La montaña blanca (4)

Llegó la primavera y el verano

Entre semana todo era monotonía, hasta un día que le di clase a un matrimonio de mediana edad que venían cada año, cuando nos despedimos el marido me dijo…

MARIDO: ¿Vendrás a vernos al hotel esta tarde como cada año?

YO: Sí claro, ¿si queréis?

MARIDO: Claro que queremos, el único motivo para venir es ese, lo de esquiar nos resbala bastante la verdad.

Me dijo el número de la habitación y quedamos, el hotel ya lo sabía porque siempre se alojaban en el más lujoso, me presenté a la hora y me abrió la puerta el señor saludándome e invitándome a una copa, nos estábamos tomando un whisky cada uno cuando salió la mujer, en bragas y sujetador negro transparente y una especie de camisón por encima.

MARIDO: ¿A que está cada año más guapa?

Moví la cabeza confirmándoselo, se acercó y me besó en los labios, me cogió la mano y me llevó al lado de la cama empezando a desnudarme, el marido se sentó en un sillón que habían colocado al lado, se bajó la cremallera del pantalón sacándose la polla y empezando a hacerse una paja. Cuando me tuvo desnudo volvió a besarme, le toqué el culo con una mano y una teta con la otra, ella me cogía la polla haciéndola crecer, puso cara excitada, se giró subiendo las rodillas encima de la cama sacando el culo, le bajé las bragas de golpe, me la agarré y se la metí lentamente, soltó un fuerte gemido.

El marido se la machacaba mirando como un obseso, aceleré las entradas y salidas gritando ella cada vez más fuerte hasta empezar a correrse, aceleré con más fuerza para correrme lo antes posible, porque si no lo hacía el marido una vez estaba ella satisfecha y él se corría, paraba la función y me dejaba a medias sin importarle una mierda, me corrí dentro de ella sacándola cayéndole el semen por las piernas, entonces escuché al marido como también lo hacía.

Me vestí, ella desapareció de nuevo, el señor me acompañó a la puerta con los pantalones manchados y me dio un sobre, un sobre que tenía una propina que podía pasar todo el mes sin gastar nada de mi sueldo.

Cuando salí del hotel me encontré con mi hermana que pasaba casualmente por allí.

MI HERMANA (enfadada): ¿De dónde vienes Toni?

Le hice un gesto con la cara y ella entendió rápidamente que era algún lio de tías.

MI HERMANA: Tienes que dejar de hacerlo Toni, Noemí no se lo merece, el día que se entere la vas a perder para siempre, no seas capullo ahora que has encontrado a alguien con quien estas bien.

YO: No pasa nada, yo solo la quiero a ella, esto es diferente.

MI HERMANA: Por eso capullo, si la quieres no puedes hacerle esto, se enterará y te dejará solo otra vez, ¿no te das cuenta?

Le puse una cara como no entendiendo lo que me decía.

MI HERMANA: Eres un puto desastre Toni, un desastre, espero que tengas suerte.

Siguió caminando dejándome en la acera, me fui al bar de Pepe y me tomé unas cuantas cervezas hablando con algún compañero que siempre había por allí.

El viernes cuando recogí a Noemí me hizo parar en unas tiendas de comida, compró para cocinar algo esa noche, tenía ganas de celebrar nuestro primer día de la semana entera que pasaríamos juntos, cuando llegamos a casa dejamos la bolsa más grande que llevaba con su ropa en mi habitación y nos besamos con pasión, se separó un momento.

NOEMI: ¿Te has portado bien esta semana?

YO: Claro cariño, solo te quiero a ti.

Así, diciéndole que la quería solo a ella pensaba que ya lo tenía todo perdonado, menudo gilipollas estaba hecho.

Le desabroché los botones de una bonita camisa que llevaba, abriéndosela y besándole las tetas por encima del sujetador, ella me abrazaba la cabeza suspirando, sus suspiros me ponían a mil, la besé mientras le desabrochaba el pantalón, la llevé a la cama estirándola, le levanté las piernas bajándole los pantalones y las bragas hasta los tobillos, le metí mano en el coño y noté que lo tenía muy mojado, me bajé los pantalones con prisas, cogiéndomela y metiéndosela, causándole un grito y un movimiento a su cuerpo que me estampó los pantalones y las bragas en medio de la cara, yo no me enteraba de nada y solo estaba para lo que estaba, seguí moviéndome encima de ella recibiendo golpes de su ropa, estaba excitadísimo y ella no paraba de gritar, aguanté lo que pude para hacer que se corriera primero, al hacerlo me dejó los pantalones delante de la nariz y sentí el olor a su coño que salía de las bragas, me amorré para olerlo mejor y me corrí como un animal, sin separar mi nariz de sus bragas, al acabar me miraba sorprendida.

