La mejor madre IV
El hijo comienza a tomar el control de la situación
Después de la ducha, madre e hijo se fueron a sus quehaceres, pues vino Laura a ayudar a Iker con los estudios y ponerlo al día. Aguantando sus celos, Isabel aguantó toda la tarde sin acercarse a la habitación de su hijo. Lo que no sabía era que Laura, aprovechando su ausencia, estaba confesándole sus sentimientos a Iker.
Laura: Hoy te ves muy guapo – dijo mirándolo sonriente.
Iker: Gracias – dijo sonrojado y algo descolocado por su comentario.
Laura: Te lo digo en serio, hoy te ves más radiante.
Iker: Bueno, puede ser porque ya puedo usar las manos – dijo sonriendo contento, mostrándoselas.
Laura: ¡Eso es genial! – dijo contenta – Pero, entonces ya no hace falta que venga más a ayudarte – dijo desilusionada.
Iker: Puedes venir cuando quieras – dijo acariciando su brazo – Yo te estoy muy agradecido por que me ayudaras tanto.
Laura: No hay de qué, lo hice con mucho gusto – dijo encogiéndose de hombros y sonriendo sincera.
Iker: Gracias – dijo sonriéndole – La verdad no esperaba que me ayudaras tanto. Nunca hemos hablado demasiado.
Laura: Es que me daba vergüenza hablarte – dijo con la mirada baja.
Iker: ¿A ti? ¿Por qué? Si tú eres muy amable y simpática con todo el mundo – dijo curioso.
Laura: ¿No es evidente? – dijo mirándolo a los ojos.
Iker: ¿El qué?
Laura: Iker, todo el mundo lo sabe. ¿No te has preguntado por qué no se me acerca ningún chico?
Iker: No. Siempre supuse que les dabas miedo, cómo eres mucha mujer para cualquiera – dijo riendo.
Laura: ¡No te burles de mí! – dijo halagada por su comentario.
Iker: Es la verdad, no creo que nadie sea suficiente para ti. Eres guapa, inteligente, simpática, amable, siempre ayudas a los demás y siempre tienes una sonrisa en la boca. No creo que ningún chico pueda mantener una relación contigo sin volverse loco – dijo riendo, pero sincero.
Laura: ¡Deja de ser tan payaso! – dijo contenta de que él pensara todo eso de ella.
Iker: Bueno, entonces ¿por qué no se te acerca ningún chico?
Laura: ¡Porque todo el mundo sabe que estoy enamorada de ti! – dijo mirándole a los ojos.
Iker: ¿Qué? ¿Estás de broma? ¿Tú enamorada de mí?
Laura: Si Iker. Todo el mundo lo sabe y ninguno se acerca porque sabe que no me interesa nadie más – dijo sincera – Ya no aguantaba más sin que lo supieras – dijo cabizbaja – Entiendo que no quieras nada conmigo – dijo malinterpretando su silencio – Mejor me voy.
Iker: ¡No, no te vayas! – dijo reaccionando – Esto, es nuevo para mí. Digo, no es normal que una chica tan guapa cómo tú se fije en mí.
Laura: ¿A no? ¿Y eso por qué?
Iker: Bueno, no soy lo que se dice un playboy.
Laura: ¿Qué no eres un playboy? – dijo sarcástica - ¿Tú sabes a la cantidad de zorras que he tenido que espantarte? - dijo celosa.
Iker: ¿En serio? – dijo anonadado.
Laura: ¡Sí! – dijo celosa - ¿No te das cuenta de nada?
Iker: La verdad es que no – dijo apenado – Lo siento.
Laura: No pasa nada si no sientes lo mismo – dijo malinterpretando su comentario.
Iker: No quise decir eso. Quiero decir, ¡tú me gustas muchísimo! Lo que no sé es si estoy enamorado – dijo sincero – o es solo atracción física – dijo a modo de disculpa.
Laura: Bueno, no pasa nada, piénsatelo tranquilo. Yo me voy – dijo levantándose – por hoy ya hemos visto todo. Cuando tengas una respuesta, la que sea, me avisas – dijo dándole un beso rápido en la boca antes de salir corriendo.
Iker: ¡Adiós!
