La mejor amiga de mi exnovia (2)
Habían pasado ya dos meses desde aquel doble festín de sexo que habíamos tenido en el coche mi novia y yo, junto con Patricio y Daniela. Debo confesar que jamás logré sacarme de la cabeza el desnudo cuerpo de la mejor amiga de mi novia, ni tampoco la manera que me miraba mientras mi novia me hacía sexo oral. Se había convertido ya en una obesesión para mi el poder ver de nuevo aquella escultural chica, y sobre todo, poder hacerla mía.
Habían pasado ya dos meses desde aquel doble festín de sexo que habíamos tenido en el coche mi novia y yo, junto con Patricio y Daniela. Debo confesar que jamás logré sacarme de la cabeza el desnudo cuerpo de la mejor amiga de mi novia, ni tampoco la manera que me miraba mientras mi novia me hacía sexo oral. Se había convertido ya en una obesesión para mi el poder ver de nuevo aquella escultural chica, y sobre todo, poder hacerla mía.
La ocasión jamás se dio. Por más que buscaba estar a solas con Daniela en la escuela o cuando nos juntabamos por la noche para ver si ella mostraba algo de interés en mi, sus amigas o mi novia nunca lo permitían, no se si porque sospechaban algo por la forma en que yo la miraba, o simplemente porque no se imaginaban siquiera que yo buscaba la oportunidad de caerle a solas. La realidad es que esto ya era demasiado para mi; las sesiones de sexo con Cecy mi novia seguían siendo igual de pasionales, e inlcuso mucho más, pues en las últimas fechas Cecy había empezado a sacar un lado de ella que no conocía, y a media sesión paraba para pedirme posiciones que no se me habían ocurrido, o cosas que jamás pensaba que ella me pediría. Sin embargo yo seguía teniendo la mira en su amiga y no en hacer cosas nuevas con ella.
Un sábado quedamos de salir a una disco por la noche. Yo pasé por Cecy en el coche que mi padre me prestaba, y alrededor de las 10:30 salimos rumbo a la disco de moda de la ciudad. Cuando llegamos allá ya estaban esperandonos Patricio y Daniela sentados en la mesa que habíamos reservado. Todo el camino desde que los vimos hasta que llegamos a la mesa no pude evitar comerme con la vista a la amiga de mi novia. Era bien sabido que Daniela estaba vistiendo cada día más sensual y atrevida - eso era un tema que ya lo habíamos comentado entre los compañeros de la escuela - pero esa noche lucía diferente, no puedo decir que se veía atractiva solamente, sino que parecía completamente una puta de categoría.
Mi primer vistazo fue hacia sus piernas cruzadas debajo de la mesita. Llevaba unos zapatos de tacón de esos que se abrochan con cintas largas que se cruzan por todo lo largo de la pantorrilla; lo que llevaba no era una minifalda, sino una microfalda si acaso el término existe. Era color negro y desde nuestra vista se veía prácticamente la nalga izquierda de Daniela con su pierna cruzada; encima - y aunque tardé un rato en darme cuenta por la obscuridad y la lejanía al principio - llevaba una blusa negra que era una red, por lo que se veía claramente que debajo de la blusa llevaba únicamente un bra color rojo intenso que mostraba el tremendo tamaño de sus tetas y una pronunciada raya divisoria entre ellas. Conforme me acercaba, me daba cuenta que esa sería una larga y complicada noche para mi, pues con esa mujer vestida asi, no sabía como iba a hacer para no lanzarme encima de ella y arrancarle la ropa.
Llegamos a la mesa y nos saludamos tan normal como siempre. Mi novia se sentó al lado de Daniela y yo fui a donde estaba Patricio y me quedé de pie mientras hablaba con el y daba un vistazo a la redonda para observar a las chicas que había en el bar. Patricio levantó la mano para llamar al mesero y le pidió que nos llevara una botella de tequila. - normalmente siempre tomabamos por copeo o pedíamos cerveza, pero al parecer ese día Patricio iba bastante espléndido como para invitarle a sus amigos una buena botella -
Estuvimos tomando y charlando por espacio de una o una hora y media. Cada vez que tenía oportunidad yo volteaba a ver las tetas de Daniela, y en cada mirada parecía que lograba ver más - o al menos la calentura me hacía pensar eso - Prácticamente no le estaba poniendo atención a mi novia, quien muy quitada de la pena al ver que no la atendía, simpelmente le sacaba plática a Daniela o se volteaba a ver a la pista un rato. Asi transurrieron más minutos, hasta que en una de las volteadas que dio Cecy a la pista, se encontró con una buena amiga de la escuela. Rápidamente le indicó a Daniela que su amiga estaba alli, y ambas fueron a saludarla diciendonos a Patricio y a mi que regresaban en un minuto. La excusa era la ideal, me quedé mirando a la pista como si estuviera poniendome al tanto de lo que hacía mi novia, pero en realidad estaba con la atención puesta sobre el tremendo culo de Daniela cubierto mu apenas por esa faldita negra ajustada a sus nalgas.
