La mas Puta de todas

Entonces cogió mi mano le giro palma hacia arriba y coloco su enorme polla encima. Nunca había cogido un pene tan grande y pesado, ¡estaba flácido Dios mío! ¿Como seria en erección?

“La Mas Puta de Todas”

Creo que soy muy guapa, a mis veintisiete años  la naturaleza me sigue tratado muy bien y apenas sin esfuerzo me conservo fenomenal. No creo que este feo que yo lo diga, siempre he sido la mas guapa del grupo, a los hombres los llevo locos, me gusta vestir ajustada y elegante, tengo muy buen gusto para combinar las diferentes prendas de ropa y complementos que utilizo, cada día me deleito al vestirme pensando en como me van a mirar, mis minifaldas, provocan reacciones muy diversas en el genero masculino. Me encantan las obras llenas de albañiles salidos y sobre todo ver como se van parado los hombres, sean de la edad que sean, disimuladamente en la parte baja de las escaleras para ver si consiguen ver algo,¡ he dado  alguna alegría a mas de uno!, pero siempre a cosa hecha y dejando ver lo justo. Lo que más me gusta es cuando los tengo sentados delante y sus miradas se pierden entre mis piernas, estratégicamente colocadas, mas de una bronca he presenciado de alguna mujer celosa. Soy muy presuntuosa lo se, pero ya hace tiempo que comprendí que soy así y me gusta, siempre habido si fiel a mi marido, nunca había dejado que otro hombre me tocara, una cosa son las miradas y otra muy distinta dejarse tocar o rozar, eso es algo que jamás he consentido, mas de una mano he apartado y a mas de un baboso le he huido, cuando yo me caliento y no esta mi marido me consuelo sola, los hombres que hagan lo mismo pensando en mi si quieren.  He tenido muchos hombres a mis pies y además creo que soy muy simpática lo que ayuda a conseguir mucho en esta vida, creedme. Pero alguna vez en la vida toda lo que crees que es imposible que suceda así ocurre, todo lo que has criticado que otros hacen, cuando menos te lo esperas vas y lo haces tú.

Guillermo ha sido desde bien pequeño el chico de nuestra pandilla más indeseable para mi, guapo, alto moreno y bien musculado, era y sigue siendo, “un niño de papa”. Cuando éramos mas jóvenes había ido tras de mi, pero yo nunca le hice caso. Con el transcurrir de los años Guillermo de una o de otra manera había conseguido tirarse a todas y cada una de mis amigas, relaciones muy cortas que destrozaban los sentimientos de la mayoría de ellas, de las cuales yo la mayoría de  veces terminaba recogiendo los despojos, lo veían como un chico imponente, guapísimo, conquistador el marido que todas querían, todas pensaban que lo cazarían para ellas, quizás por eso yo lo detestaba. Me case con un amigo de la pandilla, Juan guapo y muy atractivo también, pero el si es todo un hombre y el mejor de los maridos, aparte de enamorada, me complacía en todos los sentidos, y reitero en todos los sentidos.

Muchas veces en casa yo reprochaba a Juan la actitud de Guillermo hacia las mujeres, todos éramos amigos del barrio desde bien pequeños y nos conocíamos de toda la vida prácticamente, él es uno de los mejores amigos de Juan desde siempre. Yo le reprochaba su actitud chulesca y sobrada con las mujeres y mi marido siempre me decía que ellas también sacaban algo a cambio, que se lo rifaban, también era una victima, mirado desde su punto de vista. Mi marido lo defendía a ultranza, decía que debido a su fama y debilidad con las mujeres no conseguía una relación de más de un mes y que eso para él también era duro. Que si que había roto muchas parejas pero que el nunca había obligado a ninguna ha hacer nada que no quisiera. Su vida estaba llena de infidelidades, relaciones rotas y fracasos sentimentales, y aun así mi marido seguía defendiéndolo. En nuestras conversaciones sobre Guillermo, yo llegaba a decir a Juan, que yo era la única del grupo él que nunca había conseguido y que nunca, nunca jamás, conseguiría, a lo que el muchas veces respondía diciéndome que no estuviese tan segura de que nunca caería rendida a sus encantos. “Eso no lo verán tus ojos” solía decirle toda encolerizada.

