La muerte era una mujer

Un relato que envié para ejercicio, pero que no se pudo publicar (advertencia, MUY VIOLENTO).

Antonio era un hombre que construyó su imperio y su fortuna con la sangre y sufrimiento de cientos de inocentes, un hombre con una ambición sin limites, capaz incluso de matar para conseguir lo que desea.

Ahora planeaba incendiar un espacio natural solo para construir una urbanización y campos de golf, tenia el dinero para sobornar a la gente adecuada y los hombres para acallar a los que se oponían, su posición lo hacia creerse invencible.

Encendió un puro y miró la ciudad, tenia más poder que el mismísimo presidente, podía hacer cualquier cosa, sin temer a las consecuencias, cogió una wakizashi, era extraño, se la enviaron por correo, un anónimo le decía que la usara para restablecer su honor.

Antonio se echó a reír, ¿honor? El honor no existe, solo existe el poder.

Cogió la wakizashi y la llevó a su colección privada de armas y la colocó al lado de una espada española, no sabía por que, pero tenía la vaga sensación de que esas dos espadas de diferentes culturas, tenían algo en común.

La puerta del edificio de Antonio

Los guardias del edificio tenían ordenes de disparar contra cualquiera que pisase la acera que rodeaba el edificio, no había gente lo suficientemente loca como para pasar por esa calle y los guardias se aburrían como ostras, hasta que vieron una chica, morena, de pelo corto y bien peinado, hermosa figura, portaba una mochila, pero lo que atraía la atención era un extraño bastón que llevaba a pesar de que esa chica tenia exteriormente 25 años.

-oye puta, propiedad privada, tenemos ordenes de dispararte, pero si nos haces pasar un buen rato, tal vez te dejemos ir – decía el guardia mientras se bajaba la cremallera.

Pero la fémina no respondía y seguía avanzando.

-¡estas sorda puta! ¡Quítate la ropa aquí mismo! – Decía el guardia apuntándola con su pistola.

Lo siguiente que pasó fue muy rápido, el guardia vio que el bastón era una espada oriental, intentó disparar, pero vio con horror que su pistola había sido cortada limpiamente, inutilizada.

El otro guardia agarró su pistola, pero el filo se movió más rápido, el horror del guardia se manifestó en el rostro cuando vio que al alargar su brazo para apuntar a la chica carecía de mano, su mano cercenada se había quedado agarrando la pistola de su cinturón, la sangre salía de los vasos sanguíneos cortados limpiamente.

Los dos guardias, presas del pánico intentaron huir, pedir ayuda, pero el filo se movió de nuevo.

Ambos guardias cayeron, con la mueca de horror que tenían, como si no se hubieran dado cuenta de que estaban muertos.

La mujer entró siendo captada por las cámaras.

Antonio se fijó en aquella mujer ¿será la que le regaló la wakizashi? Lamentaba de que tenga que morir, era una hembra bastante apetecible.

Las alarmas saltaron, los guardias alertados prepararon sus armas contra la desconocida, ordenándola que se rindiera.

Ella siguió avanzando.

-¡fuego! – Gritó el capitán de la guardia.

Las armas vomitaron fuego y plomo contra la desconocida, pero un movimiento rápido esquivó las balas, corrió por el lateral de la pared cogiéndolos por sorpresa.

El filo era mucho más efectivo en corto alcance que las armas de fuego.

Los rápidos pero armoniosos movimientos de la chica cercenaban miembros y cabezas, aniquilando el equipo entero.

Siguió su camino a la sección de seguridad.

-¡a que esperáis! Imbéciles ¡acabad con esa puta! – Decía el jefe de la sección de seguridad, un hombre gordo y canoso con barba de tres días.

Pero los guardias se quedaron asombrados del poder de la asesina, no hacían más que retroceder.

El jefe de la sección de seguridad se desesperaba, se ocultó debajo de la mesa para que no le encontrasen.

El filo destrozó la puerta de su despacho.

Los ligeros pasos se acercaban, el miedo y la angustia del responsable de seguridad aumentaban, orinándose en los pantalones.

