La masajista mandona
Voy un día a la peluquería y me encuentro obedeciendo las órdenes de una masajista mandona.
En la peluquería
Yo tenía una fiesta ese fin de semana en el chalet de unos amigos a las afueras de mi ciudad. Soy una chica de 26 años, bastante alta y delgada, hago mucho deporte y tengo mucho éxito con los chicos, cosa que me alegra muchísimo me llamo Sandra ( mi hotmail es : sandraduso
@
hotmail.com) y soy amiga de Sara Seven a la que conté esta historia y ella la escribió. Yo creo que por eso me invitaron mis amigos a la fiesta, porque pensaron que así tendrían posibilidades de acostarse conmigo.
Decidí que tenía que ponerme guapa para la ocasión y me fui a mi peluquería, donde hacen tratamientos de casi todo. Me peinaron y me hicieron la manicura y la pedicura. La chica que me hizo los pies era rubia, más bien fuerte, de ojos claros y nariz recta, con los rasgos de la cara muy marcados. Llevaba una faldita vaquera corta que dejaba ver unas piernas fuertes con unos muslos macizos y largos. Era muy simpática y charlamos mientras me hacía las manos, pero cuando empezó a hacerme los pies lo primero que hizo fue sentarse en un banquito bajo. En un primer momento no le di importancia que se le vieran los muslos y algo más de la entrepierna. Pero es que ella me separaba los pies y a veces me hacía levantar el pie y la pierna y me fije en que miraba el fondo de mi falda. Así como con disimulo mientras me masajeaba los pies abría sus piernas y pude ver el bulto de sus braguitas que eran como de color carne y se le remetían por la raja, bastante grande por cierto. Yo estaba muy cortada en un primer momento pero después, con el masaje que me daba en los pies empecé a relajarme y no me importaba que al abrir las piernas se me vieran a mi también las bragas, además eran negras de encaje, muy bonitas. Cuando terminó con mis pies pasé al interior del salón de belleza porque ella me iba a depilar a la cera, las piernas y las ingles.
En el interior de la cabina me dijo que me desnudara y dejara sólo lo indispensable que ella volvía enseguida. Yo me dejé mis braguitas y el sujetador negro también y me quedé tumbada boca arriba en la camilla. Se estaba muy agradable porque olía bien, había música ambiente muy relajante, creo que era "Chambao" y hacía una temperatura estupenda. Entonces llegó ella con la máquina de la cera caliente y comenzó su trabajo. En esta situación hablaba menos, sólo me preguntaba si me dolía o estaba caliente. La verdad es que la cera estaba algo caliente y me dolía un poco, pero aguanté. Cuando terminó con mis piernas, me dijo: "¿Qué te parecen?". A mi me encantaron porque estaban limpias de vello, y con una gran sensación de suavidad a todo lo largo, pero lo cierto es que estaban un poco rojas por lo caliente de la cera. Se lo dije y me contesto que no importaba que ahora me daba un masaje con un bálsamo refrescante.
Y ahí comenzó lo malo, de arriba hasta abajo, pierna y muslo, me untó con un aceite que olía divino y comenzó un masaje que me relajaba y activaba a la vez. Relajaba la parte de debajo de la pierna y activó toda mi circulación alrededor de la parte alta del muslo y la entrepierna. Por si fuera poco esto, cada vez que llegaba al muslo me daba un pequeño toque en el centro de mi sexo y volvía a bajar. Cada uno de esos toques me empezaba a encender y humedecer del todo de hecho estaba un poco temblando y nerviosa que no podía decirle que parara ni nada sin que descubriera toda mi turbación. Así que aguanté de esa manera un rato más pero estoy segura que la quinta o la sexta vez que dio con su dedo en mis bragas lo notó húmedo. En esa situación estábamos cuando me dijo que me iba a hacer la cera en las ingles y que si quería "la brasileña" que quedaba muy bien. Yo pensé que la brasileña era un tipo de cera de frutas tropicales, más fresca que la que me había puesto hasta entonces y le dije que sí, que claro...
No era. Porque no cambió el set de la cera y sin embargo dijo que para hacérmela tenía que quitarme las bragas. Ya digo que yo no podía ni hablar y le obedecí sin saber muy bien qué era lo que me iba a hacer. Me dijo que me tumbara boca abajo y me pusiera como un perrito. Así que lo hice y me aplicó cera entre el ano y la vulva a todos los pelillos que tenía por ahí y tiró con mucha fuerza. Ayyyy, qué daño me hizo, grité un poco y le dije que parara, que la cera estaba caliente y que ahí me hacía daño. Pero me dijo que eso era sólo por ser la primera vez y que no tuviera miedo que allí ya había acabado, que me volviera. Lo hice y entonces abríó mis piernas y me aplicó la cera sobre los labios mayores y el monte de venus y arrancó todos los pelos que encontró al paso. "¡Ayyyy!, ¿qué haces?" Le dije, "Yo no te he pedido eso", y ella muy tranquila me contestó que la brasileña era eso que si era tan pardilla de no saberlo y se sonreía con malicia. Yo me avergoncé de no haberlo sabido y me callé porque ella mandaba mucho, así que la dejé hacer. Tiraba y ponía cera hasta que me dejó todo mi sexo pelado menos un hilito encima de mi rajita que la prolongaba, lo demás estaba rojo y ardiendo. La sensación de dolor bajó y sin embargo subía la de calor, ella me aplicó una gasa de alcohol que hizo que me picara un poco pero refrescó un momento, para acalorarse enseguida otra vez.