Patricio al ver que no estaba yo dispuesto a entablar una conversación me dijo que iría al baño, que no tardaba. Cuando lo vi ponerse de pie me di cuenta de la gravedad de la borrachera que traía ya, pues apenas se levantó y por poco se cae tropezando con la silla... y todo el camino hasta el baño se fue dando tumbos y golpeando sin querer a todos los que se atravesaban en su camino. Yo me limité a reírme de mi amigo, y aunque yo también me sentía ya bastante borracho, todavía estaba en mis cinco sentidos.
Cuando miré de nuevo a la pista para ver a las chicas me di cuenta de que Daniela venía de regreso a la mesa sola. Pude darme cuenta de la cara que puso cuando miró que estaba yo solo, asi que cuando llegó me preguntó a donde había ido su novio, a lo cual contesté que solo había ido al baño, que no tardaría. Daniela se sentó de nuevo en el sillón donde estaba y le dio un trago a su bebida. Miré de nuevo a ver donde estaba Cecy, y la vi que seguía conversando con sus amigas en una mesa un tanto alejada de nosotros.
Tenía la oportunidad ideal, mientras nuestros novios regresaban tenía que entablar una conversación con Daniela y llevarla de alguna manera a recordar aquel incidente. La miré fijamente durante unos segundos mientras decidía qué decirle; desgraciadamente ninguna palabra salió de mi boca, asi que Daniela me sonrió y me dijo que porqué la miraba sin decir nada. Ya no tenía ninguna excusa más, asi que simplemente le contesté que esa noche se veía espectacular, y que por eso la miraba. Daniela me sonrió y me agradeció el comentario simplemente. Luego me preguntó que cómo me había ido en los últimos exámenes.
Ni siquiera escuché su pregunta. La seguí mirando a los ojos y después salió de mi boca algo que jamás me imaginé que diría esa noche: "Que ricas se te ven las tetas Dany". Me di cuenta de la magnitud de mi tonto comentario con la cara que puso Daniela. Se hizo un poco hacia atrás y me preguntó que porqué le decía eso de esa manera, que no era la correcta. Reaccioné y le pedí una disculpa de entrada, y después le dije que se me había salido sin pensar el comentario, pero que simplemente era la verdad, que esa blusa y ese bra me hacían recordar aquel día en que se las había visto sin ropa.
Daniela se quedó callada mirandome y luego me contestó que nunca se imaginó que yo recordara ese día. Yo la interrumpí y le dije que como era posible que dijera eso, que ese día jamás lo olvidaría en mi vida, y después le recalqué que me parecía una mujer muy hermosa, y que el haberla visto desnuda aunque fuera un segundo era algo que lo tenía presente en la mente siempre. Ella se puso notablemente nerviosa y comenzó a divagar diciendo cosas sin sentido. Me dijo que ella no sabía que yo la había visto, y que ella no quería que eso fuera a interferir en mi relación con Cecy o en su amistad con ella. La interrumpí diciendole que ya no me dijera nada más, que simplemente me confirmara si ella recordaba mi verga tal como yo recordaba sus tetas. Una vez más me arrepentí de haber usado esas palabras con ella, pero ya era demasiado tarde otra vez, pues ya lo había dicho.
Daniela me contestó que ella no me había visto en esa ocasión. Su comentario me molestó, asi que le contesté que no se hiciera tonta, que yo la había visto como miraba mi verga cuando Cecy me la estaba jalando, y que no tenía porque negar que lo había hecho. Daniela comenzó a molestarse un poco con mi manera de hablarle, y me contestó que simplemente había volteado a ver por curiosidad, pero que ella estaba concentrada en su novio, y que lo que había visto no significaba nada.
Me llené de rabia con lo que me dijo y olvidé por completo los modales y la posibilidad de que alguna de las dos parejas regresara en ese momento. La miré fijamente a los ojos y acercandome a ella le dije sin verguenza alguna: Se que lo que estás diciendo no es verdad Daniela, y solamente quiero que sepas que desde ese día te deseo como nada en el mundo; deseo agarrarte esas tetas, pellizcarte esas nalgas y meterte esta verga lo más adentro que te llegue; quiero enseñarte como coge un verdadero hombre que te desea más que a nadie y no simplemente darte una cogidita como las que te da Patricio.
