La mujer insaciable
¿Cúal la máxima capacidad de placer de una mujer? Continuación de una serie a tres manos.
LA MUJER INSACIABLE.
Elena estaba contenta. Femme había venido a verla, y aunque ella decía que estaba un poco producida, en nada se notaba. Era una mina con un lomo bárbaro. Debía hacer los honores a la hispano- francesa. La vio más relajada, cuando pasó por su habitación a buscarla.
Estaba muy linda con un vestidito sin hombros que descansaba en las lolas duras. La pollera por encima de las rodillas dejaba ver las piernas torneadas.
"No te pongas taco muy alto, que tendremos que caminar"- le sugirió.
Se montaron en el coche que descapotó, el humo había desaparecido hasta el próximo cambio de viento.
La llevó a Caminito, la Costanera, los jardines de Palermo y vuelta al centro, metió el vehiculo en un garaje por horas.
No habían parado de hablar, por un lado los comentarios de lo que veían, por otro lo que le chocaba a la gallega, sobre todo los colectivos con sus humos y desorden. Elena le cantó una vieja canción de los Luthiers : "Somos los colectiveros". Rieron juntas. Pero la argentina quería saber lo que había pasado con su suegro. Le conocía bien, siempre polla en ristre , el mejor cliente de la Viagra, procurando rozarla y toquetearla. La verdad que eso la excitaba, pero le picaba la curiosidad de cómo veía el tema su compañera.
"Harrison Ford no es, ni el Sean Connery, pero pone vocación y ganas. Y vale para un desfogue"- explicó Femme.
Entraron en el Tortoni y tomaron un cortado en jarrito, descasaron un rato y volvieron a la calle. La avenida de Mayo con sus restaurantes españoles, en los que se peleaban los partidarios de uno y otro bando durante la Guerra Civil de la Península. El hotel donde se alojó Lorca, y luego a Corrientes.
Femme se quedó maravillada de las librerías de restos de edición, comprando libros como una loca, y maravillada por los Multiteatros. Elena le aclaró que en los fines de semana , en Buenos Aires ponen más de 200 obras diferentes, mucho más que en Nueva York o en Londres.
La tarde caía era hora de volver a casa.
La argentina sabía que Femme andaba buscando a su marido, el Bueno Pá Tó, como le llamaba. No le importaba compartirlo, siempre que pudiera hacer el amor con la española, pero también sabía que a esta, no le llamaban los juegos lésbicos, así que tendría que ir con cuidado. Pero tenía claro que la mujer no se le escapaba, su espíritu de felina depredadora estaba en marcha, y porque no decirlo, de tanto mirarla y oírla, en su concha notaba esa sensación que era preludio de líquidos sensuales.
Dejaron el coche en el aparcamiento de la casa, a la extranjera le había chocado la cantidad de parking por horas de la ciudad, y se fueron a sentar en la terraza de la Biela. Era una insinuación, el lugar donde ella y Julia esperaban a su amante.
"Creo que estoy poco sensual, espera y si viene el mozo me pide un chop de cerveza"- dijo Elena , mientras se levantaba para ir a los baños. Se quitó el corpiño, se desató tres botones de la blusa, dejando ver algo más que el canal de sus senos, se pellizcó los pezones para que quedaran erguidos, y salió junto a su amiga.
" Hostias, pareces un pendón desorejado. Tienes casi todas las tetas al aire"
" Me encanta poner cachondos a los tíos, y a mi marido le pone también, verme super deseada"
Femme ni lo pensó, en un segundo bajó el escote del vestido quedando sólo cubiertos los pezones erectos. Metió la mano en la falda , se quitó la bombacha y la guardó en la cartera. Después hizo un cruce de piernas dejando casi todos los muslos a la vista.
" A puta no me ganas"- Elena recordó lo competitiva que era la española, dándose cuenta que era un punto débil por el que atacar.
Eran el objeto de todas las miradas masculinas, ambas se excitaban con la excitación que producían.
Elena llevó la conversación al hombre por el que se habían conocido. Intentó que la gallega le viera como le veía ella, sensible, tímido, oculto tras un falo enorme y disparador, que ocultaba sus sentimientos de niño malo.
Siempre había pensado que podían llegar a ser una pareja perfecta , como Cortés y Malinche , pero con el sexo cambiado.
