La maldición me Transformó 3

Vicente, ahora Jasmine, cambia y acepta que si quiere librarse de esta maldición, deberá entregar mucho de si misma.

Al final vi a mi esposa con una cara de alegría y nos fuimos a casa, no sin antes darles nuestros números a aquellos chicos, no vaya ser que los necesitemos después. Al llegar a casa las cosas resultaron muy bien y conversamos de todo lo que habíamos hecho, al final me enteré que ella también había estado en el mismo auto chupándosela a su amigo de manera que ese auto fue nuestro cómplice en aquella aventura.

Los días pasaban y entre baile y gimnasio encontramos unos muchachos que nos seguían los pasos mientras hacíamos ejercicio. Se presentaron solos como Stefanno y Marcelo, al principio no nos simpatizaban mucho, pero vimos que eran unos chicos no tan guapos pero fuertes y creíamos que sanos, por lo que nuestros planes para que ellos fueran nuestros “novios” podía hacerse posible.

Desde ese instante nos pusimos manos a la obra para engancharnos con uno, así yo me quedé con Marcelo y mi esposa con Stefanno, Ambos eran un poco más altos que nosotras, pero sus cuerpos se notaban claramente trabajados por mucho tiempo en el gimnasio, lo que atraía mucho a Claudia, y aunque yo lo negaba a mí también.

Salíamos con los chicos ya en plan de conocernos cuando una tarde mi esposa me confeso que se habían besado. A partir de eso las cosas fueron cayendo por su propio peso. Los chicos eran alegres y nos llevaban a pasear cuando podían, ya que ellos también trabajaban. Siempre que podíamos salíamos juntos los cuatro, pero casi siempre solas.

Una semana más tarde yo también me encontré besándome con Marcelo en un restaurant donde habíamos ido a cenar, él se comportaba muy bien y realmente me gustaba charlar con él, pero claro aquel beso me había cogido por sorpresa por lo que me asusté al inicio, pero finalmente lo acepté como parte del proceso.

Aquel mismo viernes ya en plan de novios salimos los cuatro nuevamente y claro fuimos a bailar y disfrutar de unos tragos. El ambiente estaba alegre y al final vi como Stefanno besaba y mandaba mano a mi esposa justo frente a mí, lo que provocó que su amigo no quisiera quedarse atrás e hiciera lo mismo. Así bailando y sobándonos en la pista pasamos aquella velada, pero los chicos ya querían mucho más por lo que al final decidimos llevárnoslos a casa pese a que yo aún tenía pánico de acostarme con un chico.

Claudia: Esta va a ser tu noche Jasmine, no te preocupes que yo estaré cerca. Ya sabes como lo hemos practicado, no te preocupes mi amor.

Jasmine: Estoy que me muero del miedo, no sé si lo podré hacer.

Claudia: Claro que puedes… y no será la última vez, por lo que será mejor que lo tomes con calma y lo disfrutes.

Así con las palabras de mi esposa nos dirigimos a nuestra casa, donde tantas noches habíamos pasado juntos como marido y mujer, seguramente nuestra cama será testigo de la noche de placer que una de nosotras tendrá. Cuando llegamos ya estaba claras nuestras intenciones y los chicos estaban contentísimos, ya dentro abrimos una botellita de vino y la tomamos rápidamente, ellos estaban impacientes y creo que incluso mi esposa.

Stefanno: Vamos cielo, que la noche aún tiene mucho que darnos.

Claudia: Claro mi amor… vámonos. Hasta mañana chicos que se diviertan.

Marcelo: Igualmente, de eso si estoy seguro.

Jasmine: Chao chicos.

Mi vos sonaba algo extraña, seguramente los nervios, pero al final tomé fuerza y me dirigi con paso firme tomado de la mano de mi novio. Ya dentro nos comenzamos a besar nuevamente y a desnudarnos, al principio no podía ni siquiera sacarle la ropa fácilmente, me sentía torpe, pero él me ayudó y al final quedamos desnudos. El comenzó a tocarme por todo mi cuerpo y yo a acariciarlo de igual forma, de pronto empujó mi rostro hacia su polla y gustosa me dirigí a comérmela.

Un sabor mucho menos fuerte que la primera que había probado me esperaba en aquella polla que se mostraba firme y dura, chupé por unos minutos hasta dejarla muy reluciente. De pronto él me lanzó a la cama y se metió entre mis piernas, chupó mi concha con pasión, arrancándome gemidos de placer que no había disfrutado antes. De pronto Marcelo se puso de rodillas y se puso un condón, estaba claro que sería así y yo lo sabía, esta noche no acabaríamos con mi maldición, pero será un buen paso.

Separó mis piernas y comenzó a enfilar su polla a mi húmeda concha que lo esperaba ansiosa. Pude sentir como por primera vez un macho me estaba poseyendo, como ahora si sería una verdadera mujer a pesar de aún sentirme como un hombre, pero ya tenía mis dudas, lo estaba disfrutando y lo peor de todo ahora ya lo deseaba, la punta de aquella preciosa polla estaba justo en el lugar preciso para poder arrebatarme mi virginidad como mujer.

A pesar de que Claudia me había penetrado con aquel dildo de latex, aquello era diferente, un hombre de verdad con una polla de carne y sangre estaba a punto de poseerme como una hembra y yo como la chiquilla virgen que era, me sentía temerosa y ansiosa; deseaba que aquel hombre por fin me tomara. Cuando al fin él sintió el camino correcto, puso fuerza en su empuje y penetró mi húmeda concha. Aquello fue algo doloroso, y aunque lo deseaba, hubo un momento en que me arrepentí de estar así, abierta de piernas y con aquel hombre follándome, pero apenas y duro un instante, el placer fue ganando a mi ser y finalmente me invadió.

