La mision 2

Ralph sigue investigando y enredándose en sabrosos encuentros....

LA MISION2

A las diez en punto de la mañana entro en el edificio del banco nacional, el Gerente de dicha entidad llamado John Lyon. La oficina estaba en el primer piso. Era amplia, con todas las comodidades de la modernidad. Era una casa en miniatura. Muchas veces John se había refugiado allí, cuando los problemas de pareja se agudizaron hacía ya un tiempo.

El Gerente se tiro en su enorme sillón, que mas parecía una cama. Habló con su joven secretaria que al instante apareció en el lugar con una taza de café con crema recién hecho y algunas facturas.

__¡Buen día señor Lyon__ saludo la chica

__¡Buen día Doris! ¿Cómo estas?__retribuyó el saludo

__Muy bien señor…¿Así esta bien?

__Sí, sí claro

__¡Permiso! Me retiro__ la chica se perdió de vista.

John se sumergió en algunos papeles, muy por arriba. El día de sol se anunciaba extraordinario. Todavía el calor no se había presentado definitivo. Solo eran días primaverales. Cómodos para andar. La gente se distendía y trabajaba de forma tranquila.

Cerca del mediodía entró en la oficina del Gerente un militar conocido. Nadie pudo escuchar cual era el tema en cuestión. Estuvo cerca de una hora reunido y luego se marcho.

Ralph lo vio salir del banco, como se imaginaba estaban conectados. Lo miro alejarse y pensó que seguramente habría puesto al tanto y sobre aviso a la gente del banco.

__Ralph, ¿me escuchas?

__Adelante jefe

__¿Estas ubicado en posición?

__Sí señor, tengo todo bajo control, creo que todo seguirá sus carriles.

__No dejes de avisar si necesitas algo

__Okay señor, recibido.

Llegaron las tres de la tarde y el agente se movió ingresando al banco. Sus bigotes gruesos, los anteojos de sol, le daban un aire raro y a su vez enigmático. Además llevaba puesto un overol color rojo que lo hacía resaltar por sobre todos los demás, pero eso no estaba puesto al azar. La empresa de limpieza del banco usaba esa ropa.

Ralph entró mirando los movimientos. Al instante se conecto con Juárez, que era el encargado de vivir en el banco, una especie de todo terreno y todo servicio.

El latino lo saludo muy amable, como hacía con todas las personas.

__¡Hola muchacho!

__Señor usted dirá lo que haremos

__Cálmate, debemos esperar un poco. Esto es todos los días así

__¿Hace mucho que trabaja usted aquí?

__Ya ni recuerdo, como unos diez años…__ mientras hablaban iban caminando por los pasillos. Entraron a una especie de buhardilla

__Aquí es donde estoy  yo__ dijo Juárez

__Es como su casa

__Trátame de tu

__Está bien, ¿vives aquí?

__Claro y muy tranquilo

__¿Y el gerente que tal te trata?

__Es buena persona, me trata bien, tengo confianza

__¿Como es eso?

__Es que hace tanto tiempo que estoy aquí…que hablamos seguido, sobre todo por las noches

__Se queda de noche

__A veces cuando tiene que terminar algún trabajo urgente… y alguna vez ha dormido aquí

__Y tu lo acompañas

__¡Vaya que si!__ Ralph notó cierto tipo de confianza de Juárez con el Gerente

__Siéntate__ dijo Juárez

__¿Y tu no tienes a nadie?

__¿Viviendo aquí?...no… yo de vez en cuando consigue algún mucha…eh

__¿Qué pasa?__ preguntó Ralph sonriendo

__Nada, nada…¿quieres algo de tomar?

__Lo que tu tomes

__Una cervecita..ponte cómodo__ Ralph se tiró en un sofá, mientras miraba la hora que pasaba ya estaban por ser las seis de la tarde. Juárez trajo las cervezas y vio a Ralph casi acostado en el sofá. El agente especial como no dándose cuenta se acarició su bulto, el otro notó que no tenía ropa interior.

