La maldición me Transformó 2
Vicente ahora tendrá que aprender a vestirse, comportarse y disfrutar como una mujer si quiere deshacer esta maldición.
Los siguientes días comencé a practicar con mi esposa cómo comportarme como una chica, aquellas formas que las niñas aprenden en años yo tenía que aprender rápidamente. Renuncié a mi trabajo ya que ni siquiera me reconocerían, por lo que no tenía sentido seguir. Ya buscaría algo como mujer una vez que aprenda a moverme como una. Los tacos eran lo peor, la ropa apretada que mi esposa me prestaba y alguna que me compraba era un agobio, pero poco a poco comencé a mejorar y ya pude salir de casa en ropa de mujer.
Una tarde llegó Claudia con un poco de ropa adicional y algunas otras cosas que había comprado en una sexshop. Yo miraba atónito los artilugios que había conseguido. Ropa sexy y provocativa, algo de lencería y principalmente un dildo con un arnés incorporado. Aquello claramente indicaba que una de nosotras la iba a utilizar, pero no sabía quién.
Vicente: ¿Para qué has traído esto?
Claudia: Vamos mi amor, sabemos que tenemos que hacer, ahora debemos practicar, tú debes aprender cómo ser una mujer en la cama, si no lo logras no podrás tener un orgasmo y todo resultará inútil.
Vicente: Pero es que no podría… No me gustan los hombres. No puedo ni siquiera imaginarme que es lo que debería hacer.
Claudia: No te gustan, pero tu cuerpo no lo sabe y solo tienes que dejarte lleva, eres una hembra y pese a que tu mente te lo diga, tu cuerpo sabrá cómo responder. Mira he pensado en todo lo que debemos hacer y tengo un plan.
Vicente: Yo también lo he pensado y no me siento seguro de soportar ni siquiera estar junto a un hombre que quiera besarme.
Claudia: Ahora no te preocupes de eso y no olvides ahora tienes que hablar y moverte como mujer, no estás seguro, estás segura… Y algo que se me olvida, no puedo seguir llamándote Vicente, debemos buscarte un nombre. ¿Has pensado en uno?
Vicente: También me he puesto a pensar en ello y creo que desde ahora hasta poder volver a ser hombre me voy a llamar Jasmine.
Claudia: Muy bien mi amiga querida, desde ahora te llamaré Jasmine, y bueno tenemos que trabajar. He meditado y lo primero que debemos hacer es que aprendas a utilizar tu cuerpo y a disfrutarlo como mujer.
Jasmine: ¿Y para eso has traído todas estas cosas?
Claudia: Claro amor, voy a entrenar contigo para que puedas dominar tu cuerpo y conseguir lo que necesitamos.
Charlamos acerca de los planes que mi esposa tenía, su idea de la forma en la que podríamos hacer todo lo que aquella bruja nos había impuesto, en labios de mi Claudia sonaba sencillo, pero ya en la práctica estaba seguro que no lo sería.
Claudia: Primero es el sexo oral, eso me parece lo más fácil en principio, vamos a un bar nos liamos con unos chicos y terminamos de rodillas mamándoselos. Lo malo es que debemos corrernos y eso será difícil si no vamos preparadas.
Claudia: Luego está lo de hacernos follar, aunque le he dado vueltas, no será tan fácil con desconocidos, porque al final de todo debemos dejarles terminar dentro de nosotras y eso no se lo hace con cualquiera, debemos saber quiénes son y saber que no nos contagiarán nada extraño, y claro está, deberemos disfrutarlo también.
Jasmine: ¿Y qué has pensado hacer con ello?
Claudia: Lo mejor sería encontrar un par de chicos y bueno, ennoviarnos con ellos; debemos jugar un poco con ellos y saber que están sanos antes de dejar que… que nos follen sin condón.
Jasmine: ¿Eso quiere decir que vamos a follar con ellos con condón?
Claudia: Claro, eso será necesario. Deberemos tener confianza en ellos y así poder entregarnos, ya sabes que yo soy virgen del culo y bueno, tú lo eres completamente, por lo que ellos se deberán encargar de tomarnos por todas las formas.
Jasmine: Pero no servirá que nos follen el culo un mismo hombre, ¿Cuántos más van a ser si aún nos faltan tres pruebas?
Claudia: En principio cada uno deberá tomarnos como sus mujeres y cuando ya los tengamos les ofreceremos cogernos en intercambio y bueno, ahí tendremos el otro hombre que nos folle el culo.
Jasmine: Aún falta el tercero… ¿Qué vamos a hacer?
Claudia: Eso será lo más difícil, no lo se bien, pero pueden ser estos chicos o otros, no lo se aún.
