La Mujer del Portero (06)

Mientras gozo de los favores de silvia (mi secretaria) y de Virginia (la mujer del portero), Marian mi esposa entra en la danza.

LA MUJER DEL PORTERO (VI)

Mis días pasan de lo más agradable, entre un trabajo que me gusta y que me hace ganar buen dinero y los placeres que obtengo con Silvia, mi secretaria y con Virginia, la bella mujer del Portero que ha sido todo un descubrimiento. Hasta ahora Virginia no sabe que desde hace mucho tiempo tengo relaciones con Silvia, en cambio ésta sabe todo y como ya conté en el primer relato de ésta serie colaboró eficientemente para poder gozar a Virginia.

Respecto a mis relaciones con mi familia, esto también va de maravilla. Hago el amor con mi mujer con regularidad y dado que no me exhibo con amigas, mi imagen de hombre fiel permanece incólume, Marián mi mujer, se dedica a obras sociales con un grupo de amigas que forma parte de un equipo de voluntarias de apoyo a hospitales pediátricos. Esta obra la mantiene entretenida y la complementa con una vida social más o menos intensa. Yo amo a Marina y por nada del mundo quiero que sufra o se aflija, por ello soy cuidadoso al extremo en mis relaciones amorosas con otras mujeres.

Sin embargo, de un tiempo a ésta parte, me viene dando vueltas la idea que Marian tenga una aventurilla, con un hombre joven. Eso, creo que tonificaría su autoestima, al sentirse deseada y eventualmente gozada por una carne joven, que la haga "sentir viva" como dicen las mujeres cuando conversan entre ellas de asuntos sexuales. El asunto es cómo hacer que mi mujer tenga esa aventurilla, sabiendo sus convicciones religiosas y morales respecto del matrimonio. Esta idea, ha empezado a tener forma en mi mente, cuando en una conversación con mi mujer, ésta me contó que en un hospital donde ella hace voluntariado se quedó muy impresionada con un joven enfermero, por su dedicación a su profesión y sus ansias de superación.

Este chico que tiene unos 19 o 20 años, solo pudo estudiar cursos de enfermería para colocarse en el hospital, pero su íntimo deseo es estudiar medicina y hacerse médico es enorme. Es más, todo venía a colación a que se había presentado al exámen de ingreso de la Universidad Particular "Cayetano Heredia" y había obtenido el primer puesto, pero que no podría estudiar por lo caro de las pensiones mensuales de ese centro superior de estudios. La gente del hospital se lamentaba, y así se enteró mi mujer, que un joven con tanto futuro no pudiera hacer los estudios por falta de medios económicos.

Al escuchar la historia me interesé, no específicamente en el caso de la falta de recursos, sino que a través de ello, podría hacer realidad la fantasía que quería para mi recatada y hermosa mujer. Así que, para regocijo de Marian, le pedí que le avisara al chico que fuera a mi oficina, pues de pronto yo podría ayudarlo con mis contactos a que haga realidad su sueño. Mi mujer se alegró y ello fue motivo para que se sucedieran en nuestro amplio lecho matrimonial, besos, caricias y una fenomenal cogida con mi mujer, que me hizo recordar nuestros primeros años de matrimonio.

Marian, es una mujer que mide 1.68, es blanca, de contextura delgada, pero convenientemente rellenita. Una dieta balanceada y sana, así como un concienzudo trabajo en el gimnasio ha hecho que su figura aparente ser una mujer de 37 o 38 años y no los 49 que en realidad tiene. Unos senos de regular tamaño y proporcionados a su cuerpo, se mantienen erguidos gracias a una lipoescultura que determinó su actual vientre plano y armoniosas caderas. Marian siempre ha tenido una linda cola y un subyugante Monte de Venus, que suele depilar prolijamente. Tiene además unas esbeltas y torneadas piernas y proporcionados y lindos pies. Su cara es armoniosa sin ser de una belleza espectacular, que es realzada por unos ojos pardos grandes y unos labios carnosos, su cabello negro ondulado le da una sensación juvenil. Pero lo más interesante de Marian son sus gestos y su voz suave y acariciadora. Muchos se han dado de narices con ella, pues cuando ella habla a alguien, su voz, sus gestos pareciera que invitan a algo más y cuando han pretendido propasarse, ella muy dignamente los ha puesto en su sitio.

