La montaña blanca (13)

A las tres horas estábamos en un pueblecito de la costa...

A las tres horas estábamos en un pueblecito de la costa con un hotel precioso con el mar delante, cuando fuimos a hacer la entrada, el recepcionista nos dijo que el jefe nos había cambiado la habitación normal por una suite, pensé que mi hermana estaba muy bien relacionada, nos acompañaron a la habitación, le di una buena propina al botones, por eso trabajábamos en el mismo ramo ¿no?, dejamos las cosas, vimos que nos habían dejado una botella de champan en una cubitera con dos copas. Nos fuimos a cenar pronto que teníamos hambre, llegamos al restaurante, cuando nos sentamos vino una chica joven con el pelo recogido muy mona a preguntarnos que queríamos beber, mirando a los ojos de Noemí le pedí una botella de vino y agua, cuando se fue.

NOEMI (riendo): ¿No quieres mirar la tentación cariño?

YO: ¿Tentación?, no sé de qué me hablas amor.

La madre que me parió si no lo sabía.

NOEMI: Quiero que cuando vuelvas la mires, pero bien mirada.

YO: Cariño, ¿quieres decir que es necesario?

NOEMI: Hazlo por mí, por favor.

Llegó la chica, nos puso agua en las copas y le di las gracias mirándole los ojos, me devolvió la mirada, abrió con el sacacorchos la de vino diciéndome que había sido una buena elección, yo le di una pequeña explicación del vino, lo conocía de nuestro hotel mirándole la cara y los ojos, sirvió a Noemí y al servir mi copa la mano le temblaba saliendo el vino un poco a trompicones, dejó la botella en la mesa y mirándome se despidió caminando bajando la cabeza, miré a Noemí esperando un veredicto, reía levantando la copa para brindar.

NOEMI: No voy a poder contigo, es innato, te sale de dentro.

YO: Explícate cariño porque no entiendo nada.

NOEMI: He visto esos ojos de “fiera salvaje acechando a una presa”, que además se te ponen más bonitos cabronazo.

YO: ¿Y cómo coño sabes tú de qué son esos ojos?

NOEMI: Porque son los mismos que pones cuando me follas mi amor, los mismos cuando estás excitado, los mismos que me ponen a cien, los que me enamoraron para siempre, me lo vas a decir tú a mí cariño.

Brindamos por nosotros, no quise seguir con aquella conversación hablando de otras cosas, la chica volvió a retirar algunas cosas, se marchó intentando no mirarla mucho para que Noemí no me respondiera alguna cosa, cuando salimos del restaurante la chica estaba en la puerta despidiéndonos con una sonrisa, buscando mis ojos que intenté apartar. Subíamos para la habitación.

NOEMI: A esa chica te la hubieras follado seguro, estaba que se le caían las bragas Toni.

YO: Venga, venga, no exageres cariño.

NOEMI: Que coño voy a exagerar, si fue lo que me pasó a mi idiota.

Me paró en medio de un pasillo y me dio un morreo cogiéndome por el culo que me la puso morcillona, entramos en la habitación, se quitó un vestido muy bonito que se había puesto y en sujetador, bragas y taconazos me metió mano en el paquete sentándome en un sillón que había por allí.

NOEMI: Voy a ordeñarte para que no te escapes esta noche de mi lado.

Se arrodilló, me desabrochó el pantalón bajándolo a mis tobillos junto con los calzoncillos, me cogió la polla y se la metió en la boca entera chupando, haciéndola crecer dentro sacándola muy despacio hasta el inicio, volviendo a meterla de golpe chupando fuerte, empezó un mete y saca a un ritmo y chupando con una fuerza que me hizo correrme en nada, tragó todo sin sacársela y empezó de nuevo muy lentamente, manteniéndome con un placer y una excitación increíble, viéndole resbalar algo se semen en la comisura de los labios mientras bajaban y subían por mi polla que se negaba a perder la erección, me acababa de correr y aquella mujer estaba consiguiendo ponérmela otra vez a tope con sus mamadas increíbles, siguió un rato más y subió el ritmo, me estaba dando un placer muy fuerte pero no parecía que pudiera correrme de nuevo, entonces me cogió los huevos con la otra mano amasándolos, subiéndome de golpe un calambrazo en el cuerpo que me corrí otra vez, ahogando los gemidos para que no se enterara todo el hotel, lo volvió a tragar todo, se la sacó de la boca, vio que todavía salía por la punta un poco de semen y volvió a metérsela succionando sacándome hasta la última gota, la sacó de nuevo y estaba la polla un poco blanca, se la volvió a  meter chupando suave limpiándomela toda de abajo a arriba, me la dejó totalmente flácida apoyándola suavemente sobre mi vello púbico.

NOEMI: ¿Crees que te quedaran fuerzas para escaparte?