Pero defecó en los mismos cuando el filo de la espada atravesó la mesa, pasando muy cerca de su oreja.

El responsable intentó alejarse de esa muerte que la miraba de forma despiadada, estaba solo, tenia miedo, pero al final, solo al final, la reconoció.

-¿tu? ¡Tu! – Dijo el jefe antes de que su cabeza se separase del cuerpo por el filo de la espada.

La mujer cogió la cabeza aún con la sangre caliente y la metió en su mochila.

-¿qué cojones? – Decía Antonio mirando las cámaras, los guardias aprendieron la lección muy rápido apartándose del camino de la mujer, Antonio cogió el teléfono y dijo.

-escuadra de la muerte, tenemos una intrusa armada y peligrosa, elimínenla, ah, ya que estáis de paso, eliminad a los guardias por traidores.

Lenta pero imparable, llegó a la sección de finanzas del edificio, no tardó en derribar otra puerta con el filo de la espada.

Frente a ella había un hombre de 45 años en un visible estado de nerviosismo, agarrando una Igram en una mano y a una niña desnuda en otra.

-¡te conozco puta!, ¡Sé quien eres!, No se como sobreviviste pero me aseguraré que críes malvas.

Dicho eso el responsable de finanzas abrió fuego contra la desconocida, que saltó esquivando las balas, antes de que el cuarentón moviese un músculo, el filo cercenó el brazo que sostenía el arma, cuyo dedo aún apretaba el gatillo, a medida que caía, seguía disparando, cayendo de forma que apuntó las piernas del agresor, pero antes de que apuntara a las piernas de la niña, el filo se clavó en el brazo cercenado inmovilizándolo.

Las balas penetraron en las piernas del cuarentón, caer, soltando a la niña, la cual, aprovechó para escapar.

El cuarentón miraba con horror a la mujer que apuntaba el filo a su cuerpo.

-¡que quieres! ¡Puedo darte lo que quieras! ¿Cuántos millones pongo? – Decía el cuarentón sacando su talonario de cheques.

La mujer respondió hundiendo su acero en el vientre del cuarentón de una estocada, la dama se fijó en los ojos llenos de dolor de su victima, pero no tenia aire suficiente para gritar, soltaba un aullido suave que lentamente bajaba de tono hasta sumir el silencio, la dama retiró el acero haciendo que el cadáver cayese de rodillas y usando un movimiento circular le cortó el cuello haciendo que la cabeza del cadáver cayese rodando, en ese momento, la mujer, como con el jefe de seguridad, fue a por la cabeza decapitada.

Cuando metía la cabeza en su mochila, oyó disparos de ametralladoras, la cosa empezaba a complicarse.

Los soldados entraron en la habitación empuñando FAMAS aún humeantes.

-líder tigre rojo a presidente, primera fase completada, se ha saneado la zona de traidores, procediendo a la fase dos – decía uno de los guardias enmascarados con caretas antigás.

-¡acabad con esa puerca lo antes posible!, ¡No dejéis que avancé más! – Gritaba Antonio enfurecido por la radio.

-afirmativo señor – dijo el soldado.

Lo primero que vieron era el cuerpo decapitado del jefe de finanzas.

-una puta con espada, será más fácil que matar a aquella niña que acababa de salir de la habitación – decía uno de los soldados recordando como disparó a la rehén del jefe de finanzas.

La ventana estaba abierta, uno de los soldados se asomó y se quedó quieto.

Los demás soldados registraban la habitación disparando posibles escondites, pero se fijaron en el que estaba quieto.

-¡Sergio! ¡Deja de contemplar el paisaje y busca a la puta! – Decía el líder de los soldados mientras agarraba al que estaba en la ventana.

Al apartarlo de la ventana vieron que no tenía cabeza, los soldados iban a comprobar el exterior, pero el líder los detuvo y se comunicó por radio.

-halcones, están en el exterior, zona norte, piso 23 ¿puedes localizarla?

