La montaña blanca (5)

Pasó una semana y ...

Pasó una semana y salí del restaurante tarde ayudando a mi hermana, me fui caminando para casa y pasé por una calle estrecha poco iluminada, de un portal salieron tres tipos, los miré…

YO: Hostia, él medio melé.

Empujé a uno, le intenté dar un puñetazo al medio melé para salir corriendo de allí, noté un golpe terrible en el estomago que hizo que me doblara, dos golpe más muy fuertes en la cara y otro en la cabeza, caí al suelo haciendo un ovillo con mi cuerpo para aguantar los golpes que me caían por todos lados.

MEDIO MELÉ: Sabía que la acabarías cagando y haciéndole daño, los chulo putas como tú sois así de cabrones, te vas a acordar de esta hijo de puta.

Siguieron dándome golpes, hasta que puede oír un grito de alguien al final de la calle haciendo que ellos se fueran caminando rápido, no recuerdo nada más hasta despertarme en el hospital, no podía hablar, ni mover la boca, me dolía horrores todo el cuerpo, abrí un momento los ojos y vi a mi alrededor a mi familia al completo.

MI HERMANA: Se está despertando, llamar a médico.

Volví a cerrar los ojos como durmiendo pero enterándome de todo lo que decían.

MÉDICO: Esta bien que se despierte, es buena señal, pero está muy sedado para calmarle el dolor, abrirá y cerrara los ojos de vez en cuando, dormirá mucho que es lo mejor que puede hacer ahora para recuperarse.

Pude oír como mi madre lloraba, mi hermana los enviaba a todos para casa quedándose ella para hacerme compañía, yo abría los ojos de tanto en tanto mirándola, ella me cogía una mano preocupada cayéndole alguna lágrima que rápidamente se secaba de la cara.

HERMANA: Yo sabía que algún día tendrías un disgusto, que pasaría algo.

Cerré los ojos y me quedé dormido, al volver abrirlos vi a mi hermano hablando con mi cuñada, los abría y cerraba sin control del tiempo que pasaba grabándose imágenes en mi cerebro, mis padres, mis hermanos, todos juntos, separados, me cogían de la mano, me daban un beso en la frente, oía voces animándome, pasó Pepe a visitarme en algún momento porque recuerdo su voz, igual que la de varios amigos más, después de dormir mucho tiempo empecé a oír una conversación, era mi hermana que medio lloraba.

HERMANA: Le dieron una paliza terrible, le han roto dos costillas y la mandíbula, le han puesto diez puntos en la cabeza, tiene todo el cuerpo magullado lleno de moratones, lo tienen sedado para que no sufra de dolor, yo ya sé que es un cretino y un imbécil, pero tiene un corazón muy grande, el sería incapaz de hacerle daño a alguien y me cuesta entender como han podido hacerle algo así.

Escuché que alguien lloraba con ella, abrí un ojo y era Noemí, se me abrieron los dos de golpe mirándola, empezando a llorar yo también, y no de dolor, lloraba por algo que me salía de dentro y de la alegría de volver a verla, giró la cabeza para mirarme sorprendiéndose, se acercaron las dos y Noemí me cogió una mano que intenté apretar fuerte, me pasó la mano por los ojos secándome las lágrimas que no paraban de salirme, intentaba hablarle, pedirle perdón, decirle lo gilipollas que había sido, que la quería con locura y que no me dejara solo, le intentaba suplicar, pero no me salía una puta palabra de la boca sintiéndome tan frustrado que no podía parar de llorar.

Cuando me calmé un poco, me explicó que mi hermana la había llamado informándola de lo que había pasado, que le había dejado una habitación del hotel para los días que quisiera quedarse.

NOEMI: ¿Quieres que me quede?

Yo le respondía moviendo la cabeza afirmativamente volviendo a llorar.

NOEMI: ¿Esto te lo ha hecho Sergio?

Pensé un momento y se lo negué.

NOEMI: Me han dicho que esta tarde te van a bajar la dosis de calmantes, que mañana estarás un poco más espabilado, me sabe muy mal verte así.

Yo no sabía cómo expresarle lo contento que estaba de que estuviera conmigo, solo le apretaba la mano, me quedé dormido otra vez.

Pasaba el tiempo, abrí un ojo y la vi a mi lado sentada en una silla, lo cerré de nuevo, lo volví abrir más tarde y ella estaba con mi mano entre la suya, durmiendo, apoyando la cabeza sobre la cama.

