La mujer de un ¿amigo? es infiel
Desde que cambié de trabajo no me paran de suceder situaciones muy peculiares que le alegrarían la vida a cualquier mortal
Sorpresa tras sorpresa me van ocurriendo y por el momento me van gustando. Me viene bien para relajarme de tanto trabajo y cuando llego a mi cama duermo como un lirón. Mi encuentro con Isabel la arquitecta fue bueno y sabía que el próximo sería mejor. Como los horarios los teníamos contrariados, solo hablábamos por móvil o por video. Quedamos en vernos para solucionar nuevos contratiempos, quedamos en principio en su despacho y más tarde llamó para cambiar el sitio y que fuera en el mío. Al verla el rabo me daba bandazos de lo cachondo que me puse. Venía muy profesional, porque después de un saludo muy profesional, me explico los contratiempos y las distintas opciones que había para solucionarlos. Tarde en decidirme no porque no lo tuviera claro, porque estaba pensando que le sucedía, porque algo le sucedía, no estaba tan lanzada como esperaba.
--- Ya está todo solucionado, ha sido rápido y no era necesario que vinieras, que a mí me hubiera costado poco ir a verte.
--- Ya lo sé, pero es que aquí es más discreto porque quiero hablar de otra cosa contigo. Te parece que hablemos?
--- Claro, no hay otro sitio donde ir.
--- Como ya sabes estoy casada y feliz. Somos un matrimonio abierto, más por mi lado que por el suyo. Él se conforma con que él cuente y lo pasamos bien.
--- Si es lo que queréis pues está muy bien.
--- Desde luego que nos va muy bien. Ahora después de contarle lo que tuvimos se ha empeñado en que quiere que la próxima vez él pueda estar con nosotros. Te apetece? Te ves capaz?
--- Capaz si me veo, pero antes tendríamos que conocernos, porque si no me cae bien, pues no me apetecerá.
--- No me esperaba eso, porque no te he dicho que tengas que hacer nada con él.
--- Si ya te había entendido, pero es que si no me cae bien, no sería igual.
--- Pues cuando se pueda ir a tomar algo quedamos y lo vamos viendo.
No le hizo nada de gracia. Lo vi en su expresión. Me daba igual si se enfada o no, lo que no iba a hacer es estar junto a un hombre que me cayera gordo. Incluso lo mismo se había acabado de tener nada con ella, según los acuerdos matrimoniales que tuvieran, tampoco se me caía el mundo encima.
Recibí otra llamada de Marcelo que me sustituyó en mi puesto en la otra empresa. Le llevaba dando largas bastantes días. Esta vez atendí su llamada porque era principio de semana y la mujer no estaría en Valencia, lo que era una ventaja, para que no me dijera de venir. “Es difícil pillarte. Menos mal, como lo tienes esta tarde para vernos un momento?” hice lo que pensaba, porque si quería nos podíamos ver, pero estaba puteando a demasiada gente que apreciaba y me revolvía las tripas, aun así y para quitármelo un tiempo de encima le dije que no había problema. le pregunté si a las cinco le venía bien, que a esa hora ya estaría prácticamente solo. El cabrón me sorprendió, “Me viene muy bien, así te presento a mi mujer, que al final la metieron en un ERTE y se ha venido conmigo unos días, sus padres se han quedado con los niños y así nos damos un respiro” me quede callado, mosqueado porque me había pillado. Él pensó otra cosa y me dijo, “te has quedado muy callado, no te preocupes, que solo la acompañó, la entrevistas con tranquilidad y no me entrometo en nada” y me tuve que aguantar. El tiempo hasta las cinco paso más rápido que nunca. Solo pensaba que ese puesto era para una persona, en concreto una mujer casada, que deseaba que trabajara conmigo y su marido también, que era muy difícil pero no imposible, aunque el contacto con ellos se hubiera deteriorado. Ya me imaginaba una mujer similar a él. Nada más llegar Marcelo se situó en un plano de superioridad. Algo normal en él. Lo primero que me dijo es que no tenían el virus, que ese mismo día se había hecho una PCR que estuviera tranquilo. No hacía falta que lo hubiera dicho porque sabía que con lo hipocondríaco que era, se hacía una todos los días, que ya me lo habían contado. Lo que me dejó alocado, fue ver a la mujer que le acompañaba, Macarena, la llevaba como si fuera un trofeo.
