La mama de ricardito

Una madre enseña a su hijo

LA MAMA DE RICARDITO

Renata tenía diecinueve cuando tuvo a su hijo Ricardito, como le decía ella aniñando al chico mas de lo que ya era de chiquilín. Lo crió sola porque padre no tuvo nunca. Si lo hizo lo mejor que pudo. Trabajando. Siendo sostén de casa y no pidiendo nada a nadie. Así lo había hecho. Ahora mas relajada con unos años mas encima, tenía otras preocupaciones.

Nunca formó una familia. Novios no le faltaron. Tenía un cuerpo espectacular. Siempre lo había conservado. Porque además siempre se hizo tiempo de ir a gimnasios y practicar natación. No era una obsesión, pero siempre había tratado de mantener su cuerpo en forma.

Los compañeritos del chico cuando fue a la primaria, ya en el último grado,  cargaban a Ricardito, porque ella lo iba a buscar a la salida del cole. Le decían cosas como “Oye Ricardo tu madre es una mina infernal” “No te pongas celosa pero le daría masa todo el día” y cosas por el estilo. El chico no les hacía caso. No le molestaba, pero sus ojos también veían a una mujer muy sensual y de formas espectaculares.

El fue creciendo. Su madre también, pero se fue poniendo cada vez mas linda. Vio desfilar muchos hombres por su casa. Nunca le reprochó nada a su madre. Porque ella en realidad siempre tuvo por prioridad a su hijo. Siempre lo cuido. Siempre lo puso delante de todas sus relaciones.

Cuando mas grande Ricardito hablo alguna vez con su madre de todo esto. Quizá fue una tarde, tirados en el sofá, comiendo helado y mirando una película. Sobre si alguna vez pensó, en formalizar con alguno de los hombres que pasaron por allí, ella le contestó que en realidad no. Y si hubiese sido el padre de el. La madre contestó que ni siquiera con el padre de el.

Esa misma tarde ella se levantó del sofá y el por primera vez vio a la mujer en todo su esplendor. La bikini azul resaltaba sus formas. Las líneas de su cuerpo. Sus tetas hermosas y paradas. Un culo terso. Con un leve color tostado. Sin querer su verga se levantó. Tuvo temor. Se incomodó. Pensó en otra cosa. Pero que locura es esa, se dijo, reprochándose.

La imagino desnuda y apretó sus mandíbulas. Busco en la película, la distracción. Ella volvió. Y se tiro rozando su cuerpo trémulo y caliente. Lo miro y le sonrió. El chico no pudo retrotraer la mirada de los senos abultados de la mujer que era su madre. Ella se rió picara. Tal vez provocando mas aún la situación.

El quiso retomar la conversación, pero no sabía donde habían dejado. Ella le limpio el labio chorreado de crema helada. El sintió el aliento entre cálido y fresco de la boca amplia de  la mujer.los dientes blancos. Los dedos finos. El mundo le daba vueltas. Comenzó a girar.

__¿Que sucede Ricardito?

__Nada ma, por?

__Por nada, me pareció que me mirabas las tetas….__ el chico enrojeció. Mudo. Trago saliva.

__¿Qué pasa bebé?, le tenés vergüenzas a mamá…

__No ma, no, es solo que…

__¿Qué?

__¡Que si, que te miraba las tetas, están re buenas…!__ ella lanzó una carcajada caliente. Histérica.

__¡Viste tonto!¡Tanto te costaba decir si!

__Pereciera que te gusta

__Claro Ricardito. Me gusta que me mires las tetas. Me calienta

__¡Deja!__ ella le miro el bulto.

__Tu cuerpo no dice lo mismo__ acarició la pierna del chico que se tenso.

__¡Peroo, esto, no está bien!

__¡Shhhh, tranquilo, bebé, no tengas miedo. No hay nada escrito….shhhh, déjame__ la mano pasaba por sobre encima de la verga totalmente dura de Ricardito. Ella le gimió al oído. Le lamió la oreja. Ricardito se tensó un poco más. Los dedos de la madre acariciaban la piel ardiente. Renata mordió el cuello del chico que se sacudió al sentir la descarga eléctrica. Había soñado durante mucho tiempo con que esto sucedía.