Me desperté al día siguiente sintiendo mucho dolor por todo el cuerpo, pero con la cabeza más despejada, estaba solo en la habitación, llegué a pensar si todo lo que recordaba había sido un sueño y no era real. Entró una enfermera saludándome, levantó la cama de la parte del tronco incorporándome un poco sintiendo más dolor por otros lados, en ese momento entró a la habitación mi hermana diciéndole a la enfermera que ya lo haría ella, cogió un vaso con una pajita y lo noté en los labios, absorbí y me entró una especie de zumo, oí unos pasos y vi a Noemí que entraba con una sonrisa, me la quedé mirando de arriba abajo, estaba guapísima, no podía dejar de mirarle sus ojos azules.

MI HERMANA (riendo): ¿Quieres que te lo dé ella?

Moví la cabeza confirmándolo con ilusión, mi hermana le pasó el vaso a Noemí y salió de la habitación.

HERMANA: Os dejo solos un rato para que tengáis algo de intimidad.

Noemí me miró.

NOEMI: ¿Quieres más?

Le dije que sí, metiéndome de nuevo la pajita en la boca bebiéndome todo lo que quedaba de zumo, lo dejó encima de la mesita y se sentó a mi lado, busqué su mano, me miró como no sabiendo que hacer, le miré a los ojos intentando pedirle con la mirada que me la cogiera, finalmente la cogió en medio de las dos suyas.

NOEMI: Cuando te recuperes ya hablaremos con tranquilidad.

Yo pensé, cuando me recupere no, quiero hablar ahora que te tengo delante sin perder más tiempo, saqué la mano de entre las suyas haciéndole el gesto de escribir.

NOEMI: ¿Quieres algo para escribir?

Se lo confirmé con la cabeza, buscó en su bolso y sacó una libretita y un bolígrafo, abrió la libreta por una hoja en blanco, la apoyó en la cama poniéndome el boli en la mano, yo empecé rápidamente a escribir.

“Perdóname por favor”

“soy un gilipollas, no volveré a hacerte algo así”

“te necesito a mi lado”

Me miró seria.

NOEMI: ¿Quién te lo ha hecho?

“No lo sé”

“por favor”

NOEMI: ¿Ha sido Sergio y te ha amenazado?

“No ha sido Sergio, no los conocía”

NOEMI (enfadada): ¿Por qué coño no me lo quieres decir hostia?

“POR QUE ME LO MERECÍA POR GILIPOLLAS”

Me miró a los ojos y empezó a llorar.

NOEMI: Sí que eres un gilipollas, muy gilipollas, el tío más gilipollas que he conocido y no sabes cómo te odio ahora.

“pero estas aquí conmigo”

“no sabes lo feliz que soy”

“no me odies por favor”

NOEMI: Pero tú sabes el daño que me has llegado hacer, me has roto el corazón Toni.

“por favor”

“yo te quiero muchísimo”

NOEMI: No, tú no quieres a nadie, solo te quieres a ti mismo.

Yo lloraba notando las lágrimas caer por mí cara.

“Eres la persona que más quiero en este mundo, sin ti no puedo vivir”

NOEMI: No digas tonterías, has vivido sin mí hasta ahora y lo seguirás haciendo, yo me tengo que ir, las clases ya han empezado y no me las puedo ir perdiendo.

“Quédate, por favor”

“Te necesito”

Ella negaba con la cabeza y lloraba, entre los dos parecíamos una fuente de lágrimas, yo estaba muy nervioso, empezó a sonar un pitido y entró una enfermera a ponerme un calmante.

ENFERMERA: Será mejor dejarlo descansar.

Noemí se levantó, yo le apretaba la mano para que no se marchara, el calmante hizo su efecto y me quedé dormido.

Empecé a oír una conversación no se cuanto tiempo después.

HERMANA: Estoy segura que él te ha querido como no ha querido a nadie, es que no se controla, todos le dijimos que parara, que te iba a perder, pero no lo entendía hasta que ha sido demasiado tarde, seguro que está arrepentido y te sigue queriendo, no sé si será capaz de cambiar.

NOEMI: Lo sé, no puedo estar con una persona así por mucho que le quiera, despídeme de él por favor, me hace demasiado daño estar aquí.

Intentaba levantarme, gritar, no podía moverme y me volví a dormir, cuando me desperté de nuevo mi hermana estaba conmigo, noté debajo de mi mano la libretita de Noemí y el bolígrafo, volviendo a llorar.

HERMANA: Lo siento Toni, no he podido impedir que se marchara, le has hecho demasiado daño, te lo dijimos todos y no hiciste caso.

Pasé los peores días de mi vida, primero en el hospital y después en casa, me fui recuperando poco a poco. Un día miré la libreta, volviendo a recordar la conversación con Noemí en el hospital llorando como un tonto, miré la primera hoja, me encontré con una dirección de la ciudad donde estaba la universidad que ella estudiaba, todavía faltaban unas semanas para comenzar la temporada, no dudé un momento en coger el coche aguantando el dolor que me producía todavía mover las piernas y las costillas.