La chica escalaba el edificio usando unos shukos, unas púas de 5 cm. que se colocó en las palmas de las manos cuyo filo capaz de atravesar el cemento era ideal para la escalada, no había cambiado su actitud, solo el camino, pero de repente, se detuvo, sonidos de aspas moviéndose cada vez más cerca la alertaron, miró al origen del sonido

Dos MD-530F, helicópteros de combate ligeros, armados con tubos lanzacohetes.

-líder tigre rojo, no localizamos el objetivo – decía el piloto del primer helicóptero.

-halcón 1, aquí halcón 2, localizado objetivo, tres pisos por encima de ti, procedo a su eliminación – decía el segundo piloto.

Pero no tenia intención de disparar cohetes, sus aspas harían el trabajo, se acercó lo máximo posible a la mujer que observaba como aspas que podían convertirla en carne picada se acercaban con precisión despiadada.

Pero ella lanzó una kusarigama contra la cabina del helicóptero, una hoz unida a una cadena.

como si de una fuerza sobrehumana se tratase, el vidrio que protegía la cabina fue destrozado, la kusarigama no alcanzó al piloto que vio el filo a unos milímetros del casco, pero al volver el arma a su dueña, el piloto vió con horror que esos segundos soltó los mandos y las aspas del helicóptero se dirigieron a la pared, destrozándose.

El piloto solo podía gritar mientras caía con las aspas destrozadas.

La dama recogió su arma con su mano libre y volvió a colocar su mano en el shuko que aun estaba enganchado en el cemento.

-¡maldita putaaaa! – Gritó el piloto alejándose para usar sus cohetes.

Ella reaccionó de una manera muy curiosa, se dejó caer hasta el piso donde estaban los soldados, los cuales la apuntaron, pero el líder se dio cuenta de la jugada.

-oh mierda.

La joven se dejó caer de nuevo cuando los soldados dispararon contra ella, pero el helicóptero cegado por la rabia de perder a su compañero, vació los tubos lanzacohetes contra el piso donde estaba ella, envolviéndolo en una nube de fuego.

Antonio notó como el edificio temblaba por la explosión, exigió saber que había pasado.

-a-aquí halcón 1, el objetivo aún esta vivo, el equipo rojo ha sido eliminado, no tengo más cohetes ¿me retiro a recargar? – Decía la voz llena de horror del piloto.

-no, sube a la azotea, tengo una pequeña sorpresa – decía Antonio que poco después miró a la pantalla y le decía a la chica.

-eres admirable putita, pero cuando acabemos contigo te disecaré y tu cuerpo desnudo y congelado adornará mi sala de trofeos – decía mientras pensaba en el arma que tenia en la terraza

Tres equipos más de soldados recorrían el edificio en busca de la intrusa que volvió a entrar en el edificio, uno de los equipos entró en el ascensor para atajar.

-comandante ¿permiso para hablar?

-permiso concedido.

-¿contra que nos enfrentamos?

El comandante hizo un pequeño silencio antes de contestar.

-según he oído contra una hembra con una espada.

-¿contra un chocho? ¿Cómo es posible que perdamos un helicóptero y el escuadrón tigre rojo por dos tetas y un culo? – decía otro soldado.

-habrá sido suerte, la quieren muerta, pero intentemos herirla para darnos gusto mientras este calentita.

Todos los soldados rieron, pero un sonido como de algo que caía en el techo les alertó, los soldados empuñaron las armas.

La mujer estaba encima del ascensor, con su espada cortó los sistemas de frenado de seguridad, con un movimiento rápido cortó el cable y se sujetó en el.

Mientras ella subía sostenida por el cable a alta velocidad, la escuadra oro que iba en el ascensor gritaba de pánico al ver que el ascensor caía como una piedra por los 32 pisos.

-líder tigre azul responda – decía Antonio a trabes del comunicador.

-aquí líder azul ¿qué desea? Señor – decía el soldado.

-tengo una idea, sembrad de explosivos los pilares principales del edificio, tenedlo listo para que explosione en 35 minutos.

-si señor, corto y cierro – decía el líder del escuadrón antes de cortar.

-¿y el escuadrón verde? – preguntó el joven piloto que estaba al lado de Antonio.