Yo me quedé mirando a mi esposa estupefacto, ella realmente me estaba diciendo que veía la posibilidad de que lo hagamos. Yo debería estar hombres y encima de todo deberé hacer que me guste lo suficiente como para correrme, era una locura. En ese instante algo también cruzó en mi mente, mi fiel y amada esposa deberá hacer lo mismo que yo, ella será poseída por otros hombres por mi, por recuperarme y lo deberá disfrutar al igual que yo.
Claudia: Ahora vamos a empezar mi amor, vamos a empezar, debemos practicar mucho si queremos conseguir librarnos de esto.
Jasmine: Claro…
Fuimos a la habitación y mi esposa sacó un par de cosas de aquella funda mágica, unos negligés transparentes mucha ropa interior muy sexy y dos dildos pequeños plateados y lo que más me estremeció fue un arnés en el que colgaba una polla de latex negra, no era de grandes proporciones, pero si más grande de la que yo había tenido.
Mi esposa me explicó que practicaríamos con todo ello, eso me serviría a mi para aprender a disfrutar con lo que un hombre tenía, debía liberar mi mente al placer y gozar con los placeres que las mujeres tienen. Los dildos me explicó eran para preparar nuestros culos para cuando nos desvirguen, aquello era algo que me daba mucho miedo, pero iría paso a paso.
Aquella noche empezó mi entrenamiento junto con mi esposa, primero dijo que deberá instruirme en el arte del sexo oral, por lo que desnuda y sobre la alfombra del dormitorio me arrodillé frente a mi esposa que se había colocado el arnés con aquel colgajo entre las piernas. Al principio me pareció algo inerte, algo sin forma y sin pasión, digamos que mecánico. Mi boca pronto estuvo llena de aquel pedazo de latex, pero no lo sentía y se lo hice saber.
Claudia: Esto no funciona Jasmine, vamos a poner más fuego hagamos un 69.
Nos colocamos en la cama, yo encima y mi esposa debajo de mí. Ella comenzó a acariciarme y frotarme la concha mientras yo debía comerme aquel falo de latex. Eso hizo que poco a poco comenzara a sentirme más y más caliente, era una sensación diferente en el cuerpo de lo que había sentido antes. De pronto aquella polla de latex se me hacía más y más apetecible, aunque claro todo por el trabajo de mi esposa. No diré que resultó completamente bien, pero al final me encontré complacido con aquella sesión y decidí ir por más.
Pasaron los días y más a gusto me sentía hasta que por fin me animé a quitar a mi esposa el arnés y dedicarme en cuerpo y alma a darle aquel placer que por esta condición no podía. Hice todo cuanto podía para satisfacerla, ella también me correspondía y llegado un momento incluso pude sentir como ella se corría estrepitosamente mientras mis dedos y mi lengua hacían de todo en su concha.
Yo de igual forma al sentir como mi esposa se corría, tuve un orgasmo algo más delicado, pero también placentero. De pronto algo me sorprendió, mi esposa dijo haber sentido un dolor o picor fuerte en el brazo, justo donde habían aparecido los tatuajes que la bruja había puesto en nuestro cuerpo con aquella maldición.
Claudia: Amor, mira… El tatuaje del corazón rojo que tenía ha desaparecido.
Jasmine: Déjame ver… Yo aún tengo el mío.
Claudia: Creo que tuvo algo que ver con el orgasmo que tuvimos. ¿Acaso estos son los símbolos de que hemos cumplido algo?
Al final conversamos un poco y decidimos intentarlo nuevamente, ahora mi esposa se tumbó ahora entre mis piernas y de la misma forma como yo lo hice, se dedicó a darme placer, pero ella no lo sentía así y al final la tomé de los hombros le pedí que cerrara los ojos y me puse el arnés. Sin que ella lo notara lubrique aquel miembro de latex, separé sus piernas y me coloqué entre ellas. Podía sentir como mi esposa se tensaba al sentir aquella forma tan propia de ser poseída y cuando puse la punta de la polla en aquel suave agujero pude notar como se estremecía.
Presioné apenas y con un poco de fuerza y noté como aquella polla se hundía lentamente en sus entrañas, desatando un gemido profundo en mi mujer, que, manteniendo las piernas abiertas y sus ojos cerrados, aceptaba aquella forma extraña de hacer el amor. El vaivén que estaba imprimiendo hacían que los gemidos de Claudia fueran creciendo segundo a segundo, podía ver como se apretaban las piernas a mi cadera mientras la penetraba. De pronto un orgasmo fuerte y contundente se desató en su vientre y un fuerte piquete apareció ahora en mi brazo, en claro signo de que habíamos cumplido con una de las cláusulas que aquella bruja nos había maldecido.