Marian llegó virgen al matrimonio, pues yo la desvirgué por ambos lados. Nuestra noche de bodas (diría nuestra quincena de bodas) la pasamos en un hermoso lugar del sur del Perú, llamado Paracas donde hay un lujoso hotel. Realmente pasamos prácticamente quince días encamados gozándonos mutuamente. Luego de una noche apasionada, cansados y saciados, salíamos a desayunar; mientras reponíamos energías con el surtido buffet del hotel, nos mirábamos, renacía la pasión y nada más que terminar de alimentarnos, volvíamos a la habitación a seguir amándonos. Otras veces, salíamos a disfrutar de la piscina y el solo ver a mi mujer en el agua, con sus atrevidos bikinis, que era el centro de las miradas masculinas, volvía a sentir la necesidad de poseerla, me metía al agua a nadar con ella y con mis tocamientos y roces, nos volvíamos a encender y de nuevo a la habitación. Fueron días realmente de locura, pasión, sexo y sobretodo mucho amor. Con mi mujer hemos hecho el amor en todas las formas y en todos los sitios imaginable y por ello, siempre la he tenido saciada.

Sin embargo, así como soy conciente que para ser completamente feliz yo necesito de los favores de mujeres jóvenes y hermosas como Silvia y Virginia. Creo también que a éstas alturas de la vida de mi mujer, cuando tenemos un matrimonio firme, cimentado, ella debería de gozar con una carne joven y vigorosa que a la larga según mi teoría, mejoraría aún más nuestra vida marital.

Así pues, quería conocer al joven enfermero que tanta simpatía había despertado en mi mujer. Efectivamente, a los dos días de nuestra conversación, se presentó el joven en mi oficina. Silvia me avisó de su llegada y yo lo atendí de inmediato. De primera vista Pedro, que así se llama, me causó una buena impresión. Casi de 1.70 de estatura, de complexión atlética y musculosa, que resaltaba por el ajustado polo que llevaba y que marcaba sus músculos. Una cara amigable, de rasgos mestizos, de piel mas bien clara, cabellos negros, cuidadosamente peinados y de buen hablar con una voz varonil y aplomada.

Me cayó simpático y el vigoroso apretón de manos me revelaron a una persona franca y directa. Hablamos de su actual trabajo y así pude enterarme que vivía modestamente con su madre y una hermana viuda prematuramente que había quedado con un pequeño niño. Trabajaba en el Hospital Pediátrico donde había ingresado como un auxiliar y debido a su dedicación y conocimientos había resultado como segundo jefe de enfermeros en menos de seis meses. Pero su aspiración máxima era la de ser médico, por ello había postulado a una Universidad particular en cuyo concurso de admisión había quedado en primer puesto, pero por la falta de recursos económicos no podría estudiar debido a lo elevado de las pensiones de ese centro superior.

Mientras él hablaba, yo lo iba observando detenidamente y me pareció perfecto para mis planes. Al tipo se le veía limpio, respetuoso y sano. Lo demás iba a depender de la circunstancias y de alguna secreta ayuda que yo le diera para que ligara con mi mujer. Para empezar, dije que un talento como él no podía desperdiciase por no tener dinero para estudiar, así que me dejara unos días para contactarme con algunos conocidos para ver que se podía hacer. El por su parte me dejó su curriculum vitae y los datos de su ingreso a la Universidad.

Por la noche le dije a mi esposa de la reunión con su protegido y le dije que ella tendría que ayudarme, llevando al muchacho a algunas reuniones para obtener una beca integral. Yo podría ir quizás a la primera de ellas, pero luego por mis ocupaciones no podría ir, así que ella tendría que representarme, además las personas que visitaría eran generalmente o amigos o conocidos de Marian. La primera reunión, sería con un importante banquero que patrocinaba una fundación educativa, de modo que al día siguiente teníamos que ir ambos con el muchacho a la entrevista. Le pedí que lo citara a las 9 a.m. en nuestra casa para de allí salir a la reunión. Marian se alegró sobremanera y se apresuró a llamar al muchacho para darle el recado. Al rato entró a la alcoba y me dijo que el muchacho estaría a las 8:30 en nuestra casa.