Antonio lo miró, no le gustaba nada que le contradijeran, pero necesitaba un piloto, la maquina que tenia en su hangar privado necesita dos tripulantes.

-hijo, ya has visto como actuaba ella, si no sacrificamos al equipo verde para que la distraigan perderemos ambos equipos, ya hemos perdido contacto con el equipo oro ¿sabes que significa?

El piloto apretó el puño, quería vengarse con sus propias manos, pero Antonio tenia razón, esa mujer es mucho más poderosa de lo que parecía.

-además, tenemos algo imparable para que nos ayude a encargarnos de ella – decía Antonio dándole a la luz.

El piloto sabia de armas de guerra, lo que tenia ante el era algo que nunca vio.

Antonio le lanzó una bala al piloto, este la cogió y la vio detenidamente.

-si hijo, esta bala esta hecha especialmente para la ametralladora de cuatro cañones del Fenris, balas de uranio empobrecido capaces de atravesar cualquier blindaje no mayor a los 8 centímetros de espesor, su cañón es capaz de vomitar 1200 de estas pequeñas por segundo y puede hacerlo durante una hora sin sobrecalentarse, los cohetes que lleva son más pequeños y numerosos, pero no menos potentes, a diferencia de los Standard, sus cabezas son de plutonio con pequeñas cargas de hidrogeno liquido, los compartimentos internos pueden almacenar hasta 200 litros de gas nervioso que se puede rociar en forma de bolas de cristal del tamaño de canicas, su motor es poderoso y tiene un deposito de combustible pequeño, pero no subestimes ese combustible, es el mismo que usan los cohetes espaciales, solo que la formula se ha mejorado, pero lo mejor es que no tiene ninguna ventana, es totalmente blindado e invisible al radar, esta maravilla tiene varios micro sensores que observan el ambiente exterior y lo transmiten a la claustrofóbica cabina, su blindaje esta tratado nanotecnologicamente para que sus uniones moleculares sean más poderosas, haciéndolo mas resistente y ligero, tiene 3 cm. de espesor, capaz de resistir impactos que destruirían un blindaje de 15 cm.

Antonio puso una mano en el hombro del piloto boquiabierto y añadió,.

-si, un arma del infierno.

La dama había alcanzado el despacho del vicepresidente, destrozó la puerta con la espada y se preparó para atacar.

El vicepresidente era un hombre con mostacho, de mirada calmada y coleta, estaba bebiendo un brandy, miró a la mujer y le dijo.

-bienvenida, supongo que tu no has venido a tomarte una copa.

Ella le observaba con su mirada fría.

El observó las cámaras.

-calculo que llegarán hasta aquí en 25 minutos, pero han colocado bombas en los cimientos del edificio, enhorabuena, hasta ahora nunca vi a Antonio tan desesperado.

Ella seguía en silencio.

-Veo que tus heridas no se han curado, me sorprende que hayas sobrevivido, pero en cierto modo, todos estamos un poco muertos, tu por lo que te hicieron, yo por los remordimientos, Antonio.... bueno ya sabemos que vendió su alma al demonio.

El vicepresidente se levantó y caminó hacia la ventana.

-¿acaso esto es el futuro? ¿La democracia sustituida por feudos corporativos que se matan por poder? ¿Hay alguna forma de evitarlo? – pensaba el presidente en voz alta mientras miraba a la ventana.

Ella seguía mirándolo fríamente.

-no estas muy habladora, tienes derecho, se que vienes a matarme, adelantar lo que todos nos llega al final, pero déjame decirte el código del despacho de Antonio, 55094 – decía el vicepresidente mientras la miraba.

La mujer se metió una mano debajo de uno de los bolsillos de su mochila y sacó una wakizashi y se la lanzó al vicepresidente.

-¿el seppuku? Vaya, no creo que me merezca tanto ¿estas segura? – decía el vicepresidente.

Ella simplemente movió la cabeza en una afirmación.

