La muñequita de papá, la puta de su tío. (CE 2.5)
CE: Capítulo especial. Conocemos la historia desde la perspectiva de un hombre.
Mensaje al lector.
Este capítulo NO es la continuación de la historia. Es el contenido de los anteriores dos capítulos descritos por otro personaje, desde su punto de vista, sentir, gustos y placeres.
Este capítulo especial es creado en respuesta a los comentarios del segundo capítulo, con el ánimo de mejorar su perspectiva sobre el contenido de esta historia.
Ojalá les guste.
Capítulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/93648/
Capítulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/94298/
Capítulo especial: Violando a mi prima.
Era una mañana tranquila, de esas en las que simplemente no quieres levantarte de la cama. Papá no estaba en casa y aunque tenía la oportunidad de entrar a ver porno en internet, incluso esa idea me daba pereza.
Daba vueltas en la cama, no dormía, no me levantaba, tenía hambre y ganas de orinar. El teléfono sonaba y no lo atendí.
Volvió a sonar, dos y tres veces. Ante la insistencia pensé que podría ser mi papá, así que por fin me levanté. Caminé con pereza hasta el pasillo donde estaba el teléfono y levanté el auricular.
-¿Hola?-
-¿Hijo?...-
-Sí papá, estaba dormido...-
-Tengo malas noticias, tu tíos murieron en un accidente de auto...-
Su voz sonaba demacrada. Sentí un frío en el pecho cuando me dio la noticia. No respondí.
-¿Hijo, me escuchas?-
-Sí papá...-
-Voy a pasar por ti en 30 minutos. Báñate y come algo, iremos a casa de tus tíos para estar con tus primas...-
-¿Cómo están ellas?-
-Aún no lo saben, yo recibí la noticia. Nosotros vamos a decírselos...-
-Está bien, maneja con cuidado-
-Sí, hasta luego-
Cortó la llamada. Colgué el teléfono y caminé hacia mi habitación. Me senté en la cama para intentar digerir la noticia.
-Pobre Lorena... pobre Vainilla...- murmuré.
Me saqué la playera y después los boxer. Me puse las sandalias y tomé una toalla de mi ropero. Fui al baño.
El agua estaba cálida y empecé a lavarme con el jabón. Empecé a pensar en Lorena, la prima buena de mi familia, siempre me había excitado su carita de niña, su estatura bajita y su belleza no común en este país. Sin duda había obtenido toda su belleza de su madre. Mi tío había sido muy listo en enamorar a mi tía en aquél viaje a Rusia.
Mi tía estaba muy bien para los treinta y tantos que tenía, quizá 38. Me había masturbado imaginando que en alguna fiesta mi tía me llevara a su habitación para coger, mi primera vez. Tenía un buen culo, buenas piernas y unas pechugas prominentes, las cuales según mi papá me había contado, mejoraron su aspecto una vez se había embarazado.
La primita había obtenido casi todas las curvas de su madre, excepto quizá los senos grandes. Pero era cierto que mi prima era menudita y joven, quizá al crecer sus pechugas serían como las de su madre. Lorena era una muñeca de culo levantado, incluso en jeans se le notaba esa forma de corazón invertido en la figura de sus nalgas.
Además sus piernitas eran hermosas. Esa figura rellenita justo al llegar a su entrepierna era muy excitante para mí. Su cadera la hacía lucir culona, a pesar de no ser una chica caderona común, más bien era que su cintura ceñida sumada a sus caderas levemente anchas, además de ese culo precioso y piernitas levemente rellenitas, hacían ver del centro de su cuerpo, su mejor decoración.
Mi pene se había despertado. Ahí estaba, listo para coger, sólo faltaba con quién. Empecé a masturbarme imaginando cómo sería coger con Lorena, comer ese culo delicioso, justo por el ano.
Eyaculé aún en la regadera y con la mente más fresca me di prisa para terminar de lavarme, vestirme y si tenía suerte, comer algo.
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-... de ahora en adelante, vivirán con nosotros. Tendrán sus propias habitaciones y las haremos sentir en casa...- recitaba mi padre ante un par de primas envueltas en mar de llanto.
