La Misión (3)

El mulato y el inglés siguen conociéndose mejor en la Misión enmedio de la selva.

La Misión, parte 3

En ese instante la lluvia comenzó a caer torrencialmente sobre la cabaña y sobre la misión. Nadie podia imaginarse que enmedio de la selva, un estudiante inglés estaba con el culo abierto mientras sus piernas se sostenían fuertemente sobre el cuerpo de un mulato que estaba haciendo, a su vez, dos cosas diferentes: mamando un culo y taladrando otro, y un indígena permanecía tendido sobre la cama mientras ambos, el ingles y el mulato, a una sola vez, ponían sus vergas dentro de él.

Francisco era movido violentamente sobre el colchón una y otra vez. Cory estaba ahora en el éxtasis mientras sentía como la lengua de Mario le rozaba las paredes de su culo y su verga permanecía erecta dentro del orto del indio.

"¡Ohhh…oooohh!"- los truenos afuera y la copiosa lluvia se llevaban los gritos excitados del ingles –"¡Me vengoooooo…!"- como un animal en celo, el joven graduado cayó pesadamente sobre la espalda de Francisco mientras sacaba su verga de él y explotaba en semen.

"¡Así, así, así!"- le dijo Mario mientras lo levantaba levemente y continuaba saboreando los vellitos ya húmedos del culo del inglés.

Un minuto más tarde, mientras Cory se levantaba de por encima de Francisco, Mario terminaba dentro de éste mientras con sus pesadas manos lo cogía de las caderas y lo atraía hacia él. "¡Hija de puta!¡Cabrona de mierda estás rica!"

El mulato agarró a Francisco atrayéndolo hacia él mientras espasmódicamente depositaba todos sus mecos dentro del indio.

"That was weird, man!"- dijo Cory mientras se tiraba a la cama que había dejado vacía Francisco.

"¿Qué dijiste?"- le dijo un par de minutos después Mario viendo como el indio se ponía su ropa.

"Que eso fue una de las cosas más extrañas que he hecho en mi vida"- le confesó el graduado.

"¿Hacerle el amor a un indio?"

"No, tener mi verga junta a la verga de otro mientras nos cogemos a un hombre"- le explicó mientras volvía su mirada hacia Francisco que abría la puerta dejando entrar un aire fresco de la lluvia que se desvanecía.

"Nos vemos mañana a las cinco"- dijo éste como si nada hubiera sucedido. Salió cerrando la puerta tras sí.

"¿Cuántas veces te los haz cogido?"- le preguntó Cory mientras Mario se acostaba a la par.

"¡Quién sabe! Cada vez que vengo"- le contestó dándose media vuelta para verlo a los ojos profundamente acaramelados –"Y por cierto…¿estás acostumbrado a esto?"

"¿Por qué lo preguntas?"- le dijo el muchacho dándose media vuelta para verlo a los ojos.

"No se…me parece que eres nuevo en esto…"

"La verdad es que lo hecho unas cuantas veces, pero no tengo experiencia…"- le dijo mientras observaba como los labios del mulatto eran carnosos y apetecibles.

"Creo que tienes mucho futuro…digo, eres apuesto, eres estudiado…"

"Voy a pasar aquí casi un mes…tal vez me puedas enseñar algo"- le dijo tímidamente mientras ponía su mano sobre el pecho amplio de Mario.

"Sabes que mañana tengo que regresar…tengo negocios que atender…"- le contestó Mario mientras dejaba que el muchacho jugara con sus tetas.

"¿Tienes que irte?"- le preguntó mientras se incorporaba apoyándose sobre su codo.

"Pero voy a regresar en dos o tres días…"- le dijo Mario mientras con su mano derecha le tomaba la cara –"…no es bueno que te deje tanto tiempo solo en la selva, ¿verdad?"

Ambos rieron para luego fundirse en un abrazo que finalmente se convirtió en un beso apasionado. Las manos de ambos, trémulas al principio, exploraron lentamente el cuerpo del otro a medida que sus penes crecían al mismo ritmo que crecían las ganas por sentirse uno parte del otro.

"¿Te haz cogido a algún hombre?"- le preguntó Mario al oído como si con esto evitara el morbo que le crecía con las ganas.

"No"- le respondió secamente Cory mientras su cabello rubio y lacio hacía contacto con el pecho de Mario.

"Quiero que me hasgas tuyo"- le confesó el mulato viéndolo a los ojos al mismo tiempo que con su mirada le decía cuánto lo deseaba.

"¿Estás seguro?"

"Completamente. Al ver tu verga, y sentirla sobre mi pierna, y sentirla sobre mi pierna, lo único que he deseado es tenerla dentro de mi…y así…sabrás que soy tuyo…"- le contestó Mario tomando la verga rosada y blanca del estudiante que permanecía rígida como un mástil.

Este se agazapó poniéndose frente a las piernas fuertes y velludas de Mario. Las levantó lentamente besándolas mientras le daba media vuelta. El culo, perfecto enmedio de las nalgas redondas y levemente velludas de Mario, eran una invitación a la lengua de Cory quien no opuso resistencia y comenzó a lamerlo, primero lentamente, para después ir velozmente al orto limpio, redondo, y carnudo del mulato quien solo atinó a cogerse de la sábana mientras sus dientes rechinaban por el placer obtenido.

"¡Ahh… ayy…ayyy…hazme gozar…hazme gozar!"- le decía mientras sentía como la lengua húmeda del estudiante examinaba sus entrañas. "¡Dame tu verga…la quiero en mi culo!"

Cory se levantó de su posición y tomó su verga rosada que estaba ya lubricada con el líquido pre-seminal. Se la frotó un par de veces al mismo tiempo que Mario se colocaba como un perro sobre sus rodillas, y se abría voluntariamente su culo velludo.

"¡Métela en este hoyito de mierda!"- le dijo cerrando sus ojos para recibir el trozo de carne del ingles quien se puso detrás de él. Con sumo cuidado colocó su glande en el esfínter de Mario mientras éste trataba de relajarse para que la penetración fuera más sencilla.

Poco a poco el pene babeante y lubricado fue encontrando su camino por el culo del mulato a la misma vez que lo tomaba por la cintura y lo atraía hacia él sembrando aun más su verga.

"Te gusta… ¿verdad?"

"Me encanta…me encanta"- le contestó Mario apretando sus dientes.

"Entonces, sigue disfrutando"- le dijo Cory mientras su cabello rubio se mecía hacia adelante y atrás al igual que sus caderas que le ayudaban a penetrar una y otra vez el culo abierto de Mario.

"Sóbame la verga…quiero venirme…ya…"- le dijo mientras sentía como la verga de Cory explotaba dentro de él y éste caía extuado sobre su espalda. El estudiante inglés le hizo caso y comenzó a sobarle los 16 cms de carne mulata que terminaron en una explosion de semen estrepitosa.

"¡Ah mi amor…qué rico lo haces!"- le dijo Mario aun con la verga clavada en su culo mientras su cuello se daba media vuelta para poderlo besar en los labios. "El desayuno de mañana sera muy interesante"- agregó.

"¿El desayuno?"- le preguntó Cory con extrañeza leugo de devolverle el beso.

"Si… ¿o creías que el padrecito nos invitaba a desayunar comida solamente?"- le preguntó Mario arqueando una de sus cejas.

"No me digas que él…"- Cory se sonrió sin terminar su frase. El ya sabía la respuesta.

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