Jasmine: Pero esta vez yo no había alcanzado el orgasmo, no creo que funcione bien.
Claudia: No mi amor, lo que pasa es que cuando tú lo cumples lo siento yo y viceversa. Así nos daremos cuenta cuando el otro ha podido cumplir con una meta.
Jasmine: Tienes razón, no lo había pensado así…
Nos abrazamos y desnudas en la habitación nos quedamos dormidas, así como marido y mujer, aunque en este caso las dos seamos chicas. Los días transcurrían y practicaba cada vez más en la forma y técnica de chupar aquella polla, pero claro una de verdad sería diferente y eso me asustaba. Mi esposa también había pensado la forma de encontrar chicos por lo que nos inscribimos a un gimnasio en el que pensábamos podíamos ligar con alguno.
Al principio el ir en mallas ajustadas me hacía sentir desnuda, podía sentir las miradas de los hombres a nuestro alrededor, ahora divididos entre aquellos lindos culos que deambulaban siempre juntas. Pronto ya me sentí más confiada, pero las miradas y los chicos no paraban de zumbar por doquier.
También comenzamos a ir a bailar a un bar de moda, dos chicas solas eran blanco perfecto de los cazadores, que anhelaban nuestros favores. Al igual que todo el estar con muchachos me producía algo de rechazo, pero con unas cuantas copas tomaba valor y me dejaba llevar a la pista. Pronto descubrí todas las artimañas que tenían para rozarme o francamente agarrarme del trasero. Muchos incluso intentaban besarme, pero los rechazaba mirando hacia otro lado, no me sentía aún con la fuerza para besar a un hombre. Mi esposa por otro lado me alentaba a conseguir algo más con ellos, pero no me animaba y al final terminábamos como unas calientapollas ya que no concretábamos nada con ninguno de ellos.
Hasta que una noche en la que habíamos ido a bailar las cosas cambiaron, nos encontramos un par de chicos muy agradables con los que conversamos y nos divertimos en la pista, pese a que aún no estaba listo o lista me animé y pude conseguir sentirme a gusto con ellos. Pero mi sorpresa fue cuando pude notar como mi esposa si que había conseguido estar mucho más que tranquila con ello y se dejaba llevar en el baile en forma muy alegre.
Bailábamos muy pegados cuando de pronto pude ver a mi esposa en los brazos de aquel chico y se estaban besando. Aquello hizo que mi corazón diera un vuelco y me sintiera algo enojada, herida y celosa. Seguíamos bailando y el muchacho con el que me encontraba quería avanzar un poco más, pero yo estaba más preocupada en lo que Claudia estaba haciendo en ese momento, veía como las manos del chico disfrutaban cada centímetro del trasero de mi esposa y ella se dejaba y disfrutaba a la vez.
Claudia: Acompáñame Jasmine, necesito mojar mi rostro, aquí hace mucho calor.
Jasmine: Claro chica, aunque no creo que solo tu rostro…
Salimos y vi la cara algo preocupada de mi esposa, seguramente mi comentario la tomó desprevenida, pero no me sentía bien con lo que había visto de ella y el muchacho. Los chicos se quedaron esperándonos mientras nos íbamos a luchar por entrar a los baños de chicas.
Claudia: Lo siento mi amor, pero no he podido resistirme. Este tipo me gusta mucho y no he podido resistirme. No sabes cuánto necesito estar con un hombre… Contigo el sexo es lindo y muy bueno, pero han pasado ya tiempo y necesito una polla.
Jasmine: Te entiendo… pero me ha tomado por sorpresa. Creo que es natural que necesites, pero… No importa amor, las dos sabíamos a que venimos, así que no te preocupes por mí.
Claudia: No, no… no creas que me voy a ir con él… pero creo que es la noche en la que cumpliré con una de mis partes. Hoy me voy a comer esa polla y dejaré que termine en mi boca.
Jasmine: ¿En serio lo vas a hacer?
Claudia: Si mi amor, lo deseo y bueno… algún momento tenía que pasar.
Jasmine: Creo que tienes razón… y bueno yo también voy a tratar de poner de parte.
Luego de entrar unos minutos al baño, arreglar algo el maquillaje y dar un pequeño beso a mi esposa, nos dirigimos donde los chicos que ya estaban impacientándose. Tan pronto llegamos mi esposa se lanzó a los brazos de su pareja y yo intenté hacer lo mismo con el mío. Justo ahí vi como mi esposa besaba a su chico casi frente a mis ojos, una vez más un ataque de celos me invadió, por lo que tomé al muchacho con el que estaba y lo saqué a la pista para no verlos.
