La mujer del anuncio de contactos

Estaba aburrido y me metí en una de esas páginas que circulan por la red dedicada a contactos entre personas...

Estaba aburrido y me metí en una de esas páginas que circulan por la red dedicada a contactos entre personas, de repente vi el anuncio de una mujer que pretendía romper con su aburrida y monótona vida, deseaba conocer algún hombre sin ningún tipo de compromiso, simplemente para tener sexo, estaba casada y junto al anuncio aparecía su fotografía, no se le veía el rostro pero parecía ser interesante por lo que se entreveía, lo que si dejaba ver era parte de su cuerpo embutido en un erótico camisón corto de color blanco, con generoso escote acabado en punta, que se transparentaba dejando ver su tanga blanco y, por encima de todo, unos  grandes pezones oscuros en sus voluptuosas tetas naturales de al menos 110 ó 120 de talla en mi opinión, y si bien reconozco que no soy un entusiasta de pechos exagerados aquellos me parecieron muy sensuales dentro de su conjunto.

Me llamó la atención esta mujer y su valentía por mostrarse para una aventura por su condición de casada. Nunca me he visto en esta situación, y realmente se proponía atrayente y atractiva, me daba cierto morbo contactar con ella, algo que hice sin pensarlo en los días siguientes. Para mi sorpresa recibo un email de ella pidiéndome discreción, que no la confundiese con una puta, confesando que estaba muy nerviosa pero deseosa y excitada por que llegara el momento de un encuentro, animándome a ello. Por cortesía le contesté, aportando datos sobre mi persona y para provocarla le apuntaba como me la imaginaba follándomela y que pensara lo que iba a hacer conmigo.

Al final, email arriba y abajo, cada vez que nos escribíamos estábamos más ansiosos, tras pensarlo mucho acordamos una echa, un día y lugar, y una sugerencia caprichosa por mi parte: que estuviese únicamente vestida como en la foto, se la veía cañón. Quedamos en su casa un día sin riesgo alguno, estábamos nerviosos por el encuentro, para ella era la primera vez que engañaba a su marido y encima en su propio domicilio, para mí la situación también era novedosa, acercarme a un domicilio para tener sexo con una mujer casada a la que encima no conocía en absoluto salvo por una fotografía. Cuando me abrió la puerta, apareció vestida tal cual, distinguiéndose sus redondos pechos y gruesos pezones que ya querían salir del ancho y largo escote del camisón, para romper el hielo la felicité por ser obediente y buena chica por hacer realidad mi deseo, me dio un beso en los labios, estaba nerviosísima. Observándola pude apreciar que la foto realmente le hacía justicia, era morena con media melena rizada y ojos negros, muy curvilínea, quizás tenía unos kilitos de más pero muy bien repartidos, y que lejos de deslucirla la hacían más atrayente para los hombres, los pechos estaban proporcionados con el resto, era una mujer madura pero atractiva, cercana a los cuarenta años, pero de aquellas que todavía los hombres se volverían para verla y piropearla. A pesar de mis temores, estaba bastante complacido.