__¡Hace calor!__ comento Ralph

__Un poco, puedes quitarte esa ropa un momento

__¿Tu crees?__ dicho esto bajo un poco el cierre y mostró su pecho limpio y brilloso, se quitó las mangas del overol y se dio cuenta de cómo se saboreaba Juárez. Sin dejar de mirar al hombre fue bajando su ropa y apareció la verga de Ralph que se estaba levantando lentamente.

__¡Oh! ¡mira esa herramienta!__ se relamía Juárez__¿Puedo?

__¡Adelante!¡Es toda tuya!__ el hombre se acercó y soplo cerca de la pija. Le dio unos pequeños besos, solo tocándola con los labios. La rozó con los labios finos y golosos. La lengua lo buscó y la dureza de la verga fue volviéndose real. El agente fue entrando en calor. La boca del hombre le rodeó fuertemente la pija. Ahora si Juárez había tomado con ambas manos el garrote y lo meneaba fuertemente, mientras lo tragaba sin piedad. Sin descanso. Alucinado por su fortuna.

__¿Te gusta?__preguntaba Ralph

__¡Me encanta!__ Ralph espero un rato y luego se fue dando vuelta y dejo su hermoso culo trigueño a la altura de la cara de Juárez. Este mordió las nalgas, las beso y las chupo, la saliva iba regando la cola de Ralph que gemía, aumentando su calentura. Por fin la lengua del hombre llegó al anillo marrón, libre de vellos, totalmente limpio. Penetró con su lengua, alcanzó a abrir el hoyo palpitante. La lengua llegaba hasta los huevos de Ralph, los besaba con suavidad, para luego volver hasta el agujero que deseaba.

El agente se dio vuelta y quedó frente a Juárez. Se besaron frenéticamente, salvajemente. El hombre quedó desnudo con una velocidad sorprendente. Puso su verga en la boca de Ralph que tragó apasionadamente. Llenado la vara de saliva abundante. Besando el fierro, pasando su lengua, succionando, sin descanso. La barra de Juárez estaba dura. Casi explotando. El agente se dio vuelta nuevamente. Y quedó ofreciendo su culo.

__¡Anda, házmelo de una vez!__pidió Ralph y el tremendo pijón fue buscando el anillo, apoyándose en la entrada el hombre fue entrando, despacio, ayudado por Ralph que buscaba hacia atrás para que la vara penetrara profundamente en su interior. La vara entraba y salía del apretado estuche. Los gemidos de Juárez hacían la situación más caliente. Estaba gozando a aquel muchacho que le entregaba su culo gustoso, sin miramientos. El hombre besaba la espalda de Ralph y amasaba su vergón de vez en cuando. No  apuraba la situación, pues quería sentir ese hierro en su interior. Ralph se cambió de posición y se colocó sobre el hombre que abría a más no poder aferrado a las nalgas. Las apretaba. Las masajeaba, mientras su carne iba y venía dentro del túnel de Ralph, que decía palabras al oído de Juárez que lo calentaban a mil.

El agente empezó a sentir como bañaban con leche su interior y lo dejo venir hasta exprimirlo  Juárez jadeaba y mordía el cuello de Ralph.

__¡Eres una ricura muchacho!...¡Tómame tu, hazlo!__ diciendo esto Juárez sacaba lentamente su pija chorreando líquido. Ralph, tomo la vara semi caída y la apretujo varias veces para que el hombre suelte hasta la última gota de semen. Ralph la metió en su boca y ordeñó un poco más al hombre que ponía los ojos en blanco creyendo que se moría de placer. Mientras esto hacía con sus dedos jugaba con el ano de Juárez. Este gruñía y se meneaba hirviendo, sudando, dando suspiros de placer. Ralph lo fue acomodando hasta sentarlo sobre el y la verga ingreso en toda su extensión en al aro de Juárez que resoplaba como un demonio. Juárez la sentía y sentía como los huevos de Ralph golpeaban contra sus nalgas , el se debatía con ese cipote en sus entrañas anhelantes, afiebradas, el hombre se levantaba y volvía a caer sintiendo como la vara lo medía en la profundidad de su cavidad ardiente. La verga de Juárez estaba levantándose otra vez, allí se aferró con alma y vida Ralph, que le mordía la oreja, que metía su lengua dentro del oído y las quejas de Juárez abrazaban con furia todo el lugar.