El vicepresidente se puso de rodillas, se quitó la chaqueta y la camisa, dejando su torso desnudo, agarró la wakizashi, desenfundándola, miró el filo, tan hermoso, tan brillante, pero al mismo tiempo tan mortal, igual que su ejecutora, agarró la wakizashi apuntándose a su vientre, la joven tenia su katana lista para decapitarlo.

el vicepresidente se clavó la wakizashi en un costado, el gesto de dolor era palpable, pero el filo trazó un doloroso y lento corte hasta el centro del vientre únicamente movido por la voluntad de la mano del ejecutivo.

En cuanto llegó al centro de su vientre, movió el filo para que cortase hacia arriba.

Concentrando su voluntad, movió el filo bañado en sangre, cortando músculo, intestino y vasos sanguíneos mientras sentía un dolor indescriptible, en aquel momento, el vicepresidente inclinó la cabeza.

La mujer cercenó limpiamente la cabeza del vicepresidente, que cayó rodando por el suelo.

Ella antes de abandonar el lugar, hizo una reverencia al cuerpo decapitado y canto un mantra.

Solo quedaba uno y sabe que no se dejará coger así como así y que el tiempo esta en su contra.

Aun faltaba para que llegasen los soldados, no había nadie entre Antonio y ella.

Una vez en el despacho, se encontró con la colección de espadas, se acercó a ella y rompió el cristal, cogió la espada española, la miró con melancolía, una lágrima se deslizó en su impasible rostro.

Entonces algo dentro de ella la alertó y saltó a una posición segura, una ametralladora disparaba a trabes de la ventana destrozando todo lo que tenia a su alcance.

-¿aún vives? Putita, te espero arriba – decía Antonio a trabes de un altavoz conectado en el aparato.

Ella no esperó, subió a toda velocidad, en cuanto salió a la azotea, notó como el frió viento la golpeaba, vio un helicóptero, negro, pero pintado como si tuviese manchas de sangre, no distinguía el modelo pero parecía un hind.

-¡podría ver como te caes junto al edificio! ¡Pero quiero probar esta maravilla! ¡Una maravilla que iniciará una nueva era! ¡No existirá justicia! ¡Yo seré la justicia! ¡No existirá el orden! ¡Yo seré el orden! ¡Yo seré Dios! – decía Antonio eufórico.

Un misil del helicóptero fue disparado hacia la mujer, pero ella corrió hacia el misil y concentrando su ki saltó sobre el misil, el cual, erró su objetivo alejándose del escenario.

Antonio se sorprendió ante la proeza de la guerrera, el piloto casi se le salían los ojos de las orbitas, ¿cómo puede un ser humano hacer algo así?

El misil impactó en el otro edificio, manifestando una explosión mucho más grande de lo que tendría que provocar un misil Standard.

Antonio decidió usar la ametralladora.

Los cuatro cañones giratorios empezaron a girar y a vomitar fuego y su carga, pero ella se adelanta a los movimientos de la maquina de guerra y esquivaba las balas con sus saltos y piruetas.

-estate quieta puta – decía Antonio con frustración.

Ella buscaba el mejor momento, ahora tenía que concentrarse.

Antonio tuvo una idea.

-piloto, aléjate, voy a descargarlo todo en el tejado.

El piloto obedeció alejó el helicóptero de la azotea, en cuanto la distancia que les separaba era insalvable, Antonio disparó todos los misiles y cohetes.

El edificio se convirtió en una antorcha olímpica, las cinco plantas superiores fueron destruidas por el fuego nuclear, poco después las bombas del edificio explosionaron, derrumbando toda la estructura.

La maquina de guerra se alejó del escenario.

Una vez en tierra, en una pista de aterrizaje abandonada, Antonio felicitó al piloto y empezó a hablar de sus planes.

-tengo doce pájaros más además de este, serán mi símbolo de poder, pronto terminaremos el plan uroboros, solo falta colocar bombas por los sectores más poblados de Estados unidos, Inglaterra y Francia, en cuanto sufran los ataques, nuestros agentes infiltrados en los servicios secretos manipularan las pruebas para que parezca que ha sido un atentado de países africanos y árabes, la guerra entre el 1º y el 3º mundo comenzará, yo venderé mis armas y me apoderaré de los yacimientos petrolíferos, de oro y de diamantes, ¡muy pronto comenzará mi era!.

