La mejor etapa de mi vida 1. Se termina el verano

Jacobo es un chico de 19 años que va a comenzar su segundo año de carrera. Hoy vuelve a Burgos con su hermano. Tiene que apurar, pero se despierta demasiado caliente como para dejarlo pasar... Aquí comienza una segunda saga que publicaré de forma paralela a "Las aventuras de Daniel". ;)

Suena la alarma. Son las 6:30 de la mañana. Tengo que espabilarme para salir pronto para Burgos. Mi hermano, Esteban, tiene su primer curro del día a las 10 y tiene que darle tiempo a volver después de dejarme en el piso. Una putada que los padres de Martín no le dejen seguir estudiando… pero tienen razón, no rascó los cojones en todo el curso pasado. La casera me llamó diciendo que finalmente apareció un chico con el que compartiría piso, pero que era algo mayor que yo, que si no me importaría…, como si tuviera elección. Tampoco me dijo la edad, pero si me avisaba sería que tenía 40 o quién sabe. Adiós a follar, a andar en pelotas todo el día y a hacer alguna fiesta en casa.

Joder, que sueño tengo… el verano está apagándose, pero aún tengo que dormir totalmente en pelotas y sin cubrirme ni con la sábana… estoy sudando … y empalmado. Duermo desnudo desde que mi hermano me dijo que los hombres de verdad lo hacen así. No sé si soy un hombre de verdad o no (al menos, comparado con él), pero me despierto siempre con el rabo pidiendo guerra… Aún tengo algo de margen… Buff

Empiezo a magrearme el pectoral, no es que esté cachas, pero me mantengo bien del fútbol. Con la otra mano comienzo a estirarme los huevos, los aprieto y los estrujo un poco, luego me huelo la mano… Síííííí joder, cómo me gusta ese olor a rabo mañanero, después de pasarse la noche empalme tras empalme, listo para clavársela a un buen culito… aunque a falta de culito… llevo mi mano al cipote y me bajo el pellejo. Recojo mi presemen y me lo extiendo por todo el rabo. Normalmente no necesito usar nada más, tengo bastante para repartir.

Entonces levanto mi mano izquierda y la pongo detrás de mi cabeza, que ladeo ligeramente para comenzar a respirar cerca de mi sobaco. El día anterior salí a correr y llegué molido, ya ni me duché… como me pone oler a sudor nada más despertar…mi polla reaccionaba a cada inspiración. Temblaba y se inflaba más todavía, mi capullo quería guerra… pero iba a hacerle rabiar… Agarro mi polla por el tronco y empiezo a bombear despacio, pero con presión, parando justo donde empieza la flor. Uhm como se infla cada vez que acerco la mano… otra vez abajo… y otra vez… uhm… ahora voy a torturarme un poco. Una vez, pajeándome para un tío por cam, me pidió que si quería sensaciones fuertes empujase la piel del tronco hacia abajo con fuerza y sin lubricar, desde el frenillo hasta la base…

Pongo un dedo en el frenillo y otro en el tronco, aprieto y comienzo a bajar… enseguida noto la tensión, la piel se tensa y tira del capullo hacia abajo, parece que se va a romper… pero aguanta… mi cipote empieza a fabricar presemen pidiendo socorro, llevo 10 minutos jugando y aún no le he echado mano al capullo. Vuelvo a tensar la piel hasta la base… repito ahora tirando de los huevos… más tensión… mi polla no puede más, el presemen gotea sobre mi ombligo… y yo tampoco puedo resistirme más. Recojo todo ese tesoro con la zurda y me lo llevo a la boca. Mientras con la diestra escurro el tronco, con el líquido extra que sale me lubrico la mano y el cipote y empiezo a jugar con el capullo. Primero despacio, con la yema de los dedos sobre el capullo, masajeándolo, preparándolo para el ejercicio.

Me pongo de rodillas sobre la cama y empiezo a magrearme todo el cuerpo mientras comienzo a pajearme desde el capullo hasta la base y vuelta hacia arriba. Despacio y con fuerza, empujando el miembro hacia el colchón todo lo que puedo, con el capullo casi rozando la sábana y llenándolo todo de mi abundante jugo. Relajo la tensión y comienzo a aumentar el ritmo. Empiezo a sudar del esfuerzo y me pongo de pie. Me gusta pajearme de pie, con las piernas algo flexionadas. Al rato los músculos están tensos pero la testosterona les da fuerzas para mantener la posición. Me magreo el culo y empiezo a jugar con el agujero, lo acaricio, está suave, sin pelos. Siempre arreglado.