El hombre sentado sobre la verga de Ralph, este con la boca hurgaba todo lo que podía encontrar. Con una mano masturbaba la pija de Juárez y con la otra mano apretaba las tetillas paraditas y rojas de tanto ser usadas. Ralph apuró las sacudidas y empezó a soltar su líquido dentro de Juárez que volvía a acabar en la mano del agente que sonreía feliz y  satisfecho de cómo estaba realizando su laburo.

Juárez quedó medio noqueado, tirado casi desfalleciente sobre el sofá enorme. Ralph busco su bolsito, se limpió con las toallitas que siempre traía. Colocó la inyección en la nalga de Juárez que no se dio cuenta que se dormía.

Ralph con unos baldes y unos estropajos ingreso de repente en la oficina del Gerente John Lyon. Este se sorprendió. Saludó sin perder su compostura

__¡Buenas tardes!

__¡Buenas tardes señor!

__Todavía no termino__ dijo el Gerente

__Ya se han ido todos__ respondió Ralph

__No importa, es mas ya lo sé…¿Juárez donde está?

__Creo que no podrá venir

__¿Qué dice usted? ¿Quién es?

__Nadie que importe__ diciendo esto Ralph tomo por asalto al hombre que era bastante grandote y tirándolo sobre las alfombras lo redujo colocándole las esposas. Este quedó tirado en el suelo. Afuera de la amplia oficina era todo silencio. El hombre negro lo miraba a Ralph que fue tranquilamente y cerro con llave la oficina. Busco en todos los rincones alguna cámara, algún dispositivo de seguridad y los fue anulando uno a uno. Luego se acercó al hombre de color que lo miraba entre asustado y preocupado.

__Le diré en primer lugar que no le haré daño, no es lo que quiero…solo quiero unos datos que creo pueden tenerlo usted o su banco, como prefiera.

__¿De qué habla?__cuestionó el Gerente

__Oiga usted esta metido en un problema, tiene datos que han sido robados al estado y eso es un delito, busco un pent, que tiene información ultra confidencial y que ha sido hurgada por un grupo de traidores al país

__No se de que habla

__No le dice nada la precensia de un Coronel hoy al mediodía__ el hombre miro inquieto, pensando como conocía este dato.

__No mienta sabe de quien hablo__ John hacía silencio, no dando crédito a lo que estaba escuchando. Ralph se sentó cómodamente en el sillón del Gerente.

__¿Sabe de quién hablo?__ volvió a preguntar el agente.

__¿En qué puedo ayudarlo?

__Dándome información, claro, donde están esos informes

__Yo no sabía quien es ese hombre

__Veo que nos entendemos

__Soy un tipo honrado

__No lo dudo, he hablado con Juárez y me ha hablado bien de usted.

__¿Qué le ha dicho? Es un poco hablador…

__No se preocupe, ha dicho que es bastante, digamos, amigo suyo

__Essste, yo, bueno, vamos…

__Oiga a mi no debe explicarme nada, ya he tenido una charla con Juárez bastante satisfactoria, nos hemos bebido unas copas y bueno tu sabes__ el Gerente sonrió y se fue sentando más como en el piso alfombrado.

