La mujercita que hay en mi

Se trata de mis vivencias de mujer, como se despertó en mi esta forma de ser femenina.

Mi Relato: Maria Cecilia Prada

Esta historia, que no pretende impresionar a nadie solo contar mis vivencias que pueden ser interesantes o no pero que quiero compartir con quien desee leerlas.

Todo comenzó cuando tenia como 12 o 13 años, allá en mi Santiago natal, una tarde de verano sin tener nada que hacer mas que deambular por la casa y desear estar con una mujer, por lo que la masturbación se presentaba en cualquier momento digo se presentaba porque era así, unos deseos irrefrenables, me llevaban a hacerlo, esa tarde decisiva en mi vida, se me ocurrió ponerle ropas de mi mama a una almohada, para simular una mujer, pero al ver los resultados no me gustaron en absoluto por lo que me dije, mi cuerpo es parecido al de una mujer porque no me pongo yo eras ropas y así la simulación pudiera resultar mas real.

Y así fue pero ocurrió que sin darme casi cuenta abrí una puerta que no se cerraría nunca mas, vestirme de mujer o por lo menos con ropa intima: calzones, sostenes, fajas, medias, faldas, en esos tiempos fueron mi fascinación por toda mi adolescencia y mi juventud, en ese tiempo lo que más audaz realice fue salir con calzones y una faja a la calle lógicamente debajo de mi ropa de hombre, y así siguió el tiempo siempre súper escondido y poniéndome las ropas de mi mama y de mi hermana, o de otras mujeres que estuvieran ocasionalmente en mi casa o que yo tuviera acceso, el mirar en ese tiempo las vitrinas que vendían ropa intima femenina era un gran deseo, me detenía algunos instantes no me atrevía a mas, o desde la calle montado en un bus, me solazaba mirando esas prendas que me quitaban el sueño, así por largos años continué con las mismas precarias formas de sentirme un poquito mujer, claro que yo no me daba cuenta de eso en ese tiempo era una vivencia muy escondida en mi por lo que ni siquiera pensaba mucho en eso, la vida normal de un muchacho, que estudiaba, era buen estudiante, seguía su curso muy normal en el exterior pero con este secreto muy guardado y que cuando podía lo realizaba muy de tarde en tarde.

Siempre en ese tiempo acompañado de la masturbación correspondiente, mi gusto por las mujeres era el mismo de cualquier joven y las actividades siempre fueron las normales para la edad y la condición, por lo que con el tiempo y leyendo a escondidas algunas pequeñas cosas llegue a la conclusión de que soy un travestís heterosexual, que mantiene su condición de hombre al que le gustan las mujeres y que también le gusta vestirse de mujer, como he aprendido con el curso del tiempo, me case a los 23 años con una mujer maravillosa con la cual hoy 33 años después vivo muy feliz y realizado, tanto en mi vida personal como en la profesional, en estos años de vida matrimonial, hemos sido una pareja muy unida feliz, muy armoniosa y con la cual me siento realizado, mi vivencia de ponerme ropas de mujer continua ahora mas escondido y eran las ropas de ella las que me ponía en los raros momentos en que estaba solo en casa y que podía, sus calzones, sostenes, medias, trajes de baño.

Eran de las pocas cosas que me ponía pero aun solo con esas me sentía muy feliz, con el tiempo ya estando en Caracas, Venezuela, me aficione a comprarme mis propias ropas, y me las ponía en la oficina donde trabajaba, en el mediodía cuando no había nadie en ella y como eran muy pocos empleados, yo disfrutaba los mediodía pues me traía el almuerzo de mi casa mi esposa siempre me lo preparaba, y yo salía a comprármela y me la ponía en esos momentos que me fascinaba, en una oportunidad se lo conté a mi esposa y se formo una tormenta que lógicamente duro un tiempo, y significo dejar esta forma de satisfacer mis deseos y volver al punto anterior, pero con la secreta ilusión de que tarde o temprano ella me permitiera vestirme de mujer, yo seguía en secreto y raras veces poniéndome sus calzones, sus sostenes, pañuelos medias, blusas, en fin todo lo que me pudiera poner en los contados momentos en que podía y que estaba solo en casa, así siguió transcurriendo el tiempo yo con mi deseo escondido y la vida normal en casa todo muy bien porque lograos constituir una familia muy bonita y con deseos de superación de todos logrando metas y alcanzando una vida muy placentera para todos