En su justo peso, tal vez un poco más alta que él y eso que llevaba calzado prácticamente plano. Pecho normal, buenas piernas, porque llevaba falda y las lucía bien, melena abundante y ondulada, castaña morena, ojos marrones, caderas curiosas y en cuanto pude observé la parte trasera y era bonita y proporcionada. Marcelo como siempre se enrollaba y no paraba de hablar, hasta que le corte y nos dijo que se iba a dar una vuelta y comprar un par de cosas, le dijo a su mujer Macarena que cuando hubiéramos terminado que le avisara. Fuimos a mi despacho y se quitó se sentó en una de las sillas que tengo delante de la mesa, no me senté en mi sillón, me senté junto a ella en la otra silla que había. Ya había leído su C.V. y era una mujer preparadísima para ese puesto o cualquier otro similar. Tenía las piernas cruzadas y me costaba no mirarlas. En el primer cuarto de hora de conversación, me di cuenta que no era la persona indicada para ser mi secretaria, porque para ese puesto quería y necesitaba sobre todo, una persona, me daba igual que fuera hombre o mujer, más que preparada que eso se puede lograr con el tiempo, que fuera alguien con carácter, de confianza y que sacar los colmillos cuando los tuviera que sacar y a ella, le faltaba eso, ese punto de “agresividad”
--- Macarena eres una mujer muy preparada, no se puede negar y solo de hablar contigo se ve que rayas la perfección.
--- Ya, eso está muy bien y quiere decir, que aun estando tan preparada no tengo posibilidades para ocupar el puesto. Ya me extrañaba que fueras amigo de Marcelo como él dice.
--- Te adelantas a lo que quiero decir y por qué dices que no puedo ser amigo de Marcelo?
--- Jajajajaja, pues porque no os parecéis en nada, ni en el hablar, ni en como os comportáis.
--- Pues me pasa igual, me cuesta entender cómo puede tener una mujer como tú.
--- Y como se supone que soy?
--- Demasiado guapa para él y luego que tienes una capacidad para sonreír que él no tiene. Con el ves oscuridad y contigo todo brilla.
--- Jajajajaja, si quieres ponerme colorada lo vas a conseguir. Pero tampoco será para tanto. Ya le diré que fuiste muy amable y que no ha podido ser.
--- Espera que te adelantas, no te quiero para el puesto que pensaba, pero si para que lleves un área importante. Con unas buenas condiciones.
--- Y por qué no puedo ocupar la dirección de tu secretaria?
--- Porque necesito alguien con más agresividad, no quiere decir que tenga que pelearse, pero tiene que tener más carácter del que veo en ti. Porque no solo tiene que llevar la secretaria, también tiene que coordinar los problemas que surjan con el personal y filtrar la paja del grano.
--- Pero como ves?
--- Una mujer muy preparada, pero para ocupar otro puesto. Porque si te soy sincero te veo apocada por no decir sumisa, que eso está bien para otros momentos, pero no para trabajar.
--- Me dices eso y dices ser amigo de mi marido?
--- Vamos a dejar claro una cosa, como tú has dicho tu marido y yo no nos parecemos en nada. Hemos coincidido en una misma empresa, nos hemos hecho favores mutuos en momentos determinados, pero de eso a una amistad hay un universo.
--- Pero te cae bien Marcelo?
--- Pues no me gusta que sea tan cabrón con los de abajo. Abusa para mi gusto demasiado de su “poder” y eso es porque es un acomplejado.
--- Por si no te has dado cuenta o se te ha olvidado, estás hablando de mi marido.
--- Y por eso me estoy mordiendo la lengua.
--- Jajajajaja, que descarado que eres, ahora que esperas que le diga a mi marido cuando me pregunte por esta reunión?
--- Lo que quieras, ese es tu problema.
