La mejor experiencia en el club SW
Muchas veces habían ido al club, pero esta vez su esposo le tenía una sorpresa
La mejor experiencia en el Club SW
Claudia y Alberto habían ido varias veces al club swinger; algunas veces pasaban la noche bailando un poco pero más que nada disfrutando del jacuzzi, sauna o turco; algunas veces, algún hombre le daba un masaje a Claudia; a ella le encanta que la hagan masajes, que le acaricien todo el cuerpo siendo cada vez más osados; otras veces terminaban en un cuarto privado teniendo sexo con el que lograba calentarla lo suficiente; Alberto también disfrutaba mucho, primero viendo como la acariciaban todo el cuerpo con aceite hasta procurarle un buen orgasmo allí mismo o en el cuarto privado en donde él gozaba viendo como tenían sexo con mucha intensidad. Claudia se excitaba mucho, no solo cuando otro hombre diferente a su esposo la acariciaba y tenía sexo, sino cuando miraba como Alberto disfrutaba viéndola gozar, algunas veces él también participaba y la hacían tener más orgasmos y más agradables; pero sin lugar a dudas la experiencia más placentera que vivieron fue aquel sábado en la noche en que en el club estaban celebrando el día de la mujer; el lugar estaba más lleno que de costumbre y casi no había mesas disponibles en la gran pista de baile, por lo que muchos estaban de pie.
Para ese día, Alberto le tenía una sorpresa a Claudia, había hablado por teléfono con Fran, un hombre negro que habían conocido en una ocasión anterior en ese mismo club y que le había dado una noche de mucho placer a su esposa; Alberto le dijo a Fran que, si tenía un amigo, para que lo llevara al club porque quería celebrarle a Claudia una noche especial del día de la mujer; que la idea era sorprenderla ya que ella no sabía nada; Fran estuvo de acuerdo y dijo que llevaría un amigo del trabajo.
Como a las 11 de la noche, Alberto y Claudia iban hacia el sauna cundo se encontraron con Fran que saludó a Alberto con un apretón de manos y a Claudia con un beso en los labios mientras le acariciaba la espalda hasta la cintura; tal como había quedado con Alberto se sorprendió de verlos ese día y los acompañó hasta el sauna; se sentaron en una de las salas y charlaron un rato, Claudia en la mitad de los dos; Fran mientras conversaba con ellos, le abrió la toalla para acariciarle la espalda; Alberto no perdía detalle de esas caricias a su esposa, ella se dejaba hacer mirando a uno y al otro, sabía que esto le fascinaba a Alberto, luego Fran empezó a besarle el cuello y la fue atrayendo para abrazarla y tocarle los senos, Claudia estaba excitándose muy rápido; entonces Fran le preguntó si quería que le diera un masaje, por supuesto que aceptó; Alberto dijo que él iría por el aceite, se levantó y salió del sauna.
Fran, tomando de la mano a Claudia, la ayudó a levantarse y la llevó hacia la sala que estaba más adentro, era más oscura y un poco menos caliente; allí extendió la toalla de Claudia y le dijo que se acostara boca abajo; ella estaba solo con un tanga pequeña roja con una cinta de encaje que se perdía entre sus nalgas, se veía muy sexi; Fran empezó a recorrer sus pies, acariciándole uno a uno los dedos, Claudia se sentía de maravillas, a ella las caricias por el cuerpo la relajan un montón y los pies los tiene muy sensibles, luego de un rato acariciándole los pies, siguió con las piernas, apretándolas fuerte y ablandando los músculos, era una sensación muy placentera; en eso llegó Alberto con el aceite y se lo entrego a Fran, este lo esparció por todas las piernas y muslos, no dejó ningún lugar por apretar, acariciar y explorar, luego se tomó su tiempo acariciándole las nalgas; allí volvió a aplicar aceite, las abría dejando ver la tirilla del tanga cubriendo apenas el ano, abría y cerraba las nalgas, las apretaba hacia arriba y abajo; luego llevaba sus manos desde los tobillos hasta llegar nuevamente a las nalgas.
Alberto, sentado a un lado, miraba con detenimiento a su esposa, sabía que estaba disfrutando mucho del masaje; Fran seguía recorriendo la espalda y el cuello y luego bajaba otra vez hasta las nalgas, le encantaba el trasero de Claudia, ella abrió un poco más las piernas, como invitándolo a seguir un poco más adentro, movimiento que no fue desaprovechado por Fran; dejó ir sus dedos por el pequeño tanga hasta llegar a la vulva que ya estaba bien mojada, Claudia levantó su cadera al sentir los dedos; entonces Fran le pidió que se diera la vuelta.