Un sábado del mes de Julio, teníamos despedida de solteros, se casaba un primo de Juan y salíamos en grupos separados a celebrarla, hombres por un lado y mujeres por otro. Solo esperaba la típica despedida aburrida donde apenas conoces o más bien no tienes relación con nadie, más que de evento en evento familiar. Una cena típica de despedida más, con las típicas cosas que en privado criticamos pero que todas hacemos en esos momentos, los típicos cantos, las típicas salidas de tono de las de siempre y los típicos tocados tipo “Pene rosa” y la cinta de Miss cruzada. Antes de abandonar el restaurante en el que cenábamos, decidí recolocar el gracioso “Pene rosa” que portábamos de diademas todas las chicas, para ello me dirigí al baño, y cuando contemple mi imagen con semejante instrumento en todo lo alto, me alegre más si cabe de mi decisión. Para no dar demasiado la nota lo ate a mi cintura como pude, alegando queme tiraba del pelo, con lo que quedo algo mas discreto aunque igual de hortera, en fin un día es un día.

Fuimos conducidas como por sorpresa, a una sala privada donde nos esperaba una actuación de un adonis, que nos deleito con su cuerpo a ritmo de la música. Aunque la homenajeada era la prima de Juan, el chico no paraba de mirarme, me calenté un poco pensando que el muchacho me miraba para mantener su erección y estar mas inspirado, lo cierto es que la futura  prima de Juan es poca cosa, sosa y bastante simple a la hora de vestirse y a buen seguro yo le llamaba mucho mas la atención.

De allí como no, nos dirigimos a la discoteca de turno donde unos amables chicos nos prometieron una copa a cuenta de la casa, minutos después ya estábamos disfrutando de una velada de música estridente, donde éramos carne de caza para el plantel de solterones que había en ese lugar. Unos treinta minutos y diez rechazos de invitaciones a copas mas tarde, vi una figura conocida que se acercaba, era Guillermo. Se abalanzo sobre mí a darme dos besos muy cordial y más amable que nunca, entonces me pregunto.

-          ¿Qué haces por aquí?

-          Ya ves de despedida.

-          ¿Y Juan en casa?

-          No con los hombres, no por donde pueden andar.

-          ¡Vas preciosa!

-          ¡Si llaves!

Le conteste mirando al magnifico “Pene Rosa” que adornaba mi estilizada cintura.

-          Bueno eso es un daño colateral, que tenéis que sufrir en una despedida de solteras las mujeres. los hombres acabamos en las putas y vosotras con estas cosas, pero aun así tú vas divina, hasta eso tan ridículo te sienta bien.

Por un momento había empezado a molestarme, no sabía muy bien que me quería decir, que si mi marido estaba de putas, que el “Pene” era una horterada había quedado claro pero, que me sentaba bien, no terminaba de captar sus intenciones y con la mala intención que yo pillaba últimamente todo lo que él decía, debido a sus historias con mis amigas, creo no reaccione muy fina en un primer momento.

-          ¿Que quieres decir con eso, que Juan esta de putas?, ¿que sufrimos en una despedida?, ¿que son horteras nuestros preciosos “Penes”?

-          Mujer, como te pones perdona si te he molestado, yo te había visto un poco aburrida y fuera de lugar con tanto buitre a tu alrededor, había pensado en saludarte y sacarte un poco de ese aburrimiento, pero si te he molestado, me voy, que disfrutes del revoloteo, no te preocupes que no le diré nada a Juan, liga lo que quieras que ya te dejo en paz.

