La mansión
En la mansión de un empresario se celebra una fiesta a la que acuden importantes hombres de negocios y que será adecuadamente amenizada.
Lo que voy a contar ocurrió el invierno pasado, desde entonces mi vida sexual ha cambiado completamente, aunque era feliz en el matrimonio mi experiencia estaba acotada sólo a mi marido. Somos una pareja de 35 y 32 años respectivamente, regentamos un restaurante italiano en una localidad no muy grande del sur de Italia, mi marido es un excelente cocinero y gracias a la ayuda económica del señor Leo inauguramos el negocio hace tres meses, las cosas nos iba muy bien y poco a poco le íbamos devolviendo el dinero al señor Leo, que es un empresario viudo y sin hijos, al que yo ya conocía de antes, pues estuve trabajando para él en una fábrica que tiene de peletería. Una noche que vino él a cenar nos pidió el favor de que fuera mi marido a su mansión para que hiciera la cena para unos invitados especiales ya que mi esposo tiene muy buena mano para las comidas. Por supuesto que no nos podíamos negar, pues gracias a su dinero hoy éramos felices, también nos rogó que fuera yo pues aunque tenía una criada quería que todo saliese bien pues detrás de esa cena había un negocio grande para el sr. Leo.
El día señalado nos vino a buscar su chofer por la tarde, se llama Fabián, es joven, negro y de cuerpo atlético, nos ayudo a subir la comida y los utensilios al coche. Y a los quince minutos ya estábamos en la entrada de la mansión que tiene a las afuera el sr. Leo, es un edificio de tres plantas, sólo al entrar te encuentras a la izquierda unas amplias escaleras para subir a la segunda planta, a la derecha esta la puerta de entrada a una salita de espera para los invitados y en frente de la puerta principal, al fondo, esta el comedor, los aseos y la cocina. Rápidamente empezamos a trabajar, mi marido en la cocina y yo ayudando a Mari a limpiar el salón y preparar la mesa en la que no tenía que faltar nada, limpiamos la vajilla, cristalería y los cubiertos. La joven criada de la casa, natural de México, tiene 20 años unas largas piernas y una silueta envidiable aunque mi físico no le tenia nada que envidiar pues aunque era yo más baja tengo unas curvas por la que los hombres se deshacen en piropos cuando me ven pasar.
Antes de las ocho ya estaba todo preparado, así que subí con Mari a su aposento para asearnos y vestirnos con las ropas que el sr, Leo había preparado para la cena mientras El criado Fabián encendía la chimenea del salón pues había anochecido y la temperatura exterior de la casa había descendido. El baño fue rápido pues no nos podíamos entretener pues los invitados estaban al llegar, al vestirme noté que el sr. Leo quería deslumbrar a los invitados pues nos preparó una ropa muy sexual, una blusa negra semitransparente con un gran escote, falda muy corta de volantes, medias ajustables, zapatos negros altos y hasta la ropa interior, que era negra y las braga tipo tanga. Nos peinamos haciéndonos un moño para que resaltara el maquillaje y bajamos al hall donde nos ajustamos unos pequeños delantales blancos de encaje para recibir a los amigos del sr. Leo. No tardaron en llegar los vehículos, los cuales aparcó Fabián en la cochera, nosotras fuimos recogiendo los abrigos, acomodando a los invitados en la antesala y ofreciéndoles unas bebidas. El Sr. Leo no tardó en bajar elegantemente vestido y saludo a sus cinco amigos, todos hombres pues era una reunión de negocios. Después del aperitivo pasaron al comedor donde había un ambiente agradable ya que Fabián se ocupó de mantener el fuego de la chimenea encendido. Noté que los hombres nos miraban mucho y hablaban de nosotras mientras empezábamos a servir la cena. El vino comenzó a hacer efecto y las conversaciones iban subiendo de tono. Yo empecé a notarme nerviosa pero a la vez excitada cuando a uno de los comensales se le cayó una copa de vino en el suelo y sin recordar que llevaba una falda muy corta, me agaché sin doblar las rodillas y enseñé mis glúteos hacia los cuales se dirigieron todas las miradas. El Sr. Leo se levantó y