No sabía cómo recibir la noticia. Lorena y Vainilla vivirían en mi propia casa. ¿Acaso mis fantasías podrían volverse realidad?...
Lorena y yo teníamos una relación relativamente lejana desde aquél día en la niñez que la arrojé por accidente al lago de los patos. No teníamos más que 10 y 9 años, ella siendo la mayor.
Aún así, después de llorar en el pecho de mi tío, le ofrecí el mío que aceptó sin chistar. Le abracé y sentí con facilidad sus costillas bajo la blusa que usaba. Era delicioso sentir el calor de su piel, su figura torneada y delgada y respirar el aroma de su cabello rubio bajo mi nariz. Era bueno haberme masturbado, hubiera sido vergonzoso tener una erección cuando ella lloraba.
Ayudé en la mudanza. Lorena parecía estar destrozada por dentro, pero intentaba sonreír por fuera al menos cuando Vainilla estaba presente. Yo le miraba mucho en secreto, sus ojos hermosos transmitían una enorme depresión que, sin embargo, no demostraba.
A pesar de lo vivido, tenerla en casa no era tan malo. Empezó a tomar responsabilidades que nadie le adjudicó y de pronto empezó a notarse la presencia femenina en casa.
Era mejor aún verla en 'fachas', es decir, cuando vestía ropa informal que comúnmente no usaría al salir de casa. Verla usar pants deslavados por el cloro, que a pesar de ser sueltos siempre se ceñían en el culo. Verla usar playeras infantiles, verla andar en pantuflas. Mejor fue el verano cuando usaba shorts, que me dejaban ver sus piernas y aunque ella no lo quisiera, se le entallaba el culo de manera exquisita.
De pronto Lorena se convirtió en mi obsesión. Cientos de eyaculaciones tuvieron lugar en su nombre. Pronto tuve un par de oportunidades de fotografiarla desnuda justo después de salir de la ducha. Noté que jamás cerraba la puerta de su habitación con seguro. Fue entonces cuando la abría en silencio y deslizaba mi celular para fotografiarla o tomar video.
Me descubrió y eso fue lo más excitante. Ella jamás reclamó, jamás se enojó y jamás fue a llorar con mi padre. A ella también le excitaba saber que yo la espiaba. Ella deseaba ser espiada.
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Mi padre me descubriría masturbándome con uno de los videos que logré tomar de mi prima mientras se vestía. Esperé cualquier reacción, excepto aquella en la que me pidió darle todo el material.
Por suerte yo tenía una copia y él creyó que lo había eliminado de mi computadora. Pero a mí no me engañaba, estaba seguro que él también vería cada foto y video que había logrado obtener de mi prima. Aquellos en los que se veía desnudo ese hermoso culo y el cómo apenas colgaban sus hermosos pechitos.
Mi padre me revelaría un secreto de familia un par de noches después. Él tenía relaciones a menudo, desde hacía años, con mi tía, es decir, la madre de Lorena y Vainilla. Él estaba tomado, eso le dio el valor de revelarme tal noticia. Me dijo con un nudo en la garganta que, mi tía le reveló no saber si Vainilla era hija de mi padre o de mi tío.
Vainilla era muy similar a Lorena, pero en versión miniatura de 12 años. A simple vista era difícil saber entonces si ella era mi hermana o mi prima.
Mi padre me reveló en aquella noche en la que hablamos de hombre a hombre, que a mi tía le encantaba ser sodomizada, ser amarrada en la cama e incluso con poleas en el aire. Muchas ocasiones tuvieron sexo, sexo del fuerte y eso podía haber derivado al final en el embarazo donde nacería Vainilla. La infidelidad de mi tía se reduciría con el nacimiento de su segunda hija, aunque no por completo. Mi padre y mi tía había tenido relaciones incluso 3 días antes del accidente.
Mi padre se había ganado mi respeto. Él había cogido con la tía que tanto yo deseaba, de tantas maneras tan perversas, que simplemente se había ganado mi respeto.