YO: Ni quiero escaparme ni puedo levantarme de este puto sillón de cómo me has dejado.

Se moría de risa, me dio un beso y me ayudó a levantarme, nos cambiamos y nos tomamos el champan fresquito mirando el mar, nos fuimos a dormir contentillos.

Por la mañana estábamos desayunando, Noemí vio a la chica de la noche anterior que entraba al bufet trayendo unos vasos, se levantó y fue a hablar con ella, me alarmé pensando qué coño querría decirle, hablaban y apareció el jefe de sala, no sé qué le dijo Noemí que se fue con una sonrisa, ellas dos se apartaron un poco, seguían comentando cosas y yo cada vez más nervioso, llegué a pensar que no le estuviera proponiendo un trío, pero me parecía demasiado bueno, levantaron la mano saludándome y yo les contesté moviendo la mía sin saber qué cara poner.

Volvió Noemí, le pregunté que había sido aquello, me contestó que tenía que hablar con ella para saber que había sentido la noche anterior, como yo había conseguido que se interesara por mí, al principio estaba un poco cortada pero que le había dado confianza, que le confesó que hubiera follado conmigo si se lo hubiese propuesto, que se veía envuelta en una atracción que no entendía.

NOEMI: Supongo que no estarías pensando en que le estaba pidiendo para hacer un trío.

YO: Pero que dices mujer, como iba yo a pensar en eso, es que tienes unas cosas.

NOEMI: Es lo mismo que sentí yo en su momento y que todavía siento, no puedo estar lejos de ti, me atraes como un imán y me haces perder la cabeza, ¿cómo coño haces eso tío?

YO: Te juro que no tengo ni la más mínima puta idea de lo que me estás hablando Noemí, yo no pretendo hacer eso con nadie, hasta ahora es cierto que nunca he tenido problemas para ligar, pero no me he parado nunca a pensar por que pasa esto.

NOEMI: ¿Hasta ahora?

YO: Sí, hasta ahora porque no quiero hacerlo más, quiero estar bien contigo y ya está.

NOEMI: Ya, ya.

YO: Cómo que “ya, ya”, ¿no me crees después de lo que me he dejado hacer para estar contigo?

NOEMI: Se que me quieres cariño, lo sé, pero también estoy segura que cuando menos me lo espere lo volverás hacer, es superior a ti, es como intentar domar un tigre, cuando no te lo esperes te atacará.

Después fuimos a pasear por la playa, a mí me explotaba la cabeza, como podía ella conocerme mejor que yo mismo, ¿sería verdad lo que me decía?

Llegamos al final de una playa y nos sentamos apartados en unas rocas mirando el mar, ella estaba delante de mí y yo le pasaba los brazos por encima abrazándola, besándole el cuello, bajé poco a poco la mano y se la metí por dentro del pantalón y las bragas tocándole suavemente el coño, se movió al notar el contacto de mis dedos girándose para besarme mirándome a los ojos, los fui bajando y subiendo haciendo círculos, notando como se le humedecía, como ella empezaba a gemir suavemente en mi oído, como me cogía el lóbulo de una oreja entre sus labios chupándolo, como llegaba a un orgasmo suave y tierno, apoyando sus labios en mi cuello para ahogar los gemidos, me miró a los ojos con mucha ternura, me besó con un cariño y amor que hizo que salieran todos mis sentimientos hacía ella derramando alguna lagrima.

Regresamos al hotel muy agarrados, subimos a la habitación, nos desnudamos el uno al otro despacio, nos besamos con suavidad y nos metimos en la cama acariciándonos, sintiendo nuestros cuerpos, no dejamos ningún rincón sin explorar con nuestras lenguas uno del otro, follamos cambiando posiciones de abajo arriba varias veces hasta explotar en un sentido orgasmo, bonito y sensual. Nos quedamos el resto del día en la cama sin comer y sin hablar demasiado, juntando nuestros cuerpos. Pasamos un fin de semana extremadamente romántico confirmando nuestro amor.

El lunes a primera hora, me dejó Noemí en el hotel para empezar mi primer día de trabajo junto a mi hermana, me explicó las cuatro cosas básicas a tener en cuenta cada día, pasé todo el día a su lado para familiarizarme con las cosas que me iría encontrando día a día, por la tarde volví a casa caminando tomando el aire, pasé por delante del bar de Pepe saludando desde fuera con la mano, estaba lleno de chicas tomando algo o eso fue por lo menos lo que me pareció a mí, llegué a casa y Noemí se me tiró encima abrazándome y besándome, me quitó la americana, me desabrochó los pantalones y allí mismo de pie se agachó y se la metió en la boca chupándomela haciendo que me corriera.

YO: ¿Cariño este va a ser el recibimiento diario?

