La monjita se acelera
Laurita quiso ser monja desde siempre , aunque creo que jamás dejó de sentir también deseos humanos hacia mí
La he visto unas pocas veces en mi vida y sus ojos siguen diciéndome que le gustaría follarme…
Creo…
Es un par de años mayor que yo.
Hoy deberá tener 54 al menos…
La primera vez que bailamos sus preciosos ojos verdeazulados me miraban con deseo de saber de la vida.
Su frágil cuerpecito se aceleraba cuando estábamos abrazados bailando.
Creo que aprendimos juntos a bailar si no recuerdo mal.
Su tono de voz un poco brusco, mas aquel tributo a Depardieu, aunque sin llegar a su papel máximo en Cyrano de Bergerac…, la hacían sensualmente deseable a mi gusto.
Siempre he sentido predilección por mujeres que alguna característica especial y Laurita fue siempre muy especial.
Marga también tiene su nariz griega que me vuelve loco…, bueno y todo lo demás…
Anoche hicimos sexo nuevamente de manera especialmente callada para que no se despertase la “visita”…, si tengo tiempo se lo cuento…, pues nos lo pasamos genial riendo y haciendo muecas.
Volvamos a Laurita…
El primer beso que le robé me toco un enfado y una tremenda regañina.
El segundo se lo trago a regañadientes…
El tercero ya fue de su gusto…, y a partir de entonces buscó mi boca por todos los rincones hasta la entrada en el convento…
Siempre me decía lo mismo…, es una mujer excepcional y siempre sincera…
- José Miguel…, me corazón se acelera al estar contigo…
- El mío también…, le contestaba yo.
Aquellos momentos adolescentes siempre grabados en la memoria.
Recuerdo el sexo con aquellas maduras con gratitud…, pero también recuerdo tiernamente aquellas jóvenes de mi edad con las que apenas intimé…
Creo que en el fondo tenia una doble personalidad…, la del depravado y la del romántico…
No puedo dejar de recordarlas…
No dan para ningún relato…, creo…, pero ocuparon mi tiempo, mi corazón, mi alma y mis sentimientos en algún momento.
Carmen…, mi primera novieta…, la más cándida e inocente de las mujeres…, solo besos… Desearía haberme follado también a su hermana…, que era mucho mas liberal…
Mari…, una morenaza preciosa que me decida cosas en la escuela…, nada de nada… Desearía haberla follado en su madurez…, que es absolutamente sensual… Me encanta.
Maribel…, mi segunda novieta con aquellas tetazas…, solo besos… Un baile de ecuador y muchas risas… Cuando quedaste viuda de tu marido intente buscarte para follarte…, pero no pudo ser.
Toñi…, entre medias, con aquel soberbio bigotillo que enturbiaba nuestros nocturnos besos… Seguimos cruzando nuestras miradas después de casi cuarenta años…
Eugenia…, mi primera novia en serio más o menos con aquella tremenda mata de pelo en su coño y esa cara de querer correr en el sexo… Cientos de pajas reciprocas. Quizás le primer sabor de coño de mi edad… A punto de desvirgarte…, pero el embarazo de tu prima…, lo dio al traste…
Laurita la monjita…, tenía y sigue teniendo un cuerpecito adorable.
Sus pequeños pechos que apenas fugazmente toqué y lamí fueron toda una autentica experiencia en aquellos primeros tiempos juveniles de mi adolescencia y su mayoría de edad...
Recuerdo con añoranza sus comentarios sobre cómo se le aceleraba el corazón al estar juntos.
Si pudieras leer este relato, te diría que quiero volver a sentir tu corazón acelerado en estos momentos en los que desearía lamer todo tu cuerpo, especialmente ese coño que jamás pude descubrir y que seguro que se mojaba en nuestros bailes…
Cuando te jubiles de monja…, búscame.
Hoy Laurita el que se acelera el corazón al recordarte…, es a mí.
PEPOTECR.