La mujer casada se desmelena

La conocí por Internet. Aburrida del soso de su marida, se atreve a quedar conmigo en la vida real después de tontear por chat y acabamos follando en nuestra cita a ciegas.

Hoy os vengo a contar mi historia. Os puedo asegurar que es totalmente cierta, aunque pueda parecer lo contrario. El otro día navegando por internet, encontré un enlace de chat erótico y me dije ¿Por qué no? Me metí y me estaba aburriendo bastante, hasta que conseguí a la chica que estaba buscando. Una chica simpática. Hasta aquí bien, pero según nos fuimos conociendo, nos dimos cuenta los dos que la cosa estaba fluyendo.

Yo como tenía dudas, la pedí una sola cosa para seguir la conversación. Mi objetivo era no crearme ilusiones si luego iba a ser una máquina o algo. La pedí que me diese el teléfono para llamarla y así poder saber que era una chica realmente y aprovechar para escuchar su voz. Que gran error, su voz era suave y preciosa. Nada más escuchar el “hola”, me dio un vuelvo al corazón y me medio enamoró. En ese instante me salió una risa tonta y la dije, seguimos hablando por el chat si te parece bien. La sala de sexo del chat estaba lleno de gente que contactaba conmigo, pero en ese momento solo tenía la atención puesta en esa chica que tanto me estaba sorprendiendo. Tras un par de horas, en las cuales me dijo que tenía 28 años, estaba casada y que buscaba fuera de casa lo que en casa no tenía, me dijo que tenía que irse a trabajar. Por cierto, no sé si lo había mencionado, era camarera. Nos despedimos y dije para mí, se acabó la charla.

Al día siguiente me conecté, pero no estaba. Pasados dos días, me dio un toque y rápidamente puse el chat. Y allí estaba esperándome. Ella me comentó que no había podido dormir en las dos últimas noches, al igual que yo. Que sentía algo raro que no sabía como explicar y que quería seguir conociéndome.

Al día siguiente vino lo bueno. Estaba sola en casa, sin el marido y me mandó una foto. Me gustó y tras mandarla otra foto mía, yo también la guste. Pasados unos minutos, cual fue mi sorpresa. Me mandó directamente una foto suya con un conjunto de lencería. Estaba realmente sexy. Pero cuál fue mi sorpresa, se lo compró especialmente para mí. Yo me quedé sin palabras y tras otra hora conociéndonos se acabó el chat por ese día. La verdad no me quitaba la imagen de la cabeza, pero tampoco quería dar un paso más. Lo último que quería hacer era romper un matrimonio por una tontería.

Pasados dos días, sin que yo diese señales de vida, me llamó. En este caso no me dijo que pusiese el chat, sino que me dijo que la abriese la puerta, que estaba en el portal. Y yo dije para mí, como puedo ser tan estúpido de darla mi dirección. Tras un par de minutos de dudas, decidí abrirla. Subió por las escaleras mientras yo estaba al borde del infarto.

Cuando subió a la segunda planta, nos dimos dos besos y pasó. No me lo podía creer, era todo verdad. Llevaba una gabardina larga, a pesar de que no hacía mucho frío. La invité a pasar, se sentó en el sofá y yo fui a la cocina a buscar un par de cafés. Cuál fue mi sorpresa, cuando llegué se había quitado la gabardina y tenía el conjunto de lencería que se había comprado especialmente para mí.

Nada más verla, deje rápidamente los cafés y me quedé paralizado. Ella rápidamente reacciono y comenzó a hacerme un baile sexy mientras me decía cosas guarras. Yo ya estaba a 100 y se me notaba en los pantalones. Ella se dio cuenta y siguió el juego. Tras un baile erótico, se acercó a mí y me dio el beso de mi vida. (Como movía la lengua, era impresionante).

A continuación puso mis manos sobre sus grandes pechos para que se los acariciara, mientras no paraba de besarme. Finalmente me tiró al sillón, me quitó los pantalones y comenzó a chupármela. Mientras tanto, la quité ese precioso sujetador y por fin pude ver esos preciosos pechos colgando, los cuales no olvidaré en mi vida.

Como ya no podía más, la di la vuelta, la quite sus húmedas braguitas y la penetre. El ritmo era lento pero placentero, hasta que ella me pidió que se lo diese todo y comencé a acelerar. La verdad es que puedo decir que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.

Cuando acabamos, nos quedamos los dos un minuto en silencioso relajando la respiración y pasado ese tiempo nos miramos. Me di cuenta que la había gustado tanto o más como a mí, por lo que no dudamos ni un solo momento en volver a repetir la experiencia.

Te puedo asegurar que nunca me arrepentiré de haber tomado la decisión de entrar en ese chat erótico y haber conocido a esa mujer tan especial.