensó que el resto del día se le haría eterno pero no fue así. Primero, lavó el vestido manchado, puso la lavadora y planchó toda la ropa acumulada. Después comió algo a mediodía, aunque los nervios casi no le permitían pasar un bocado.

Ya por la tarde llamó a Laura para tranquilizarla. Estaba muy preocupada, no sólo porque Roberto llamase a su madre sino porque su amiga no había asistido a clases. Susi se había disculpado diciendo que estaba muy cansada por la juerga del día anterior y su padre le había permitido faltar.

  • No fue tan grave pero estoy castigada todo lo que queda de curso – le contó Susi con pesar.

  • ¡Oh, cuánto lo siento! ¿Quieres que pase a hacerte compañía? – se ofreció Laura.

  • No, no – se apresuró Susi – De momento prefiero que mi padre no te vea, porque aún está muy enfadado contigo. A ver si consigo que no llame a tu madre.

Laura se despidió intentanto animarla por su severo castigo. A Susi no le importaba estar en casa castigada. Allí era donde quería estar, pendiente de “sus hombres”.

Susi se duchó y pasó más de una hora acicalándose. Quería estar limpita y sexy para ellos. No sabía que ponerse. Al fin se decidió por su uniforme escolar. La blusa era la de este año (ya le quedaba lo bastante apretada como para escoger otra más pequeña) pero la falda tableada… Escogió la de cuando era más pequeña. Le quedaba muchísimo más corta que la actual, lo que le permitía lucir sus piernas en todo su esplendor, sobretodo cuando se abría al caminar.  Se peinó con dos coletas tirantes. Sabía que esa ropa escolar excitaba tremendamente a los hombres, las coletas sólo incrementarían la sensación. Se miró en el espejo y se vio… bien, bien caliente. Ensayó una sonrisa coqueta, puso morritos, cara de niña pequeña… En fin… estaba preparada.

Bajó a la cocina para hacer los preparativos de la cena. Preparó una ensalada fría de arroz y fiambre. No se atrevía a intentar un ambiente romántico pues no quería molestar a su papi. Intuía que él aún era reticente a su iniciación sexual. No sabía qué hacer. A lo mejor sólo se la comían a ella. O quizás fuese ella la que tuviese que tragar. Era tremendamente inocente en eso del sexo. Aunque conocía todos los rudimentos teóricos (incluso había visto alguna película porno de su tío) no tenía ni idea de la parte práctica. Sus relaciones con chicos se reducían a algunos morreos y algún que otro toqueteo sobre la ropa. Desde que su cuerpo se había revelado tan espléndido, muchos compañeros empezaron a prestarle atención, pero ella… ¡entonces ya sólo pensaba en los hombres que tenía en casa! En secreto había fantaseado con ellos ¡Huuummm! Cómo serían sus miembros dentro de ella y qué se sentiría si la hiciesen suya, pero era tan tímida que ni siquiera se había atrevido a buscar su propio placer. Nunca imaginó que sus deseos pudiesen hacerse realidad. Pensó en las sensaciones que había vivido desde la noche anterior. ¡Dos orgasmos grandiosos! Las palabras duras que le habían dirigido su padre y su tío la habían puesto a cien. Al recordarlas volvió a mojarse. Dirigió su mano a su entrepierna y coqueteó con la idea de autocomplacerse, pero al final no se atrevió a desobedecer al tío Toni. Cuando se enfadaba podía ser bastante amenazador. Si querían que estuviese húmeda y preparada para ellos… lo estaría. Pero nada más.

Se dirigió al salón y se recostó en el sofá. Sólo eran las seis, no sabía cuánto iban a tardar. Había dormido muy poco y las emociones de las últimas horas la habían agotado. Encendió la tele y comenzaron a cerrársele los ojos. Luchó contra el sueño pero acabó perdiendo.

Toni entró en casa sigilosamente. Quería sorprender a su nenita. Estaba impaciente por verla de nuevo. Llevaba meses en estado de excitación perenne y no podía conformarse con ninguna otra mujer. ¡Quién le iba a decir a tremendo donjuán que iba a caer ante una niña inexperta! Ni siquiera su madre lo había excitado de esa manera. El había sido un amante ocasional en esa relación, en realidad era la mujer de su hermano y a Roberto no le importaba compartirla (más bien lo había necesitado para ayudarle con una mujer tan ardiente). Él estaba conforme con esa situación pero no creía que fuese a conformarse con algo semejante con Susi. Necesitaba ser tan importante para ella como Roberto. La quería demasiado como para permitir que éste la hiriese. Era demasiado duro y estaba demasiado al límite. Casi no había tenido relaciones desde la muerte de su esposa y varios años de abstinencia no creía que lo capacitasen para desvirgar a su querida niña. Había cancelado sus clases en el gimnasio con la intención de ser el primero en llegar. Quería prepararla, que estuviese completamente excitada y cómoda con la situación para cuando llegase su padre.

