La mejor manera de levantar un castigo

Un castigo, el reflejo de un espejo y la mejor mamada de mi vida

Me había levantado más caliente de la habitual.

La tranquilidad de estar solo en casa hacía que mi mente se fuese a la última ducha que nos habíamos dado juntos ¡Cómo me gustan esas duchas!

Verla desnuda cayéndole el agua por ese cuerpo que tanto me gusta es increíble. Me llamó la atención que estaba depilada del todo y me sorprendió su confesión de que había decidido hacerse el láser íntegramente como tantísimo me gusta a mí.

Con la excitación empezaron los besos, caricias… me encanta pasar la lengua por sus pezones, atraparlos entre mis labios y jugar con ellos.

Ella me miro con cara de niña mala y lentamente se puso de rodillas como tantas veces había hecho en la ducha. Yo sabía lo que iba a venir, creo que no hay nada que me guste más en el mundo que eso, pero esta vez iba a ser distinto. Con esa cara de vicio que pone a veces fue pasando la lengua pero para mí desesperación lo hacía al aire sin llegar a rozarme. Abría la boca y cuando estaba a escasos milímetros de mi miembro deseoso se apartaba haciéndome sufrir, hasta que se levantó y me dijo que estaba castigado por el enfado que habíamos tenido la semana anterior.

Ya no aguante más y la di la vuelta para penetrarla desde atrás. Ella estaba muy caliente también y la penetre con embestidas fuertes y rápidas. Sabía que me iba correr rápido pero no quería parar y menos escuchando sus gemidos intensos.

Fue un sexo rápido e intenso hasta que me corrí dentro de ella. Después de muchos días sin correrme notaba que estaba eyaculando mucha cantidad.

En esos recuerdos estaba cuando decidí escribirla por el chat privado de Telegram. ¡Cuánto ha mejorado ese chat nuestra vida sexual! Al tener autodestrucción y no dejar rastro lo hemos estado utilizando para conversaciones subidas de tono aunque más bien lo he utilizado yo, ya que a ella aún no da el paso. Al menos me sigue el rollo.

  • ¿Me levantarás el castigo hoy? Me atreví a preguntar

  • Levantado está pero si terminas de pintar el mueble que tienes a medias. Contestó.

No lo dude ni un minuto y me puse a terminar de pintar el mueble pensando en mi recompensa. Mientras lo pintaba pensaba cómo hacer para quedarnos sin niños durante un rato por la tarde.

Cuando terminé no espere ni un segundo para decirla y enseñarla que mi parte estaba cumplida, a lo que ella me contesto juguetona que tendría que evaluarlo bien para ver que me merecía.

Cuando llego a casa con los niños le comente que durante el entrenamiento del mayor dejaría al pequeño con la abuela y que no hacía falta que nos acompañase. Salí con los niños deseoso de volver para estar a solas y así se lo hice saber por Telegram.

Me di toda la prisa que pude en llegar y al entrar la bese haciéndola ver que venía con ganas, muuuuchas ganas. Subió a ver mi parte del trato con una sonrisa maliciosa para intentar sacar defectos de mi trabajo hasta que cogí su mano para llevármela a la habitación. Quería hacerme sufrir y decidió que se quería probar un vestido recién comprado y así lo hizo. Juguetona se puso de pie en la cama para que la pudiese ver bien y ahí ya no aguante más. Mis manos se colaron debajo del vestido para de un tirón quitarle las braguitas. Ufff, me encanta verla así, sin un solo pelo en su sexo. La quite el vestido para dejarla desnuda y la tumbe en la cama. Mi premio podía esperar.

Tumbada desnuda recorrí mi boca por sus tetitas que tanto me gustan, mis manos recorrieron su cuerpo hasta parar en su sexo. Estaba suave, húmedo y caliente. Decidí que era el momento de estrenar el satisfayer que habíamos comprado y empecé a jugar con él. Buscaba su clítoris, lo movía, lo hacía vibrar pero no encontraba el punto para hacerla disfrutar como quería así que no quise perder más tiempo y lo deje a un lado a la espera de una segunda oportunidad.

Ya no era momento de juguetes, era momento de hacerla gozar yo y así lo hice. Primero quise besarla, bajar poco a poco por sus tetas jugando con sus pezoncitos hasta que no me demore más, abrí sus piernas para comerme lo que tanto me gusta. Mi lengua recorría todo su sexo intentándome centrar en su clítoris. ¡Me encanta su sabor! Así estuve un rato hasta que llegó el momento de utilizar mis manos que tanto le gustan.

Como a ella le gusta me puse a contar los dedos que metía en su interior, 1, 2, 3 ,4 . Cuatro dedos dentro de ella dándola placer. Decidí sacar uno para que con tres poder moverlos en su interior y estimular su punto g. Sus gemidos me hacen ver que voy bien y empiezo a alternar mis dedos penetrándola con frotamientos rápidos y enérgicos en el clítoris hasta hacerla retorcerse de placer y dejarla algo mareada.

La deje descansar y recuperarse sabiendo que mi momento había llegado

Me cogió de la mano y me dijo que nos fuésemos delante del espejo grande que tenemos en la habitación. Me conoce perfectamente y sabe que los espejos me excitan una barbaridad.

Frente el espejo comenzamos a besarnos, tocarnos, masturbarnos mientras veíamos nuestro reflejo en el espejo.

  • ¿Qué buscas? Me pregunto con cara de niña mala

  • Ya sabes lo que busco. Vámonos a la ducha. Contesté

  • No, hoy voy a darte un capricho y te lo voy a hacer aquí delante del espejo.

En ese momento no podía estar más excitado. Mirándome a los ojos se arrodillo y muy despacio fue pasando esa lengua que tanto me pone por mi miembro duro a más no poder. Comenzó la que ha sido la mejor mamada de mi vida. Esas miradas que me hacía mientras se introducía casi todo mi miembro en la boca. Verla como se miraba mientras me hacia la mejor felación. Ver como empezaba a masturbarse delante del espejo mientras me lamia y chupaba con unas ganas increíbles.

Estaba a punto de correrme y se me pasó por la cabeza ser malo y no avisarla en venganza a mi castigo de la semana anterior, pero no, no quise hacerlo.

Cuando ya no pude aguantar más la avise que me corría y para mi sorpresa no se apartó enseguida cayendo el primer chorro de semen dentro de su boquita, el segundo cayo en su barbilla y todos los demás fueron a parar en sus tetitas, cuerpo, piernas y suelo.

La imagen era brutal, verla frente el espejo con todo el cuerpo mojado de mi corrida es una imagen que nunca se me va olvidar. Morbo, fantasía, placer, … todo se había dado esa tarde en la habitación y no podía estar más feliz.

Siempre había oído que con la madurez el sexo mejoraba y hoy por hoy no puede ser más verdad. ¿Qué más puede mejorar en nuestras relaciones sexuales? El tiempo lo dirá