Ahora Lorena era la versión juvenil de su madre. Ya no era un secreto que tanto a mi padre como a mí nos atraía Lorena sexualmente. Además, mi padre tenía entero poder sobre el dinero y propiedades heredadas del par de muñecas al menos por 3 años más. Lorena no tenía más familia en este país, todo se había conjugado de una manera hermosa para obligarla a ser la nueva mujer de esta casa, sexualmente hablando.
Mi padre estaba de acuerdo, pero esperaríamos a su mayoría de edad. En cuanto cumpliera 18 años la haríamos la puta familiar.
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El último mes antes de su mayoría de edad fue eterno para mí. Ya deseaba su cumpleaños, ya deseaba cogerla.
Su cumpleaños llegó y con él, la noche de hacerla nuestra había llegado.
El plan era usar un fuerte somnífero que la dejara dormida profundamente y entonces cogerla los dos como quisiéramos. Esa noche mi padre fue a su habitación y le engañó dándole un vaso de leche. Yo me aseguré de que Vainilla estuviera dormida antes de empezar todo, ya que sus habitaciones estaban juntas.
Ahí estaba Lorena, completamente perdida, usando una pijama de tela ceñida de color rosado. Mi padre me pidió colocar el seguro y empezó a desabrochar la parte de arriba de la pijama. Como era de esperarse, no usaba sostén. Sus pechos blancos aparecieron con un par de hermosos pezones rosados y pequeños. Miré cómo mi padre tomó una de sus tetas con una mano y yo no esperé una invitación para tocar la otra.
Su piel era suave, cálida. Mamé su pezón y este respondió con una erección prácticamente al instante. Mi padre sentó a Lorena y juntos le quitamos la parte de arriba. Después la recostamos para retirar el pantalón de la pijama.
Me ofrecí para levantar la cadera mientras mi padre jalaba la ropa desde los pies. Coloqué justo las manos en su culo para levantarla. Sentir sus nalgas en mis manos fue muy excitante. Miré su ropa interior, aquellos boxer femeninos que ella solía usar.
Deseaba mirarla desnuda, así que le quité los cacheteros rápidamente en una acción que no le agradó a mi papá. Aún así, le abrí las piernas para mirar su vagina. Su piel era rosa levemente oscura. Sus vellos eran de un color castaño oscuro. Lorena era hermosa.
Mi padre le quitaría los pequeños calcetines que ella estaba usando y así, quedó desnuda frente a nosotros.
-¿Qué quieres hacerle?- me preguntó mi padre.
Mi respuesta era obvia, aún más que su vagina, yo deseaba comerme su culo, partirle ese ano con mi pene y eyacularle bien adentro.
-Por atrás...- respondí.
-Está bien, pero yo iré primero.- ordenó. No tuve más que aceptar.
Justos giramos su cuerpo. Mi padre me pidió amarrar unos lazos de cuero a las patas traseras de la cama, que a su vez ajustaríamos con un argolla estilo cinturón, justo en las muñecas de Lorena.
Su cuerpo era increíble. Su espalda extendida era angelical. Podía notar levemente un par de costillas en ella y una cuenca por todo lo largo de su espina que desembocaba en ese culo en forma de corazón.
Mi padre sacó su pene. Jamás se lo vi, era gordo y más largo que el mío, era cabezón. Evité mirarlo, ya que me parecía grotesco.
-Ábrele el culo y ponle esto. Métele un dedo y pónselo adentro también- me ordenó mi padre.
Yo estaba encantado. Abrí sus nalgas con una mano y admiré un segundo su ano. Su piel seguía siendo blanca incluso ahí, obviamente más oscura, pero blanca al fin. Coloqué lubricante en su ano y me apresuré a penetrarla. Estaba muy apretado y caliente. Sentí cuando pasé a su recto e introduje el dedo hasta el fondo. Sentí algo por dentro y supuse que sería excremento, pero en todo caso era muy excitante. Metí y saqué el dedo unos segundos hasta que mi padre me detuvo.
-Así está bien, mantenle el culo abierto- ordenó.