Isabel vio como Laura salía casi corriendo de la casa, apenas la saludo al salir. Fue rauda a ver a su hijo. Lo encontró pensativo, sentado en la cama.
Isabel: ¿Por qué se ha ido Laura así? – dijo sospechosa - ¿Qué te pasa?
Iker: Se me ha declarado – dijo mirándola a los ojos.
Isabel: ¿Qué? – dijo extremadamente celosa - ¡La mato!
Iker: Tú no vas a matar a nadie – dijo serio – Me gusta y es buena chica. Tranquila, que mi puta no va a dejar de tener su ración de polla.
Isabel: ¡Imbécil! ¡Idiota! ¡Vete a la mierda! – dijo dolida.
Iker: Cuida tu lenguaje, o tendré que recordarte quien manda aquí – dijo serio, levantándose.
Isabel: ¡Que te den! – dijo intentando darse la vuelta, pero su hijo fue más rápido.
Iker: ¡Has agotado mi paciencia, puta! – dijo sujetándola - ¡Ahora te vas a enterar quién manda aquí!
Iker sujetó como puedo a su madre y la tiró a la cama. La desnudó y cogió unas cuerdas de un cajón y la maniato a la cama de pies y manos. Se fue al armario y sacó unas bolas chinas y un plug anal de uno de los cajones. Se dirigió a su madre y se sentó a su lado.
Isabel: ¿Qué vas a hacer? – dijo con algo de miedo.
Iker: Ya lo verás – dijo serio – Ahora, estate quieta y no te haré daño.
Isabel se quedó quieta, por miedo a lo que fuera a hacerle su hijo. Iker aprovechó para meterle las bolas chinas por el coño, muy suavemente, luego de humedecerlas con su lengua. Cuando lo metió bien adentro, cogió el plug y le levantó con un brazo las caderas a su madre para, con el otro brazo meterle el plug por el culo, poco a poco.
Isabel: ¡Para, duele! – dijo intentando moverse.
Iker: ¡Estate quieta! – dijo serio – Ya queda poco.
Cuando tuvo bien ensartada a su madre con los juguetes, volvió a buscar otra cosa en el armario y sacó unas pinzas metálicas. Se dirigió a su madre y le colocó una en cada pezón.
Iker: ¿Te gusta?
Isabel: ¡Sí, amo! – dijo gimiendo, pues al moverse las bolas chinas la humedecían aún más con su roce.
Iker: ¿Vas a dejar que me folle a Laura?
Isabel: ¡Ni loca! – dijo gimiendo.
Iker: Pues te vas a quedar así hasta que recapacites – dijo levantándose – Me voy a dar una vuelta, ¡Chao!
Isabel: ¡No me dejes aquí así! – dijo gritando, viendo cómo su hijo se iba - ¡Vuelve! ¡Iker! – dijo oyendo cómo se cerraba la puerta.
Isabel estuvo toda la tarde intentando deshacerse de lo que le había puesto su hijo, pero fue inútil. Cuanto más se movía, más cachonda se ponía por el roce de las bolas chinas. No podía correrse, pero tenía la calentura al máximo. Iker mientras tanto salió con los amigos un rato a tomar algo, estuvo en los recreativos y volvió antes de la cena a su casa, sabiendo que esa noche, la cena iba a esperar, por lo que de camino a casa compró unas pizzas. Entró y se desnudó sin hacer ruido y oyó los gemidos y sollozos de su madre. Se acercó sigilosamente para ver su obra y contempló a su madre, retorciéndose entre gemidos, y su coño empapado.
Iker: ¿Estás a gusto? – dijo asustando a su madre que no lo sintió.
Isabel: ¡Mi amor! – dijo gimiendo - ¡Suéltame ya, por favor! – suplicó.
Iker: No hasta que no entres en razón – dijo con calma mientras se sentaba al lado de su madre.
Isabel: ¡Nunca voy a permitir que esa zorra te toque! – dijo aún más cachonda, celosa y posesiva.
Iker: No se trata de lo que tú quieras, puta – dijo cogiéndola del pelo – Hace tiempo que perdiste autoridad sobre mí.
Isabel: ¿A qué te refieres? – dijo con miedo.