NOEMI (riendo): Sí, este y lo que vendrá después, ya sabes que cada día vas a acabar bien ordeñado.

Ella se esforzaba cada día en dejarme hecho polvo, cayendo en la cama cansado y con los huevos secos, dormía como un niño, y al día siguiente vuelta a empezar, pasamos varios meses muy bien.

Un día que estábamos tranquilos de trabajo, mi hermana me preguntó si con Noemí habíamos pensado en dar un paso más en nuestra relación.

YO: Perdona Olga pero no te entiendo, ¿qué quieres decir con un paso más?

OLGA: Mira que llegas a ser animal, ¿de verdad no has pensado o te ha dicho ella de prometeros para casaros más adelante?, o no casaros si no queréis, pero formar una familia, no sé, lo que hace la gente normal.

Me quedé a cuadros, pensando cómo podía ser que con lo que la quería jamás se me hubiera pasado por la cabeza proponérselo, yo tenía muy claro que quería pasar el resto de mi vida con ella. Al día siguiente hablé con mi hermana para salir a media mañana a una joyería, a comprar un anillo de compromiso que fuera bonito, tracé un plan, el viernes acabaría de trabajar antes, compraría veinticuatro rosas rojas otra vez, algo para cocinar una comida especial y la esperaría que llegara del trabajo para darle una sorpresa.

Cuando llegó y abrió la puerta de casa se encontró con la mesa puesta, una vela encendida, un jarrón encima de la mesa con las rosas y yo de pie al lado con las manos delante cruzadas, la cara de sorpresa fue para habérsela grabado, se acercó mirando la mesa con la boca abierta.

NOEMI: ¿Pero esto que es cariño?

Me dio un beso en los labios.

Le quité de las manos el bolso y le ayudé a quitarse el abrigo que todavía llevaba puesto, la cogí de la mano, puse una rodilla en el suelo y saqué del bolsillo una cajita, me soltó la  mano poniéndose las dos tapándose la boca y empezó a llorar mirándome, abrí la cajita levantándola, le quise hablar pero estaba tan emocionado que casi no me salían las palabras.

YO: ¿Te gustaría comprometerte conmigo para llevar nuestro amor más lejos cariño?

NOEMI (riendo y llorando): No te he entendido nada mi amor, pero sí, sea lo que sea, sí.

Le coloqué el anillo en el dedo y nos abrazamos muy fuerte, Noemí me llevó a la habitación de la mano, me desnudó, la desnudé dejándola en bragas, me agaché para besarle y meterle la lengua en el coño por encima de las bragas, empezó a gemir, se las quité y me las puse en la nariz para olerlas, me miraba riendo, la estiré en la cama y le comí el chichi despacio, repasándolo por todos lados, me estiró de la cabeza girándome, poniéndome debajo, agarró mi polla y se la metió en la boca, chupándola profundamente dejándomela muy mojada de saliva y tiesa a más no poder.

Se sentó encima metiéndosela hasta el fondo, follándome muy despacio, bajando y subiendo sus caderas a un ritmo lento pero firme que me ponía los pelos como escarpias, la giré sin sacársela abriendo ella mucho las piernas, para que pudiera moverme entre ellas adelante atrás, de lado a lado o haciendo círculos, acabando con golpes secos de caderas, corriéndonos los dos intensamente mirándonos a los ojos, ella con una cara de felicidad que no se me olvidara jamás. Nos duchamos, nos vestimos y comimos sin dejar ella de mirarse el dedo con el anillo.

NOEMI: ¿Sabes que me has pedido que nos comprometamos?

YO: Claro.

NOEMI: ¿Y lo que significa eso?, que más adelante nos casaremos, tendremos hijos y crearemos nuestra familia.

YO: Para todo eso es justo por lo que lo he hecho, no me imagino una vida sin ti.

Me miró con cariño, empezó a llorar cogiéndome una mano por encima de la mesa, me levanté, saqué un pañuelo de papel y le sequé las lágrimas dándole un beso.

Pasó el verano, el otoño y llegó el invierno, la vida seguía con rutina, ella me “ordeñaba” cada día pero alguno ya solo una vez, estaba en el hotel por la mañana y me llamó Noemí, para decirme que le habían salido unas reuniones importantes y que tenía que quedarse por la tarde, sin saber a qué hora podría terminar.

Acabé mi jornada, de camino a casa, al pasar por el bar de Pepe pensé que unas cervecitas hablando con Pepe no me vendrían mal, hacía mucho que no hablábamos, primera cagada, entré, estaba lleno como cada día en la temporada de esquí, solo entrar vi que habían más mujeres que hombres y me quedé, segunda cagada, me senté en la barra, le saludé, pedí una cerveza, no pudimos hablar porque había mucha gente y él no paraba de aquí para allá, me quedé solo bebiendo, tercera cagada, pedí una segunda cerveza, cuarta cagada, últimamente no bebía tanto como antes y con dos cervezas empecé a sentirme a gustito, pensé en irme a casa pero pedí la tercera, otra cagada más.