Elena vio llegar a su marido, la presentación a Femme fue divertida. Esta no esperaba un hombre así, en los primeros cuarenta, con un cuerpo que dejaba ver que hacía natación pero que también le gustaba comer y beber, una cara de sabio despistado, donde los ojos tras los lentes brillaban plenos de inteligencia.
A Lalo , su compatriota le impresionó. Nada más verla decidió tirársela. No le quitaba los ojos de las tetas apenas cubiertas por la tela del vestido. Elena que le conocía muy bien, sabía que le excitaba aún más la pinta de tigresa que tenía.
Por eso no se extrañó cuando para saludarla la besó en la boca. No un piquito, un beso de labio y lengua . Femme quedó con el aliento entrecortado, no se lo esperaba. Pero no se cortó.
"¿ Te importa?"- preguntó a Elena, y sin esperar contestación, agarró al hombre y lo besó, restregándose como una boa en el árbol, con tanto ardor que el vestido sujeto por los senos, bajó dejándolos al descubierto.
Femme sólo se dio cuenta de su estado, cuando un aplauso sonó en la Recoleta. Era un espectáculo aquel cuerpo hermoso semidesnudo.
Se cubrió y propuso ir a casa. Elena se quedó pagando, llegó al apartamento tan solo unos minutos después de ellos, y apenas entró, oyó los jadeos y voces de la española.
Su marido tumbado en el suelo, con los pantalones bajados tenía ensartada a la mujer que montada en él, se movía como una posesa, a un ritmo trepidante. Chillaba "follame", " rómpeme" "soy tu puta", en fin esas lindezas subidas de tono que decimos las mujeres cuando nos cogen bien.
Se desnudó y empezó a masturbarse viendo el show porno, sus dedos buscaron su clítoris, le gustaba Femme y la iba a comer hasta que pidiera piedad.
Admiró la habilidad y resistencia de Lalo , que pese a la bestialidad de la española, estuvo una media hora con el mete saca. Pero todo tiene su termino, Elena se había ido dos veces, su amiga un número indeterminado, pero no menos de cuatro, cuando el aullido de esta: " ASÍ , TODA LA LECHE DENTRO, GUARRO" casi rompe los cristales.
Se separó del hombre desencajada, miró a la argentina con hambre, la empujó para tirarla en el suelo, y se lanzó sobre ella. Elena comenzó a lamer el sexo de la mujer, todavía chorreante del semen de su marido, y a gozar de la boca que devoraba su concha.
No supo cuantos orgasmos tuvo, pero la española pedía más. Elena había tragado los fluidos de la cogida anterior, y ahora eran los de la mujer los que lamía. Era una fuente. La oyó pedir: "POR EL CULO"
Cuando su marido la penetró por el orificio angosto, sintió el golpe de los huevos en la cara. Decidió castigarla y casi sin miramientos, metió en su concha cuatro dedos, después el puño, y sin darse cuenta tenía dentro hasta la muñeca. Notaba la verga del hombre contra su mano a través de la carne que separaba lo trasero y delantero.
No supo cuando tiempo estuvieron, al descansar en la cama se dio cuenta que nunca había estado en semejante situación.
Elena se acurrucó en los brazos de su marido, en la pantalla : "El hombre que sabía demasiado".
-" La verdad es que el maestro Don Alfredo hizo una joya sacando partido de una actriz tan mala como Doris Day. Fíjate en que en la primera parte de la película no ocurre nada, sólo ves una pareja medio tonta con un niño impertinente"
Lalo siguió hablando, quizás el film le tocaba algo profundo, ellos y un accidente con el que no contaban: la española ardorosa.
" La verdad es que mi padre es el que ha resuelto el problema. Yo ya no podía más . Y él que es un viejo verde vicioso, tampoco. Los tres primeros días fue como una bomba, pero luego era como un martirio sexual. Lo de utilizar sus contactos en la red de la guerrilla para enviarla a México, ha sido la solución. Y el hijo de puta del viejo, encima la ha teñido de pelirroja. Creo que Sonora se llevará una agradable sorpresa cuando le llegue el paquete de la chica. A lo mejor él puede con ella, hace falta mucho macho para tanta hembra"
"Qué será , será"- cantaba la empalagosa rubia, mientras Elena pensaba en la poca fuerza de los hombres, las mujeres tienen mucha más capacidad de placer.