Los hijos se fueron marchando como la ley de la vida impone y nosotros tan unidos como siempre y queriéndonos mas cada día, las relaciones sexuales con mi esposa han sido siempre estupendas nos entendemos muy bien en la cama como en todo, y nuestros juegos han sido ricos y tenemos todo tipo de historias que contar al respecto, pero bueno sobre lo que me interesa contar hace ya como unos 12 años un día en que estaba resfriado le pedí a mi esposa que me prestara sus calzones pues sentía como escalofríos y ella me los puso, que sensación maravillosa él tenerlos puestos y que ella lo supiera, esta acción significo una nueva y maravillosa relación con mi esposa en los que atañe a mi gusto por ser un poquito femenina, me prestaba los calzones todo el tiempo que quería, y poco a poco yo fui avanzando en pedirle que me comprara calzones para mi solita, vamos juntas a comprarlos y a elegirlos, ella me empezó a llamar mujercita, lo cual me fascina y me hace sentirme un poquito mujer, en estos años he acumulado, todas las cositas solo mías: calzones, sostenes, faldas me enloquecen, blusitas, y me pongo en casa cuando no hay nadie mes mis ropitas de mujercita, y desde hace unos dos años que terminaron de irse de casa los hijos, duermo con camisa de dormir de ella y también unas que nos compramos para las dos que rico dormir todas las noche con blusitas de mujer.

Me siento realizada con ello, debo decir que antes de que quedáramos solos yo me ponía vestidos y faldas en un apartamento en la playa que tenemos, era lindo esperar el fin de semana para estar allá vestida de mujer con faldas blusas y calzones, o vestiditos de playa que ambas nos compramos casi todo desde hace bastante tiempo es comprada para las dos, nos gusta o me gusta a mi porque ella no acepta esta cosa y se siente desorientada y no entiende esta afición mía a vestirme de mujer, pero por el gran cariño que me tiene me sigue la corriente, es maravilloso estar en casa vestida de mujer, tengo mas ropita y me fascina cuando hablamos de mí y ella me dice tonta, guevona, estúpida y cosas así a mi me vuelven loquita y la animo a que lo haga, todo este periodo ha sido para mi sensacional porque he podido estar en casa vestida, y ponerme vestidos collares pulseras, sus zapatos, casi de todo, claro que de maquillaje nada de nada, no me atrevo a hacerlo porque pudiera ser la gota que rebase el vaso y me niegue su permiso para estas cosas sobre todo delante de ella que es lo que mas de gusta de todo, en la playa repito la misma tónica, y allá tenemos vestidos de playa muy escotados que las dos nos ponemos y así yo cocino lo cual me gusta mucho y la atiendo a ella que me deja estar así vestida, con esto de la Internet, que yo uso hace varios años no se me había ocurrido, usarlo para enterarme sobre mi vivencias de vestirme de mujercita, hace un par de meses se me ocurrió y así ahora tengo mis propias cuentas de correo de mujer, tengo nombre que antes no tenia.

Me llamo Maria Cecilia Prada, y he podido conocer que no soy un bicho raro y hay muchas personas como yo y con las cuales poder conversar y intercambiar experiencias y vivencias, así lo hago estoy suscrita a grupos de ellas, y tengo algunas amigas que tienen los mismos gustos y preferencias sexuales, todo este cuento que no tiene quizás mayores cosas espectaculares, pero es mi vida de mujercita, relatada para compartir con otras de mi condición esta faceta de mi vida, que no tengo con quien compartir a mas de mi esposa, a la cual no puedo agobiar con tanta cosa pues se molesta y puedo volver al punto cero, y no quiero por nada del mundo que me impida vestirme de mujer, por lo que trato de no forzar la marcha par nada, lo permitido esta permitido y nada mas, esta relato llega a su final diciendo que una de las cosas que mas de gusta del momento actual es que con el Internet puedo tener contacto con otras amigas, dar rienda suelta a mi lado femenino, y hacerme la idea que soy una mujer y que tengo mi identidad mas o menos definida, soy un hombre que se siente mujer, y que poco a poco ha ido haciendo lo que le gusta que es estar vestida de Mujer

Maria Cecilia Prada