Miré cómo colocó su pene en el ano de Lorena y presionó lento hasta que Lorena se fue abriendo poco a poco y permitió la entrada del falo de mi papá. Haber visto cómo su ano se tragaba el pene de mi padre había sido extraño, muy excitante.
-Toma la cámara que dejé en el escritorio. Graba su cuerpo, su rostro y su culo mientras la cojo, pero no se te ocurra tomarme a mí, tampoco hables.- Me ordenó. Yo seguí las órdenes y empecé a grabar.
Mi padre se tomaría su tiempo, se la cogería con paciencia y ganas. Tuve que hacerme a un lado cuando los movimientos empezaron a ser más violentos. Yo grababa su cuerpo que se movía como trapo ante las embestidas, grababa su culo, su espalda, su rostro.
Mi padre se detuvo y con señas me pidió acercar la cámara justo al ano de Lorena. Sacó el pene por completo y observé el culo de Lorena completamente abierto, su ano se abría y cerraba como si estuviese respirando. Después empezó a cerrarse y mi padre volvió a penetrarla violentamente.
Mi padre tardaría en total unos 18 minutos en los que grabé cómo le daba de nalgadas, como le estrujaba el culo, cómo le abría las nalgas, cómo penetraba su ano, cómo a pesar de ello Lorena mantenía un rostro tranquilo.
Grabé cuando mi padre eyaculó adentro. Grabé cuando sacó su pene sucio en mierda, incluso el ano de Lorena estaba sucio, de nuevo respirando, abriéndose y contrayéndose y al final, sacando un poco del semen.
-Tu turno...- dijo mi padre.
Saqué mi pene duro, no me importaba ensuciarme de su mierda si salía de ese hermoso culo. La penetré con facilidad porque estaba aún dilatada.
-¿Qué haces?... usa condón...- habló mi padre. Simulé no haberle oído y seguí penetrándole, pero me obligó a hacerlo.
Rápidamente me puse el condón para seguir cogiénomela. La penetraba lo más rudo posible con la intención de romper el condón y volver a sentir su recto cálido.
Pero el sexo rudo me hizo eyacular. Estaba exhausto.
-¿Ahora qué?- pregunté a mi papá.
-Estas son llamadas 'bolas-chinas'. Van aumentando de grosor. Méteselas en el culo. Si no entran las últimas bolas, lubrícalas y mételas con fuerza. Yo voy a grabar- ordenó.
Estaba feliz de metérselas. La primera entró con facilidad, al igual que la segunda y la tercera. A partir de la cuarta era más complicado, pero las metí con fuerza. La quinta le abrió el culo por completo, era de al menos 5cms de diámetro.
La sexta bola era enorme, debía tener unos 7 centímetros, como aquellas tapas de los desodorantes 'roll-on'. Intenté meterla con fuerza en dos ocasiones, pero su ano no abría más.
Lubriqué la boca y la coloqué en su ano. Después presioné con fuerza y en tres segundos su ano se había tragado la sexta bola. Esta bola incluso hacía ver su ano de manera distinta, como si estuviera intentando sacarla y empujara desde adentro. Por ello metí el dedo y empujé la bola hasta que estuve seguro que no se saldría.
-Perfecto... ahora vamos a cogerla por adelante. Tu primero- dijo mi padre.
Ya me había quitado el condón y me hice el tonto para cogerla así.
-Ponte condón...- ordenó. Lo hice de malas.
Levanté su cadera y abrí sus piernas. Coloqué una almohada abajo y cuando estuvo lista, penetré por la vagina. La penetración fue sencilla, al parecer estaba lubricada.
Aquello me excitó más, el cuerpo de Lorena estaba disfrutando esto. Empecé a penetrarla con fuerza, sentía su calor y su vagina apretada. Por lástima tenía el pene sensible por el sexo anal y me vine rápido.
-Es mi turno, pero yo voy a voltearla. Ayúdame...- me pidió mi papá. Entonces noté que Lorena tenía los ojos abiertos con una mirada muy perdida.
-Está despertando...- advertí.
-Ponle esto...- mi papá me dio un antifaz negro que coloqué con cuidado.
