La mejor mamada de mi vida
Mi chica y yo necesitabamos desconectar, así que decidimos ir a Peñíscola a pasar un fin de semana diferente. Una sauna muy caliente ayudará a que mi pareja me dé la mejor mamada que me han dado nunca.
Buenas tardes, mi nombre es Manu y es la primera vez que escribo un relato erótico. He leído muchísimos y siempre me ha gustado escribir, pero la verdad que nunca me había atrevido, hasta que ayer en una conversación con mi chica fantaseé con hacerlo pero no se lo dije, directamente me puse a escribir.
En primer lugar decir que soy de Valencia (España) y soy un tío más bien normal, de 1’90 de alto, unos 90kgs (ni grueso ni delgado), moreno, pelo corto, ojos oscuros y voy completamente depilado. No queda ni un lugar de mi cuerpo con pelo.
Después de la pequeña presentación os contaré mi relato. Es completamente real, así que os puedo dar detalles de cómo pasó y las conversaciones que tuvieron lugar ese día. Espero que os guste y me escribáis diciéndome vuestra opinión. MUCHAS GRACIAS.
Era el mes de febrero cuando mi chica y yo decidimos pasar unos días en la ciudad de Peñíscola (Zona costera de España). El hotel estaba muy bien, con habitaciones completamente equipadas y un baño que daban ganas de tirarte unas horas dentro de la bañera, pero desde el primer momento nos enamoramos de la zona de Spa del hotel.
- Oye Sandra, ¿Por qué no bajamos, nos damos un baño en el Spa y nos metemos un rato en la Sauna?
- Por mi genial. Me pongo el bikini y nos bajamos . Contestó mi novia.
Sandra empezó a bajarse los pantalones mientras yo sentado en la cama la observaba. Ella era una chica de 30 años como yo. Algo rellenita, 1’ 70cms, ojos oscuros, pelo largo y con 90 de pecho. La verdad que no estaba nada mal, ya que practicamos spinning tres veces por semana y tiene un culo bastante duro. Llevaba puesto un tanguita azul que marcaba su rajita perfectamente. Se lo quitó poco a poco mientras me miraba a los ojos, yo bajé la mirada y me fijé en su rajita, iba completamente depilada.
- Manu deja de mirarme o vamos a tener un problema con tu amiguito. Dijo señalando el bulto que se podía observar en mis pantalones.
- Uf cariño estas para follarte ahora mismo. Le dije mientras me levantaba y le daba un beso en los labios.
- Anda, cámbiate y bajemos a relajarnos un ratito, que llevamos una semana que no desconectamos.
Una vez nos habíamos cambiado bajamos al Spa y pudimos observar que no había mucha gente, solo tres o cuatro personas mayores en el jacuzzi y dos personas dentro de la piscina.
- Mira Manu, nos metemos un rato en la piscina de chorros y después vamos a la sauna.
- Vale cariño, dije siguiéndola directamente a la piscina.
Nos metimos e íbamos de lado a lado probando todos los chorros y fuentes de la piscina. La verdad que no se escuchaba nada, solamente el sonido del agua caer por tu cuerpo o de los chorros impactar contra nuestras cabezas.
- Esto es vida, dijo mi chica poniéndose delante de mí y dándome un pequeño beso en los labios.
La abracé con mis piernas y la atraje hacía mí. Le metí la lengua lentamente en la boca, moviéndola con suavidad dentro de la suya. Mis manos sujetaban su culete mientras me acomodaba a mi chica encima de mí.
- Sandrita, estas mini vacaciones van a ser muy relajadas, así que necesito recuperar los polvos que no hemos dado estos días. Le susurré al oído.
- Vale, me lo apunto, vamos a la sauna un ratito y subimos a la habitación rápido.
Me acomodé mi polla dentro del bañador mientras mi novia reía y salimos del agua directamente a la sauna. No había nadie así que pusimos las toallas y nos acostamos en los bancos de madera que había en forma de grada. Yo me situé en la parte de arriba y Sandra en la parte de abajo.
- Bueno estamos unos 15 minutos, nos damos una ducha y volvemos a entrar, ¿vale Sandra?.
- Ok cariño, voy a desconectar un rato, relájate. Mientras me guiñaba un ojo.
Cerré los ojos y a los pocos minutos escuché como Sandra se estaba moviendo. Cuando los abrí tenía su cara pegada a la mía.
- Que guapo estas cuando duermes cariño, mientras acercaba sus labios a los míos.
- Que tontita estas, me has dado un susto. Le dije devolviéndole el beso.
- ¿Puedo ser un poco traviesa? Dijo mientras su mano se movía por encima de mi bañador y cogía mi polla.