"Lo tienes muy rojo" me dijo, "Quizá fuera necesario también un poco de bálsamo". Me puse colorada de pensar que me iba a tocar ahí pero no me dio tiempo a nada cuando ya tenía sus manos aplicándome bálsamo en toda esa zona enrojecida. Ummmm y qué bien lo aplicaba, primero en mi culito, y la muy guarrra metía un poco el dedo y movía en redondo, después en mi monte y finalmente en los labios y ya para entonces yo tenía las tetas duras como piedras, con los pezones completamente tiesos por encima de la tela del sostén, así que dejé el corte a un lado y empecé a tocármelos. Supongo que mi coño debía estar soltando líquido como un loco, pero yo ya no controlaba ni me importaba controlar, aquel masaje de coño me estaba poniendo muy mala y sólo quería que se atreviera a tocar dentro de los labios mayores, metiera un dedo buscando mi clítoris y con la otra mano me diera un mete saca a mi vagina. Así que iba a pedírselo cuando la veo que me ha metido toda la lengua por dentro del sexo y lo está chupando como loca.
Nunca una chica me había hecho nada, de manera que no tenía ni idea de la delicadeza y la técnica tan buena que una mujer podía tener para comérmelo. ¡Joder¡...con dos lenguetadas más me puso el clítoris como una canica y cuando vió que estaba a punto de correrme me lo apretó con sus labios y me vino un orgasmo que las señoras de fuera de la peluquería debieron oírme, Ella no se cortó por eso, sino que se puso a mi lado me besó en la boca y me cogió una mano que se llevó a sus sexo. No tengo ni idea de en qué momento se quitó sus bragas pero ahí tenía yo un coño en condiciones. Era la primera vez que tocaba uno y me excitó muchísimo notar su humedad, así que lo toqué con todos los dedos de una mano y ella me dijo desde arriba. "Pruébalo, verás que es dulce". Y sí que lo era, así que seguí buscando más y chupando los dedos cada vez.
Me dijo entonces que me arrodillara que yo era su puta y que yo hiciera todo lo que ella me pidiera. Yo me arrodillé ante ella y ella se sentó en la camilla, abrió las piernas y me dijo que tomara con mis dientes la punta extrema de su pipa, sólo unos milímetro y ni uno más porque si no me retorcería los pezones, y me dio un pequeño golpecito con su mano en la cara. Yo lo hice con mucho cuidado, con mis incisivos tomé la puntita, solo una mínima parte y apreté muy poco. Entonces ella me pidió que apretara más los dientes y los moviera en un sentido y en otro, haciendo que la carnecita rotara entre los de arriba y los de abajo. Así lo hice. Y después de eso me dijo que tomara un poco más e hiciera lo mismo. A cada vez que tomaba un poco más de carne ella perdía más y más los estribos, se estiraba y echaba para atrás hasta que entre mis dientes notaba la dureza de su clítoris. Entonces ella ya no me podía dar más órdenes porque estaba como ida, los ojos en blanco y estática, con las piernas y pies convulsos. Para mí que estaba en pleno orgasmo, pero que era uno de esos continuos que duran mucho. Yo entonces mordisqueba toda sus pipa porque me encantaba y veía que ya daba igual lo que le hiciera se estaba corriendo y aunque no le hubiera tocado la cosa seguiría igual. Pero no dejó de sorprenderme. Mordía yo sus labios, su monte y su pipa a placer, dándome un atracón de su sexo y haciendo lo que me apetecía, cuando de su boca salió un sonido seco y hondo, como una tos gruesa o un ladrido y todo su cuerpo empezó a moverse como loco, abriendo las piernas de su vagina salió un chorrito de líquido que se estrelló contra mi boca ...me asusté porque no lo esperaba y nunca me había pasado a mí, pero enseguida lo chupé todo. Ella se estaba relajando y su respiración se hizo más normal hasta que inspiró hondo y se puso de pie.
Yo estaba mucho más excitada que antes, pero ella no me hizo caso cuando le pedí más. De su bolsillo sacó sus bragas y me dijo: "Vístase, allí fuera le cobrarán". Así que la obedecí mientras se iba.
Cuando salí a recepción ella estaba allí y no me miró ni un momento. Yo pagué muy excitada y contrariada, notaba que me estaba enfadando por su indiferencia, después de lo que me había hecho y yo le hice a ella. Así que ya me iba y cuando abría la puerta para irme, ella se acercó sin mirarme y me dio la última orden. "Ni se te ocurra tocarte, te quedas así de excitada, tengo tu dirección, espérame a las 11 y completamos el masaje"