Renata busco los labios de Ricardito. Lo beso suave. El se conmovió. Trémulo pajarillo asustado. La mujer apretó con sus dientes la boca del chico asustado y caliente.. ella soltó su corpiño. Aparecieron las tetas jóvenes y duras. Perfectas. Los pezones duros. Gordos. Erectos.

La lengua de ella se abrió paso por fin. El sintió que su boca se llenaba con la lengua de Renata que ya buceaba dentro de el. Profundamente lo atravesó con su molusco. Mientras se besaban enloquecidos, ella agarró las manos del muchacho y las llevó a sus radiantes senos blancos. Los apretó. Los sintió. Se acomodaron en las manos torpes aún de aquel chico. La madre gemía. Pasaba la lengua por los labios finos del chico. Con sus manos fue desprendiendo el pantalón corto.

El muñeco saltó del envoltorio. Duro como piedra. Ella lo tanteó. Lo pudo contactar. Lo apretó, meneándolo. La piel y los sentidos le ardían. Renata estaba muy caliente con lo que ocurría. No podía detenerse. Con sus dedos tocó las bolas de Ricardito. Tantas veces lo había hecho. Pero nunca como aquella vez. Las sintió enormes. Llenas. Rebosantes de leche.

No aguanto más y bajo hasta allí. De forma rauda. Veloz. Trago el sable. Ricardito gruñía enloquecido. Acariciaba el cabello de Renata. Ensortijado, salvaje. Libre. Como era ella. Esa mujer. Lo estaba mamando. Comía su gran pija. La tragaba sin vergüenza alguna.

Ricardito miraba a la mujer entre sus piernas. Veía desde su ubicación el hermoso culo de Renata.  Parado. Firme. Aun con la bikini puesta. La lengua de Renata llegó a las bolas. Ricardito empezó a convulsionar. Estremecido. Tenso. Aferrándose al pelo de Renata empezó a largar leche. Renata corrió sus labios. Pero abría la boca alrededor de la lluvia de semen. Algo comió. Limpió el sable del muchacho que no daba crédito a lo que ocurría. No sabía si aquello era un sueño o era realidad.

Renata se colocó al lado del chico. Miraba la verga que no alcanzaba a caer.

__¡Estas caliente mi bebé!__ diciendo así comió la boca del chico. Sus lenguas se cruzaron.

__¡¡Dime mamá que esto no es un sueño!!

__¡Claro que no!¿Te parece que mi sabor es irreal? ¡Tengo tu sabor en mi boca, me la has llenado con tu lechita!!¿No te ha gustado acaso?

__¡Oh si claro mamá, claro que me ha gustado!!!

__¡Olvídate de los preceptos de familia y esas mierdas, nadie aquí cree en eso…¿Quién puede hacerte gozar mas que tu propia mami?__ decía Renata muy risueña. El muchacho se recostó sobre los pechos abundantes de la madre. Los olfateó ella sonreía muy ardiente.

__¡¡Chúpalos, chúpalos anda!!__ el chico abrió la boca y se metió un pezón hinchado y oscuro. Lo mordisqueó. Renata largó un gemido. Acarició el pelo de su chico. El hombrecito se amamantaba frugalmente. Casi desesperado. La saliva iba cayendo sobre aquellas fenomenales tetas.

Renata atrapó el mástil que volvía a levantarse. Lo acarició. Lo masturbó. Los gruñidos del muchachito se ahogaban con las enormes chupadas que le daba a esas tetas gigantes y  hermosas, que tanto tiempo había deseado. La madre meneaba la vergota para un lado y para otro lado. El chico gemía.

Renata, la madre de Ricardito, tomó una de las manos del muchachito, suavemente, la llevó a su entrepierna. La rajita estaba depilada. Suave. Húmeda. Caliente. Ella dio un breve suspiro.