Me presenté un día muy temprano en la puerta, esperando que fuera la dirección buena, a esperar si la veía salir, a las siete y media de la mañana salió del portal, me miró, yo estaba al otro lado de la calle, sin hacerme ni caso se puso a caminar, intenté seguirla, se distanciaba porque no podía seguir el ritmo de sus pasos, llegué a la universidad hecho polvo, me dolían las piernas y las costillas aunque llevaba una faja para sujetarlas, me metí en la cafetería a tomar un café con leche, me senté en una mesa apartada y pensé en ir a su facultad cuando acabara las clases, estaba dispuesto a dejarme ver por lo menos hasta que se dignara a hablar conmigo, recibí un mensaje:

“Vete a casa por favor”

Respuesta:

“No, por lo menos hasta que hables conmigo, estoy en la cafetería”

No me contestó nada más y la fui a esperar a la salida de las clases, me quedé delante de la puerta a unos diez metros, salió hablando con unas amigas, me miró, me giró la cara y se fueron, caminé detrás de ellas pero no podía seguirlas. Paré a comer alguna cosa, un puré porque todavía no podía masticar alimentos duros, volví al coche para sentarme y esperarla en la puerta de su casa.

Cuando vi que llegaba salí rápido y me quedé de pie al otro lado de la calle, entró al portal sin mirarme, me sentía la mierda más grande del mundo tirada en medio de la calle, dormí en el coche, al día siguiente misma operación, misma caminata, otra vez hecho polvo, espera en la cafetería que aproveché para lavarme la cara, pasaban las horas, más triste y deprimido no podía estar, pasó un tipo por mi lado y se sentó delante de mí, levanté la cabeza y era el medio melé.

YO: Vienes a rematar el trabajo, ¿te ha enviado ella?

MEDIO MELÉ: Me llamo Sergio, y no vengo a pegarte.

YO: Pues será la primera vez que te vea sin recibir una hostia, estamos progresando.

SERGIO: No, no me envía Noemí, a mí tampoco me habla desde que te pegué la primera vez, yo, siento haberte dejado así, se nos fue de las manos, solo quería darte alguna hostia bien dada y nada más, mi compañero llevó un bate de beisbol, le dije que no hacía falta pero no me hizo caso y lo utilizó el cabrón.

YO: Pues casi me matáis cabrones, aunque tal cómo me siento me hubierais hecho un favor, no quiere hablar conmigo, me hago ver todo lo que puedo pero me ignora totalmente.

SERGIO: También quiero agradecerte que no me denunciaras ni le dijeras nada a nadie, Noemí está convencida de que fui yo y que te amenacé para que no hablaras, te has ganado mí respeto por tú valentía.

Me miró la cara que todavía no había recobrado su color natural, la tenía un poco amoratada, y a los aparatos que llevaba puesto en los dientes, se levantó arrepintiéndose de lo que habían hecho y se fue.

A la hora y media más o menos me estaba tomando un zumo y apareció por la puerta Noemí sola, me miró de lejos dudando si acercarse, me levanté tambaleándome un poco, al estar tanto tiempo sentado cuando me levantaba notaba más el dolor de las piernas, bajó la cabeza y se acercó sentándose delante, me miró muy seria.

NOEMI: Sergio me ha visto y me ha insistido mucho que hablara contigo, ¿Qué coño quieres Toni?

YO: Hablar contigo, pedirte perdón, decirte lo que te quiero, que no puedo pensar que no te voy a ver más porque me vengo abajo.

NOEMI: Ya te lo dije todo en el hospital, sigo pensando lo mismo.

YO: No me puedes hacer esto Noemí, por favor.

NOEMI (enfadada): ¿Pero que te has pensado?, yo no puedo hacerte esto, pero tú sí que puedes ponerme los cuernos cuando te da la gana, eres un puto egoísta que solo piensas en ti joder, yo no puedo estar enamorada de una persona cómo tú, vete a casa, recupérate y sigue con tú vida, en cuatro días te habrás olvidado de mí y serás la mar de feliz tirándote todo lo que se te ponga por delante.

YO: Yo no quiero tirarme lo que se me ponga por delante, quiero cambiar y te necesito a ti, te lo suplico Noemí, quiero cambiar y solo tú me puedes ayudar, por favor ayúdame.

NOEMI: No puedo ayudarte Toni, yo solo podría estar contigo los fines de semana, no sabría lo que haces entre semana, no puedo confiar en ti, seguirías igual que hasta ahora.