Claudia se ubicó de frente, dejando ver sus hermosos senos y la pequeña tanga que apenas cubría sus labios vaginales; Fran tomó más aceite y lo empezó a extender por los pies, piernas y muslos; Claudia automáticamente abrió un poco más las piernas; Fran sonrió al notar la entrega; Alberto también lo notó y se acarició el pene por encima de la toalla, ya lo tenía bastante erecto; en ese momento se acercó a ellos un hombre alto, corpulento y saludó a Fran preguntándole por esa coincidencia y abrazándolo como viejos amigos; charlaron un rato y después le presentó a Alberto y a Claudia; su nombre era Sam, se sentó a hablar con Alberto mientras Fran siguió con el masaje; San le contaba a Alberto que era compañero de trabajo de Fran y que nunca había venido a un club SW, no le quitaba el ojo a Claudia, que de vez en cuando los miraba de reojo; Sam se paró y se ubicó al lado de Fran y mirando a Claudia le dijo: ¿Puedo?, acercando su mano a la pierna de Claudia, ella asintió y Sam empezó a acariciar una y otro pierna mientras Fran acariciaba los senos y el cuello de Claudia, ella cerró los ojos disfrutando de ese masaje a cuatro manos, Alberto también se puso en pie para observar mejor.
Claudia sentía como los pezones se le pusieron duros, la excitación era mucha, Sam estaba acariciando sus muslos acercándose peligrosamente a su entrepierna, le daba pena porque la tenía muy mojada; Fran se agachó y empezó a besarle los senos; eso la desubicó; tomándole la cabeza lo apretó para que siguiera besándole los senos, uno de los mayores puntos débiles de ella, Fran sacó la lengua y recorría sus senos y presionaba los pezones, Claudia estaba a punto de tener un orgasmo; se levantó porque no podía contenerse más, se sentó quedando entre las piernas de Fran; este acercó su rostro y empezó a besarla, le abrió la boca y le metió su larga lengua, Claudia estaba totalmente entregada, también le metió la lengua, sentía que la boca de Fran era muy grande y su lengua le tocaba todo por dentro; lo abrazó fuertemente y sintió como sus senos se aplastaban contra su torso; estaba deseando que la tomara y la penetrara allí mismo.
Alberto vio como estaba de excitada Claudia y les dijo, vamos a un cuarto; entre los tres ayudaron a bajar a Claudia de la tabla, la dejaron pasar primero, luego le dieron paso para que Alberto fuera detrás, pero este les hizo señal para que Fran y Sam la siguieran y él cerraba la marcha; al salir del sauna, Claudia miró a su esposo y le preguntó, a donde?; Alberto solo le dijo, tercer piso; y se encaminaron a la escalera para llegar al tercer piso del Club en donde había un cuarto privado grade, con una gran cama con colchonetas y un sillón del amor; apenas entraron, Claudia se pegó a Fran y comenzó a besarlo, Fran la cogió en sus brazos y la levantó, parecía una niña en los brazos de Fran que era bastante más alto y fuerte, se colgó de su cuello y lo abrazó con las piernas; Sam se sentó en la cama observando y Alberto se acercó por atrás y acarició la espalda de su esposa; ella apenas sintió sus caricias, volteó y lo besó un rato pero luego siguió besando a Fran, estaba muy caliente.
Fran la fue soltando y se quitó la toalla, tenía su pene completamente erecto, Claudia se inclinó a cogerlo, masturbarlo y llevarlo a la boca; Alberto le hizo una señal a Sam para que participara, este se acercó por detrás de Claudia y le bajó el tanga; luego llevó su boca al trasero de ella y empezó a besarle las nalgas y a introducir la lengua buscando su ano; Claudia volteo a verlo y sonriendo le apretó su cabeza contra sus nalgas para expresarle su aceptación; Alberto también se quitó la toalla para masturbarse suavemente porque no quería eyacular tan rápido producto de semejante excitación.
Fran tomó a Claudia de los hombros y la hizo ponerse de píe y la llevó hasta la cama; la acostaron entre los dos; Claudia atrajo a Fran hacia sus brazos mientras Sam le besaba la espalda y le acariciaba las nalgas; Claudia estaba tan entregada a esas caricias que se había olvidado de su esposo, Alberto se sentó al borde del sillón a observar como llevaban a su esposa por ese sendero sin retorno; Fran se levantó a ponerse un preservativo mientras Sam empezó a besar a Claudia; ella llevó sus manos a buscar el pene de Sam que hasta ahora no lo había visto, abrió los ojos cuando lo vio, era más grueso que el de Fran, estaba muy duro y caliente, lo acarició mientras abría la boca para recibir con pasión los besos de Sam; Fran volvió a la cama y tomando a Claudia de la cadera la acomodó a lo largo de la cama y con su boca fue recorriendo sus senos, su abdomen llegando hasta la vulva; abrió con sus manos los labios e introdujo la lengua buscando el clítoris, Claudia dio un salto de placer al sentir como la acariciaba; le metía la lengua en la vagina, bien adentro y con sus labios le acariciaba el clítoris, esa boca tan grande le daba mucho placer; Alberto le hizo una señal a Sam para que besara a Claudia en el cuello y las orejas para volverla más loca de placer; Sam se inclinó sobre Claudia y acariciándole los senos le besó el cuello; Claudia empezó a respirar agitadamente, abría su boca buscando más aire, sus piernas las levanto y abrió para facilitarle más la tarea a Fran y acariciaba la espalda de Sam que tanto placer le daba en los senos y el cuello; no pudo contenerse y explotó en uno de los mejores orgasmos de su vida.