__¡Ahhh, así mi chiquito, acaricia a mami, ohhh, ahhh!!__ lanzaba la gata desquiciada de placer. Los dedos de Ricardito masajeaban el botón eléctrico. Los fluidos caían sin descanso. La conchita de Renata se abría como una flor. Alzada. La lengua del chico lamía y recorría sin descanso los pezones erectos.

__¡Ohh si hunde tus dedos dentro, así, ahh, papi, ahhh!!!__ ronroneaba la mujer ardiente. Los dedos del chico habían penetrado. Iban y venían dentro de Renata que tenía un orgasmo seguido de otro. Muy caliente. Los cuerpos chocándose. Las manos. Las bocas. Los gemidos.

Ella se levanta y lentamente se coloca a horcajadas del muchacho que la recibe con su estaca firme. Rocosa. Alzada. Gigante. Gruesa. Firme. Entra. Ella arque la espalda. Su culo se echa hacia atrás haciéndolo  aún más bello. El agujero se abre. La tranca penetra hasta el fondo. Ella cabalga. Se aferra al cuello de Ricardito que gime y resopla. Sube y baja. Sube y baja. La vara se baña de jugos. Ahora los dedos del chico acarician el hoyo pequeño. Renata se abre aun mas. Recibe esas caricias y explota una vez más. Las corrientes eléctrica erizan su pile. Casi la arrastran a las lágrimas. Tiembla todo su cuerpo. Besa a Ricardito. Mete su lengua pesada y gorda hasta el fondo de la garganta. Chorrea la saliva por la comisura de los labios.

__¡Ohh!!¡Ahhh!¡No te vacíes dentro, por favor, no lo hagas!!!¡¡ahhh, ah, ahhhh!__ la cabalgata se hacía un poco mas vertiginosa. El muchacho se tensaba a cada segundo un poco más. Se prendía a las tetas de la madre. Estaban rojas de tantas chupadas que le había dado. Estaban marcadas por sus dientes.

Un dedo entró en el culo de Renata. Luego dos. Ella aceleraba un poco más. La cabalgata se hacía insostenible. Ricardito acabaría de un momento a otro. Ella veloz saltó en frente de su chico. Se arrodillo. Tomo con las manos el vergón endurecido. Lo hundió en su boca. Unas movidas y la leche en torrentes empezó a saltar a todos lados. Los gritos de Ricardito aturden. Los chorros pegajosos son tragados por la madre perversa y salvaje. Come lo que puede. Besa la vara. El chico suspira deshecho. Renata limpia el sable. No deja gota sin lamer. La tranca brilla salobre. Magnifica. Busca caer. Busca doblarse. La madre apoya la cabeza en los muslos del  muchacho. El le acaricia los cabellos enredados. Sueltos. Largos. Hay silencio. Placer. Todo ha pasado como un torbellino. Momentos de sosiego. Calma.

Instantes después Renata se incorpora. Besa en los labios a Ricardito, su hijo.

__¡Oh, buen chico!¡Preparo algo de comer!¡Has estado increíble!¡Me has hecho sentir mujer!__ dicho esto se alejo a la cocina. Bamboleando su humanidad. Su hermoso trasero. Caminando sin apuro.

Los días fueron pasando. No se habían vuelto a ver por las distintas ocupaciones que llevaban a cabo ambos. Madre e hijo. Uno preparaba materias y la otra tenía que trabajar. De vez en cuando se tomaba algún día de vacaciones. Pero no podían ir a ninguna parte. Por eso es que estaban en la quinta por ese mes de enero. Caluroso, impiadoso. Sexual.

Era ya de tardecita cuando sonó el timbre de la quinta. Renata estaba al lado de la piscina azul. Escucho el timbrazo. Espero. Volvió a sonar. Se acercó hasta el teléfono que tenían para preguntar quien era.