Daniela me interrumpió diciendome casi gritando que me callara, que estaba muy borracho y que estaba diciendo estupideces, pero ya había empezado con aquello, asi que no pensaba parar en ese momento. Le contesé que no eran estupideces, y que deseaba cogermela más que nada en el mundo, y no iba a descansar hasta no hacerla mía. Daniela me miró entonces de una manera diferente, ya no parecía enojada, sino asustada. Le dio un trago a su bebida, y justo cuando iba a contestarme, se dio cuenta de que Patricio venía dando tumbos dirigiendose a la mesa de nuevo. Me miró entonces y me dijo: Luego hablamos de eso, ahi viene "mi novio" y se esmeró en hacer énfasis en las palabras como recordandome que ella tenía novio.
Minutos más tarde regresó Cacy a la mesa y comenzó a platicarme sobre su amiga que no veía desde hacía un año. Yo la escuchaba con atención y cuando había la oportunidad volteaba a ver a Daniela y la veía con ojos lujuriosos. Me di cuenta de que ella se ponía nerviosa con mis miradas, pero sobre todo, me di cuenta de que ese sistema me estaba funcionando. Asi que decidí ya no parar en el resto de la noche.
La siguiente vez que Cecy se levantó al baño tomé el menú que estaba sobre la mesa y me acerqué a Daniela como si le fuera a moestrar algo en el papel. Patricio estaba ya demasiado borracho como para darse cuenta de la situación, asi que me le pegué al oído a mi amiga y mientras le indicaba con el dedo una fotografía de una margarita de fresa en el mení, le dije en voz baja: Quiero hacerte el amor hoy mismo. Daniela se estremeció con lo que le dije, pero tenía que guardar las apariencias, asi que mantuvo una sonrisa en la boca y me pidió de favor que la dejara en paz.
Cecy regresó a la mesa, pero en esta ocasión se sentó en mis piernas en vez de a un lado de Daniela. Yo comencé a acariciar los brazos de mi novia y su cintura mientras por un lado de ella miraba a su amiga. Daniela se dio cuenta de que la estaba viendo y me miraba de reojo. Yo no quitaba los ojos de ella, y mientras la veía comencé a subir de tono las caricias a mi novia. Primero bajé mi mano a una de sus piernas y la acaricié desde la rodilla hasta su nalga, luego subí la mano a su cintura y comencé a llevarla poco a poco a su entrepierna. Daniela estaba entendiendo perfectamente que lo hacía para indicarle que mi deseo era hacerle eso mismo a ella; bajaba la mirada a donde estaba mi mano, y luego me miraba a los ojos nuevamente con una mirada de despecho. Cecy cuando sintió que estaba a punto de meterle la mano entre las piernas me agarró rápidamente, y volteando su cara me dijo al oído que me aguantara, que ahi no era el momento, y después me sonrió.
Yo estaba decidido a segir hostigando a Daniela hasta lograr algo - para bien o para mal - asi que no dejé pasar oportunidad alguna de decirle cuando se podía frases obscenas al oído. Conforme pasaba el tiempo, me pareció que las reacciones de Daniela dejaron de ser de temor, y cada vez que me acercaba y le decía que me la quería coger ella medio cerraba los ojos y suspiraba, no sabía si de miedo, de hartazgo o de deseo al igual que yo. Asi pasaron al menos otros 30 minutos, hasta que Daniela fue la que se encargó de pedir la cuenta trás ver que su novio ya no podía tomar más.
Mientras la cuenta llegaba, le dije a Cecy que iría al baño. Me levanté y me fui para allá pensando todo el camino como haría para no perder el hilo de todo el trabajo que ya había hecho. Para mi fortuna cuando salí del baño me encontré con Daniela recargada en el pasillo esperandome. La miré fijamente y me acerqué a ella, apenas llegué y Daniela comenzó a decirme que ya había ido muy lejos, que tuviera un poco más de respeto por Cecy y por Patricio, y que por favor dejara de decirle cosas que la incomodaban. Yo me sonreí, y le contesté con algo que podía ser mi pasaporte al cielo, o al infierno... "Si te incomoda es porque también tu lo deseas tan fuerte como yo; dile a Patricio que te lleve a casa y despidelo rápido, quedate viendo por la ventana porque apenas deje a Cecy y me voy a ir a buscarte"
Daniela se quedó fría con mi comentario y no me contestó nada. Yo me hice el desentendido y regresé a la mesa. Un minuto después regresó ella y los cuatro salimos del club hacia el estacionamiento. Ya afuera pregunté a Patricio si podía manejar, él me contestó que si, que no me preocupara. Cecy se despidió de Daniela, luego me acerqué yo a darle un beso de despedida y para variar le susurré al oído que la deseaba más que nunca esa noche, Patricio se despidió de ambos y los cuatro salimos en nuestros coches.