--- No, dime, que pasa en estos casos? Tú que pareces saber todo.
--- Le cuentas lo hablado punto por punto o le dices que hemos pensado que es mejor el otro puesto, que ha sido un momento agradable y que vamos a ser muy buenos amigos y si te pregunta qué quieres decir con lo de amigos, le puedes decir que sabes que me has gustado y sobre todo que no he dejado de mirar tus piernas.
--- Mira que he visto tíos descarados, como tu ninguno. Ahora que tendría que decir o hacer, que te tendría que responder?
--- Lo que quieras.
Se quedó dudando y no dijo nada más, sacó el móvil de su bolso y llamó a su marido. “Marcelo ya hemos terminado prácticamente, me he salido de su despacho porque está hablando por móvil. Me ha ofrecido otro puesto y me parece mejor. Si me ha mirado mucho las piernas, creo que vamos a ser buenos amigos. Ay, hijo, cuando digo buenos amigos no lo digo con segundas, no empieces con tus celos” esta fue la conversación de ella sin poder oír lo que él decía. En cuanto terminó y esperando que el regresara, “Por qué has dicho lo de los celos?” y riéndose suave me respondió, “que dice que es muy abierto y otras cosas que no es el momento, pero ya he perdido la cuenta de las veces que me ha puesto un detective para vigilarme y eso que mi jefe que es el dueño de la empresa, tiene 70 años largo y físicamente está para el arrastre aunque es muy buena persona” Me dejó perplejo pero pensándolo bien no era de extrañar y recordé un viaje en una cena que todos bebimos demasiado, que él decía que para funcionar un matrimonio había que abrirse de vez en cuando y que si no lo hacía era porque su mujer era contraria a eso. Nunca me creí lo que decía y tampoco me lo creería ahora. No le comente nada a su mujer, pero sabía que en unos meses estaríamos follando.
Al llegar Marcelo y detallarle nuestra conversación junto con la proposición, el no dejaba de mostrar de nuevo su “trofeo” poniendo la mano sobre la rodilla de su mujer, como si fuera un acto puntual y casual. Marcelo hizo una proposición o tuvo una idea, “pues mientras no se termina de formar todo, Macarena podía hacer algo y empezar ya, aunque oficialmente todavía no puede por estar en ERTE, pero así va conociendo todo” el brillo en los ojos de ella y cómo se mordió de forma inconsciente los labios, sabía que no iban a pasar meses para follármela. Me pareció bien, pero recalqué que sería una colaboración puntual, de un par de horas diarias como máximo y sin tener que ser todos los días, hasta que ella solucione su situación. Macarena fue al aseo y Marcelo insistía, “aunque ese puesto es muy bueno, sigo pensando que su puesto ideal sería ser tu secretaria”para que no insistiera más se lo deje claro, “la veo sin espíritu para imponerse y además, en ese puesto me gustaría que lo ocupase la mujer de un amigo, porque quiero que él se venga a trabajar conmigo” no se daba por vencido, “y por qué no los tienes ya aquí contigo?” no tuve problema en responder, “porque ahora el marido y yo estamos distanciados y me une a ellos algo especial, que me dan mucha confianza, como quedan unos meses, me esperare” se dio cuenta que no había nada que hacer y al final se quedó contento, porque el puesto de la mujer era igual de importante. La diferencia sería que nuestro contacto sería mucho menor.
Marcelo se disculpó por dejarme solo, salió a hablar por el móvil y como siempre lo hacía con su trabajo y poco tacto. Al ver a su mujer se lo dije, que eso me reventa en él. No me llevo la contraria. Me pregunto, “y ahora que tengo que hacer?” la pregunta y el tono eran en un sentido de saber que horario iba a tener, que función desempeñaría en concreto y al ver a su marido enfrascado poniendo a parir a alguien del trabajo, aproveche para hacer que había entendido otra cosa con su pregunta y de forma descarada le respondí, “pues ya que veo que tu marido es un cuckold principiante, pero se le ve con ganas, le iremos preparando, pero para eso tienes que empezar tú, puedes hacerlo desde mañana mismo, para que esperar” Macarena me miro rara y no era una pose, “que quiere decir esa palabra que has dicho?” y se la escribí en un papel pequeño, solo le puse CUCKOLD y le metí el papel en un bolsillo de la blusa, tocando una teta descaradamente pero de forma “accidental” y de forma secreta. Estábamos los tres en la puerta despidiéndonos y surgió a qué hora tenía que ir. Como Marcelo entraba a las ocho quería dejarla a ella antes aquí y le dije que de eso nada, que mientras no empezara a funcionar esto plenamente, nunca llegaba antes de las nueve, que ya tendría tiempo de madrugar. Le recomendé que vinieras a partir de las diez de la mañana.