A la mañana siguiente, siendo casi las 7:30 estábamos en nuestra habitación, arreglándonos para la cita. Yo le pedí a Marian que se pusiera un vestido de seda que me gusta y que le queda sobre las rodillas, de modo que cuando se sienta la seda del traje se trepa por sus hermosas piernas y deja al descubierto sus blancos y deseables muslos. De buen grado Marian accedió y cuando terminó de maquillarse y vestirse, no pude evitar abrazarla y besarla...estaba preciosa.

Poco después de desayunar, una de las criadas nos informó que el joven Pedro estaba en la salita de espera. Ambos salimos al encuentro del muchacho quien luego de los saludos se dirigió con nosotros a la puerta de entrada para abordar el automóvil. Mi chofer Francisco, nos esperaba con la puerta abierta. Marian subió a la parte trasera y se acomodó detrás del chofer. Yo aborde el vehículo por la otra puerta y me acomodé junta a Marian y le indique a Pedro que subiera a la parte delantera junto al chofer.

Acomodados y con el auto en movimiento, pude apreciar que las regias piernas de mi mujer se exhibían en todo su esplendor. El vestido se había subido a medio muslo y ella tan femenina como siempre, había cruzado graciosamente sus piernas. Yo aproveche para hacerle varias preguntas a Pedro, de modo que para poder contestarme éste tenía que volver su cuerpo para mirarnos. Pues nada más que volverse, pude ver la sorpresa en la cara del joven al toparse su mirada con la impactante visión de las lindas piernas de mi mujer en plena exhibición, tanto así que el pobre empezó a tartamudear. Yo mientras lo escuchaba miraba hacia la calle, pero sin perder de vista las reacciones del joven. Marian al rato, mientras se sucedía la conversación, en la que se le explicaba a Pedro con quien nos reuniríamos, pareció darse cuenta que la turbación del muchacho se debía a la exhibición de sus soberbias extremidades y delicadamente las volvió a poner juntas, pero sin poder evitar que el vestido se subiera hasta medio muslo, de modo que para cubrirse algo, recatada y discretamente colocó su cartera sobre sus rodillas.

Llegamos al Banco y fuimos directamente a las oficinas del Presidente, quien nos hizo pasar de inmediato al amplio despacho. Era un antiguo amigo nuestro y nos saludamos con gran familiaridad, aprovechando éste de piropear a Marian. Luego de presentar a Pedro, nos sentamos en la acogedora salita, ubicada en una esquina del despacho. Allí me di maña para que Pedro quedara frente a Marian, con la plena seguridad que desde esa posición podría admirar a su antojo las piernas de Marian y con suerte sus muslos y quizás la truza de encajes blanca que tenía puesta mi mujer. Luego de las trivialidades de rigor, entramos al tema y le expliqué a mi amigo la necesidad de Pedro. Mientras yo hablaba, no perdía de vista la hipnótica mirada de Pedro sobre las deliciosas piernas de mi mujer. Ella que también participó del breve informe que le hice a nuestro amigo, en un principio la sentí incómoda por la insistente mirada de Pedro, pero luego.-raro en ella.-se relajó y dejó de preocuparse y hasta diría yo que le permitió al joven verle mas arriba de los muslos (quizá su calzoncito) cuando cruzó sus soberbias piernas y ladeó un poco su cuerpo para tener más comodidad.

Nuestro amigo el banquero, le formuló varias preguntas generales a Pedro y realmente el chico se comportó de maravilla. Las becas de la fundación que él patrocinaba, estaban casi en su totalidad comprometidas, pero que quería estar seguro de ello. Entonces se puso en pie y llamó por el interno a su secretaria a fin de confirmar ello. En ese instante un asistente entró discretamente para requerir la firma de mi amigo en unos documentos por lo que éste tuvo que acercarse al amplio escritorio.. Yo aproveche ese momento para ponerme en pie también y distraídamente me acerque a una de las paredes del despacho con la finalidad de acercarme a ver un espectacular Picasso que colgaba de ella. Sin embargo, me di maña también, para no perderme lo que ocurría entre mi mujer y su protegido. Pedro azorado seguía mirando ya no solo las piernas de Marian, sino que sus ojos golosos la recorrían entera. Ella, no se si dándose cuenta o no de tal mirada, le decía que se tranquilizara que estaba segura que le obtendríamos la beca. Es más, incorporándose un poco (lo que determinó que el vestido se subiera un poco más, inclinó su cuerpo en dirección a Pedro y dándole una palmaditas en el brazo le ratificó que no se preocupara. Ambos sonrieron, me parecía que ya estaba pegando el mensaje. Esto solo el tiempo lo diría.

