La musa (1)

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LA MUSA

Eran 5:32 a.m. cuando al salir de aquel local la vi, no sabia si existía de verdad, o si fue producto del alcohol, la confusión o yo que se, pero a la mañana siguiente y con la mayor resaca de mi vida recordé esa mirada y sentí mi cuerpo temblar.

Mi semana pasó rápido entre exámenes y alguna que otra salida a los parques para beber algo, pero de vez en cuando se venía a mi cabeza esa imagen cada vez más borrosa e idealizada así que decidí olvidarme de aquello, en una gran ciudad la gente viene y va y lo mas seguro era que quizá jamás la volviese a ver.

Al salir de la universidad quedamos todos a las 10 para cenar y después irnos al Valkiria donde solemos tomar algunas copas, como tenía tiempo de sobra decidí coger mi cuaderno y salir por ahí a dibujar o escribir algo después de comer.

Más o menor eran las 4 y media, no hacía nada de frío y sin pensarlo un solo segundo me fui a un parquecito que hay a unas cuantas calles de aquí. En el tenía localizado un buen rincón, yo podía observar todo cuanto me rodeaba pero la gente no sabía ni si quiera que yo estaba allí.

Comencé a subir parque arriba y vi un par de chicas subiendo a la vez, no le di mucha importancia, pero una de las dos miró hacia mi dirección, la otra estaba cabreada o algo, la mente me dio un vuelco cuando vi que era ella, y si, era exactamente como la recordaba, nada de idealizarla.

Cuando me di cuenta estaba parada en mitad del parque, sonrojada así que pegué una carrera y me escondí en aquel rincón. Los minutos iban pasando y de mi cabeza no salía nada, no había nada de inspiración dentro de mi, ni la música ni nada, no había manera de que se me ocurriera algo con lo que empezar, alguna rima o algún dibujo, nada.

Estaba totalmente concentrada en el blanco de las hojas, al alzar la mirada allí estaba de nuevo ella, a 3 o 4 metros de distancia de mi, con los ojos enrojecidos y sola, con la mirada perdida en el suelo… en ese momento mi mano comenzó a dibujar unos cuantos trazos, líneas curvas, mientras yo no podía dejar de contemplar aquella belleza, aquella dulzura que emanaba.

No tenía control sobre mi, estaba rebosando inspiración, me tenía atrapada y me envolvía cada vez más, plasmaba con exactitud lo que estaba contemplando de ella sin que lo notase si quiera, pero en ese momento sonó mi móvil rompiendo aquel momento tan intenso.

Cuando volví a mirar estaba con la otra chica de nuevo así que me levanté y me alejé de allí, pasando justamente por detrás del banco del que provenían voces, gritos, sin duda era una gran discusión. Ella, la que decidí llamar mi musa, no levantaba la cabeza, no decía nada, parecía estar ausente frente a las voces y barbaridades que decía la otra chica.

Mis pasos eran muy lentos, no tuve más remedio que ponerme frente a ellas:

* ¿se puede saber quién coño eres tu? Más vale que te marches, aquí no tienes nada que ver.- me dijo muy molesta la compañera de la musa.

Yo no dije nada, a decir verdad ni si quiera la miré, solamente cogí la mano de aquella indefensa chica y tiré de ella para que se levantase. Ella no puso resistencia y sin mediar palabra se vino conmigo. Este gesto avivó la furia de la otra chica:

¿Dónde crees que te la llevas? ¡Déjanos en paz, es algo personal!-* en ese momento giré mi cara hacia ella, yo no estaba ni nerviosa, ni asustada, así que de una manera seria y tranquila le dije: No quiero que vuelvas a acercarte a ella, no es un aviso, déjala tranquila o te las verás conmigo y creo que no sabes muy bien quién soy…- ante este comentario enmudeció totalmente, agachó su mirada, se sentó en el banco y no volvió a decir nada, la verdad es que soy una persona muy imponente- así que adiós y buenas tardes…-* mi musa con las lágrimas en los ojos apretaba mi mano.

Tras esta despedida me di la vuelta y comencé a caminar, mi musa se quedó inmóvil pero volví a tirar de su mano y ella me siguió. Cuando por fin no habíamos alejado un poco de aquel lugar la miré, entre nosotras existía un incomodo silencio pero teniendo en cuenta que somos dos desconocidas y lo que acababa de pasar era lógico.

Me paré en seco, no quedaba mucha gente en el parque, ella también se paró y al mirarla me di cuenta de que aun tenía los ojos enrojecidos por el llanto, era preciosa, sus ojos aunque enrojecidos tenían un color muy intenso, saqué un pañuelo y se lo ofrecí:

* oye, tranquilízate, ya ha pasado todo, creo que no te volverá a molestar…- dije intentando que se tranquilizara.

* Yo…esto…quería agradecerte lo que has hecho por mi, de veras…- noté una leve sonrisa en su cara.

* No tienes nada que agradecerme… es solo que… nada, no importa, si quieres te puedo acompañar a casa, para que no vayas sola .- miré hacia abajo y me di cuenta de que todavía tenía cogida su mano, la solté.

* Si, la verdad es que me quedaría más tranquila.- vio que solté su mano en un rápido movimiento y que me sonrojé un poco y entonces apareció su sonrisa, esta vez si la pude ver realmente.

