La necesidad de ser Cornudo.
Para poder satisfacer mi necesidad de placer mi esposo me a vuelto una puta.
Después de que Mario (mi marido) se dio cuenta que no satisfacía mi necesidad de sexo, lo platicamos durante largo tiempo.
La decisión tomada por el, fue que consiguiera un semental, para que me cogiera de vez en cuando, así no tendría problemas para satisfacer mi apetito sexual.
El plan era que yo lo invitara a casa, con el pretexto que mi marido llegaría tarde, entonces tendría la libertad de escoger siempre al chico. Mario estaría escondido en el closet para ver todo y una vez que despidiera a mi semental en turno, el saldría de su escondite para continuar cogiendome.
Llegamos a la recamara, la puerta del closet se encontraba ligeramente abierta, sabía que Mario estaba dentro, le mande mensajes cuando venia en camino del bar.
Me senté en un pequeño sofá que tenemos a los pies de la cama, abrí con exageración mis piernas largas para que mi vestido ajustado subiera lo suficiente y dejara ver mi tanga color carne, ligeramente me acaricie por encima de ella, el chico se acercó se inclinó para besarnos, me puso de pie para quitarme el vestido, acariciando mi cuerpo, descubrió mi pechos grandes y redondos sostenidos por un brasier a conjunto de la tanga, me giro para colocar por detrás su enorme erección que ya sentía dentro de su pantalón restregandose en mis nalgas, con sus manos acariciaba mis pechos y metia una de ellas por debajo de mi tanga para sobar mis labios vaginales.
Se sentó en el sillón quitándose la camisa, ahora era yo la que se inclinaba para besar y acariciar su abdomen bien formado, el chico era delgado pero con un buen abdomen juvenil, me sente asu lado, buscando su verga, baje el zipper del pantalón y urge hasta dejar fuera mi premió, comencé entonces a darle la mejor mamada de su vida, su verga era descomunal más gruesa que la de Mario, era inimaginable que pudiera tener una verga tan gorda, comparada con la complexión de su cuerpo delgado.
Después de un rato de estar entretenida en su verga, intentando lograr meterla toda en mi boca, me recostó en el sillón y comenzó en su turno oral, ayudándose con una de sus manos introduciendo cada vez más dedos según la lubricación se lo permitiera, lo hacía excelente, moviéndose brusco y suave en los momentos indicados, se sincronizaba con mis gemidos de placer.
Me sentía extasiada, así que me monte y mientras me comenzaba a penetrar, con mis pechos frente a su cara, se veía su expresión de asombró, en esa posición controle los movimientos por un momento suave y sensual, por que tenia la mirada de mi marido sobre mi, ya esta con medio cuerpo fuera del closet, atentó a la escena de su esposa, disfrutando ser penetrada por una verga joven, su sonrisa motivaba a que continuará, con sentones sobre mi semental buscando que esa verga penetrara cada vez más profundo, cuando se cansó de lamer mis pechos, me tomo de la cintura, y me aventó sobre el sillón, me volteó para quedar en un asombroso doggystyle, escupió en mi trasero, luego en su mano para lubricar aún mas su verga, y simplemente introdujo su verga en mi ano salvajemente, sentí un dolor intenso en el, por el grosor de su verga, las primeras penetraciones fueron dolorosas, sentía que me romperia el culo, pero había un placentero descanso cuando retraía pero solo para tomar impulso para una nueva penetración, estaba enloquecido me penetraba como una perra, cada vez más intenso, no recuerdo cuando dejó de doler, y al dolor tomó su lugar un gozo que provocó un orgasmo que incrementó mis gemidos y gritos de placer.
Me retire de la posición, arrodillandome frente a su gruesa verga, y así como el penetraba mi ano, comencé a mamarla ayudandome con mi mano frotaba, en pocos minutos sentí la descarga de su tibio semen, con un sabor aún más delicioso que el de Mario, la cantidad también fue aún mayor, para evitar que escurriera por mi boca tuve que forzar unos tragos encantadores, pero no pude evitar embarrar una buena cantidad en su verga que había incrementado su textura en venas resaltadas. Así que tuve que limpiar toda ella con gentiles lamidas.
Con el pretexto de que mi marido no tardaría, lo despedí, en cuanto regrese a la habitación después de encaminarlo a la salida, encontré a Mario sentado en el sillón masturbandose su rica verga, que aunque no era igual de gruesa que la anterior si lo compensaba en tamaño, nunca había podido resistir meterla totalmente en mi boca y esa siempre era una meta al mamarla, desde el marco de la puerta con la sonrisa mas diabolica que pude, solo le dije - Listo amor, es tu turno -.
-Antes ven y besame, quiero probar tu boca que acaba de tragar el semen de otro hombre- me pidio.
Así tuvimos sexo como siempre, solo que ahora mi satisfacción estaba llena, cogerme a mi marido despues de otro, me lleno plenamente, y descubrí micro-orgasmos mientras lo hacíamos, juro que simpre me daría lo que necesitara. Ahora era su Puta.