__El hombre esta solo__ comentó John.

__Si de ahí que se han hecho confidentes

__Bueno algo de eso, pero ¿porqué me has esposado?

__No sabía como ibas a reaccionar, te soltaré si te portas bien

__Me portare bien lo prometo__ Ralph quitó las esposas, el hombre de color se puso de pie. Ralph notó que le sacaba un par de cabezas, de hombros anchos, brazos gruesos, un ejemplar de hombre grande. Al agente le gusto de inmediato. Entretanto John invitaba

__¿Qué tal unos tragos?

__Acepto__ John se acercó a la barra sirvió dos medidas de una bebida azul. Le alcanzó el vaso y Ralph dio un trago. Sonrió.

__¡Esta exquisito!

__A todos les gusta__ dijo pícaro el gerente

__Se lo haz hecho probar a muchos__ sonrió cómplice Ralph

__Unos pocos

__Bueno y el tema del Coronel como era

__Es un cliente, tiene una caja de seguridad, pero yo no sé que hay dentro

__Tal vez lo que busco

__Pero no sé si deba ayudarte

__Como no, ahora te echas atrás, dime que quieres

__En principio ayúdame con este saco, ya me esta incomodando__ Ralph se colocó detrás del enorme negro y quito el saco de John, que se dejó hacer. Ralph acarició como al descuido los pectorales del Gerente que suspiro y tiro su cuello hacia atrás, con enorme deseo. Ralph besó el cuello del hombre negro, un cuello fibroso y ancho. El grandote se estremeció, la entrepierna le cosquilleó. Las manos de Ralph llegaron al cinturón de John, que seguía de espaldas al agente especial. Ralph sigiloso le apoyo su verga que crecía lento en el culo fuerte del negro. El pantalón cayó al piso. Las manos ágiles de Ralph fueron primero por la corbata y luego por la camisa. El torso musculoso del Gerente era todo piedra, una escultura tallado, era como bronce. Los pezones del negro erectaron en seguida, eran dos nueces morenas alzadas en punta. Los dedos de Ralph apretaban y acariciaban alternativamente. Los gemidos del negro comenzaban a llenar la oficina. Ralph mordía incesante el cuello, lo lamía, inquieto. La víbora del negro luchaba con el calzoncillo, el bulto crecía y crecía. Hasta allí llegaron las manos de Ralph, atraparon la serpiente que se tenso, finalmente Ralph hizo caer al piso la última prenda que cubría el cuerpo del John. La lanza surgió definitiva, enorme. Las manos del agente la apresaron, en tanto, el hombre restregaba su hermoso culo por sobre la bragueta de Ralph que estaba ya duro como roca.

Ralph fue dando la vuelta y colocándose delante del negro fue bajando por el inmenso cuerpo atrapando la serpiente morada con la boca. Era gruesa. Casi no entraba en la boca abierta del agente. Las bolas negras también eran enormes. Las manos de Ralph acariciaban con delicia. Los labios de John gemían, mordía el aire y se retorcía entregando el arma los deseos de ese hombre arrodillado frente a el. Ralph chupaba feroz, con ansias depredadoras. La lengua loca envolvía el glande bañándolo por doquier. El fierro estaba húmedo y resbaladizo.

Ralph dejo la vara. Se fue quitando el overol. John lo observaba sentado en el amplio sillón que había en aquella oficina. Abrió las piernas y el agente atrapó otra vez el objeto del deseo. Ahora pasaba también su boca por las oscuras bellotas del negro, que se sacudía febril en un torrente desenfrenado de calentura. Así desnudo como estaba Ralph fue serpenteando por el cuerpo de John, lamió las tetillas un instante, siguió hasta el cuello y llegando a la boca del negro se comieron en besos volcánicos, saboreándose hasta el hartazgo.

Ralph fue trepando a la montura, despacio fue tragando ese sable. Su culo se dilataba sin apuro para soportar el grosor de semejante vara. Entraba muy despacio. Ralph gemía sintiendo un fuego en su anillo atravesado, pero quería seguir hundiendo esa verga dentro suyo. Los ojos de John se quedaban en blanco al sentir el placer del hermoso aro que apretaba su pedazo salvaje. Ralph comenzó a subir y bajar por ese fierro. Las bocas seguían cruzándose, las salivas desbordaban las bocas y las lenguas lanzaban llamas.