YO: Te diré la verdad, te lo juro, no te volveré a mentir nunca más, si lo hago yo mismo te diré que no vuelvas más.

NOEMI: Lo siento, no puedo hacerlo.

La vi tan segura de su decisión que intenté por lo menos que no se alejara del todo.

YO: ¿Vendrás por lo menos a visitarme y saludar a toda la gente que te conoce en el pueblo?, te dejaré la cama y yo dormiré en el sofá, como amigos, sigamos como amigos por lo menos, por favor.

NOEMI: De momento ni amiga tuya puedo ser, me has hecho demasiado daño.

YO: ¿Puedo enviarte algunos mensajes por lo menos?, quiero seguir sabiendo de ti.

Empecé a llorar del dolor que sentía en el alma, se levantó también con los ojos llorosos.

NOEMI: Haz lo que quieras, te los intentaré contestar.

Se giró y se fue, la seguí con la vista hasta que desapareció.

A los dos días de estar en casa le envié un mensaje:

“Me gustaría que vinieras el fin de semana”

Dos días más tarde me contestó:

“Es demasiado pronto, no voy a ir”

Tres semanas seguidas le estuve enviando el mensaje, el último me lo contestó así:

“No me envíes más mensajes, si quiero venir ya te lo enviaré yo”

Empezó la temporada, yo ya estaba totalmente recuperado y no tenía ninguna noticia de Noemí, pasaron dos meses, el único mensaje que me contestó fue uno que le envié para felicitarle el año nuevo, había desaprovechado varias ocasiones que me salieron de follar, solo podía pensar en ella, pero cada día me costaba más mantenerme a base de pajas en casa.

Poco tiempo después una de las clases fue con dos hermanas gemelas muy simpáticas, me estuvieron tirando los trastos durante las dos horas, al final me preguntaron por algún sitio donde tomar algo escuchando música, lógicamente le aconsejé el bar del Pepe, cuando llegué por la tarde a tomarme la cervecita Pepe me dijo que habían preguntado por mí, señalándome una mesa que estaban sentadas las dos hermanas muy sonrientes, me acerqué y las saludé con dos besos.

A la hora estábamos entrando en mi casa los tres, ellas me empezaron a desnudar mientras yo besaba a una y después a la otra, cambiaba de boca y de lengua continuamente, una de ellas me quitó los pantalones arrodillándose, me quitó los calzoncillos y se metió la polla en la boca chupándomela con fuerza, a la vez que yo seguía morreando a la otra metiéndole mano por todos sitios desnudándola, cambiaron de posición desnudando a la otra, las llevé a la cama estirándolas, metí la cabeza en medio de las piernas de una lamiéndole el chichi mientras con la mano hacía una paja a la otra, empezaron a gemir, me estiré encima y se la metí, me vinieron a la cabeza imágenes de las veces que habíamos follado con Noemí en aquella cama y me corrí al instante.

Nos quedamos los tres parados, se levantaron con mala cara, se vistieron y se fueron, yo me quedé estirado en la cama pensando como coño me había pasado aquello, me corrí como un gilipollas antes de hacer nada, me quedé dormido hasta el día siguiente. Cuando me subí al coche de Carlos le expliqué lo que me había pasado.

CARLOS: Me parece que no te has recuperado del todo y tienes en la cabeza a Noemí, supongo que con el tiempo todo volverá a su cauce.

En toda la puta temporada solo pude follar medio bien con una alemana que conocí en el bar que me llevó a su hotel, entramos a su habitación besándonos, me desnudó con excitación, luego se desnudó ella mientras seguía besándome, se metió mi polla en la boca chupándola muy despacio y consiguió que tuviera una erección importante, le comí el coño como me enseñó Noemí haciendo que se corriera, se sentó encima de mí cabalgándome como una loca volviéndose a correr gritando muy exageradamente, y por fin me corrí yo follando a cuatro patas.

Cuando me marché se me saltaban las lágrimas, pensando que se lo había comido como me enseño Noemí y me entristecía, casi todo lo que hacía me recordaba a ella.

Acabó aquella asquerosa temporada, pensé en marcharme a Sudamérica a hacer la temporada de allí de junio a octubre, llamé algunos amigos para que me aconsejaran en que estación podía encontrar trabajo.

Un día cenando con mi hermana en su restaurante le expliqué la idea que tenía de marcharme unos meses fuera, le dije que cada día me costaba más vivir en el pueblo, me recordaba a Noemí todo lo que veía, me pidió que tuviera un poco de paciencia, pero yo estaba decidido a hacerlo y le dije que la siguiente semana me comprometería con una estación.