Comenzamos a bailar nuevamente y le dejé hacer conmigo lo que él quería, me tomó por la cintura mientras yo lo abrazaba y sentí como pasaba sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi culo y comenzar a disfrutarlo a gusto. Me besaba el cuello y mi oído e incluso puso sus manos en mis tetas. En ese momento me di cuenta que mi cuerpo comenzaba a reaccionar e incluso yo misma buscaba el sentir el placer de estar en sus manos así que le dejé hacerme lo que deseaba.
De pronto no vi a mi esposa ni a su amigo, los busqué con la mirada y aunque suponía que era porque había mucha gente y no podía encontrarlos, algo dentro de mí me indicaba que habían salido a divertirse en algún sitio más alejado. Me imaginaba que estuvieran en los baños de chicos, mi esposa de rodillas mamando la verga de aquel chico mientras él disfrutaba de mirar su rostro y boca cubierto de saliva. Mientras me imaginaba cosas así, mi acompañante seguía en su afán de disfrutar de mi cuerpo, haciendo que por primera vez me moje como mujer en los brazos de un hombre.
Como sin querer, yo también comencé a besarlo en el cuello, su aroma y el sentirlo tan pegado a mí me hizo soltarme y finalmente cuando él me hizo dar una vuelta entre sus manos, volví a pegarme a su cuerpo y dejé que me besara. Aquello era extraño, pero al final eran unos labios y tras cerrar los ojos pude sentir esa intensidad.
Estábamos besando en la pista cuando de pronto un picor fuerte en mi brazo izquierdo hizo que me detuviera y observara qué era lo que estaba ocurriendo. De pronto el tatuaje con un diamante blanco había desaparecido, estaba claro lo que había sucedido. Mi esposa seguramente había estado teniendo sexo oral con aquel chico y él había terminado en su boca, pero eso no era todo, ella también había tenido un orgasmo mientras lo estaba haciendo.
A pesar de sentirme turbada e incluso algo molesta, no me detuve mucho a pensar y regresé a los brazos de mi pareja. El nuevamente me tomó por la cintura y comenzó a besarme de nuevo. Podía sentir su polla muy parada mientras él se apegaba a mi cuerpo, en ese instante pensé que si mi esposa podía avanzar en ello 4yo también debía poner de mi parte. Le dije que nos vayamos fuera, él me contestó que con su amigo tenían el auto fuera y si quería podíamos ir un momento allá, cosa que acepté con algo de miedo y excitación.
Cuando íbamos saliendo, encontramos a mi esposa y su compañero entrando, estaba claro que ellos habían estado fuera y seguramente en el mismo auto. Pude ver a mi esposa abrazada al chico y mientras él le pasaba la llave a mi chico, pude ver la complicidad entre ellos, yo de mi parte me acerqué a Claudia y ella me susurró.
Claudia: Disfrútalo mi amor.
Jasmine: Claro que lo haré.
Pero era solo farol, me daba mucho miedo de lo que podía encontrar, pero me decidí y salí junto al chico, entramos a la parte de atrás del vehículo y tan pronto entramos nos besamos nuevamente y nos metimos mano por todos lados. Ahí tomé fuerza y abrí su pantalón, una polla firme y dura se mostró frente a mí. Me tomó de la cabeza indicándome claramente mi camino, yo no perdí tiempo y abrí mis labios para comenzar a chupar, pero el olor era fuerte y ver aquella polla tan distinta a la de latex con la que había practicado me hizo dudar un segundo.
Cerré mis ojos y sujetándola de la base, procedí a meterla en mi boca, el sabor era extraño, salado y dulce, no sabría decirlo, pero al final no sentí el rechazo que suponía y comencé a disfrutar tener aquel grueso pedazo de carne en mi boca. Comencé chupando un poco torpemente, recordaba las instrucciones de mi esposa de evitar golpear con los dientes, pero había ocasiones que no lo lograba.
Estuve durante unos minutos haciendo mi mayor esfuerzo cuando abrí mis ojos y pude ver como el chico estaba disfrutando con mi trabajo, eso me animó y con una mano metí mis dedos en mi concha para intentar tener un orgasmo también. Me sorprendí que estaba muy mojada y lista, por lo que nuevamente cerré mis ojos y me concentré en disfrutar aquella nueva experiencia. Pocos minutos más y logré relajarme lo suficiente para comenzar a correrme, aquello era extraño y muy delicioso, eso hizo que mi acompañante de igual forma se excitara aún más y terminara directamente en mi boca, para gran placer y alegría mía. Al fin cumplía una de las clausulas yo sola.