Llevo un par de dedos a la boca y los cubro bien de saliva… me meto los dos dedos de golpe. Mi culo ya está bien entrenado, le gusta la fiesta y a mi polla también le gusta que me llenen el agujero. Enseguida localizo la próstata y empiezo a frotar. La sensación es inconfundible. Una mezcla de orgasmo y ganas de mear me recorre todo el rabo, desde los huevos hasta la punta. Estoy sudando a chorro, los músculos de las piernas empiezan a temblar de la tensión. Los huevos se me pegan al cuerpo…. Joder me corro… me corro…me corro me corro ¡ME CORRO!

Buff que relajación, aprieto mi rabo para sacar toda la leche, limpio la que me cayó en la mano con la lengua y uso la camiseta de ayer para recoger la que se cayó al suelo. Las 7:00, mi hermano llegará en media hora. Tengo que ducharme… creo que desayunaré cuando llegue a Burgos. Si le hago esperar me corta las pelotas. Y les tengo mucho aprecio. Cojo una muda del armario. Unos slips amarillos, calcetines, vaqueros cortos ajustados y una camiseta blanca con un estampado divertido y voy directo a la ducha.

Abro el grifo y me meto directamente bajo el agua fría. Cuesta al principio, pero al rato se agradece, con el calor que hace en la casa después de haberle dado el sol de pleno todo el verano, mejor salir fresquito del baño. Me enjabono bien todo el cuerpo y me limpio especialmente bien el rabo. Me paso el día medio empalmado y chorreando así que si no lo limpio a fondo termina apestando. Luego cojo la cuchilla de afeitar y me la paso por los huevos. Me gusta tenerlos suaves y quién sabe… a lo mejor tengo suerte en mi primera noche en Burgos. También me repaso el ojete, por si acaso se me quedó algún pelo. Tengo que ir a la peluquería de siempre en la ciudad, las pelotas me dan igual, pero depilarse uno mismo el culo es una mierda.

Salgo de la ducha, me visto y me pongo delante del espejo para peinarme. Me cuesta un poco colocarme las greñas a mi gusto. Lo malo del pelo ondulado es que, si se seca y si no lo coloco bien, me queda como un pajar. A mi hermano le pasa igual. De hecho, nos parecemos bastante físicamente. Pelo castaño, ojos marrones, bastante altos y oye, también con buen rabo. Al salir del cuarto de baño cojo la maleta y las bolsas con el resto de las cosas que dejé preparadas ayer y bajo las escaleras.

—    Buenas Esteban, estaba en la ducha y no te escuché llegar.

—    Hola enano. ¿Has apurado el sueño y ahora no hay tiempo para desayunar? —me dijo con una sonrisa pícara, como diciendo “eso, o te has estado haciendo un pajazo”— pilla unas galletas o algo y vamos, ya que estás listo, y desayunamos juntos después de dejar las cosas en el piso.

Mi hermano y yo vivimos juntos hasta hace solo 2 años. Cuando cumplió 23 ya tenía algunos ahorros como electricista y no tardó en establecerse por su cuenta montando un pequeño negocio. Le iba bien, pero le dedicaba muchas horas. Más de una paja juntos cayó mientras vivíamos los dos en casa –de ahí esa sonrisa pícara–, especialmente cuando quedábamos solos y nos poníamos porno en el salón. Yo soy gay y él lo sabe, aun así, ponía porno hetero. Yo disfrutaba viendo la polla del actor y, especialmente, la de mi hermano. Eso sí que es una polla.

—    Si vamos a desayunar luego no como nada ahora. ¿No tenías que estar de vuelta a las 10:00?

—    Sí —dijo rascándose las pelotas, llevaba su típico pantalón deportivo, marcándolo todo—, pero me llamó la señora y me dijo que si podía ir mejor a última hora de la mañana. Supongo que llevaré un bocata o algo…

—    Putada, no vas a tener tiempo de descansar esta mañana. Bueno, pues vamos cuando quieras.

—    Ale, enano —dijo, empujándome de colegueo y recogiendo las bolsas y la maleta.