agarrándome por la cintura me tranquilizó dejando caer su mano por mi trasero e izo pasar a sus amigos al salón para que sirviéramos unas copas. Fabián puso música para amenizar la velada, en un momento dado cambió de ritmo y puso salsa caribeña y fue el detonante para que el ambiente empezar a caldearse. Uno de los invitados sacó a bailar a Mari y el Sr.Leo agarrándome fuerte de la mano bailó conmigo, el fuerte ritmo hacia que nuestras minifaldas se movieran dejando ver nuestros traseros, otro invitado se levantó y agarrándome de las caderas se me pegó por la espalda, yo estaba emparedada por dos hombres y aquello empezó a ponerme cachonda, observé que mi marido y Fabián nos miraban desde la puerta con risas y eso me animó para seguir con el baile. Ya aquello se desmadró, subieron a Mari a la mesa, desde abajo los hombres tenían una visión magnifica ya que se le veían el comienzo de las medias y su prominente trasero a Mari y la animaron a hacer un streep-tease mientras ellos se quitaban las americanas y las corbatas, yo estaba un poco sorprendida por la situación y no sabiendo cómo reaccionar decidí seguir el juego, mientras Mari se iba desnudando noté cómo uno de los invitados me levantaba la falda y noté el bulto de su pantalón en mi trasero mientras mi marido seguía observando cómo me metía mano y le agradaba la situación. Mari acabó el baile quedándose en ropa interior que era transparente y dejaba ver su pubis afeitado lo cual llamó la atención a los hombres y me animaron a mí a subir a la mesa y empezó a sonar otra canción y con el baile comencé a desabrocharme la blusa dejando al descubierto mis grandes senos no pudiendo disimular la erección de mis pezones por la excitación, me quité la blusa y la arrojé y seguí desabrochándome la falda bajándomela con mucha sensualidad y mostrando mi culito con mis bragas tanga, Mari que aún no había bajado de la mesa seguía bailando y se quitó las bragas dejando su pubis afeitado al descubierto, yo ya estaba lanzada poco a poco me fui bajando las bragas quedando como única prenda los sujetadores y mostrando mi vello púbico a lo que mi marido intervino proponiéndome el afeitármelo, yo accedí y mi marido indicó a Fabián que fuese a buscar espuma y hoja de afeitar. Mari me indicó que me lo afeitara Fabián pues era él el que se lo afeitaba a ella y no disgustándome la idea cuando volvió Fabián le dije que fuera él con la condición de que también se desnudara, él vaciló un momento pero el Sr. Leo se lo ordenó y empezó a quitarse el uniforme, yo estaba sentada encima de la mesa delante de él, cuando se quitó el pantalón noté un gran bulto debajo de su slip, dudó al quitárselo pero mirándome a los ojos entendió que lo que yo quería ver era su gran herramienta que aún flácida aquel pedazo de carne era el doble de grande que la de mi marido cuando estaba erecta. Yo estaba un poco tensa pero intenté relajarme para disfrutar del momento, Fabián agitó el bote de espuma, la roció en mi pubis y empezó a rasurarme mientras los demás iban observando, cuando terminó por delante me pusieron a cuatro patas para rasurarme el culo cuando pude observar que Mari no perdía el tiempo y se estaba trabajando a mi marido que tenía los pantalones y el slip bajados y Mari de cuclillas le estaba haciendo una soberana mamada y a mí me excitó. Cuando Fabián terminó de rasurarme me di la vuelta y al volver a sentarme encima de la mesa pude ver que todos los hombres ya se habían desnudado completamente y con mis piernas abiertas uno a uno fueron pasando su mano de abajo arriba para comprobar la suavidad de mi pubis y eso hizo que mi coño se mojara completamente y provocase mi primer orgasmo. Entonces entre todos me cogieron y me llevaron a la alfombra y Mari que ya había terminado con mi marido se unió a nosotros. El Sr.Leo propuso una competición entre nosotras, en los dos sofás que habían en salón se sentarían tres hombres en cada uno y a ver cuál de nosotras hacia correrse antes a los tres, mientras mi marido observaba yo empecé a mamárserla al primero, Fabián que se puso detrás mío comenzó a acariciarme los