La mansión (4: la violación de iván)

De repente se abrió la puerta de la habitación y entró Raúl con cuatro tíos ...

LA MANSIÓN

(Cuarta Parte: La Violación de Iván)

De repente se abrió la puerta de la habitación y entró Raúl con unos tíos que llevaban antifaz en sus caras, y toallas puestas en la cintura como en una sauna. Se fueron directamente a por Iván, yo me levanté rápidamente pero me apartaron de un manotazo, que me tendió otra vez en la cama.

  • ¿Pero que coño pasa? - le pregunté a Raúl muy enfadado - ¡joder …! ¿Qué significa esto tío? -

  • En mi fiesta, así son las reglas del juego - respondió Raúl bastante bebido - participas … o te quedas fuera y ahora tu te vas a quedar un poco fuera, … vas a mirar como espectador. -

Nos agarraron a los dos entre todos y nos llevaron a la cocina, quitaron las cosas que había en la mesa de madera, y tumbaron a Iván bocabajo encima de ella. Le ataron las manos y los pies por debajo de la mesa, quedando de esta manera inmovilizado por completo.

  • ¿Qué me estáis haciendo cabrones? - gritaba Iván - dejadme en paz … hijos de puta soltadme … desatarme por favor. -

Tenía la cabeza fuera de la tabla y en un agujero que había en el centro de la mesa, le metieron la polla y los huevos, quedando estos en libertad por debajo de la mesa. Los tíos se quitaron las toallas destapando sus nabos grandes, y comenzaron a manosearlo, metiéndole los dedos por la raja del culo. Yo estaba sentado en una silla calibrando la situación y con mi nabo a punto de reventar del grosor tan considerable que había adquirido. Lo cierto era que después del derroche de fuerza y violencia, la escena tenía su cierto morbo y bastante de caliente. Me había puesto cachondo, era evidente que no podía disimular lo que se me alzaba entre las piernas … mi polla empalmada no dejaba duda alguna de que verdaderamente yo participaba del juego.

  • Chilla puta mamona sopla pollas, que te voy a partir el culo en dos con mi polla - le hablaba uno de ellos - ven aquí que te envergue y te tape ese boquete que tienes tan rico. -

Le metió la polla sin piedad de un solo golpe y empezó a cabalgarlo a lo bestia como si estuviera domando a un caballo, montando a un semental.

  • Sigue así colega … tiratelo y métele tu verga hasta el fondo, - dijo otro tío - y que le salga tu polla por la boca. -

Por debajo de la mesa colgaban los atributos de Iván a la espera de ser atendidos. La polla le babeaba goteando en el suelo liquido preseminal, mientras su culo ya destrozado, tragaba y comía un delicioso trozo de carne jugosa. No tardó mucho su vergajo en ser también violado por una boca viciosa y lasciva, uno de ellos agachado por debajo de la mesa, se la estaba chupando entera, dándole sacudidas de gusto por todo su cuerpo. La mamada era bestial, se veía al tío como le estiraba la polla cada vez que se la tragaba, tirando para atrás de la piel, descapillándole el cabezón del nabo.

  • Ves como te gusta viciosillo, - me decía Raúl mientras cogía mi polla y se la metía en la boca - quiero que te corras en mi boca, mirando como violan al reprimido de tu amigo. -

Uno de ellos se colocó delante de la cara de Iván, lo agarró fuertemente de los pelos, y cogiéndose la polla con la mano comenzó a golpearle por toda la cara. Se escuchaba los golpes mas altos que los gemidos, estaba descargando su rabia a base de pollazos limpio. Cuando se hubo hartado de maltratar aquella dulce cara, se posicionó con las piernas abiertas y las caderazas hacía delante, y empezó a mearle el rostro bañándole la cabeza entera. Los pelos estaban chorreando de meados, los goterones le caían cara abajo colándose por abertura de sus labios y llegando hasta su boca.