- ¿Ahora? ¿Aquí?, le dije sorprendido.
- ¿Por qué no? ¿Tienes miedo de alguna cosa? Dijo riendo picara .
- No, te dejo ser lo traviesa que quieras. Le dije con una sonrisa en la cara.
Se acercó poco a poco dándome pequeños besos por la barriga hasta llegar a mi bañador. Con un movimiento de manos lo bajó hasta las rodillas. Mi polla estaba flácida reposada sobre mi pierna derecha y ella con la lengua recorrió su longitud. Daba pequeños golpes con su lengua sobre el prepucio hasta que poco a poco fue cogiendo su máximo esplendor (No es muy larga, ya que medirá unos 17cms, pero es gruesa).
La cogió con la mano derecha y la descapulló con sus labios, separó su boca y tiró un gran hilillo de saliva sobre el prepucio que bajó por todo el tronco hasta los huevos. Con la otra mano empezó a moverme los huevos mientras me miraba a los ojos.
- Cariño, ponte cómodo que la mamada de hoy no la vas a olvidar en tu vida.
Me sorprendí de sus palabras, ya que Sandra no solía decirlas, pero ahí noté que estaba muy caliente.
Su lengua pasaba por mi polla mientras cogía con fuerza mi tronco y lo apretaba, con su otra mano estiraba de los huevos hacía detrás. Desde arriba veía como la saliva caía por toda mi polla y por su boca, cada vez había más y llegaba hasta mi culo. Me estaba excitando muchísimo y el pensar que alguien podía pillarnos más.
Sandra me cogió las manos y me las puso en su cabeza.
- Ahora vas a follarte la boquita de tu chica. Dijo Sandra.
Esas palabras me encendieron más aún, así que le cogí la cabeza y poco a poco le introduje la polla dentro. Su nariz estaba pegada a mi pubis, y notaba como la punta de su lengua tocaba mis huevos. La tuve unos segundos así hasta que la moví hacía arriba sin sacársela de la boca para repetir el movimiento. Ella abría la boca para respirar, pero no llegaba a sacarla, sus dos manos masajeaban mis huevos, los estiraban los movían, pero su lengua no dejaba de moverse con mi polla dentro de su boca, era un placer que no solía conocer, pero me estaba encantando. La cantidad de saliva que caía sobre el banco era incontrolable, se veía unas pequeñas lagrimitas en los ojos de Sandra y sus pelos pegados en su frente por el calor eran más que evidentes, pero no podía para de follarle la boca, estaba a punto de correrme y ella lo sabía.
- Me voy a correr cariño. Le dije mientras soltaba su cabeza y dejaba que ella continuara sola, como hacía siempre.
- Te he dicho que me folles la boca. Dijo mirándome a los ojos y cogiéndome las manos y reposándolas sobre su pelo.
Seguí con el vaivén incontrolable. Mi polla empezó a hincharse y empecé a resoplar con fuerza. Las gotas de sudor caían por mi frente, hacía muchísimo calor, pero estaba muy excitado.
- UUUUFFFFFF, me corro, me corro, ¡ Me corroooooo! Le dije.
Un potente chorro de semen salió de mi polla directamente a su garganta, mis manos quedaron quietas mientras me corría con mi polla dentro de su boca. Seguía escupiendo semen dentro de la boca de Sandra y notaba como ella succionaba el capullo. No salía nada por sus labios, estaba tragándoselo todo.
Notaba como cada vez mi polla iba perdiendo su dureza pero Sandra no dejaba de succionar y de pasar su lengua por toda la polla. Los latidos de mi corazón iban bajando poco a poco, pero mi mirada no dejaba de mirar los ojos de Sandra. En esos momentos Sandra soltó un pequeño respiro y dijo.
- Manu, ¿creo que cuando subamos me debes algo no? Mientras me daba un beso en los labios.
- ¿Lo dudabas? Le dije poniéndome de pie y subiéndome el bañador.
- Me tienes muy mojada, así que vamos a salir de aquí y a subir arriba. Quiero que me folles toda la noche.
Esto lo decía mientras cogía mi mano y la ponía dentro de su bikini. Mis dedos notaron el fluido de su vagina. Estaba completamente mojada y sus labios estaban muy hinchados. Pasé la yema de mis dedos por toda su rajita y los separé de su bikini dándole un beso.
- Prepárate cuando subamos. Le susurré al oído.
Quité la mano y salimos directamente a las duchas que había fuera. El agua caía por mi cuerpo, mis piernas aún temblaban de la mamada que me acababa de dar mi chica. Había sido la mejor mamada que me había hecho en mi vida.