Se oía el ruído apagado de la televisión. Entró en el salón y la vio. Tumbada en el sofá con su pequeño uniforme que lo volvía loco. La muy pícara hasta se había hecho coletas. Tenía la boca entreabierta y estaba dormida como un angelito. Viéndola así parecían un delito las fantasías ardientes que ocupaban su cabeza. Su mirada se deslizó por su cuerpo lo que acabó con su reticencias. Ese cuerpo maduro no era el de una niña. Tenía que fotografiarla en todo su esplendor. Subió por la cámara y volvió al salón. Le levantó la falda descubriendo su coño desnudo. La muy golfa se había quitado las bragas. Desabrochó varios botones de su blusa para que asomasen sus prietos pezones. Se apuró a hacerle varias fotos antes de que despertase. Quería tener un recuerdo de este día memorable.

Ella entreabrió los ojos y sonrió somnolienta. Volvió a disparar varias veces. Esas serían las mejores.

  • Toni, me he dormido. Estaba tan cansada… ¿Qué haces?

  • Chisss, cariño. No pasa nada. Estás preciosa con tu uniforme de niñita. ¿Es que vas a clase por la tarde? – dijo con sentido del humor. Soltó la cámara y se sentó a su lado tomándola entre sus brazos.

  • Quería excitaros – reconoció ella.

  • Y yo que creía que querías que te viésemos como una mujer… – se burló Toni abriendo su blusa del todo y sobando su cuerpo con ardor. – Eres una niña mala, no te has puesto el sujetador. Bajó la mano hasta sus piernas y le levantó la escasa falda descubriendo su pubis desnudo. – ¡Huum! ¿Y quién te ha dicho que debías quitarte las bragas? Vas a volverme loco. Hace un año que me tienes con la polla como una piedra y hoy vas a tener que hacerte perdonar.

  • Oh si, Toni. Yo sólo quiero darte placer – dijo Susi retorciéndose sobre su regazo.

  • No me llames por mi nombre. Llámame tío. Me pone a cien – dijo y metió los dedos entre sus piernecitas flojas.

  • Así me gusta, ya estás tan mojada como te dije. Ahora arrodíllate a mis pies. Y demuéstrame lo que sabe hacer esa boquita viciosa – dijo mientras le acariciaba los labios con cariño.

  • Lo que tú digas, tío Toni. Pero… – dijo Susi con un puchero – no sé cómo se hace. No te enfades si lo hago mal.

  • No te preocupes, gatita. Lo que hagas estará bien. Estoy tan empinado que me voy a correr sólo con que me la mires.

Susi se deslizó entre sus piernas y con algo de miedo le abrió la cremallera del pantalón. Estaba muy nerviosa y excitada, deseosa de hacerlo bien. Su enorme polla surgió desafiante por la abertura. No llevaba nada debajo. ¡Carai para el tío Toni! Su pequeña mano apenas podía abarcarlo. Tenía una polla gordísima. ¡Nunca podría meterse eso dentro!

  • Sácame también los huevos y acarícialos – masculló Toni desesperado y se bajó para sobarle las tetas a su niñita. La visión de su polla entre sus deditos lo estaba llevando al límite.

Susi dio un respingo al sentir sus manos grandotas y ásperas sobre sus pechos, pero obedeció y con los ojos cerrados comenzó a lamerle el capullo succionándolo con placer. Pasó la lengua por toda su longitud de arriba abajo y se entretuvo en el pequeño agujero que coronaba su glande. No conseguía meterla toda en la boca, así que siguió con la misma rutina durante unos minutos gimiendo e intentando abarcar todo lo que podía. En su cabeza reinaba una sola idea: chupar, chupar, chupar.

  • ¡Ahhggg! ¡Vas a matarme! Venga, ya está bien de juegos. Cómetela toda – dijo Toni fuera de sí mientras cogía las coletas entre sus manos y las utilizaba para atraer y apartar su cabeza metiéndole la polla hasta donde ella podía tragar y volviendo a sacarla. Le encantaba mirar como se la chupaba. Succionaba como una putita ahuecando las mejillas.