- Mira el putito guarro, como se bebe la meada - dijo el tío que se meaba encima de Iván - y encima al cerdo le da gusto. -

Cuando se hubo corrido el primero de los tíos, que le envergaba el culo, fueron pasando uno detrás de otro, pasándose el testigo como en una carrera de atletismo. Las lechadas se mezclaban unas con las otras, Iván liberaba de vez en cuando la polla que estuviera en ese momento en su boca y gritaba de dolor, sintiendo indudablemente el grosor de cada pollón que entraba en su ano y lo destrozaba cada vez mas. Los chorros de semen y de sangre, mojaban sus piernas y sus nalgas, le habían partido el culo a lo bestia. Las pollas de los tíos eran descomunales, parecía que Raúl los hubiera escogido, grandes, gordas y muy venosas.

  • Parad, por favor - chillaba Iván mientras lloraba - os lo suplico … parad.

  • Cállate putón, y trágate mi leche. - le decía el que le metía la verga en la boca

  • Siiiii … me corro mamona … ahhh.

Tuvo que tragarse con huevos y nunca mejor dicho, la leche caliente y espesa del machote que se lo tiraba por la boca. Le daba arcadas de la cantidad que derramaba ese capullo, parecía que iba a vomitar semen por las orejas. No le dejaban la boca libre, no terminaba de tragar semen, cuando ya tenía otro nabo abriéndose camino en dirección a su garganta.

Yo estaba sudando del calentón que tenía encima, y la verdad es que la lengua de Raúl no me ayudaba nada a apagar ese fuego interior. Sin poder avisarle, me corrí derramando mi jugoso semen, en esa boca que sabía como darme placer. El cabrón chupaba la polla de “oscar”, te podía exprimir los cojones en menos que canta un gallo, y se lo curraba el tío de vicio, hasta que no se tragaba la última gota de lefa no paraba.

  • Como siempre, de la mejor cosecha amigo mio. - decía Raúl mientras pasaba la lengua por sus labios y recogía la última gota pegado en ellos.

Cuando me repuse, pude ver que habían desatado a Iván de la mesa y lo llevaban para fuera, hacia un sillón grande que había en el salón contiguo. Uno de ellos se sentó y puso a Iván en lo alto de el, le envergó la polla de un solo empujón, otro se colocó en el respaldo del sofá con las piernas abiertas y el rabo a puntando a su boca. Un tercero echó hacía delante la espalda de mi compañero, y puso su culo follado en pompa. Apuntó, uniendo las dos pollas y se las metió con violencia de un golpe. Ahora si chillaba, gritaba desesperado, luchando por liberarse del castigo tan doloroso a que lo sometían. Era insoportable aguantar aquel grosor dentro del ano, cada polla era como un vaso de tubo y duras como el acero. Ya tenía otra verga en la boca, eran dos en el culo y dos en la boca. El tío que se lo follaba inclinado por detrás, agarraba sus brazos tirándoselos para atrás, no podía moverse, estaba indefenso, era como un juguete roto en manos de unos niños muy traviesos. De sus ojos caían lagrimas de impotencia, Iván ya no sabia si sufría, o si estaba disfrutando como un poseso. Pienso que nunca imaginó, que pudieran violarlo cuatro tíos con esas trancas tan grandes, y a demás buenísimos los cuatro.

El semen corría como el agua, la boca llena de leche resbalando por sus labios, y chorreando por la barbilla. El boquete del ano ya no lo sentía, se le escapaba sin remediarlo todo el jugo de los machos folladores, no notaba como se le escurría, mojando los huevos del tío que sentado se lo tiraba. El culo lleno, la boca llena, y el traga que traga aquella delicia.

Lo tumbaron boca arriba en el sillón, los cuatro tíos se colocaron alrededor de el, y se mearon encima de su cuerpo.

Después de todo, al final lo bañaron.

Yo me enfadé con Raúl, a consecuencia de lo que había pasado con Iván. Raúl me dijo que no me lo tomara tan mal, que solo había sido un juego vicioso.

No volví a ver a Iván, hasta cinco días después. Le dije que lo sentía y que yo no sabe nada de lo que pensaban hacer. Iván me dijo que no me preocupara, que en verdad le había gustado mucho, y que ya había quedado para ir a la fiesta del sábado en casa de Raúl.

¡Pero que gilipollas soy!