pechos sacándomelos por encima del sujetador y con gran maestría jugando con los pezones y al girarme vi cómo Mari dominaba muy bien a sus tres hombres, mamándosela al del medio y pajeando a los otros dos uno con cada mano y entonces yo decidí hacer lo mismo, mientras Fabián no se contentó con mis pechos y bajando una mano comenzó a jugar con mi clítoris y con la otra mano jugaba con el clítoris de Mari y así llegué a mi segundo orgasmo mientras los hombres se corrían uno a uno en nuestras caras. No hubo perdedores pues ganamos todos. Hicimos un pequeño descanso, estábamos ya todos desnudos y sudorosos, yo tenía más hambre de sexo. El sr. Leo nos sugirió subir al primer piso donde en un ala de la casa tenía un pequeño gimnasio con un jacuzzi, Entre risas y magreos fuimos subiendo las escaleras. Fue sorprendente ver aquella piscina redonda, de unos tres metros de circunferencia, de agua cristalina y burbujeante. Yo no soltaba de la cintura a Fabián, que era el único que aún no había tenido gratificación y le dije al oído que ahora se iba enterar, entramos Mari y yo en el agua e hicimos que se sentaran todos los hombres en el borde y empezamos a devorar a dúo el enorme cipote de Fabián, él nos lo agradeció, cuando ya la tuvo erecta pasamos al que estaba a su derecha, Fabián se introdujo en el agua y empezó a sobarme el trasero y procurando que su rabo jugase con la entrada de mi vagina, poco a poco la fue clavando dentro de mi cavidad, no tardó en sacármela y metiéndola enseguida en el coño de Mari, mientras nosotras íbamos poniendo una a una todas las pollas otra vez erectas. Por turnos fueron entrando de a dos en la piscina y fuimos sometidas por todos los penes. Quisieron innovar, así como el jacuzzi no cubría se sentó uno de los hombres en el fondo dejando su espalda apoyada en el borde, Mari se introdujo el pene en su vagina dejando al descubierto su respingón trasero cuando otro comenzó a introducir un dedo por el ano, yo que nunca lo había probado me asustó pero como vi la cara de placer de Mari no lo dudé y cogí Fabián, le hice sentarse dentro del agua, me clavé encima de él mientras el sr. Leo se ocupó de introducirme el dedo en mi ano, al principio me molestó pero fue Fabián quien me dijo que me relajara mientras me mordisqueaba la oreja. Ya comenzó a dilatarse el orificio del culo cuando otro introdujo otro dedo, así que ya eran dos mientras seguía galopando aquella enorme herramienta que tanto placer me estaba dando. Ya no aguantaba más aquella posición así que me levanté, me di media vuelta y me propuse meterme por el culo la polla de Fabián, bajé poco a poco hasta colocar la punta del cipote en la entrada del ano, mientras mi marido estaba dentro del agua enculando a Mari que comía la polla a otro que estaba sentado en el borde. No lo dude y aunque me molestaba fue Fabián el que dio el último empujón. Me parecía que me iba a partir en dos pero fui cogiendo el ritmo con la ayuda de aquel negro que me agarraba de la cintura. Fueron cinco minutos los que aguantó hasta que se corrió pero yo me corrí varias veces. Los hombres querían más guerra y yo no quería perderme aquella ocasión, vino otro y me puso a cuatro patas clavándomela por el coño mientras otro jugaba a hacer olas dándome cachetes en las tetas. A Mari la tenían fuera del agua, mientras uno estaba echado boca arriba encima de un banco ella estaba encima de él y otro la estaba enculando haciendo un emparedado entre los dos mientras la boca de ella jugueteaba con otro pene. Era violento pero a la vez muy sexual y yo no me resistí a probar el sandwich, así que propuse a uno de los que estaba libre que se echara en el borde de la piscina y yo me senté encima de él abriendo mi trasero mientras otro de pie dentro del agua procuraba hacerse sitio dentro de mi culo y no tardamos los tres en corrernos. Pasaron las horas haciendo infinitas posturas en grupo y así acabamos todos extenuados.
El Sr. Leo consiguió sus propósitos y nosotros cambiamos de empleo entrando a formar parte de sus criados y nuestra amistad con Mari y Fabián se fue acrecentando cada día más.