Por la mañana a los pocos que todavía trabajaban, les avise de que vendría una mujer y lo deje bien claro, porque no dije a trabajar, ya que de momento venía de ojeadora o colaboradora. Cuando llegó la presente y los tíos la miraron con ojos de follársela, era atractiva y vestía muy insinuante. Quería hablar conmigo y nos encerramos en mi despacho, nos sentamos como el día anterior y hoy las piernas se le veían mucho mejor, aunque llevaba medias, demasiado tupidas. “Necesito pedirte un favor, que quede entre nosotros y claro está, que me lo hagas” le dije que sí, que no había problema y lo que me pidió no me lo esperaba. “Lo que quiero es que no me contrates y antes de que me lo preguntes, es que quiero disfrutar de la excedencia y descansar un poco que me lo merezco. Porque estoy algo cansada. Ejerzo como secretaria un mínimo de ocho horas y trabajo que me llevo a casa, ejerzo de madre 24 horas al día, siete días a la semana y como Marcelo es un poco rácano, también hago de señora de la limpieza” la entendía perfectamente, pero me había comprometido con su marido, se lo explique y cuando le pregunté cómo quedaría cuando le dijera a su marido que no, me fulmino con su respuesta, “no me fastidies, mi marido te da igual, no le aguantas y si fuera poco, te quieres follar a su mujer y te vas a follar a su mujer, que me estás contando. Si os odiáis los dos”
Quise no perder el sitio y le dije, “una cosa es pensar o soñar, acostarse con una mujer y otra hacerlo” de nuevo atacó, “si es que yo quiero también, vengo muy preparada y me pone mucho que sea con alguien que Marcelo tiene tanta manía, porque te envidia de siempre, ahora eso sí, ya puedes ser bueno y con imaginación morbosa, tienes que mejorar a Christian Grey” estiró una pierna y puso su pie en mi paquete que pronto empezó a crecer, parecía mentira que según ella fuera su primera vez. Una vez que mi bulto ya no podía ser mas grande, abrió mucho los ojos diciéndome, “mi niño que es lo que escondes ahí, parece que va a ser un, Jajajajaja”su risa estaba alterada y apretaba con más vigor. Me gustan las mujeres echadas para adelante, aunque luego las domine. En ese momento se veía que no tenía mucha experiencia, porque ya no sabía qué hacer. Como de momento no tenía secretaria, para que no me estuvieran entrando constantemente, les tenía dicho que quien quisiera algo, me llamara por el teléfono interior, que no quería procesiones a mi despacho y así está de claro, porque además mi puerta desde fuera no se podía abrir. Me levanté y me quedé apoyado en mi mesa, la hice levantar y nos dimos el primer gran beso.
Su nerviosismo se notaba en ese primer beso, se fue animando la situación y ya el beso era un muerdo en su mayor grado. Tenía mis manos abrazando su cintura y encontré una pequeña cremallera en la parte de atrás de su falda, la baje y la falda cayó al suelo. Llevaba medias, unas bragas diminutas y quite su blusa, después el sujetador y sus tetas, estaban bien de tamaño, un poco caídas pero muy ricas. Me agaché un poco, lo justo para comérmelas. Los pezones se le pusieron como punteros. Tuve que llevar una de sus manos a mi paquete, no hubo ningún problema, se dejó llevar la mano. La puse sobre mi rabo y la moví una vez, ella siguió sin mi ayuda y según tocaba mas cachonda se le ponía la respiración. Su nerviosismo era palpable, estaba siendo torpe en desabrochar mi pantalón o tenía falta de práctica. Cuando saco mi rabo y lo toco ya directamente resoplaba, con mucho tacto hice que se fuera bajando y se puso a hacerme una comida de rabo. Empezó torpemente y cuando llevaba un poco, se adaptó a su tamaño y lo hacía con gusto. Quería darle un poco de aliciente a esa situación por lo que se me ocurrió coger mi móvil, di a un número de mis contactos, puse el altavoz y a pocos pitidos de llamada me contestó Marcelo.