__¡Si, soy Celina!

__¿Celina?__ preguntó Renata, curiosa

__¡Me invito Ricky!__ dijo la voz juvenil y fresca. Reneta se sonrió para ella. Encontró a la chica apoyada en la pared. Rubia. Alta. Ojos verdes. Preciosa. Carita de niña. Renata la hizo pasar. Caminaron hasta llegar junto a la piscina. La invito a tomar asiento y a que se pusiera cómoda. La chica se quito la ropa y quedó en bikini. Tenía un cuerpo infartante.

__¿Te sirvo un trago?

__¡Sí lo que tomabas vos!¿Puedo tutearte?

__Sí claro, no soy tan vieja…

__Claro que no, estas muy bien….

__Vaya, vaya, veo que no pierdes el tiempo…y dime así que eres

__Una amiguita de Ricky, el no quiere compromisos…

__¡Aha, veo, veo, que son algo más…!

__¿Si tenemos sexo? Sí claro, por supuesto…

__¡Vaya niña, eres sin vueltas!!

__Porque debería, la vida es corta y bueno, tu sabes, hay que disfrutar y probar todo…

__¡Bien, eres de las mías, me gusto eso de probar todo…__ las mujeres rieron. Compinches.

__¿Puedo hacer topless?__ preguntó la chica

__¡Claro Celina!

__Celi

__¡Bien Celi!__ la chica se quitó el corpiño. Unas tetitas turgentes, lindas aparecieron a la vista de Renata.

__¡Guau, que belleza!__ comentó la mujer

__¿Te gustan?

__¡Son bellísimas!

__¡Tu no te quedas atrás!

__¿Te parece?

__A través de la ropa se ven lindas y además tienes un lindo cuerpo__ diciendo así la chica se acercó a Renata y paso un dedo por sobre el corpiño. La mujer sonrió y la miro sin un poco de sorpresa.

__¡Eres de ir al grano!¿Quieres que te muestre mis tetas?

__¡Y mas!__ dijo pícara Celi. Renata se puso de pie y le hizo una seña para que la siguiera. Celi la siguió por detrás con su trago en la mano. Hicieron una recorrida por la quinta.

__¡Es enorme! ¡Y muy linda esta casa!

__¿Te gusta?

__¡Claro que si!__ se detuvieron en el vaho de la puerta. Renta apoyo a la chica. Celi levantó la cara y Renata beso sus labios. Acarició los pechos de la chica.

__¡Aquí estaremos bien!__ tomo la mano de Celina y apareció ante ellas una enorme cama. La chica se sentó en ella. Divertida. Renata se quitó el bikini.

__¡Guau que cuerpazo, madre!__ exclamo la chica rubia.

__¡Ven!¡Tomemos una ducha!__ Celina se levantó. Entraron a un baño vidriado. La lluvia se abrió. Las mujeres se abrazaron y empezaron a comerse a besos. Las manos iban y venían. Espuma. El agua caía por pechos, muslos, colas, hermosas mujeres contoneándose. Tocándose. Penetrándose.

Salieron de la duche. Tiradas en la cama. Renata le come la conchita a Celi que se retuerce de placer y gime sin remedio. La lengua de Renata se mete en los pliegues. En los recovecos. En las profundidades salobres de la chica rubia. Los fluidos corrían. Las piernas de Celina se abrían. Renata se tocaba su clítoris encendido, mientras seguía chupando el de la chica. Ella pasaba la lengua por la rajita rosada de la nena. De vez en cuando rozaba el anillo que buscaba abrirse. Así se contorsionaba un poco más. Levantaba sus muslos redondos. Ahora si la lengua de  Renata se clavaba sin pudor en el ojete de la chica. Gritaba a esta altura. La saliva bañaban las sábanas. Los espasmos orgásmicos de las mujeres sacudían la habitación. La punta de la lengua se hundía. Viboreaba en el túnel de Celi que vociferaba palabrotas e insultos. Mas gemidos y gruñidos que mas calentaban el cuerpo de la madre de Ricardito.

Ahora Renata clavaba un dedo. Celina se abría aún mas. El ojete de la chica dilatado. Dos dedos y la boca de Renata hundida en la vagina babosa de la rubia.