Noemí (riendo): ¿Te has corrido oliéndome las bragas?

YO: Y no te puedes imaginar cómo me han puesto de cachondo.

Las miré y las olí de nuevo con una gran inspiración, entrándome el olor de su coño hasta el cerebro.

Noemí (riendo): Para ya guarro.

Bajó las piernas a un lado levantándose de la cama para desnudarse, me desnudó a mí y nos estiramos muy juntos.

YO: Cariño.

NOEMI: Dime.

YO: ¿Me dejarás que te huela las bragas cuando yo quiera?

NOEMI: Que guarro eres por favor, cállate anda que me pones nerviosa.

YO: Es que me encanta todo lo tuyo, ¿qué quieres que le haga?

NOEMI: Pues quiero que te calles y follemos otra vez.

La semana fue fantástica, lo pasamos en grande, yo era feliz con ella a mi lado, no hacía ni puto caso a los tejos que algunas chicas me tiraban en las clases, solo tenía ganas de acabar la jornada de trabajo para estar con ella. Un día fuimos a cenar al restaurante de mi hermana, estuvimos acaramelados todo el rato sin dejar de reír, en un momento que Noemí se fue al baño se acercó mi hermana a la mesa.

MI HERMANA: No te das cuenta de lo feliz que eres con ella, deja de hacer el gilipollas con otras tías y céntrate en ella coño, no te he visto nunca tan bien como esta semana que estáis juntos, serás un imbécil si dejas que se separe de ti por tus tonterías, cuídala que se lo merece y te quiere mucho idiota.

Yo la escuché pero no entendí muy bien lo que me quería transmitir, pensaba, ¿si yo la quiero muchísimo porque vamos a tener problemas?

Noemí compró un aceite para hacer masajes, cada día cuando llegaba del trabajo me estiraba desnudo en la cama y ella me masajeaba todo el cuerpo, lo hacía increíblemente bien relajándome, uno de esos días cuando ella acabó le dije…

YO: Ven que ahora te voy a hacer uno yo a ti.

Noemí (riendo): Huy que esto me parece que no va acabar muy bien.

Se desnudó y se estiró mirándome recelosa, extendí aceite en mis manos frotándolas empezando por la espalda, de mi época de esquiador algo recordaba de los masajes que me daba el fisioterapeuta, cuando le masajeaba las piernas con el movimiento de mis manos se le movían, se le abría el culito viéndole el ojete, ella estaba con los ojos cerrados relajada, me eché un chorrito más de aceite en la mano y se lo metí entre los cachetes del culo, levantó la cabeza de golpe.

NOEMI: ¿Cariño que haces?

YO: Nada, seguir masajeando todo el cuerpo.

Se lo extendí bien, sobre todo por el agujerito lubricándolo metiéndole la punta de un dedo.

NOEMI: La madre que te parió Toni, que ya sé por dónde vas.

Yo seguía jugando con el dedito dentro haciéndome el loco, cuando lo creí conveniente le metí el segundo dedo dilatándolo todo lo que pude, me estiré encima suyo dejando mi polla tiesa descansando en medio de la raja de su culo, acerqué mi boca a su oído…

Yo (excitado): Mi amor, si no quieres no lo hacemos, pero si no me dices nada te la voy a meter ahora en tu precioso culo.

Giró un poco la cabeza mirándome a los ojos sin decir nada.

YO: No oigo nada.

Seguía mirándome sin pestañear, levanté un poco el cuerpo cogiéndome la polla pasándosela por el agujerito.

YO: ¿No tienes nada que decirme mi amor?

Seguía con sus ojos clavados en los míos sin abrir la boca, puse la punta y apreté un poco dilatándose el agujero metiéndosela un poquito, cerró un momento los ojos al notarlo y volvió abrirlos mirándome de nuevo.

YO: En cuanto abras la boca la saco y te dejo tranquila.

Me puse un poco mejor encima metiéndola más sin dejar de mirarla, seguía sin hablar y poco a poco se la acabé de meter entera dejando ir un suspiro en su oído, su mirada pasaba de mis ojos a mi cara y sonreía, levanté mis caderas sacándola un poco y la volví a meter dando un grito, una segunda vez y otro grito más grande, sus ojos no se perdían detalle de la expresión de mi cara, noté como entraba y salía sin esfuerzo acelerando los movimientos de cadera, hasta correrme con unos gritos y una excitación tremenda llenándole el culo de semen, dejé caer mi cabeza sobre la suya sudando.