Estaba espantando al único hombre con el yo que estaba tranquila y segura de que no intentaría nada, y con el que a lo mejor podía tener una conversación más o menos agradable con la que pasar esta noche de despedida “ desenfrenada”, recapacite rápidamente y me disculpe mas o menos, para siguiera entreteniéndome. Él seguramente comprendió que era mi mejor opción de la noche y acepto mi especie de disculpa y acto seguido para romper la tensión, miro hacia el “Pene” de mi cintura y no pudimos contener la risa.

-          Hay que ver lo bien que te para, de verdad.

-          Si el complemento ideal, estoy pensando en llevarlo a diario, lo mismo lo pongo de moda.

-          ¿Un poco pequeño no?

El instrumento en cuestión  contaba con unos quince centímetros de lago y le parecía pequeño, ya se estaba tirando un farol. Animada un poco por el cubata que me estaba tomando, con ironía le conteste

-          ¡Para mi es mas que suficiente, el tamaño no importa!

Volvimos a reír, ante esa frase hecha, a la cual Guillermo replico.

-          ¡Ya! Eso decís todas hasta que veis uno bien grande y perdéis la cabeza.

¿Me quería decir que la suya era más grande? Menudo  farolero pensé.

-          Cuando se habla de tamaño todos la tenéis enorme y cuando la sacáis a pasear todo vuelve a la realidad.

-          Parece que quieres que te la enseñe, ¡curiosona! No que luego se lo cuentas a Juan y la liamos

-          No seas guarro, tu estas loco.

¿Me estaba proponiendo enseñarme su polla? mi curiosidad estaba en aumento y no se por que, pero seguí con la conversación, reconozco que tenia que haber cortado en ese punto y no lo hice, es mas yo provoque aun mas si cabe la situación.

-          Total para lo que habrá que ver, no merece la pena arriesgase.

Mis amigas hablaban muy bien de él como amante y estaría bien dotado, suponía yo, pero nunca quise indagar más, nunca hasta este momento que me había despertado la curiosidad, no rechace esa dialéctica y entre los, ¡te puedes sorprender!, ¡todavía no ha hecho daño a nadie una miradita inocente!, ¡yo se que tu estas sobrada en casa pero se te puede ir la vista a la casa del vecino que no pasa nada!, me fue convenciendo un poco mas hasta que mas chula que nadie le dije.

-          Bueno a ver esa maravilla guapo.

-          ¿Aquí?

-          ¿No eres tan valiente? Este es tan buen sitio como otro, ¿no te parece? igual es la escusa para no enseñarme nada. Si al final es todo un farol y la vas a tener más pequeña que esta.

Baje la cabeza y mire otra vez mí cintura observando ya sabéis que.

-          No te prometo nada que toda esta conversación me da corte y no esta en todo su esplendor, ponte en ese pico de la barra mirando hacia la pista.

-          Mucho estas mandando, para tan poca cosa.

-          Bueno si no quieres, lo dejamos.

-          Esta bien, esta bien, ¡te hare el favor, hombre!, hay que ver lo que se tiene que sacrificar una.

Iba relatando yo mientras disimuladamente me dirigía a la posición que me había indicado. Se aproximo bastante a mi, para disimuladamente abrir los botones de su pantalón, cosa que le costo un poco, lo que aproveche para meter la puntilla. Me acerque muchísimo a su oído y le con una voz muy sensual.

-          ¿Es que no te la encuentras?, al final no va a ser tan fiero el león como lo pintan.

Esto último por lo visto no le gusto mucho. Entonces cogió mi mano le giro palma hacia arriba y coloco su enorme polla encima. Nunca había cogido un pene tan grande y pesado, ¡estaba flácido Dios mío! ¿Como seria en erección? , me tendré que tragar mis palabras pensé. Mi reacción fue soltar ese aparato de mi mano, me había sofocado como nunca. Menos mal que allí en la discoteca no se notaba, me entraron sudores solo de pensar lo que había hecho.

-          ¿Que haces? ¡Dijimos mirar no tocar!, eres un sinvergüenza, se lo voy a contar a Juan.

-          Tú me has picado, yo solo te la iba a enseñar pero te gusta mal meter. No te quejes que has recibido más de lo que esperabas, mojigata.