Cecy comenzó a ponerse cariñosa en el camino, pero como mis deseos estaban en otro lado, le dije que no era momento pues ya era muy tarde y sus padres la podían castigar. Ella comprendió a la perfección, y cuando llegamos a su casa nos despedimos como siempre: Con un largo beso en la cochera, unos rápidos manoseos de mi parte en sus nalgas y ella con un par de sobadas en mi verga por encima del pantalón. Luego me dijo adiós con su mano y se metió a su casa.
No pensaba echarme para atrás con mi cometido. Asi que fui directo a casa de Daniela y me paré en contraesquina para ver si Patricio no estaba ahi. Me di cuenta de que su coche no estaba y la luz de la cochera ya estaba apagada, lo que quería decir probablemente que Daniela ya estaba dentro de su casa. Manejé muy despacio hasta estacionarme frente a ella y apagué el coche con la mirada fija hacia la ventana de la sala de su casa.
No desesperé, y después de unos 10 minutos de estar ahi parado, la puerta de la casa se abrió muy lentamente y apareció Daniela vestida en una pijama de manga corta y un short holgado color rosa.
Me bajé del coche y fui hasta su casa. Abrí la puerta de la cochera muy sigilosamente, y caminé directo hacia la amiga de mi novia. Daniela permaneció inmóvil todo el tiempo, no habló ni levantó sus manos para detenerme. Asi que apenas estuve frente a ella, la tomé de la cintura y me abalancé sobre ella besandola como nunca antes había besado a nadie. Daniela se resistió al principio, pero unos segundos después, se entregó por completo a mi beso y se dejó llevar por el momento abrazandome y acariciandome la espalda y las nalgas con movimientos rápidos y violentos.
Mis manos bajaron directo a sus nalgas, y de un solo movimiento las tomé las y les di un tremendo apretón jalandolas hacia mi y haciendo que el cuerpo de Daniela se pegara en mi paquete. Ella se dejó llevar y comenzó a tallar su cuerpo apretandose contra mi verga, que ya estaba erecta, y con sus manos apretandome la espalda y nalgas.
La separé de mi, y con un movimiento brusco la giré de espaldas pegandole mi verga en sus nalgas y tomando sus tetas con las dos manos. Ella se recargó en la pared con los brazos estirados y yo me di gusto tallandole la verga en el culo y amasandole sus enormes tetas sobre la blusa de la pijama. No aguanté más, asi que bajé mis manos y comencé a querer quitarle el short. Ella se soltó de la pared y me detuvo, luego se giró frente a mi y me dijo que me detuviera, que ese no era un buen lugar.
Saqué las llaves de mi coche como indicandole que nos fueramos de ahi, pero ella con su cabeza me dijo que no, y tomandome de la mano me hizo entrar en su casa sigilosamente hasta el estudio de su padre en la planta baja. No dudé ni un momento en cerrar la puerta apenas entramos, ella comenzó a caminar hacia atrás con pasos muy lentos y yo me dejé ir sobre ella abrazandola y besandola de nuevo mientras seguía caminando y empujandola hacia atrás. Unos pasos despues caímos recostados sobre un sillón de piel que su padre tiene en el estudio y sin más ni más me incorporé para sacarle la blusa a Daniela mientras ella cooperaba levantando sus brazos.
En un par de segundos la blusa de Daniela salió volando para atrás del sillón, y de nuevo sus enormes tetas de pezones color café obscuro estuvieron frente a mi, solo que ahora nada se interponía entre mis manos y ellas. Me abalancé con mi boca sobre sus montañas, ella se recargó en el sillón para recibir mi cara entre sus tetas y con sus manos juntarlas para apretarme dentro de ellas. Yo las lamía y con mis manos las apretaba mientras pasaba mi lengua de una a otra lamiendolas completamente y dando pequeños mordizcos a sus pezones. Daniela gemía suavemente y me jalaba el cabello para luego pellizcarme y clavarme las uñas en los hombros.