Macarena se quedó blanca, arrodillada y mirándome, mientras hablaba con su marido, llevé su cabeza hacia mi rabo de nuevo. Esta vez me lo comía con más ansia. Le contaba que había encontrado a su mujer un poco despistada, con nerviosismo pero que se aplicaba bien, a todo esto no dejaba de mirar a sus ojos mientras me comía el rabo. Él me decía que es que era muy tímida y luego recalcaba que más que tímida era muy acobardada, no es que la estuviese poniendo mal, pero había cosas que no se deben de decir. Contra peor la ponía ella se estaba volviendo más desbocada. Quería seguir dándole más pimienta a la situación, por eso dije que entraba su mujer para avisarme de una visita, que me disculpara que le dejaba con ella. Hice el paripé de decir en voz alta que estaba hablando con su marido, que cuando terminase de hablar dejara el móvil en mi mesa. La conversación y lo que sucedió más o menos fue de la siguiente manera.
--- Hola amor estás ya sola?
--- Si, Pelayo se ha ido a la sala de reuniones, que ha venido un grupo de personas a verle. (mientras le decía eso, ya había quitado sus diminutas bragas, me había desnudado de cintura para abajo y la estaba colocando para que se sentara sobre mi rabo y se lo metiera.
--- Entonces puedes hablar tranquilamente?
--- Si, estoy completamente sola y la puerta cerrada.
--- Que como se está portando ese gilipuertas contigo. (buen momento para darle una buena estocada y meter mi rabo hasta lo más profundo, conteniéndose Macarena de hacer ruido, pero algo hizo)
--- De momento se está portando pero que muy bien.
--- Qué te pasa? Te noto rara.
--- No, que va, salvo que sea que estoy en el despacho de él, sentada en su sillón.
--- Es buen sillón?
--- Muy bueno. Se está muy cómoda. (se comportaba como una zorra cachonda, se movía con suavidad y haciendo semicírculos)
--- Qué te ha mirado mucho las piernas?
--- No mucho.
--- No me lo puedo creer.
--- Lo mismo es que me ve mayor para él. (me levanté con mucho cuidado, la apoye sobre la mesa y me puse a follarla en esa posición)
La follaba con mucho cuidado, para que no se oliera nada su marido. Le sacaba el rabo casi hasta su totalidad lentamente y luego lo metía de la misma manera. Estaba que se corría y se le notaba, por eso dijo que tenía que montar unas carpetas y terminó la llamada. Nada más hacerlo, pase a follarla de manera más salvaje y no tardo nada en tener su ansiada corrida y como no me quede conforme con eso, no pare de follarla hasta que de nuevo conseguí que se corriera. Una vez que se corrió, hice que se diera la vuelta, se sentó y me corrí sobres sus tetas. Estábamos en el trabajo y de momento estaba bien. Antes de vestirse, quiso abrir los ventanales para que se fuera el intenso olor que habíamos dejado a sexo y mientras hablamos.
--- Con lo que has hecho y como lo has hecho, ha sido el polvo mas morboso que me han echado. Quien me iba a decir que un chico tan joven sabe hacer lo que tú sabes.
--- Jajajajaja, el tener muchos años no quiere decir que se sepa más. Es que tu marido no te folla bien?
--- No debía de responderte, porque es algo muy íntimo.
--- Acabamos de follar y tu marido hablando contigo y me dices que es algo íntimo.
--- Jajajajaja, tienes razón. Marcelo me conoce bien y sabe qué hacer para que llegue, pero reconozco que ya se hace un poco aburrido, monótono.