Mi padre terminó de desamarrarla y yo sostuve sus brazos. Noté un poco fuerza en ellos, como si intentara liberarse, sin duda Lorena empezaba a darse cuenta de lo que estaba pasando. Ahora sería aún más excitante.
Lorena fue volteada y mi padre le abrió las piernas, colocándolas en su cuerpo.
-Graba...- ordenó.
Grabé cuando mi padre la penetró por la vagina. Los senos pequeños de Lorena iban y venían con violencia según el ritmo de las penetraciones. Hice acercamientos a la vagina que se abría a su máximo.
Conforme fue pasando el tiempo mi padre fue recargando su peso en Lorena, lo que le levantó el culo, ya que tenía las piernas en los hombros de mi papá. Grabando mi di cuenta que la sexta bola volvía a intentar salir, así que la empujé con un dedo y seguí grabando su ano, sus nalgas ahora a medio abrir y las penetraciones de mi padre.
También grabando noté que Lorena movió la cabeza suavemente y empezó a morder uno de sus labios y a jadear con suavidad. Era muy excitante, la zorra estaba disfrutando.
Según el video, habían sido 14 minutos los que mi padre se la estuvo cogiendo. Grabé la venida por dentro y la vagina dilatada cuando este sacó su pene. Empezó a escurrir el semen hacia atrás. Paré el video.
Lorena empezó a mover las piernas al terminar.
-Está despertando más...- susurré.
-Ponle esto en la nariz, la va a dormir otra vez- me ordenó mientras empapó un pañuelo en un líquido similar al alcohol.
Así lo hice. Lorena mantuvo el cuerpo contraído unos segundos. Al final se relajó.
-Me voy a dormir, hazle lo que quieras. Si te la vuelves a coger usa condón, el privilegio de cogerla sin condón es mío...- me dijo mi padre mientras salió.
Se me ocurrió cogerle el culo una vez más. Le levanté las piernas y noté la sexta bola empujando desde adentro. Pensé que sería mejor dejarle eso adentro hasta el otro día, que ella misma se las sacara al darse cuenta de que la habíamos violado.
Metí mi pene a su boca. Ella estaba completamente perdida. Logré masturbarme para terminar en su cara, pero erré los disparos y sólo ensucié su cuello y parte del colchón. Al final estaba exhausto, le solté las muñecas y le cubrí el cuerpo con una sábana, sólo por si Vainilla venía al día siguiente, para que no la encontrara desnuda.
Después me fui a dormir.
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A la mañana siguiente me despertó el sonido del agua correr por las tuberías. Lorena debía estarse duchando. Desperté muy caliente y no había nada más en mi mente que la idea de volvérmela a coger.
Decidí ir a su habitación y esperarla cuando regresara de la ducha. Ahora me la cogería despierta le gustara o no.
Al entrar a su habitación noté las bolas chinas, estaban sucias, ahí en la cama. Miré de nuevo la última bola, era sorprendente que le hubiera entrado eso.
Tardó unos 10 minutos en llegar a su habitación. Parecía asustada, ya que llegó corriendo e incluso tiró su toalla al entrar. Le miré el culo de nuevo, era hermoso.
-Hola primita, bonito culo...- le saludé. Ella giró sorprendida. Su mirada parecía asustada.
Nos haríamos de palabras, en las que en todo momento no podía dejar de observar su hermoso cuerpo. Tenía unas enormes ganas de verla mamar mi pene y tragar cada gota de mi semen.
Me amenazó con una escoba y yo utilicé la mejor amenaza que había planeado. O se dejaba coger o violaría a Vainilla. Al menos eso le haría creer.
Vainilla tenía 12 años, tenía unas tetitas apenas en crecimiento y un culito respingón, pero nada más. Sí me la cogería algún día, pero aún no me excitaba como para hacerlo. Aunque la idea tampoco me eran tan desagradable como para no obligar a Lorena.
En un descuido de Lorena, logré quitarle la escoba y la lancé a la cama con fuerza para evitar cualquier acto de violencia de ella hacia mí.