Me replico en tono bastante enfadado y todavía con ese pedazo de instrumento saliendo de su bragueta.

-          Guárdate eso antes de que te vea nadie.

-          ¿No te gusta?, ¿quieres que llame a tus amigas y les diga que me la has sacado tú?, ¿Quieres que la guarde? ¡hazlo tú si puedes!

-          Cabrón ¿haciendo me chantaje?

La situación estaba empezando a ponerme cachonda la verdad, que maravilla, ¡que el tamaño no importa!, ok de acuerdo, pero el de esta verga era muy importante e imponente. Aprovecharía la oferta y zanjaríamos el asunto, mientras disfrutaría de  tocarla otra vez (eso no hace daño a nadie). Y así fue, el segunda acercamiento de mis manos sobre su verga la hizo comenzar a coger un tamaño increíble, que vigor tenia aquella maravilla, digna de los mejores actores porno, bien podía dedicarse ha hacer despedidas.

-          ¡Métela en el pantalón!

-          No puedo canalla te has empalmado y no puedo

-          ¿No decías que era pequeña?, ¿Qué, has visto alguna igual?

-          Muchas como esta, las he tocado a cientos.

-          Ya, veo que te desenvuelves muy bien con estas cosas, casi parece que me estas haciendo una paja.

Allí estaba yo intentando que aquello entrara por la bragueta de aquel pantalón, mientras Guillermo cada vez parecía más excitado y contento con la situación. En realidad si parecía porque yo intentaba acomodarla en su sitio pero a la vez no quería perder la oportunidad de disfrutarla y muy disimuladamente la cogía con toda mi mano, la subía y bajaba sin un ritmo concreto, pero sabiendo muy bien lo que tocaba.

-          No te va a quedar más remedio que hacerme una paja para que baje hinchazón. ¿no te parece?

-          Háztela, tu guarro

-          ¿Te gustaría?

-          No. Cerdo

-          Y que me la haga yo mientras te miro.

-          Aun serias más cerdo.

-          Esta bien iré a buscar a la novia, lo mismo quiere terminar lo que tu has empezado.

Se giro hacia la pista y yo rápidamente le di la vuelta de nuevo, por suerte nadie se percato de lo llevaba fuera, todo el mundo iba a lo suyo y nadie miro en ese momento.

-          Espera, no te vallas, esta bien

-          No, lo siento ahora no esta bien, ya esto hay que arreglarlo de otra manera, sígueme hasta aparcamiento, me hubiera conformado con una paja, pero ahora, he decidido tomar lo que llevo años deseando. No te lo pienses mucho ahora no estoy dispuesto a negociar, o bienes o me presento a la novia con un poco de suerte me la follo como me he follado a todas tus amigas, ¡pensando en ti!

Esa afirmación me sorprendió, me tenía entre la espada y la pared, este era capaz de conquistar a la novia y de contarle lo mío, estaba siendo el mismo cabrón de siempre solo que esta vez me tenía cogida, saldría a la calle e intentaría calmarle sus intenciones. De ese modo intente auto convénceme para ir tras el al aparcamiento, lo convencería hablándole de Juan y recordándole la amistad que le unía, todo que daría en un juego y pasaríamos pagina. Fuimos hasta el fondo del aparcamiento que estaba en la planta baja de la discoteca, en aquella parte solo cabían tres coches, con lo que era difícil que viniese nadie, solo se oía el sonido de mis tacones, caminaba deprisa tras él que se dirigía, hasta aquel lugar como si fuera costumbre en él y conociese perfectamente el sitio. Se detuvo en un Mercedes negro muy limpio, me cogió de los brazos y me apoyo en el con fuerza, casi grite.

-          ¡Espera Guillermo!, ¡detente!

-          Lo siento pero no hay marcha atrás.