Le pregunté el porqué hacía esto, me dijo que ya lo había explicado, por escapar de su vida cotidiana, se había casado muy joven, y sus relaciones sexuales no pasaban del polvo del fin de semana y poco más, quería a su marido pero necesitaba conocer a otros hombres. Me senté a la par que servía dos copas con hielo, lo cierto es que su contoneo era absorbente para mis ojos, era muy sexi, y al agacharse para dejar las copas en una mesita baja, al ver su culo no pude reprimirme, y le apreté enérgicamente las nalgas con las manos, la besé en el cuello y le restregué mi pene por su seductor trasero para que advirtiera mi erección, la situación resultaba muy erótica para ambos. En ese momento pensó que la acción había comenzado y continuó el juego moviendo y frotando el culo en círculos palpando el duro miembro que ya me cosquilleaba, continué más arriba hasta sacarle un pecho mientras con la otra mano me saqué el pene del pantalón, le tomé la mano y para su sorpresa se la puse en mi polla, aquí su excitación fue suprema, la acarició sin verla y la recorrió con sus dedos, le aparté la mano y le comenté que más adelante jugaría con ella cuanto quisiera. Fue un aperitivo y la primera polla que tocaba tras su matrimonio. Yo seguía magreándola por todas partes, mientras le hacía sentir mi polla desnuda a través del camisón, su cuerpo era muy seductor, le toqué la vagina y ya estaba excesivamente mojada, la despojé del erótico camisón dejando libres sus prominentes tetas y volviéndose hacia mí las apretó contra mi pecho, colocados frente a frente nos besamos, sintió mi polla junto al coño, la vio por vez primera y se puso muy acalorada, la situación la avivaba en demasía, no pudo más y cogiendo mi pene comenzó a pajearme primero muy lentamente para ir más aprisa posteriormente, al mismo tiempo que le comía aquellos senos tan apetecibles y morbosos para mí. Inevitablemente me corrí en su mano, le insinué que me la chupara y se lo tragara todo pero no consintió, ahí la note algo cortada, remilgada y superada por las circunstancias.

Quiso descansar un rato y nos sentamos en el sofá, yo aproveché para desnudarme y noté como se ruborizaba, como avergonzada, tenía tantos sentimientos de culpa como encantada con los acontecimientos, tenía un hombre desnudo y erecto en su salita sentado junto a ella y no era su marido. Le dije que si me vestía pero me dijo que no, quería seguir viendo, tocar y jugar con mi polla, para relajarla le dije que se tumbara y pusiese sus piernas sobre las mías, cosa que hizo. Me di cuenta que me obedecía, que hacía lo que le decía, y que definitivamente tendría que llevar la operación. Tumbada, con las piernas por encima de las mías, contemplé con detenimiento su cuerpo, era un cuerpazo, como referí anteriormente a pesar de acercarse a los cuarenta se conservaba muy bien, los años no habían hecho mella en ella. La noté un tanto fascinada por todo lo ocurrido, por la situación en sí, para relajarla le acariciaba deslizando mis manos por la cara interior de sus muslos subiendo en ocasiones hasta el tanga, le hacía cosquillas con los dedos en las piernas, el vientre y en el vello púbico que asomaba, la otra mano volvía a las tetas y pezones pero con suavidad, parecía más relajada aunque comenzaba a suspirar y a agitar lentamente las piernas respondiendo a mis mimos y caricias, momento que aproveché para cerrarle los ojos, levantarle las piernas y quitarle el tanga, atrapar un trozo de hielo de una de las copas, y comenzar a pasárselo por todo su sexo, por su vientre, por los pezones, hice que chupara y lamiera sus propios pezones a la vez que introduje dos dedos en la vagina para masturbarla y me inclinaba para besarla y comerle la boca. Se corrió profusamente…, fue un momento muy erótico.

No podíamos más, por fin pisábamos la alcoba, me tumbé boca arriba sobre la cama y ella se sentó de frente a horcajadas sobre mí con las rodillas firmemente sobre la cama, comencé a follarla lentamente, su vagina se deslizaba sobre mi pene inclinándose hacia adelante, ladeando la pelvis y contoneándose con pequeños movimientos al inicio que se hicieron más bruscos a medida que avanzaba la follada, , me cabalgaba con apetito marcando el ritmo, se movía bien en la cama, me ponía su cara lasciva mordiéndose el labio en tanto yo mirada sus tetas saltando e incluso cuando me inclinaba podía lamerle y dar un bocado a los duros y largos pezones en punta, me complacían sus gemidos, jadeos y gritos, era buena señal, por fin se había desinhibido, terminamos en un mutuo orgasmo corriéndonos el uno sobre el otro, le llené su interior de gran cantidad de esperma, me pedía más…. y más….y más…

Tumbados el uno y el otro en la cama, mientras descansábamos del polvazo monumental que  habíamos echado, me tomó la polla y comenzó a juguetear con ella, me senté en la cama y se la acerqué a la boca, y para mi sorpresa la abrió sacando la lengua para chupar la punta del glande, acto seguido continuó lamiendo el resto con lujuria, se la tragó y ante su sorpresa comencé a follarle y follarle la boca, al fin me corrí en su boca y la obligué a tragarse el semen, tal como estaba de ardiente  lo hacía todo, la saboreó y de nuevo pedía más., yo notaba que me venía otra descarga con lo que puse la polla entre sus tetas y me hice una cubana chorreándole todo su pecho, cuello y boca. Le restregué por estas partes el viscoso líquido mientras observaba como le caían hilillos desde la barbilla. Fue  muy excitante ver como lamía los restos.