Iker: A que soy yo el que manda. Y si no quieres o permites que me folle a Laura las veces que quiera, no voy a follarte nunca más, con todo el dolor de mi alma – dijo susurrando en su oído.
Isabel: ¡No serías capaz! – dijo con miedo en la voz.
Iker: Muy capaz. He estado pensando, y os quiero a las dos – dijo mirándola a los ojos – Compláceme – dijo mirándola a los ojos.
Isabel: ¡No puedo! – dijo llorando.
Iker: Entonces esto se ha acabado – dijo encogiéndose de hombros sabedor de que su madre caería.
Isabel: ¡No, mi amor, no me hagas esto, te amo, no puedo vivir sin ti! – dijo llorando.
Iker: ¡Di las palabras mágicas, mamá!
Isabel: ¡No puedo! – dijo llorando - ¡No me dejes, por favor!
Iker: Lo siento, pero no puedo tener a una puta que sobrepone sus sentimientos a la felicidad de su amo. A partir de ahora solo seremos madre e hijo – dijo serio empezando a desatar a su madre.
Isabel: ¡No, mi amor, no! – dijo llorando e intentando aferrarse a él.
Iker empezó a soltar a su madre y a sacarle todo lo que le había metido en sus agujeros. Isabel estaba más cachonda que nunca, le daba morbo compartir a su hijo con esa zorrita y ver cómo la reventaba. Iker se separó de su madre cuando ella se abalanzó sobre él, para intentar besarlo.
Iker: ¡Ya no más, mamá!
Isabel: ¡Mi amor, no puedo perderte, te amo! – dijo llorando - ¡No me hagas esto!
Iker: Mamá, quiero intentar algo serio con Laura. No quiero perderte, por eso os quiero a las dos conmigo. Pero no te voy a obligar.
Isabel: ¡Entonces lo acepto, mi amor! – dijo llorando - ¡Lo acepto, acepto que te folles a esa zorrita, pero no me dejes!
Iker: ¿Estás segura?
Isabel: ¡Sí! – dijo llorando - ¡Te ayudaré a convencerla si quieres, pero no me dejes!
Iker besó a su madre con pasión e Isabel se agarró a su hijo como si la vida le fuera en ello. Comenzó a devorar la boca a su hijo con deseo, amor, ternura, cariño, pasión. Isabel necesitaba mucho a su hijo, lo necesitaba urgentemente. Iker le paró a su madre, para pedirle calma.
Iker: Tranquila, mi amor, quiero hacerte el amor – dijo mirándola a los ojos.
Isabel: ¡Mi amor! – dijo sorprendida - ¡Hazme tuya!
Iker: ¡Toda mía! – dijo besándola suavemente los labios – Siempre – dijo susurrándole en la oreja y haciéndola estremecer.
Isabel: ¡Siempre, mi amor, para siempre! – dijo enamorada - ¡Demuéstrame cuánto me amas!
Iker siguió besando a su madre, bajando por su cuello y entreteniéndose en sus orejas, mientras le acariciaba y pellizcaba suavemente las tetas. Isabel acariciaba el pecho y el culo de su hijo con pasión, con necesidad. Isabel comenzó a bajar por el pecho y vientre de su hijo con la lengua hasta que llegó a la polla. La agarró fuerte y comenzó una lenta paja mientras miraba sonriente a su hijo y le daba besos en el estómago. Pronto comenzó a darle lamidas a lo largo y ancho de su polla mientras lo seguía pajeando lentamente.
Iker: ¡Oh sí, mami, me encanta cuando me tocas!
Isabel: ¡Mami va a hacer mucho más que tocarte, mi amor! – dijo insinuante.
Cuando la tuvo bien ensalivada, se colocó entre las piernas de su hijo y colocó la polla de su hijo entre sus tetas para comenzar una lenta cubana.
Isabel: ¿Te gusta, mi amor?
Iker: ¡Me encanta, no pares! ¡Me encantan tus tetas, oh sí!