YO: Como me pones, como me gusta, te quiero tanto, tanto.

NOEMI: Sigo pensando que es una guarrada, pero me gusta tanto tú cara cuando te excitas así que lo hago por ti cariño, solo por ti.

La besé y me fui al baño, le tiré una toalla para que se limpiara y me lavé yo, cuando me encontré de nuevo con ella en la cama me estaba esperando con una sonrisa.

NOEMI: Supongo que no estás pensando que ya has acabado, me vas a comer el coño bien comido o esta noche duermes en el sofá.

Me estiré encima de ella besándola con pasión, bajando la cabeza poco a poco sin dejar de mirarle los ojos.

NOEMI: Si no lo haces como te enseñé te vas a enterar.

Le puse la boca en la cadera, bajando despacio chupándole la piel entre las piernas dándole la vuelta al chichi sin tocarlo, empezó a gemir, poco a poco fui acercándome más lamiendo por todos lados hasta ver que ella estaba muy excitada, le lamí el clítoris metiéndole un dedo en la vagina, su cuerpo dio un espasmo gritando como una loca corriéndose.

NOEMI: Te has salido del guion en la parte final, pero tengo que reconocer que lo has mejorado, así que te dejaré dormir conmigo, me abrazó con fuerza diciéndome que estaba loca por mí y me quería mucho.

Se acabó la semana y volvió la rutina, entre semana aprovechaba alguna oportunidad que me salía con alguna chica espectacular, y los fines de semana estaba con ella sintiendo todo el amor del mundo.

Llegó la primavera y se acabó la temporada de esquí. Carlos nos invitó un sábado con Noemí a cenar en su casa con su mujer para despedirse hasta la temporada siguiente, se marchaban a una ciudad grande a trabajar con su suegro unos meses, Noemí y su mujer se cayeron muy bien y no paraban de hablar. Carlos en un momento que nos quedamos solos tomando una copa también me aviso cómo mi hermana, que no fuera tonto y cuidara a mi novia que era una gran chica y valía la pena no perderla, yo le di la razón como a mi hermana sin ser consciente de lo que me hablaba.

Yo algún año también me había ido a hacer alguna temporada en Sudamérica, pero ahora llevaba unos cuantos trabajando en el hotel o ayudando a mi hermana en el restaurante, y a ratos a mi hermano en la tienda de deportes que tenía, entre unos y otros me pagaban alguna cosilla para ir tirando y no me tenía que ir del pueblo.

Noemí seguía viniendo los fines de semana, alguno se lo pasó estudiando sin parar porque tenía los exámenes de final de curso, cuando los acabó quedamos para pasar otra semana juntos.

Otra semana feliz que pasamos los dos con más tiempo libre, porque no estaba tan atado de horarios como haciendo de monitor, estábamos juntos casi todo el día. Una tarde que estábamos en casa…

YO: Ahora que ya has acabado las clases hasta el curso que viene, ¿qué vas hacer?

NOEMI: Pues tendré que buscar algún trabajo, para ganar algo de dinero antes de empezar las clases del próximo curso.

YO: Pero ese trabajo puede ser en cualquier lugar, ¿no?, ¿o tiene que ser cerca de tú pueblo?

Me miró a los ojos ilusionada…

NOEMI: ¿Me estás pidiendo que busque trabajo aquí y estemos juntos todo el verano?

YO: Conozco a toda la gente que podría darte algo de trabajo por aquí, si hablo con ellos seguro que alguna cosa encontramos para ti, ¿si te hace ilusión claro?

Saltó encima de mí rodeándome la cintura con sus piernas abrazándome, caminé con ella hasta la cama y me dejé caer con ella debajo…

NOEMI: ¿Me encontrarás un trabajo para que podamos estar juntos todo el verano?

YO: Si tú quieres sí.

NOEMI: Claro que quiero idiota, estar contigo es lo mejor que me ha pasado.

La besé, me besó, nos desnudamos uno al otro, empezamos con el misionero, pasamos a ella encima, después a cuatro patas, de pie apoyada en la pared, sentada encima de un mueblecito que había en la habitación a la altura adecuada, se acabó corriendo con el misionero de nuevo, haciéndome para finalizar una paja para que me corriera en su boca, acabamos encima de la cama boca arriba recuperándonos del esfuerzo con cara de tontos los dos.

Le encontré un trabajo en una empresa constructora de un amigo, trabajaba para la estación de esquí, en verano siempre estaba haciendo remodelaciones y mantenimientos siendo una buena temporada para ellos, estaba con su mujer ayudándola con el tema administrativo, le pagaban lo suficiente para que viviéramos y Noemí pudiera ahorrar para el curso siguiente, ella estaba feliz y me hacía feliz a mí.