De pronto se puso a mi lado una chica monísima a pedir unas copas para una mesa llena de chicas, me giré y le miré a los ojos, cagada fatal, le sonreí y le pregunté si estaban celebrando algo, me invitó a sentarme con ellas y acepté, eso ya fue la perdición, hablamos un rato y acabamos en los lavabos haciéndome una mamada y follándomela por detrás.

Me despedí de todas, pagué mis consumiciones y me fui a casa volviendo a tener la cabeza llena de mierda, me duché, desnudo me puse la cadena en el cuello y la fijé en el radiador, colocando el cinturón de cuero encima del sofá. Esperé que llegara Noemí sentado en la alfombra llorando, abrió la puerta y entró, al verme así y con aquella cara se le cayó el bolso al suelo, puso una cara de tristeza que tampoco se me olvidara jamás, se acercó, me miró y me quitó la cadena.

NOEMI (muy triste): Vístete, vamos a cenar.

No me habló en toda la noche, nos fuimos a dormir, al día siguiente desayunamos y me llevó a trabajar como cada día, sin decirme nada y muy triste, cuando nos vimos por la tarde su actitud siguió siendo la misma, cada día hasta el viernes. Llegó, me pidió que me sentara en una silla, cogió la cadena y me la enrolló al cuerpo, fijándola con un candado y el otro lo fijó en otro radiador que tenía detrás, se fue a la ducha, se metió en su habitación y salió bien vestida y pintada, estaba preciosa, antes de irse me metió un trapo en la boca, le dio un par de vueltas con esparadrapo para que no lo pudiera escupir, se marchó sin decirme nada, me quedé allí, pensando en la manera tan rara de comportarse de ella, tal vez se iba de fiesta sola y ya volvería borracha o algo parecido.

A la hora y media más o menos volvió, pero no borracha, volvió con un tipo rubio, con ojos claros guapísimo, medía casi dos metros con un cuerpo trabajado por el deporte tremendo.

EL TIPO: ¿Este es de quien me has hablado?

NOEMI: Sí, pero vamos a cuidarnos de nosotros, no quiero hablar de ese.

Se tiró a sus labios, se lo morreó sacando la lengua, mientras le levantaba la camisa dejando ver unos abdominales con unas tabletas tremendas, le quitó la camisa, le besó los prominentes pectorales que tenía el cabrón aquel, él le tocaba el culo amasándolo, mi culo, estaba profanando una de mis propiedades más preciadas, se desnudaron uno al otro despacio, cuando ella le quitó los calzoncillos apareció una polla de un tamaño que yo no había visto en mi puta vida, que pollón, ella se agachó y se metió en la boca el trozo que pudo, haciéndole lo mismo que me hacía a mí, el tío se volvía loco, Noemí se colocó en el sofá a cuatro patas y el cabrón le metió aquel pedazo de polla haciéndola gritar, se la folló recreándose bien, metiéndosela, sacándosela, lamiéndole el coño, volviendo a meterla, al final se corrió dentro como un animal y se vistieron.

EL TIPO: ¿Cómo puedes estar con él con lo que tú vales Noemí?, vente conmigo que te trataré siempre con respeto y no te faltará de nada.

Yo lloraba desesperadamente, viendo que esta vez sí que la estaba perdiendo del todo, ella entró en la cocina, salió con un trapo y me lo puso en los ojos atándolo por detrás, dejándome sin ver nada, pude oír sus pasos entrando en la habitación, cosas que caían, al rato salió.

NOEMI: ¿Nos vamos?

Escuché como tiraba seguramente el anillo encima de la mesa por el ruido, cerraron la puerta dejándome dentro solo llorando desesperado.

No sé cuánto tiempo pasó que se abrió la puerta de nuevo, sentí unos pasos y me quitaron el trapo de los ojos, era mi hermana muy triste, me quitó las cadenas y me abracé a ella llorando.

HERMANA: Me ha llamado Noemí diciéndome que estabas aquí así, se ha ido, lo siento.

Esta vez sí que toqué fondo, no podía esperar que me castigara, que me riñera, que me insultara o me pegara, simplemente ya no estaba, había desaparecido de mi vida para siempre, no tenía ni puta idea de donde estaba para ir a buscarla, arrastrarme delante suyo y pedirle perdón una vez más. En el fondo sabía que lo tenía bien merecido, ella lejos de mí estaría mejor que conmigo que fui incapaz de hacerla feliz, fui tan imbécil que no pude parar de serle infiel, había perdido al amor de mi vida y la culpa era solo mía.