* Pues entonces vamos a tu casa. ..- le sonreí.

Comenzamos el camino hacia su casa, dijo que no vivía muy lejos pero que tendríamos que andar un ratito. Ella ya se encontraba un poco más tranquila por lo que comenzamos a hablar:

¿puedo hacerte una pregunta?-* me quedé un poco pillada, no tenía ni la menor idea de que tipo de pregunta podía ser. Si, claro.-* dije sin miedo.

Cuando viniste a rescatarme, me impresionaste, en serio, no pensé que alguien me pudiera sacar de esa manera de aquella situación y créeme que te debo una, pero ¿por qué lo hiciste?-* me miraba fijamente esperando su respuesta, ¿qué le iba a decir yo? ¿Qué lo hice porque la vi una noche y me quedé impresionada? ¿porque me gusta sin conocerla? ¿Qué fue un impulso? Pues fue más bien un impulso ,- era una buena respuesta .- no se, no pude soportar que te gritase de aquella manera… y vi que tu no te defendías… la verdad es que no se muy bien como pasó todo jajaja*

  • Jajaja estás loca- la hice reír y me encantaba oír su risa.

¿y tu por qué no dudaste ni un segundo en irte con una desconocida?-* tenía curiosidad. No lo se, me transmitiste seguridad… fuiste como un ángel, no sabes de verdad cuanto me has ayudado

  • ¿por qué te gritaba esa chica?- pregunté sin pensar - bueno, digo… si me lo quieres contar claro
  • Bueno digamos que las personas cambian, a veces te aferras a algo y no te das cuenta de que es algo malo para ti… pero quizá te lo cuente un poco más detallado en otra ocasión porque ya hemos llegado a mi casa, ¿te… apetece subir?- dijo sonriéndome de nuevo, me estaba derritiendo, deseaba subir con ella, seguir ablando, conociendo a mi musa pero de repente sonó mi móvil .- vaya parece que estás ocupada.
  • Lo siento, créeme que me encantaría subir pero quedé con mis amigos y quedaría muy feo si les dejase tirados, si quieres otro día.- noté cierta desilusión en su mirada. Bueno, pues muchas gracias de todas formas, espero que nos volvamos a ver pronto.- nos dimos un abrazo para despedirnos, su aroma se quedó marcado en mí, era muy dulce.

* Ya sabes, si te vuelven a molestar búscame por el parque jajaja.

  • Jajaja chao, cuídate.

Seguí caminando, escuché su puerta cerrarse cuando me di cuenta de que ni si quiera sabía su nombre, la había ayudado, habíamos hablado tranquilamente, cogimos una extraña confianza y no sabía ni su nombre, me sentía la persona más estúpida del mundo.

Me pasé por casa para soltar mi cuaderno rápidamente, eran las 7:30 y Paula y Leo me estaban esperando para tomar algo antes de volver a casa para arreglarnos y salir a las 10:

* Hola chicos, perdonadme de verdad, no podéis ni imaginaros por qué me he retrasado…- dije tras tomar un trago de la cerveza de Leo, había ido corriendo y tenía la boca seca.

Um… déjame pensar… una sobredosis de inspiración como siempre ¿no? Jajaja Erika, tenemos comprobado que tu inspiración nace 5 minutos antes de tener que irte a algún sitio jajaja - dijo Paula, yo pedí una cerveza . * Bueno eso también me ha pasado , pero si hubiera sido inspiración solamente hubiera llegado a mi hora jajaja

  • Bueno nena pues entonces cuéntanos y no nos intrigues más jaja.- Comentó Leo. Pues veréis

Les conté toda la historia, que si estaba tranquilamente en el parque, sin ideas y apareció ella, también les conté como sin razón alguna alejé a esa chica de su gritona compañera, todo. Ellos estaban atónitos, estaban impresionados, escucharon toda mi historia sin interrumpir ni una sola vez:

* y nada más, eso fue todo jajaja.

  • ¿y no subiste? Eres tonta…- dijo Leo todavía impresionado .

  • Vaya, parece que esa chica te ha tocado la fibra sensible ¿eh? Jajaja a ver si es que con tan solo un ratito te has enamorado de ella jajaja y a todo esto no nos has dicho ni cómo se llama

  • Que no mujer jajaja- que gran mentira les dije, me había quedado fascinada- es solo que me ha parecido muy simpática, y en cuanto al nombre… no lo se, no nos presentamos.

  • ¿y la volverás a ver?

  • No se, ojala…- se me escapó con la mirada perdida.

* ¡UY UY UY! ¡se nos ha enamorado de verdad! Jajaja- gritaron ambos.

Salimos de aquel bar a las 9, nos despedimos los 3 y cada uno nos fuimos a nuestra casa para ducharnos y vestirnos. En el tiempo que estuve caminando hacía casa solo pude pensar en ella, tenía ganas de encontrármela otra vez, de verla, no podía sacármela de la cabeza además tenía en mi cabeza la idea de dibujar su cuerpo desnudo, eso si que debería de ser un placer.

Al entrar por la puerta lo primero que hice fue coger mi cuaderno y observar aquel dibujo suyo, en cada trazo, en cada línea se notaba la fuerza y lo intenso de aquel momento en el que rebosé inspiración.