El piloto no decía nada.

-¿sorprendido? Incluso yó me sorprendo, vamos a hacer historia – decía Antonio.

Pero al acercarse, vio que el piloto tenía una wakizashi clavada en el cuello.

Antonio alarmado, agarró la pistola y apuntó a todos lados, notó como en la cola del helicóptero había una kusarigama enganchada, no podía usar el helicóptero sin el piloto.

En ese momento oyó algo, disparó, parecía que le había dado, lentamente se acercó, lo único que vio fue la cabeza del jefe de la sección de seguridad, con un agujero de bala, una bala salida de la pistola de Antonio.

El empresario empezó a temblar, a sudar, sus pasos eran más vacilantes.

Algo cayó encima de el, Antonio se lo quitó y descargó el cargador en lo que le había atacado.

Era la cabeza del encargado de las finanzas.

Antonio miró nerviosamente en todos lados, incluso notó un calor húmedo que se expandía en sus pantalones, intentó coger otro cargador, pero el temblor de sus manos hizo que se cayera, cuando iba a cogerlo, vio algo brillante, seguido instantáneamente por oscuridad.

-AAAAAHHHHHHHHH – gritaba Antonio cuyos ojos habían sido cercenados, un despiadado filo le cortó los tendones de Aquiles, haciéndole caer, en cuanto intentaba huir usando sus manos el filo le cortó los deltoides, cortes no mortales, pero si muy dolorosos, la mujer estaba de pie ante un inmovilizado Antonio que suplicaba piedad, con despiadada eficacia torturó con la espada española al tiránico empresario, que lentamente y entre gritos se hundía en un charco de sangre, un charco creado por sus heridas, la mujer, por una vez sonrió al ver como su objetivo moría dejaba de moverse.

Dentro de la mente de Antonio se manifestaron imágenes, unas imágenes de hace más de veinte años, el era joven y ambicioso, secuestró a la mujer y a la hija de 5 años, le obligó a ceder su mas preciado tesoro, una espada española del siglo XVI, en cuanto se la dio, Antonio le pegó un tiro, entonces el, el jefe de seguridad, el encargado de finanzas y el vicepresidente, se dirigieron a donde estaban las dos féminas, violaron a la madre delante de la niña, en cuanto su cuerpo quedó inerte, violaron a la niña sin piedad, mientras sus compañeros se marchaban, Antonio penetraba a la infante, pero los ojos de al infante se volvieron fríos, su cuerpo crecía hasta llegar a la edad de 25 años.

Era ella, la que mató a Antonio.

El retrocedió lleno de terror, pero ella se transformó en un demonio, un demonio que reclamaba el alma del corrupto para el infierno, un alma que gritaría de miedo y dolor para toda la eternidad.

Epilogo.

La mujer llegó a su antigua casa, recuerdos tristes llegaban a su mente, cuando sus agresores pensaron que estaba muerta la abandonaron en un descampado, ella se despertó sin ganas de vida, hasta que un extraño anciano oriental le dio una razón para seguir existiendo, durante 20 años se preparó para la venganza, una venganza que al fin había llegado.

Colocó la espada española detrás de una fotografía, donde habían un hombre, una mujer y una niña, sonriendo, una prueba de que habían pasado tiempos felices.

La mujer se quitó el cinturón, se puso de rodillas y se ató sus piernas con el cinturón.

Preparó su wakizashi y apuntó a su cuello.

¿Para que seguir viviendo? Ya completó su venganza, su útero no podía engendrar nueva vida debido a su violación, su alma estaba demasiado llena de tristeza y odio para poder hacer una vida normal, era una mujer que ya no encajaba en el mundo.

Pero los labios de la mujer emitieron unas últimas palabras antes de cortarse su hermoso cuello.

  • Mi trabajo está hecho, ¿por qué esperar?

Entonces la wakizashi le dio la paz que tantos años su alma le fue negada