Nuestro amigo banquero se acercó a nosotros luego de recibir el informe de la Secretaria:

Bueno. Todo arreglado, este joven tendrá la beca y dependerá de él mantenerla en toda su carrera...Felizmente teníamos una última beca integral disponible y se la acabamos de asignar. .- felicitaciones joven.- se dirigió a Pedro, tendiéndole la mano.-

Marian y yo nos deshicimos en agradecimientos a nuestro amigo y luego nos despedimos. Solo quedaba que al día siguiente, acompañáramos a Pedro al local de la fundación para presentarlo y que llenara los documentos para que dicha institución coordinara con la Universidad lo relacionado con la matrícula y demás detalles. Era una beca integral, que incluía pensión, libros y una asignación mensual para el estudiante. Mejor no podía haber resultado.

Salimos con nuestro protegido y ya en el ascensor yo lo felicité y palmee su espalda. El me decía que gracias a mi estudiaría y me lo agradecía, yo le replicaba que el mérito era todo suyo por la dedicación y su primer puesto en el examen de ingreso. Marian lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. No se me escapó que al abrazarlo Marian pegó su hermoso busto al del muchacho y observé también que la mano de él al recibir la felicitación, la apoyó en la cadera de mi mujer....sin que ella ni protestara o hiciera un gesto como para evitarlo.

Salimos del edificio y Pedro nos pidió que por favor lo dejáramos en el Hospital Pediátrico pues solo había pedido un permiso para llegar tarde al trabajo. Accedí y aproveche para decirle:

-Bueno Pedro, tendremos que pensar lo antes posible qué hacer para que cambies tu horario o conseguir otro trabajo. El estudio en la Universidad es fuerte y requerirás de toda tu voluntad y dedicación para mantener una nota promedio de 14, para conservar el derecho a la beca,

  • Lo se doctor.-me dijo un poco azorado.- realmente no se que hacer.- expresó compungido.

Creo que no debes preocuparte, conversaré con mi mujer para ver que solución le encontramos. Ahora, lo principal es que mañana podamos ir a la fundación. Para celebrar todo, te esperamos a las 8 de la mañana para que desayunes con nosotros ¿ de acuedo muchacho?

Doctor, no se como agradecerle a usted y a la Sra Marian...son muy buenos....expresó nervioso.

Abordamos el auto como antes, Marian y yo en el asiento posterior y Pedro al lado del chofer. Como en la oportunidad anterior, el espectáculo de las hermosas piernas de mi mujer (y algo más) dispensadas a Pedro que cada vez que quería hablarnos debía voltear y disfrutar del espectáculo. Yo me hacía el desentendido y observé que a diferencia de la vez anterior Marian ya no se cuidaba de cubrir sus muslos con la cartera, síno que puso ese artefacto al lado de ella. Estaba seguro que mi mujer disfrutaba al ser observada por el muchacho.

Llegamos al Hospital y Pedro luego de despedirse se apeó.

Ya solos, le propuse a mi mujer regresar a casa. Cuando estábamos en camino a nuestro hogar, empezamos a comentar lo bien que había resultado todo. Marian me agradecía por la obra de bien que estábamos haciendo.... yo me incliné hacia ella y le dije, muy quedo al oído:

" Estás riquísima, quiero hacerte el amor, por eso regresamos a casa..."

Ella sonrió coqueta y nos dimos un beso.