Isabel comenzó aumentar el ritmo de la cubana y a lamerle la cabeza de la polla. Cuando Iker notó que estaba a punto de correrse paró y levantó a su madre del suelo para tumbarla entre besos en la cama. Luego, muy lentamente, comenzó a bajar para comerle las tetas a su madre, una y otra alternativamente, amasándolas y pellizcándolas. Luego, Iker bajó lamiendo su estómago hasta su coño y comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Isabel gemía de placer, estaba muy caliente.
Isabel: ¡Sí, mi amor, cómeme el coño! ¡Me encanta tu lengua en mi coño, mi amor! ¡Oh sí! – dijo gritando - ¡Oh sí, mi amor, me encanta, me corro! ¡No pares, así, cómemelo todo!
Iker le comía el coño con gula, con ímpetu, llevando a su madre al límite una y otra vez. Isabel se corría sin parar disfrutando de la comida de coño que le daba su hijo. Iker se tragaba la corrida de su madre con gusto.
Isabel: ¡Sí, mi amor, más, más! ¡Me encanta que me comas el coño! ¡Sí! Mi amor, ¡me matas de placer! ¡Sí, cómemelo, sí, no pares, más, más, sí! ¡Qué bien usas la lengua, mi amor! ¡Méteme los dedos, vamos, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro! ¡Me encanta! ¡No paro de correrme! ¡Oh sí!
Isabel se corría como una perra en celo. Cuando Iker creyó que era conveniente paró y subió a besar a su madre, colocándose entre sus piernas y clavándole la polla entera en el coño, despacio, sin dejar de mirarle a los ojos sonriente. Cuando se la clavó entera, empezó a moverse de manera suave y lenta.
Isabel: ¡Así, mi amor! ¡Haz el amor a tu madre, a tu puta! ¡No pares, oh sí! ¡Oh sí, no pares! ¡Cómeme las tetas! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí! ¡Eres todo un semental, mi amor!
Iker: Si mamá, te voy a hacer el amor…
Iker se movía encima de su madre de forma lenta, suave, poco a poco imprimía más velocidad a sus caderas, sin dejar de comerle, lamerle y besarle las tetas, el cuello y la boca. Mientras Isabel le acariciaba el culo, imprimiéndole fuerza para no dejarlo salir de su coño y volverlo a empujar, haciéndola gritar de placer y llevándola al éxtasis.
Isabel: ¡Oh sí! ¡Cómo me gusta tu polla! ¡No pares mi amor! ¡Oh sí, oh sí, no pares, dame más, quiero más, te quiero a ti, enterito, dame más, dame tu leche! ¡Quiero más polla! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí! ¡Me corro!
Iker: ¡Oh sí, toma polla, toda mi polla! ¡Me encantas, mamá, toda tú, y no pienso dejar de hacerte mía, nunca! ¡Me voy a correr en tu coño mamá! ¡Te voy a llenar tu útero de mi leche! ¡Me corro!
Iker se corría dentro del coño de su madre y lo hacía más cachondo que nunca y soltando una cantidad de corrida enorme, más que las veces anteriores. Isabel se corrió como una loca entre gritos de placer al sentir la descarga de leche de su hijo en el fondo de su coño. Cuando terminaron de correrse, acabaron tumbados en la cama exhaustos y abrazados.
Isabel: ¡Me ha encantado, mi amor! – dijo enamorada - ¡Te amo!
Iker: Yo también te amo, mamá. Esto te espera muy a menudo – dijo acariciando su culo.
Isabel: Eso espero. No quiero que me des de lado por follarte a esa zorrita – le avisó.
Iker: ¿Entonces, me ayudarás? – dijo sorprendido.
Isabel: Sí, mi amor. Te amo y no quiero perderte, así que si no puedes con tu enemigo únete a él.
Iker: Te amo, mamá – dijo besándola - ¡Eres la mejor!
Isabel: ¡Esa zorrita no va a poder ni sentarse cuando le revientes todos sus agujeros! – dijo riendo - ¡Cuando quieras la traes y le damos su merecido!
Iker: Os pienso reventar a ambas a pollazos – dijo azotándola y riendo.
Isabel: ¡Eso espero, mi amor! – dijo besándolo.
Iker: Vamos a cenar, traje pizza – dijo besándola.
Madre e hijo se levantaron y asearon el uno al otro. Luego cenaron y tras ver una película, se acostaron a dormir abrazados.