--- Cuando te vi, me entraron ganas de empotrarte.
--- Que bruto que eres.
--- Y ese culo que tienes, no te digo nada.
--- Pues ya te aviso que por ahí imposible.
--- Nunca se sabe.
--- Por que a todos los tíos os da por hacerlo por detrás? Porque mi marido siempre trata de convencerme y ya ni lo intenta porque me hace daño y no podemos y tú con ese cacharro que tienes colgando imposible, que es bastante más grande que el de Marcelo.
--- No se trata de tamaño si no de pericia.
--- Jajajajaja, vamos ahora intenta convencerme que teniendo ese calibre no me va a doler. Oye ya que hablamos de sexo, a esa mujer que quieres poner como tu brazo derecho, también te lo montas con ella?
--- No que va de momento no.
--- Como has dicho que también querías colocar a su marido.
--- Es un matrimonio especial, que me gustaría formar un buen triunvirato con ellos en todos los sentidos.
Dejamos de hablar y si quería emociones morbosas le iba a dar otra. Sabía que Marcelo pasaría a recogerla. Me bajé a comprar un buen lubricante y conseguí lo que quería. Para conseguir lo que quería le había dicho a Macarena que como se nos iba a hacer un poco tarde, que avisara a Marcelo de que podía aparcar el coche en nuestro aparcamiento, para que no tuviera que estar esperando mal aparcado. Nada más llegar me avisaron, se quedó en la sala de la entrada, pase le salude y luego fue su mujer a saludarle y decirle algo. desde mi despacho veía las imágenes con total claridad en una pantalla grande, pero no tenía sonido. Macarena vino a mi despacho a traerme una cosa que le había encargado y a decirme que ya se iba. Me acerqué y nos volvimos a enrollar con unos besos. Hasta que conseguí que se pusiera cachonda, pero no se decidía, hasta que gire su cabeza para que viera la pantalla y le dije al oído, “esta vez te voy a follar mientras ves a tu marido esperando detrás de la puerta” me decía que no, pero a la vez pegaba su culo a mi rabo y me decía “me quieres echar a perder, me vas a volver una puta” y antes de que acabara de decir eso, ya le había quitado por segunda vez sus bragas y para que no hubiera marcha atrás le metí el rabo rápido, un suspiro contenido y ya se dejaba follar.
Cuando empecé a ponerle lubricante en su culo, empezó a protestar y aunque era difícil que su marido nos oyese, le chistaba para que no hablara. Diciéndole, “cállate, o tu marido se va a enterar lo puta que eres” a eso movió con más ganas sus caderas. A lo tonto metía dos dedos en su culo, con esfuerzo pero ya se dejaba de quejar. Buen momento para empezar mi verdadero ataque. Se quiso zafar cuando noto mi capullo entrando en su culo, pero me agarre bien a sus caderas, trataba que se distrajera viendo a su marido, me insultaba en voz baja, me llamaba pervertido y eso era lo más suave. Era un tira y afloja, una lucha entre su culo y mi rabo. Costaba follárselo porque no ponía de su parte y se notaba demasiado estrecho. Todo cambió cuando nuestros cuerpos chocaron, ya tenía mi rabo metido en su culo. Sus quejidos fueron cambiando hasta que dijo, “no se siente mal, es distinto, lo noto mucho mas, sigue con suavidad” estaba follándome su culo virgen y le decía lo puta que era follando conmigo mientras su marido estaba a pocos metros, ella que estaba mas cachonda que nada, “eres un puto cerdo, no te basta con follarte a la mujer de un amigo, también le follas el culo” y ya deje de follar con delicadeza y no pare de follar hasta que nos corrimos los dos, esta vez le llene bien llenado el culo.
Al terminar se estuvo limpiando todo lo que pudo y con una media sonrisa me decía, “ya verás, este va a querer echar un polvo en cuanto lleguemos y no puedo dejarle, que se va a notar mucho y encima has acabado dentro, que ya te vale” nos aguantamos la risa los dos y se fue con su marido. Resultó un día inesperado pero muy entretenido. No tuve ningún tipo de remordimiento. Esa noche dormí super relajado y por la mañana me levante fresco. Llegué a trabajar y me encontré a Marcelo esperándome, no le note nada raro y supuse que venía a darme la chapa, como hace normalmente. Pasamos a mi despacho y empezó el festival.