Subimos al coche y nos ponemos en marcha, hay como una hora de camino. Me encanta ir en el coche con mi hermano. El tío solía llevar siempre esos pantalones de deporte a no ser que tuviera que ir algo arreglado. Le marcaban toda la huevada y a mí me flipaba. El muy capullo lo sabía y lo hacía a posta. Recuerda perfectamente cómo admiraba su rabo en todas y cada una de esas pajas que nos hacíamos juntos.

—    Confiesa enano, te levantaste pronto, pero te hiciste un buen pajote ehh —no era raro que nos hiciéramos coñitas del estilo, está claro que tenemos mucha confianza.

—    ¡Qué remedio!, no tengo la suerte de poder tirarme a una cada noche… bueno, un culito para mí, ¡por favor!

—    Jaja que gracioso el enano. No me puedo quejar, aunque llevo una semanita a palo seco, chaval —dijo, llevándose una mano al paquete— La verdad es que llegué tarde a casa a diario y no pude ni plantarme un pajote. Me van a reventar las pelotas —no estaba de coña, solo con tocársela así se le puso morcillona… y a mí también, aunque me había corrido no hacia ni media hora.

—    Bueno pues sácatela que yo te lo hago, ya sabes que me encanta tu polla.

—    Jaja que gracioso el enano —me dijo, dándome una colleja— Venga, saca el móvil y conéctalo al GPS del coche, que no me acuerdo de toda la ruta.

El viaje continuó sin más, con alguna que otra pullita subida de tono. Nada raro entre nosotros dos. A pesar de esta confianza y la tensión sexual obvia, nunca habíamos hecho nada juntos. Yo se la toqué alguna vez cuando comencé a crecer y le preguntaba cosas sobre el tema. Recuerdo que me dijo algo así como que “es más fácil que te lo enseñe y punto”, sacándose toda la polla, poniéndola dura, y dejándome tocar para ver cómo se sentía… pero nada más, ni tan siquiera nos cambiamos la mano en ninguna de esas apoteósicas pajas que nos marcábamos juntos.

Al rato llegamos a Burgos, subimos las cosas al piso y nos vamos a desayunar. El tipo nuevo todavía no había llegado y después del desayuno yo me iría a comprar un par de cosas al súper, y mi hermano volvería al curro. Nos dirigimos a una cafetería que queda por el paseo del Espolón, charlamos un rato más y luego lo acompaño de vuelta al coche.

—    Venga Jaco —dijo, abrazándome— pórtate lo mejor que puedas y usa condón, que no me entere yo… que hay mucho guarro suelto.

—    Joder, ya estamos con el hermano mayor. Ya lo uso siempre, no me fío, tranquilo —lo cierto es que no estaba mintiendo, soy un vicioso, pero prefiero no tener ninguna sorpresa.

—    Vendré a visitarte a cada poco. Me están empezando a salir algunos curros por aquí, intento juntarlos todos en un día o dos, así que nos veremos a menudo. Ah, y cuando quieras bajar un finde me dices, que para ti siempre tengo hueco —me dijo guiñándome un ojo.

—    Pues cuando tengas un par de días seguidos te quedas en el piso, ya viste que cogí la cama grande, dormimos juntos y listo, seguro que al tipo nuevo no le importa. Y, además, a saber a cuántas se traerá a casa…

—    Jaja si terminarás pajeándote mientras lo escuchas follar, golfo. Bueno enano, me piro —dijo dándome otro abrazo y un beso en la mejilla— Cuídate.

—    Venga cabronazo —dije riéndome por las caras que ponía la gente que escuchaba nuestra conversación— nos vemos.

Me quedo quieto mientras espero perder el coche de mi hermano de vista antes de dirigirme al piso. En dos días empezarían las clases y mañana quedé con los colegas de la uni para ponernos al día. Me pongo en marcha al piso pensando en parar antes en el súper a hacer la compra grande, así me la llevarían a casa. Pienso en lo rápido que se ha terminado el verano mientras me pregunto si ya estará en casa el nuevo inquilino. ¿Le gustará la cerveza?

Nota del autor:espero que os haya gustado esta priemra entrega de \"La mejor etapa de mi vida\". No acostumbro a escribir en primera persona, así que seguro que se me ha escapado alguna incongruencia en los tiempos verbales. Aún así, espero que me perdonéis... y si no, me llamáis para darme unos azotes ;)