-          Juan no se merece esto, Eres su amigo

-          No voy a hacer nada que tú no desees, voy a bajar mi mano suavemente rozando tu cuerpo muy despacio, llegare hasta tus rodillas, mientras te susurrare al oído lo buena que estas, luego subiré mi mano muy despacio entre tus piernas, apartare un poco tus braguitas y si para entonces no me deseas mas que a nada en este mundo, te dejare libre.

No hizo falta nada de eso, mi cuerpo estaba a su merced, mis bragas estaban empapadas, de una manera vergonzosa y yo no pude más, me rendí a él, abrí su camisa y volví a sacar su polla ante mi, esta vez en todo su esplendor, cuando me disponía a agacharme para disfrutar con mi boca de esa deslumbrante verga, el me detuvo y arranco el “Pene Rosa” de mi cintura, le arranco la cinta que llevaba para agarrarlo y me tapo los ojos con ella. Me dijo con la voz más sensual que nunca había escuchado

-          Así será mas excitante, mi amor. Déjate llevar y disfruta

Me giro contra el coche, espero unos desconcertantes segundos, yo, no veía nada, estaba entregada a sus caprichos. Entonces subió mi falda con mucha suavidad, fue abriendo mis nalgas y aprovechando los jugos de mi vagina, fue lubricando mi ano y poniéndolo a tono para ser penetrado, muy despacio primero la punta del dedo hasta conseguir meterlo entero, luego hizo espacio para el segundo, parecía que saber que eso me gustaba muchísimo y que así si que me volvería loca. Y así fue, cuando me tubo bien lubricada y abierta de un solo empujón, note como su miembro abría totalmente mi culo, comenzó a bombear y antes de la tercera embestida de mi amante ya me había corrido como una novata, me había excitado tan aquella manera de hacer, parecía saber como tocarme lo que me gustaba, estaba extasiada. Después de disfrutar de sus penetraciones unos tres minutos note que paraba en seco dentro de mí y que su semen  manaba de mi interior, caliente recorría mis piernas hasta colarse en mis zapatos de tacón recién estrenados. Cuando conseguí relajarme de mi éxtasis, hice el amago de quitarme la cinta de los ojos, entonces me detuvo las manos y con la cinta se “Miss” que llevaba alrededor de mi cuerpo, me amarro las muñecas no demasiado fuerte, supongo que es cualquier momento me podía haber liberado de aquello. Pensé que seguiríamos jugando y así fue, invito a una de mis piernas a que se apoyara en la rueda del coche, quedando mi falda levantada mi sexo a su merced, comenzó besándolo suave y poco a poco incrementando el ritmo de su lengua, “que delicia”, también sabia comerse bien un coño, mi marido muy pocas veces lo hacía, a mi me vuelve loca la verdad, disfrutar de un hombre arrodillado de bajo chupándomelo todo, jugando con su lengua entre mis labios, me hace sentir que lo domino, para mí es lo mas. Me deje llevar y disfrute del segundo orgasmo que mí, ahora si, amigo Guillermo me estaba regalando.

No termino hay la cosa y al parecer el se había vuelto a empalmar, que potencia pensé, tan pronto se ha recuperado. Invitada por sus manos que me dirigían, sumisa y complaciente, esta vez fui yo la que se arrodillo frente a él. Sin soltar mis manos de la banda que las apresaban, lo empuje contra el coche y procure dejar satisfecho a mi amante, igual que el hizo con migo. Me esforcé al máximo quería demostrarle lo buena que era con la boca, como él lo había sido conmigo. Después de unos minutos mamando con pasión, él muy canalla no me aviso y derramo todo su semen en mi boca, por lo visto quería que lo tragar, es placer no quise dárselo y lo deje caer al suelo.

Con la cara manchada por su  esperma, la ropa maltrecha y todavía con los ojos vendados, comencé a notar algo extraño, no escuchaba nada a mi alrededor, estaba sola en el aparcamiento, quite la venda de mis ojos y pude comprobar que así era, había desaparecido, Comencé a pensar pesar que Guillermo quizás avergonzado de lo que habíamos hecho, había huido rápidamente para que no nos reprochásemos nada, me alegre. En ese momento me empezó a entrar remordimientos y vino a mi cabeza Juan, él no se merecía esto, me había portado como una autentica “Puta”, “la mas Puta de todas”. Todas mis amigas habían caído y al final yo también. Lo que en infinitas ocasiones había jurado que no haría, lo había realizado como una cualquiera.