__¡Pero!! ¡Mamá, Celina!¿Qué están haciendo?__ conmovido Ricardito mirando desde la puerta. Parado sin poder creer lo que veía.

__¡Disfrutando Ricardito, solo eso!¡Ven aquí y deja de hablar y mete la boca entre las piernas de esta preciosura!!__ diciendo esto la madre de Ricardito besa a la chica rubia, le aprieta los pechos. El chico se acerca. Duda un momento. Se arrodilla y se acerca a la vagina dulce de la niña. La huele. Toca con su lengua. Luego se va hundiendo de a poco hasta perder la noción del mundo. Ricardito ve como su madre se abre de piernas sobre la cara de Celina. La lengua de la chica entra en las cavidades de la mujer que se retuerce de placer. La verga de Ricardito crece y se choca con la ropa. Se la va quitando sin dejar de respirar y comer esa cueva ya lubricada y mojada a mas no poder. Los gemidos se han triplicado. Renata amasa los pechitos de la nena.

La lengua de Celina acaricia, muerde, besa el clítoris. Entra por los recovecos escondidos. La abre. Ella sabe como hacerlo. Va a los puntos. Los recorre con pasión y lujuria. Ricardito sin mas hunde su vergaza en la conchita de Celi. Entra hasta el fondo. La taladra. Renata gimotea y tiene un orgasmo tras otro.

El pistón del chico va y viene dentro de la rubia. Ricardito se ha pegado a los senos paraditos de la chica. Los muerde suavemente. Juega con ellos. Las bolas del chico golpean en la entrada de Celi. Se aceleran las embestidas. Se detienen. Vuelve a empezar. Siente que su verga se infla de calentura.

Renta se corre del sitio y también atrapa con sus labios las tetas de la chica que gime roncamente ya casi sin voz y sin aliento. Está gozando como nunca. Las embestidas no se detienen. La madre besa a Celina. Ricardito se acerca y también se besan entre los tres.  Los cuerpos se tensan. El siente que va a terminar. Grita mas fuerte. Sale de Celina y rocía el vientre y los pechos de la nena que gime y ayuda a vaciar el pijón largo de Ricardito. Termina de ordeñarlo. Renata lame los restos que quedaron sobre la chica.

Quedan un rato tirados apenas rozándose. La madre sigue lamiendo los pechos de Celi. Se besan. Ricardito las mira. Su miembro no ha caído del todo. Renata sabe que de un momento a otro estará erguido para ella nuevamente.

__¡Eres una maestra!__ dice divertida Celi.

__¿Te ha gustado?__ pregunta Renata

__¡Claro, me encanta el sexo y el sexo libre sin ataduras y prejuicios, aún más!__ Renata se sonríe. Se acerca y abriendo la boca se encuentra con la boca de la chica. Sus lenguas se cruzan. Húmedas. Chorreando. Ricardito mira. Las mujeres se le acercan y le dan sus bocas intercalando sus lenguas, uniéndose al fin los tres. Es un juego. Renata besa las tetillas del chico. Luego es Celi. Se lamen. Las tetas. Los pechos. Las tetillas. Los dedos inquietos empiezan a meterse en orificios. En cuevas. Rozan testículos. Clítoris. Renata dirige la batuta. Lleva a los chicos a lugares placenteros y nunca imaginados por aquellos adolescentes explosivos.

Ella se pone de pie__ ¡Chicos, tengo una sugerencia!__ los jóvenes la escuchan

__¡Tu, Ricardito ven aquí detrás y tu Celi por delante, denme sus lenguas a fondo!__ los chicos se dan a la tarea. La lengua del chico se hunde en el agujerito oscuro de la madre que se va abriendo despacio. Renata sed  contorsiona de pie y recibe en lo profundo la lengua de Celi. Ella le recorre el botoncito caliente y la hace sacudir de adelante hacia atrás. Renata gruñe sin parar. Su cueva chorrea y tiene un orgasmo tras otro. Celina en tanto se acaricia su propio botoncito y hunde sus dedos dentro de su vagina mojada. Ricardito animado y mas suelto ya con el cuerpo de su madre, entra sus dedos de a uno en el anillo que se va dilatando y formateando. Ya son dos dedos los que recorren el túnel abierto de Renata.