__¿Te gusta este culo?__preguntaba ardiendo Ralph

__¡Oh! Claro, ¡Deja que entierre mi vara!

__¡Siiii! Luego veremos unas cajas, que …tienes que mostrarme

__¡Lo que quieras!¡Lo que quieras!

Ralph salió por un momento de la empaquetadura. Hizo ponerse de pie a John y apoyándose en el respaldo del sofá enorme ofreció su trasero al negro que amasaba las nalgas del agente con sus manazas. Ralph atacó con su aro el cipote negro y este fue entrando al oscuro recinto. Ralph atrapaba esa vergota y la meneaba clavada y rígida en su interior, en tanto el hombre aferrado a sus caderas no quería soltar a ese amante tan fogoso. Deseaba que el acto no terminara nunca. Controlaba su eyaculación, haciendo un esfuerzo.

El agente fue descendiendo contoneándose hasta quedar en cuatro patas. El negro no sacaba su poronga del hondo túnel que lo comía, que lo fagocitaba. Unas veces casi quedaban acostados sobre el sofá, mientras Ralph sentía con enorme sabor como las bolas del hombre chocaban con sus nalgas afiebradas. Luego se levantaban y quedaban enganchados como perros. John apuraba las movidas, y luego volvía a ponerse lento, la vara totalmente lubricada por jugos internos corría libre por el anillo de Ralph. El cuello del agente era mordido y chupado alocadamente por el negro, que se daba cuenta que no podría soportar mucho más las embestidas en el sabroso culo de su amante de turno.

__¡Ahhhhh!! ¡Voy a llenarte!¡Voy a llenarte!__vociferaba John

__¡Dame tu leche!¡Lléname hazlo, hazlo__gemía Ralph.

El hombre negro acrecentó sus embestidas y la víbora regó el interior con una lluvia interminable de semen, vaciando al negro que bufaba casi lanzando espuma por la boca. Al borde del desmayo el gerente quedó pegado a la espalda de Ralph que sentía como dentro suyo los gotones de leche le desbordaban el canal y el placer.

A pesar del aire estaban sudando. Sus cuerpos eran un baño salado. John incorporándose un poco manoteó la vara de Ralph, la  acariciaba, está fue creciendo. Se fue levantando y poniéndose dura. Hasta allí llegó el gerente. Su boca se tragó la pija, jugueteó con ella, lamiendo todo a su paso, también el anillo que emanaba sus jugos. Lamió y chupo a Ralph por todos los lugares posibles. Extasiándose. Deteniéndose en cada lugar sensible. Escuchando los suspiros de deleite de Ralph. Haciendo una especie de malabarismos fue colocándose la verga recia en su entrada. La vara fue ingresando, gozando, el culo de John estaba en los cielos, se hamacaba con ritmo. Se contoneaba con un fuego que le venía desde lo mas hondo de su espíritu. Aceleraba el ritmo. Lo bajaba. La palpitante carne de Ralph latía dentro del estuche., al fin se derramó sin miramientos. Los gritos de ambos llegaron a oídos de Juárez que no sabía donde estaba, creyó que era un sueño, no tenía voluntad y volvió a sumergirse en las profundidades del sueño inducido.

Los hombres quedaron desvencijados. Cansados. En un letargo dulce. Un sopor de verano sexual.

Cuando salió del banco, ya estaba amaneciendo. Ralph no había encontrado el pent, pero si seguiría otras pistas que se habrían presentado. Por el momento solo pensaba en llegar a su casa y dormir. En tanto dentro del banco Juárez había despertado y junto con John hablaban si lo que habían vivido unas horas antes era verdad o había sido un sueño caliente.-