Llegamos a casa y fuimos directamente a nuestra habitación. Al cerrar la puerta, nos besamos y de inmediato mi mano derecha subió rápida a su entrepierna y como sospechaba, el calzoncito estaba deliciosamente húmedo...definitivamente las miradas de Pedro la habían calentado. Caímos en nuestra amplia cama matrimonial y las ropas volaron. Totalmente desnudos, nos colocamos en la posición de un 69 y Marian se apoderó de mi pene. Empezó a besarlo y luego a engullirlo con desesperación. Yo pasaba mi lengua por su vagina hasta alcanzar el inflamado clítoris y a poco de empezar a chuparlo, Marian empezó a tener un voluptuoso orgasmo. Era obvio que las miradas de Pedro habían calentado a mi mujercita. El plan empezaba a caminar,

Hacer el amor con Marian es delicioso, en primer lugar porque después de 23 años tirando regularmente, nos conocemos a la perfección y sabemos donde tocar, donde besar donde acariciar. Nos damos un delicioso mutuo placer y ambos sabemos que cuando uno no llega al clímax, el otro lo hace llegar con una multiplicidad de recursos que la tranquilidad de tirar dentro del matrimonio, nos da. Esa mañana Marian tuvo dos orgasmos sucesivos el último de ello más intenso y con un ostensible temblor al momento de bañar mi pene con sus flujos. Descansamos un momento y en esa paz y quietud que da relax después del placer intenso empezamos a hablar.

"Que rico la has dado mi amor.- le dije, mientras acariciaba su esbelto busto.

"Si, lo he sentido riquísimo....como siempre....verdad?

Estabas arrechita, mi amor....que hizo que mi mujercita estuviera así de arrechita? Hoy has estado más arrechita que ayer....que pasó con mi amorcito?.- esto obviamente lo decía con intención...quería empezar a llevar el asunto para aludir que la arrechura y pasión se debía a las miradas de Pedro....

No sé.- me respondió inocentona.- a ti te gusto, verdad?

Pues claro que me gustó, me encanta que la des así, que goces.....Mi vida, tu sabes que el secreto de la solidez de nuestro matrimonio ha sido el decirnos siempre la verdad y sabes lo que me arrechó hoy? la forma como Pedro te miraba la piernas. Me hizo acordar a esos días que pasamos en Paracas durante nuestra luna de miel y tu te metías a la piscina en bikini... y los lobos que estaban al acecho, querían darte por lo menos una sobada....

¿ Que, Pedro, me miraba las piernas?. La verdad no me di cuenta....- y al decir esto sonreía coqueta.- No, no es verdad, si el chico me comía con los ojos, pero creo que sabe como soy yo y no se atreverá a nada....

Te gustaría que se atreviera a algo.- le pregunté.-

¡Estás loco... no, el es un chico respetuoso, jamás se atrevería y si lo hiciera lo paro en seco y se tendría que atener a las consecuencia.-esto lo dijo con vehemencia y resolución.

Pero gracias a sus miradas, te empezaste a arrechar, Cuando te toqué estabas mojadita y estoy seguro que no era por mí. – le dije sonriendo.

Por favor querido... no comiences.-no me gustan esa insinuaciones....

Querida.... no es para sulfurarse. Te voy a hacer una pregunta directa y quiero que me contestes con absoluta franqueza. ¿te tirarías a Pedro?.

No, por supuesto que no. – me dijo molesta.- ¿ Cómo se te ocurre hacerme esa pregunta... soy una mujer decente. Soy tu mujer.

Okey, okey... no te he querido ofender. Disculpa mi imprudencia.

Después empecé a besarla. Ella al principio molesta y luego poco a poco empezamos nuevamente a relajarnos y volvimos a amarnos intensamente.. Pero en mi mente y estoy seguro que también en la de ella.... estaba la imagen de Pedro.

Al medio día almorzamos en casa y en la tarde, fui a la oficina. Ya tenía delineado un plan. Al día siguiente dejaría que fueran a la fundación solo Marian y Pedro. Yo fingiría que un asunto urgente me impedía acompañarlos y los seguiría discretamente para ver como se desenvolvían las cosas. Tenía planeado también ofrecerle un trabajo a Pedro, para que de alguna forma pudiera ver a Marian y de pronto se prendería con más fuerza la mecha.

Solo era cuestión de tiempo....

(CONTINUARA)