__¡Ohh nene, lo haces tan bien!¡Ceci, ahh, Ceci, sii, si si chiquita, siiiii!!!__ explota la mujer una y otra vez. Envuelta en deseos. Su calentura revuelve su interior. Se contorsiona. Parece una marioneta delgada. Sacudiendo su espectacular cuerpo. Las lenguas siguen perforando sus orificios. Belleza terrenal. Salvajes criaturas dándose y pidiendo placer. Lujuria.

Ya la verga de Ricardito está alzada. Se levanta. Tiende a subir. El la menea de vez en cuando. Pero quiere penetrar a su madre. Ya mismo.

__¡Ven chiquito, hazlo, te daré mi culo, ven, ven!!!__ la mujer se coloca sobre la cama. El culo bien paradito. Ceci le acaricia las nalgas. Le da las últimas lamidas para abrir finalmente la flor. La cabeza del pistón se apoya en la entrada. Ella se relaja. El empuja. Ceci acaricia la espalda del chico. Luego va a la espalda de Renata que sonríe al sentir la pija resbalando a su interior. Duele un poco. Toma aire. La vergota ya esta entrando. Ricardito resopla y hace esfuerzos para no terminar ya. Piensa en otra cosa. El agujero es apretadito. Se va moviendo adentro.

__¡Dámelo, nene, dame tu pija, clávamela, ahhhhh!!!__ la mujer se mueve. Rítmicamente. Celi aprieta los pechos de la mujer. Busca la boca y se besan. Ricardito perfora, se hunde, penetra, taladra el hermoso culo de la madre que se retuerce como animal. Enculada como ella quería. Sodomizada. Siente la espada en el fondo de su canal. Las bolas del chico chocan con sus nalgas aun firmes. El chico se prende a los hombros de la madre. La sacude. Hinca rabiosamente su chota. Se mece unos minutos y larga su semilla blanca. Llenando el arito abierto. El se dobla. Gritando y cae sobre el cuerpo de la madre, que se extiende en la cama. El la tiene aún ensartada. No se mueve. Siente que su víbora aún late y la siente inflamada. Celi acaricia la cara de Renata. La espalda de Ricardito. Los besa alternativamente. Llega a besar el culo del chico que esta en pompa. Parado. Lo mordisquea. Siguen gimiendo porque el palo de l muchacho no decae. La mujer lo siente. Las caricias de la chica siguen aún mas provocativas. Abre las nalgas y llega al anillo cerradito del chico. Su estilete se mete allí. Ricardito siente un hormigueo. Ella, Celi, le besa las bolas. Las lame con ganas. Vuelve al  anillo. El chico se sacude y a la vez sigue cogiendo el culo de la madre. La vara sigue estoica. Gruesa. Granítica. La lengua perfora. El se siente perturbado , pero le gusta lo que siente. Se abre. Se dilata. Bufando.  Renata se pone despacio en posición de perrito, sin que la herramienta salga del estuche. Ricardito se prende a sus caderas. Serrucha con velocidad. La lengua de Celi esta clavada en su agujero. Empieza a largar leche. Llena nuevamente el túnel de l madre que grita desesperada. Celi aprovecha y mete un dedo en el trasero de Ricardito que se lo clava aún mas en dos o tres movimientos estallando y vaciándose por completo.

Saca su verga desinflada ahora si y cae en la cama. Las mujeres a su lado también. Se ríen. Han gozado. El culo de Renata chorrea líquido hasta las sábanas. Se abrazan. Cruzan los cuerpos. Toman aire. Los tres cuerpos esperan un nuevo comienzo. Ricardito piensa cuanto mas conocerá al lado de su madre. Renata piensa que vendrán nuevos amantes y nuevas lecciones por dar. Así se duermen.-