--- Te has tirado a mi mujer?
--- Qué dices, a qué viene eso ahora? Para eso me estabas esperando? (imagine que eran los celos que decía su mujer y me limite a no contestar)
--- Te pregunto porque me lo ha dicho ella.
--- No sé qué te habrá dicho, pero no es así. (no quería caer en la trampa de mi mujer me ha dicho, sin que haya dicho nada, para sacarme una confesión)
--- Que si JODER, que me lo ha dicho.
--- Lo mismo la has interpretado mal.
--- (mirándome con rabia infinita) Vamos a ver lo que he interpretado mal. Me ha follado por la mañana y cuando has venido a buscarme y me lo ha hecho por detrás. POR DETRÁS, que a mí nunca me ha dejado. Venga, dime, que he interpretado mal?
--- Pues no has interpretado nada mal.
--- Ahora que se supone que debo hacer?
--- Puedes hacer muchas cosas.
--- Ah sí, cómo qué? don sabelotodo.
--- Te puedes separar, que sería la peor decisión. Pasar página y no darle más importancia. Tomarlo como un aliciente en la pareja. Incluso si quieres hacer de mirón y si pensamos seguro que encontramos más opciones.
Se quedó callado, como catatónico. Le miraba y él miraba al frente con la mirada perdida. No quería interrumpir ese momento y mientras le miraba, aprovechaba para mirar de vez en cuando mi móvil y tenía un mensaje que no había leído de Macarena, que me contaba que se lo había dicho a su marido. Casi media hora después, se levantó sin decir nada y se marchó. Macarena llegó a las 11 de la mañana y pensaba que vendría preocupada, pero la vi llegar muy tranquila. Tenía hasta mejor aspecto. No perdí el tiempo y la hice pasar, quería saber lo que había sucedido.
--- En situaciones como esta, se avisa a la otra parte afectada, en este caso a mí. Que me has dejado vendido. Que ha pasado?
--- Lo que te dije, el camino a casa, insinuaciones de lo que pasaría al llegar, estaba pistolón con su imaginación. Que es algo que no entiendo, pensaba que nos lo habíamos montado, a pesar de sus celos. Quería marcha, como le dije que no, se puso cabreado.
--- No me digas más, te dijo que era porque habíamos hecho algo y se lo confirmaste.
--- Que va, no. Empezó a insultarme. Que si era una frígida. Si no sabía follar. Que era un muermo, etc. y me dio tanto asco, me cabreo tanto, que le dije, pues a Pelayo no le he parecido nada de eso, que bien que me ha follado.
--- Y te quedaste a gusto.
--- Que va, no se lo creía y le detalle todo, como seguía sin creérselo, me desnude y comprobó cómo estaba mi culo, que todavía rezumaba.
--- Y se lio.
--- Pero no como tú crees. Que se empalmo como un burro. Quería saber todos los detalles y según se los contaba más cachondo se ponía, nunca le había visto de esa manera. Me hizo de todo, estuvo muy bien.
--- Entonces no entiendo porque lo de esta mañana.
--- Porque luego le dieron los putos celos. Esta mañana no tenía que venir, lo he hecho para explicártelo y ya veremos si vuelvo. Que seguro que ahora no querrá que venga por aquí. Tú lo ves normal?
--- Si lo veo normal.
--- Pues explícamelo a ver si lo entiendo.
--- Tu marido tiene sentimientos o deseos encontrados. Seguro que le gustaría compartirte, verte con otros, pero a la vez los celos le pueden.
--- Eso no. No creo que le gustara verme con otro hombre.
Ella no lo entendía y por mucho que se lo explique no lo podía entender. Se fue para su casa y me dijo que entre ese día y el siguiente me diría cómo quedarían las cosas. Pero que no creía que volviera y que me olvidara de que su marido me volviera a saludar.