Pasó un tiempo, en aquellos momentos ella ya conocía a toda mi familia, se movía por el pueblo como pez en el agua, saludaba a todo el mundo y ya era conocida.

Yo estaba una mañana en la tienda de mi hermano solo, entró una chica extranjera que estaba de vacaciones para comprarse ropa de esquí rebajada, se probó varias cosas que yo le acercaba al probador, en una de esas abrió la cortina y estaba en bragas mirándome provocativamente, sin pensar en nada dejé caer la ropa que llevaba en las manos, me arrodillé delante suyo metiéndole la boca encima del chichi por encima de las bragas, se sujetó a los lados del probador y cerró la cortina, le bajé las bragas de un tirón metiéndole la lengua en el coño, levantó una pierna para que pudiera llegar bien por todas partes lamiéndoselo de arriba abajo oyendo sus primeros gemidos, me levanté, la besé, la giré apoyando ella las dos manos contra la pared sacando el culo, me la saqué y se la metí follando lo más rápido que pude antes que entrara alguien en la tienda, se corrió bastante rápido y yo después sin perder mucho tiempo.

Se marchó y un poco más tarde entró una señora con su marido a comprar un anorak para él, se probó varios y se quedó con uno, la señora no paraba de mirarme con cara rara, incluso al pagarme con tarjeta me miraba con cierto asco, yo no lo entendía, al medio día llegó mi hermano, nos saludamos y me miró con mala hostia.

HERMANO: ¿Pero qué has hecho “desgraciao”?

YO: Nada, vender algo de ropa y un anorak.

HERMANO: Y el olor que te hace la boca a coño, se te ha enganchado comiéndote un cruasán gilipollas, como puedes ser tan irresponsable tío, haces que Noemí venga a trabajar aquí para poder estar con ella, y a la mínima oportunidad, ¿le estás poniendo los cuernos?, eres un cabrón y no te la mereces, ella vale mucho la pena y no se merece que la trates así.

YO: Tranquilo que yo la quiero mucho, para mí ella es lo primero, lo más importante.

HERMANO: No sé si no te enteras o no te quieres enterar, pero la vas a perder por tus gilipolladas, vete a casa y dúchate antes de verte con ella, tonto de los cojones.

Yo era el pequeño de mis hermanos, ellos siempre me habían dicho las cosas claras y a la cara, pero creo que también crecí un poco mimado por todos y siempre hice lo que me salió del bolo.

Los días fueron pasando muy bien con Noemí, en todo el verano me salieron un par más de oportunidades, con otras chicas que estaban de vacaciones que no desaproveché.

Llegamos a principios de septiembre más o menos, Noemí me dijo que no nos quedaba mucho tiempo, tendría que empezar las clases de su último curso en la universidad y estábamos un poco tristes.

Una mañana que estaba ayudando a mí hermana en el hotel salí a la puerta a saludar a un amigo, cuando él se fue se me acercó una chica guapísima para preguntarme algo de una calle, charlamos un rato de varias cosas, me acabó dando la dirección del apartamento que estaba alojada por si quería visitarla por la tarde, a esa hora Noemí estaba trabajando y pensé en aprovecharlo, me presenté, llamé a la puerta y me la abrió ella muy seria, acabó de abrirla y Noemí estaba dentro mirándome con una cara de decepción y rabia contenida llorando, se me cayó el mundo encima, me pasaron tantas cosas por la cabeza en un momento que me bloqueé, di media vuelta caminando como un zombi hasta el bar de Pepe, me senté en la barra a beber cervezas una detrás de otra, más las que él me invitaba escuchándome detrás de la barra mis penas.

Salí de allí tambaleándome sin poder caminar recto de la mierda que pillé, llegué a casa, había cosas tiradas por todos lados, ni rastro de Noemí, ni de su ropa, ni nada suyo, me dejé caer en el sofá llorando como un gilipollas, el gilipollas que había sido, al que todos avisaron y yo no supe escuchar y acabó pasando lo que tenía que pasar.

Al día siguiente intenté hablar con ella, enviarle mensajes, pero todo fue inútil, no me respondía y estaba claro que no quería saber nada más de mí, en un día conseguí tener a todas las personas que me importaban enfadadas conmigo, mi familia me miraba como si fuera un bicho raro sin sentimientos, mis padres no se metieron demasiado, pero mi hermana y mi hermano me pegaron unas broncas que me dejaron de vuelta y media, me insultaron con todos los adjetivos habidos y por haber y no me dieron un par de hostias de milagro.