Mientras estaba pensando todo esto, podía escuchar el ruido que mi esposa y su novio hacían en el cuarto de al lado, estaba segura que Claudia en ese momento ya estaba siendo penetrada por Stefanno, pero en lugar de enojarme o sentirme celosa me excité más y logré que mi cuerpo se sintiera más tranquilo y respondiera a las caricias de mi novio. Durante no sé cuánto tiempo Marcelo me estuvo cogiendo disfrutó a placer de mi cuerpo y aunque no logré un orgasmo me encantó haber podido entregarme como mujer por fin.

A la mañana siguiente ellos se fueron y pudimos conversar con mi esposa, ella estaba algo incomoda por haber disfrutado mucho de aquella noche y que yo no haya podido conseguirlo, por lo que la tranquilicé y le pedí que gozara de esta experiencia ya que aún teníamos seguir de novias algún tiempo con ellos. Nos contamos todo lo que ellos nos hicieron y como nos gozaron, yo me di cuenta ahí que gozaba más cuando no lo miraba y al cerrar los ojos me era mucho más fácil sentir placer, ella por su parte me contó que Stefanno la había penetrado con mucha fuerza y pasión por lo que al menos había terminado unas tres veces aquella noche.

Los días pasaron y ya recuperada de aquella follada y asimilando que ahora era ya una mujer que tenía vida sexual, Claudia y yo nos preparamos para comenzar a evaluar a nuestros novios, debíamos saber si podríamos confiar en que ellos no estarían enfermos o algo así antes de permitirles follarnos sin condón, lo mejor sería saber si tenían más novias o si al menos se hacían una prueba médica antes.

Pero hasta tanto nuestra vida de novias comenzó a dar un giro muy excitante. Casi nos veíamos tres veces por semana independientemente y en todas terminábamos siendo cogidas por aquellos muchachos. Ellos estaban fascinados con nuestros cuerpos y nuestras habilidades; claro está que Claudia era mucho más experimentada, pero con sus consejos pude superarme, pero pese a todo no había logrado un orgasmo con Marcelo mientras me penetraba, algo había que me lo bloqueaba.

Hasta que una noche mientras estábamos recuperándonos de un primer encuentro, yo estaba chupando la polla de Marcelo para poder volverla a la vida, cuando de pronto pude sentir como un pinchazo en mi brazo me anunciaba que Claudia había logrado cumplir con su siguiente meta. Ella había salido y seguramente estaría teniendo sexo con Stefanno y por lo visto, él la había poseído sin preservativo y había tirado toda su leche en el cuerpo de mi esposa que agradecida se había corrido entre sus manos.

Aquello hizo que me excitara mucho, por lo que una vez que mi novio estuvo listo, me subí a su cuerpo y sola me empalé en su polla. Cabalgué su polla como una amazona hasta que sentí como mi cuerpo se tensaba y tenía mi primer orgasmo siendo penetrada, aquello fue apoteósico, me sentí en las nubes, pero Marcelo no había terminado por lo que finalmente me tumbó boca abajo y volvió a montarme para mi deleite. Justo cuando estaba por correrse, pude sentir un orgasmo que lo acompaño, por lo que esa misma noche estalle dos veces en su polla.

Pero aún él no estaba conforme, quería todo de mi aquella noche y yo estaba decidida a dárselo, en aquella misma posición tomó una almohada y la puso bajo mi cadera, aumentando aún más la altura de mi trasero, tomó en su mano una buena cantidad de saliva y la untó en mi trasero, la única puerta que aún mantenía cerrada. Supe en ese instante que Marcelo volvería a desvirgarme, ahora mi puerta trasera, pero no sentía miedo, ahora lo que yo quería era que me hiciera suya de la forma que quisiera.

Penetró suavemente al inicio, disfrutando de mis gemidos de dolor y placer, pero también de la estreches de mi cuerpo que por primera vez albergaba una polla. Pronto pude notar como aquel hombre había tomado su condón y se lo estaba ajustando, pero le pedí que se lo sacara y me lo hiciera sin ello.

Jasmine: Quiero sentir tu polla sin condón, no quiero que me desvirgues el culo con ello.

Marcelo: Claro mami, lo que tu pidas…

Miré su cara de satisfacción cuando lo tiró y apunto su polla sin protección directamente en mi culito, que expectante esperaba para que lo hunda hasta el fondo de mi cuerpo.

Pude sentir como él estaba decidido a tomarme de esta forma, su polla estaba completamente erecta y al pasar mi mano por ella, pude notar como estaba tremendamente dura y muy venosa. Creo que como cualquier mujer sentía miedo del instante en que iba a ser desvirgada analmente, ese instante en que por fin probaría una polla incrustada en mi culo, ese miedo estaba generándome mucha ansiedad.

Cuando sentí la punta de su polla abrir poco a poco mi culo el dolo comenzó a incrementar cada vez más, grité como si me estuviera matando, pero al final de dos o tres embestidas más, el dolor fue desapareciendo, aunque aún no lo disfrutaba tanto como el vaginal. Marcelo estaba como loco de placer y supe que no podía durar mucho tiempo, además mi apretado culo hacía que él estuviera aún más estimulado, lo que al final generó que terminara directamente en mi culo, haciéndome la mujer más feliz, pero no tuve un orgasmo.

Claudia: ¿Así que Marcelo también te lo hizo sin condón? Seguro lo pasaste muy bien. Aunque no dejaste que te termine dentro ¿?

Jasmine: Si lo hizo, pero… no tuve un orgasmo…

Claudia: No te preocupes mi amor, ya podrás tomar las cosas con calma y la próxima vez deberás relajarte un poco más y seguro podrás tener un rico orgasmo. Ya falta poco Jasmine, pronto nos podremos liberar de esta maldición.