  • Venga, no cierres los ojos. Mírame. Me encanta ver esa boquita forzada a comerme el nabo. ¡OH, SI, NENA! ¡Sigue así!. Cógeme los huevos con la otra mano. Si, mueve la lengua, cuando te la meto… SIIIII – bramó su tío aflojando un poco la presión sobre sus coletas

  • ¿Te guzta, tío? Dime zi lo hago bien. Mfff, mfff, mffff – dijo Susi a duras penas atiborrada por esa polla inmensa. Le costaba un montón mamársela bien con su boquita tan pequeña.

  • Me encanta, cielo –masculló mientras incrementaba la velocidad y le follaba la boca con más fuerza - Me voy a correr en tu cara. Si, si, mírame. No cierres los ojos. Apriétala bien con tus deditos. Si, muy bien. Menéamela fuerte con la mano. Muy bien, nena, así, así. Ya me viene… ¡ME COOOOORRO…! ¡Ahhhh!

Su boca restalló cuando en el último momento su tío sacó su polla inflamada vertiendo un río de leche que lastimó su cara y sus tetas dejándola un poco aturdida.

Toni contempló con gran satisfación a su pequeña sobrina arrodillada a sus pies. Esto también tenía que fotografiarlo. Alargó la mano y se colgó la cámara del cuello. Ella mantenía los ojos clavados en él mirándolo con inseguridad. CLIC. El esperma salpicaba toda su carita y se escurría por su barbilla y su pecho. CLIC. Con la otra mano frotó bien sus tetas para esparcir el semen por toda su carne. CLIC. Soltó la cámara y para acabar de cumplir su fantasía, tomó su cara entre las manos y le dio pequeños golpes con su polla: sus ojos, sus mejillas, su boca… Ella entreabrió los labios al sentir en ellos su miembro medio erecto.

  • ¡Vaya corrida! ¿Quieres limpiarla, cariño? – dijo tomando su cara entre las manos - Así pruebas como sabe. Si, chúpame los huevos. Me encanta. Y cogió de nuevo la cámara para inmortalizar ese momento.

  • Claro, tío, ¿también quieres fotografiarme así? – dijo sumisamente - Y se la limpió hasta que no dejó ni una gota de semen. Tomó varias fotos más de su niña arrodillada a sus pies, lamiéndole los huevos y mimándole la polla. De pronto oyó unas pisadas que entraban en el salón. Toni soltó la cámara por si acaso.

Su padre la descubrió arrodillada con una polla en la boca y la cara y las tetas embadurnadas de leche, la falda de colegiala levantada enseñando su chochito empapado.

  • Esa es mi hija. Una puta comepollas – dijo su padre enfadado a sus espaldas.

Ella lo miró con la boca hinchada con la carne de su tío Toni y lo miró con congoja.

  • Oh, papá, no te enfades. Yo os quiero a los dos. ¿No quieres que te la chupe a ti también? Verás lo que he aprendido.

  • Mucho no aprenderías cuando tienes la cara llena de semen. Mi leche tiene que quedar en tu interior, tu misión es no desperdiciar ni una gota – dijo su padre mientras se sacaba el pene del pantalón. Aunque no era tan gordo como el que acababa de mamar también tenía un buen tamaño.

  • Yo sólo hice lo que me mandó el tío. Ahora puedo hacerlo como tú me digas – dijo tras soltar la polla ya saciada que tenía en la boca y acercándose a él de rodillas.

  • Claro que me obedecerás, cielo. Pero la mía te la vas a tragar entera. En algún momento tendrás que aprender – dijo con arrogancia, retando a su hermano a que dijese algo.

Manteniéndola postrada, la recostó contra el sofá, su espalda entre las rodillas de Toni. La agarró por las coletas metiéndole la polla en la boca a la fuerza. Mientras su hermano seguía magreándole las tetas el cabalgó su boca sin ninguna delicadeza. A Susi sólo le importaba complacer a su padre ahora que su tío ya estaba contento. Ese era su mayor placer.

  • Abre bien la boca. Susi obedeció, estirándola lo más que pudo para que la cabeza de la polla pudiera deslizarse hacia adentro con facilidad. Él se detuvo un poco para que se acostumbrase a su tamaño. Sus manos seguían forzando sus coletas sujetándola contra él. Ella se sentía indefensa a sus pies y esta impotencia la llenaba de ansiedad. Todo el tiempo mantenía los ojos puestos en la cara de su papi como le había ordenado antes Toni. La cara abstraída de su padre anunciaba el placer que estaba sintiendo.

Roberto miró hacia abajo y su polla engordó aún más (si eso era posible) al descubrir la  mirada de adoración de su niñita. Empujó la polla un poco más profundo, lo que la forzó a abrir más la mandíbula. Ella luchó para adaptarse al grosor de su miembro.

  • Tendrás que confiar en mí y hacer lo que te diga – dijo con voz grave – o si no te castigaré.