Estaba sobreexcitada, se tumbó boca abajo levantando los brazos por encima de su cabeza, aproveché para poner la almohada bajo la vagina, de tal forma que estuviese  con el culo más elevada dejando ver bien la vulva y facilitar mejor la penetración; tumbándome sobre ella le abrí un poco y se la empotré bruscamente, esta vez por detrás, moviendo ligeramente la pelvis. Era estimulante por parte y parte, mientras me la follaba delicadamente aproveché para acariciarle la espalda y el cuello, besándola y lamiéndola, tenía todo su cuerpo de vicio debajo de mí mientras gemíamos y chillábamos de placer y lujuria; al momento se alzó colocándose a cuatro patas e insistiéndome que se la metiera más fuerte y más hondo, evidentemente la complací poniéndome de rodillas mientras la sostenía por la cadera, la bombeaba intensamente a la vez que movía el culo adelante y atrás, disfrutábamos con tanto frenesí, de pronto observé ligeramente el bamboleo de sus tetas y comencé a correrme de nuevo, todo era muy estimulante, me eché sobre ella mientras la llenaba de leche caliente y sujeté las ondeantes tetas que le colgaban producto la gravedad al estar de cuatro, retorciéndole los pezones y apretándoles los senos, me corría complacientemente a todo gusto, de la misma manera le vino a la vez que jadeaba, gemía, gritaba, suspiraba, sudaba…

Ante tanto ardor cayó apoyando los antebrazos en la cama y las rodillas en la misma posición, quedándose en pompa, y viendo el orificio del ano más abierto, lo tenía bien dilatado, sin dejar de eyacular la saqué y completamente lubricada se la metí por el culo percibiendo como manaba su corrida y chorreaba su flujo por los mulos; yo estaba sobreexcitado, la metía y la sacaba con fuerza a pesar del agotamiento, hubiese estado así toda la tarde, sentía convulsiones y me venía de nuevo, la saqué y tumbándola sobre la cama boca arriba la rocié de leche, me insistió con la lengua que me la quería volver a comer, cayó un goterón de semen en la punta de la lengua, ¡¡¡lo que me provocó aquello!!!, y cogiendo la polla con una mano empezó una nueva felación sacándosela y metiéndosela en su boca, tragando con insistencia, duró poco, al final resultó ser una hembra insaciable, una máquina sexual por explotar.

Ella no quería pensar en nada ni en nadie, se le había parado el tiempo, pretendía que se la metiera otra vez, menos mal que bromeando le dije que si entrase su marido y nos viese en su cama,…, en ese instante se le cambió el rictus y la sesión erótica acabó, temblorosa y nerviosa nuevamente recordó que le quedaba al marido poco más de una hora por llegar y no quería dejar vestigio alguno de que tenía un amante y la habían follado, debía de tirar las sábanas, ambientar la casa, y ducharse de lo pegajoso y lleno de esperma que tenía todo el cuerpo.

Nos despedimos rápidamente en la puerta, con las lenguas en nuestras gargantas, mientras la masturbaba y me sobaba la polla por encima del pantalón. A los pocos días recibí un email dándome las gracias por haber contestado a aquel anuncio en el que había puesto pocas esperanzas, por responderle en todos los sentidos, por hacerla una nueva mujer, volvía a sentirse joven e incluso volvería a vestirse con ropas sexis, al mismo tiempo me incitaba a que la follara de nuevo, al menos una vez al mes. Ya saben para no caer en la rutina