Me incorporé de nuevo, pero en esta ocasión me puse de pie y me incliné sobre Daniela llevando mis manos a su shorts. Ella apoyandose en sus piernas se levantó un poco para ayudarme a poder sacarselo sin problemas. Busqué con mis dedos su pantie para bajarsela junto con el short, pero me di cuenta que no llevaba puesta ninguna, asi que simplemente le saqué la pijama, y ella sentandose de nuevo levantó sus piernas para que pudiera quitarselo por completo.
Cuando aventé su pijama detrás de mi, ella se incorporó para sentarse de nuevo, y sin avisarme se abalanzó a desabrocharme el pantalón. Mientras ella lo hacía, yo me saqué la playera y la aventé sobre el sillón. Antes de que yo terminara, Daniela ya tenía mi pantalón y mi boxer a la altura de mis rodillas, y apenas se encontró de frente con aquel pene que solo había podido admirar de lejos ese día, se lo metió de lleno en la boca comenzando a llenarlo de saliva y a chuparlo como loca. Mi excitación por su sexo oral creció cuando ella comenzó a hacer unos sonidos extraños para lo que yo estaba acostumbrado. Dejó de gemir y empezó a sacar una especie de bufidos, parecidos a los de un animal cuando va a atacar a su presa. Yo me extrañé primero, pero después me di cuenta que simplemente era la manera en que Daniela mostraba su excitación.
No quería venirme en su boca - ya habría otra oportunidad para hacerlo - asi que la jalé fuertemente del cabello y la aparté de mi región pública empujandola con mis brazos para que se acostara en el sillón. Daniela cayó de espaldas en el asiento y yo sin pensarlo me tiré sobre ella. Mis primeros dos intentos por metérsela no fueron exitosos por la desesperación que traía y la obscuridad del cuarto, asi que bajé una de mis manos y tomé mi verga para acomodarsela en la vagina. Una vez que la sentí que podía entrar, no dudé en dejarsela caer hasta el fondo.
Daniela se afianzó con las uñas del respaldo del sillón, y yo con toda la fuerza que podía la bombeaba golpeando mi pelvis contra la suya. El nivel de excitación que ambos traíamos me hacía pensar que aquello no iba a durar mucho, además corríamos el riesgo de que nos descubrieran, asi que le di sin parar durante varios minutos.
Daniela seguía con sus bufidos cada vez más fuertes y violentos. Podía ver como sus ojos me miraban fijamente en la obscuridad con una mueca de molestia hacia mi - casi pude leer en su cara como estaba reclamandome el hecho de que me la estuviera cogiendo después de que ella me había dicho mil veces que no, pero la excitación no le permitía pedirme que parara - Daniela levantó sus piernas y con ellas se abrazó a mi espalda afianzandose fuertemente con sus tobillos. Yo comencé a hacer fuerza en mis piernas para levantarme y ella en las suyas para no soltarse de mi cuerpo. Pronto estabamos prácticamente haciendolo en el aire por momentos, hasta que las manos de Daniela se soltaron del respaldo del sillón y cambió sus bufidos por sonidos aun más extraños, parecidos a los que hacen los gatos por las noches, para después terminar con un chillido largo y ahogado mientras me clavaba las uñas en la espalda. Al ver que Daniela estaba terminando yo me relajé y le solté la leche dentro de ella hasta que me quedé sin una gota.
Daniela se incorporó hasta ponerse de pie y caminar dos o tres pasos hacia la puerta todavía desnuda. Luego sintió como mi leche comenzó a bajar y a escurrirle por la pierna, y corrió al escritorio del estudio para tomar un pañuelo facial y limpiarse. Yo permanecía sentado en el sillón viendo lo que ella hacía. De pronto regresó hasta donde estaba yo y pude ver su cara pálidamente en la obscuridad.
Daniela estaba llorando. Me miró fijamente y me dijo: Que clase de estupidez acabamos de hacer... largate de mi casa inmediatamente por favor. Me levanté sin contestarle nada y comencé a vestirme. Ella se volteó dandome la esplada y se vistió también para luego correr a la puerta del estudio, mirar hacia afuera, y decirme que podía salir en silencio y con cuidado. Yo decidí no dirigirle mucho la palabra en ese momento, era claro que ella había quedado perturbada por lo que sucedió, y debo reconocer que yo también, pues si a esta chica se le soltaba la boca podía crear grandes problemas, asi que me fui hasta la puerta de entrada y salí rápidamente esperando que Daniela viniera a despedirse de mi... pero no lo hizo.
Al siguiente lunes en la escuela, Daniela me saludó con cierto desdén, pero delante de la gente se comportó exactamente igual que siempre. Sin embargo para mi ya nada era igual, pues tenía demasiadas cuentas pendientes con ella, y ya no había vuelta atrás.