Susi se revolvió y un latigazo de placer recorrió sus venas al oír la voz autoritaria de su padre. La polla le golpeó la parte posterior de la garganta. Dio una arcada, pero no pudo retroceder, pues su cabeza chocó contra las piernas de su tío.

  • Tranquila – le murmuró Toni mientras la  inclinaba ligeramente hacia atrás para que su hermano pudiese empujar con ganas.

Ella tomó aire por la nariz antes de que él empujara otra vez. Cuando le golpeó la garganta, se ahogó y luchó instintivamente.

  • Traga – dijo él con firmeza. Y le sostuvo la cabeza quieta con las manos.

Susi lo miró fijo con cara de pánico. Él se retiró, la dejó recuperar el aliento y empujó otra vez. Ella se concentró en la orden de tragar cada vez que la polla de su padre le golpeaba la parte de atrás de la garganta, se quedaba quieto un momento y se retiraba. Casi no podía respirar y él cada vez empujaba más profundo forzando su resistencia, gimiendo cuando ella se ahogaba alrededor de su polla. Sus movimientos se hicieron más y más rápidos metiéndole la polla hasta el fondo de la garganta. Ella dio una arcada y entonces tragó, pero él siguió sin clemencia cada vez más y más profundo.

Su padre le soltó las coletas y cerró las manos sobre sus mejillas sintiendo como su polla le llenaba la boca.

  • Voy a correrme en tu garganta. Quiero que te lo tragues todo como una buena chica. Tienes que respirar muy profundo para que no te falta el aliento – dijo resollando como un animal.

Retiró la polla por completo para que respirase. Susi tembló de miedo, no quería ahogarse, pero tampoco quería decepcionar a su papi, así que asintió con la cabeza.

Volvió agarrarla del pelo para obligarla a seguir su ritmo. El tío Toni le pellizcaba los pezones con fuerza intentando distraer su miedo. Él se retiró, la dejó respirar y luego volvió a entrar. Se quedó quieto allí, en la profundidad de su garganta. Su expresión era tan dura como la forma de agarrarla. La mirada se le nubló cuando el placer se apoderó de él.

  • Venga, no vas a rendirte ahora. Si, si, hasta el fondo, cariño. Así, tragátela toda como una niña buena.

Ella redobló sus esfuerzos para tomarlo, para acariciarlo con la lengua cuando podía. Clavó su mirada llena de pánico en su padre, respiró, relajó la garganta y se entregó a él. Él presionó en lo profundo de su boca, más allá de su garganta, y siguió avanzando. A su espalda los dedos del tío Toni retorcían sus pezones sin piedad.

Susi arqueó la espalda y se recostó en las rodillas de su tío, lo que provocó que lo tomara aún más profundo.

  • Ahora si. ¡AAAHHH! Me corro, nena. ¡BÉBETELO TODO! – bramó Ricardo mientras se enterraba hasta los cojones en su garganta. Chorros de leche viajaron directamente a su estómago. Tragó una y otra vez y cien veces más, obedientemente, atragantándose pero sin despegar la vista de la de él, mientras su padre se retorcía montado sobre su boca casi por completo.

Él se retiró antes de que se quedara sin aire y su polla, aún chorreando, vertió un resto de semen en su lengua que ella saboreó con placer. Sabía salada y rica, porque era la leche de su papi.

Las rodillas de su padre se rindieron y acabó derrumbándose encima de ella mientras su verga se liberaba por completo de los labios de su hija. La tomó en sus brazos colocándola en el sofá entre los dos. La miró con pesar y algo de arrepentimiento pues había perdido el control por completo. Tenía la cara manchada de lágrimas por el esfuerzo que había hecho en tragárselo hasta el fondo. Le acarició la cara con ternura.

  • ¿Lo he hecho bien, papi? – dijo ella con voz ronca. Y siguió mirándolo con esa carita de adoración que lo volvía loco.

  • Ha sido la mejor mamada de mi vida, cielo.  Pero no hables, debes tener la garganta irritada.

  • Y la boca destrozada despues de dos mamadas de película – añadió Toni mientras intentaba calmarla acariciando todo su cuerpo.

  • ¡Oh, no sabéis cuanto os quiero! – dijo en un susurro – pero tengo tanto sueño… Y se quedó dormida con la cara completamente arrasada por las lágrimas, el semen y el cansancio. Estaba preciosa con esa carita de niña traviesa que ha sido satisfecha.

Habían usado su boca como la de una prostituta, sin siquiera concederle un orgasmo, pero ella se veía feliz por complacerlos. No había por qué sentirse culpable. O eso quería creer.