Nuestra diferencia de estatura era de al menos 30cms y por lo menos unos 40 kilogramos de peso, podía obligarla con mi propia fuerza.
Le amenacé con violar a su hermana. Ella me amenazó de distintas maneras. Desde castrarme hasta ir con la policía. Al final eran sólo amenazas vacías.
La obligué a aceptar tener sexo conmigo consentidamente, ella debía acceder siempre que yo quisiera y así jamás tocaría a Vainilla.
Cuando ella aceptó me sentí triunfar. Tenía su pequeño cuerpo desnudo debajo de mi y ahora la iba a coger sin condón, como no pude hacerlo la noche anterior.
Le obligué a adoptar posición boca abajo y le amarré las manos como en la noche pasada. Ella no parecía contenta, pero no tenía otra opción más que aceptar mis órdenes.
Miré su culo cuando ella adoptó la posición de 4 patas. Era hermoso. Esa posición le abría las nalgas casi por completo y me permitía ver su ano, el cual se veía rosado e incluso inflamado. También podía ver sus labios vaginales de color rosa y una hermosa vagina que deseaba sentir mi pene.
Ella seguía quejándose y parloteando. Recordé que mi padre había traído cinta la noche pasada para usar en la boca de Lorena, sólo por si acaso gritaba.
Le exigí saber dónde guardaba su ropa interior y le metí uno de sus diminutos boxer a la boca, para después colocarle cinta.
Ella bajaría el culo, resistiéndose a mis peticiones de mantenerlo bien en alto. Decidí castigarla cogiéndola por el culo, no importando cuánto le doliera a ella.
Abrí sus nalgas con violencia y sin miramientos presioné mi pene sin condón en su ano. Ella levantó el trasero como intentando evitar que la penetrara. No usé ningún lubricante y penetrarla en seco resultó mucho más placentero para mí. Oía sus gritos ahogados en los cacheteros que había metido a su boca.
Ella empezó a mover el culo, moviendo el cuerpo como gusano, en un intento de quitarme de encima. Aquello sólo me daba más placer.
Su recto era muy caliente, era apretado, sentía su pulso. Las penetraciones eran difíciles porque su ano apretaba con fuerza y no resbalaba el pene. Tomé sus nalgas, una en cada mano y las apreté abriéndole bien el culo. Miré cómo su ano se alargaba cuando la penetraba y contraía cuando hacía hacia atrás mi cadera.
Ella empezó a mover sus brazos con violencia, intentando liberarse, haciendo mucho ruido. No había cerrado la puerta con seguro y temí que Vainilla viniera y nos viera teniendo sexo, sin embargo no pensaba dejar de penetrarla.
Seguí hasta que sentí que pronto eyacularía, quería eyacularle en la vagina. Ella usaba un parche anticonceptivo en una de sus nalgas, seguramente porque tendría por ahí encuentros con quién sabe quién, ya que no tenía novio.
Saqué mi pene de su culo y con las manos abrí sus piernas. Toqué su vagina con una mano y abrí sus labios, sólo para clavar mi pene adentro.
Sentí cómo contrajo su cuerpo ante mi penetración. Había dejado de luchar y se quedó inmóvil mientras le terminaba bien adentro. Eyaculé mucho, para inundarle las entrañas.
Terminé. Ella tenía la mirada perdida y estaba llorando. Cuando se percató de mi mirada, me lanzó otra con furia.
Era una gata en celo, así que para enseñarle quién mandaba, decidí dejarle ahí amarrada. Vendría por ella y otra buena dosis de sexo cuando hubiera descansado.
Salí de la habitación y me encontré con Vainilla en el pasillo. Ella me miró con miedo, posiblemente me había observado mientras violaba a su hermana. Seguí mi camino hacia las escaleras. Era hora de desayunar.
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Mensaje al lector:
Me he esmerado mucho en este capítulo, intenté plasmar el pensamiento del hombre en él, por lo que tuve que ser lo más perversa posible. Fui detallista y les di contenido.
n_n Quizá me tome un tiempo de descanso, pero seguiré con las historias.
Saludos.