Entre de nuevo a la discoteca recompuse mi vestuario en el servicio y limpie los rastros de mis acciones, no quería que nadie notara nada de lo que había estado haciendo. Limpie mis piernas, mis zapatos nuevos, incluso saque mis bragas e intente eliminar los rastros de mis flujos y su semen entre mezclado. En cuanto tuve ocasión me despedí de mis acompañantes, para nada me habían hachado de menos, mejor así no tener que dar explicaciones.

Cogí un taxi, era bastante tarde, creía que al llegar a casa Juan no estaría, seguiría en la despedida del primo, me entro la prisa por acostarme antes que mi marido para que no notara nada. Al entrar a casa estaba todo apagado excepto el ordenador que teníamos en el salón, frente a el estaba Juan mirando una película que no acertaba a distinguir, ya que la pantalla quedaba de lado a mi posición. Sin saber muy bien que decir y sin aproximarme a él para que no notara nada raro en mí, le dije.

-          Buenas noches cariño ¿estas aquí?

Observe su rostro, lloraba, mira fijamente y atónito la pantalla,  por sus mejías corrían dos lagrimas. Cambie mi posición para ver la pantalla, jamás podría haber imaginado lo que vi, nunca tanta vergüenza tuve, que perplejidad. Quede con la mirada fija en esa película sin poder articular palabra. Era yo apoyada en el Mercedes negro de espaldas, siendo penetrada por el culo por un chico ¡que no era Guillermo!, la escena era digna de una película porno, la actriz entregada a los placeres de la penetración pidiendo mas, con la falda por encima de la cintura y sin duda disfrutando del macho que la montaba, acto seguido, el mismo chico se agachaba para realiza la mas rica comida de coño que jamás había presenciado y vivido. A más o menos mitad de escena, oigo una voz desde el fondo del salón que decía.

-          Llevabas razón Juan, le gusta que le den por el culo, lo goza ¿vedad? Pero creo que no sabias que le gustaba tanto que le comieran el coño.

Era Guillermo que se encontraba en la zona oscura de la sala, Juan no podía articular palabra, solo estaba con la mira fija la pantalla, como hipnotizado.

Cuando empezó siguiente la escena, observe que el sujeto al que yo le proporcionaba la suculenta  mamada, tampoco era Guillermo, ni era el tipo que me había dado por el culo hacia unos instantes. Que horror me había dejado follar y no sabia ni tan siquiera quienes eran.

Baje mi cabeza, no quise preguntar que era aquello, quizás era una apuesta entre ellos, quizás mi marido quería probar mi fidelidad. Lo que estaba claro que Guillermo que pudo follarme no lo hizo, por lo que Juan no le podía reclamar nada a su amigo. Yo me había portado como una autentica “Puta”. Guillermo aunque no me hizo nada físicamente, yo con quien creía estar haciendo era con él y eso es lo que contaba.

Entre a mi cuarto sin mediar palabra, recogí algo de ropa, estaba ida no podía ni llorar, no sabia que pensar. Hice la maleta y salí de casa sin ni tan si quiera despedirme. Lo perdí todo al mejor de los mi maridos, mi casa, mi honra. Acepte todo lo que el abogado de Juan me propuso en el acuerdo de divorcio, que por otra parte, no me pareció demasiado injusto. Me había portado como injustamente con él y creo que no debía exigir.

No he podido volver a verlo no seria capaz de mírale a los ojos, se que esta bien, y que intenta rehacer su vida. En cuanto a Guillermo me lo he vuelto a cruzar por el barrio en un par de ocasiones, ¡Si! las dos veces me lo folle, pero con los ojos destapados. Que da mucho morbo pero “hay que saber con quien se folla amigas”.