La Maldición del Hechicero Oscuro. (3)
El comienzo de una nueva Era se aproxima en Tarquinia...
El pequeño trocito de vida se agito dentro de ella, pateándola impaciente , e inconscientemente poso su mano tranquilizándola, las horas transcurrían muy despacio, pero su cabeza no dejaba de dar vueltas a la propuesta del rey negro, cuando las primeras voces de sus damas aparecieron en la estancia .
Las escucho revolotear alrededor de la cámara, entre murmullos subiendo y bajando se termino de desperezar con cuidado, volvía a sentir aquellas patadas tan inoportunas.
Siguió en silencio, procurando comer algo de las viandas que depositaron en su regazo.
Mastico automáticamente, engullo la papilla de avena ante la atenta mirada de las dos maduras damas, si como decía el rey la dejaba partir, no volvería a ver sus impertinentes rostros.
Se retiraron junto al gran hogar con los bastidores de sus bordados, dejándola sumida en toda aquella maraña de pensamientos, e igual que los últimos meses sus ojos vagaron hacia el arcón bajo el ventanal, aquel que perteneció a su madre, el que había sido el causante de todo....
Tal como sucedió en aquella funesta noche...
Un atardecer cualquiera en un día de caluroso verano hacia un año.
Keran había pasado otra jornada encerrada en su ala privada tejiendo y trenzando el enorme tapiz que adornaría la sala del trono, solos aquellos pequeños pasatiempos conseguían distraer su mente lo suficiente para no maldecir su condenada suerte.
Aun llevando tanto tiempo en la corte seguía siendo considerada una reina extranjera, quizás hubiese tenido parte de culpa en despreciar a todos aquellos vasallos serviles y rastreros que seguían a su estúpido esposo como un atajo de imbéciles corderos.
Los odiaba, era eso..., apenas podía tolerar su presencia, de ahí a lo de permanecer casi enclaustrada en su ala privada, allí donde su esposo dejo de buscar sus atenciones hasta convertirlas en un recuerdo lejano, una única y degradante noche anual.
La adolescencia definitivamente se había terminado en aquella noche junto a las mazmorras, conociendo definitivamente el destino al que seria relegada. Madre del futuro monarca, reina invisible de hielo....-- así era como la conocían en el reino; la reina invisible.
A ella no le importaba, menos aun cuando después de 16 horas de dolor y sufrimiento alumbrara al heredero de Tarquinia: Regnar.
No pasaban ni dos horas desde que lo sostuvieran sobre su pecho cuando se lo llevaron a la nodriza que lo amamantaría y criaría lejos de su influencia.
Debía ser un heredero digno, educado para la lucha, no pegado a las faldas de una madre quien lo malcriaría.-- le recordó su esposo llevándose a su hijo con él.
Solo tenia 14 años en el momento en que se llevaron a su hijito alejándolo de ella, por supuesto, podía verlo crecer, rodeado de tutores, de consejeros, de todo aquello que lo hiciese crecer como futuro monarca.
Pero alejado de lo que ella tanto había gozado en su hogar tanto tiempo atrás.
Un simple roce en su rebelde pelo castaño era señal de desaprobación , tuvo que aprender a desviar todo aquel amor en sus tapices.
Era ahora, con su pequeña niña creciendo alejada de todo aquel oscuro destino, bajo el secreto de su maldita descendencia, con otra vida creciendo furtivamente en su interior, cuando ansiaba escapar....
El secreto de su nacimiento permanecía encerrado junto a su padre en la abandonada torre de hechicería , ajena al poder que arraigaba en las mujeres de su estirpe, al menos ella estaría libre de todo el resentimiento y odio soportado en sus carnes durante todo ese tiempo.
Su hermana mayor Maina , aquella cuya presencia no lograba inspirarle un incomprensible miedo regresa para la coronación del rey negro, sin sospechar que la coronación encierra la condena de ser desposada contra su voluntad.
Keran estruja sus manos apesadumbrada, no hay marcha atrás, su hija pasaría a ser la reina negra...,
En ella veía sus rizos negros ondularse con los años , diferentes a su clara melena trigueña , los ojos grises aclarándose hasta convertirse en fríos pedazos de hielo azul, no reconocía en aquella pequeña princesita cualquier rastro de larga estirpe de sus antepasados , no sentía el amor que una madre debía sentir. No conseguía entender de donde heredo esos frios ojos de acero , solo conservaba la candidez de la infancia, la inocencia de todos ellos.
El resto de ella, era un misterio que jamas conseguirá descifrar.
Maina no era una niña mala, al contrario..., era dulce y cariñosa, hasta el punto de enternecer el corazón de su padre el rey, por eso no podía comprender su aversión por ella.
Pudo mandarla junto a las hermanas en el convento para su educación cuando apenas contaba con 4 primaveras, allí estaría alejada de la magia , de las tramas urdidas en la corte y del incomprensible rencor que por ella sentía. La buenas hermanas resultarían mejores madres...- se convenció al desaparecer el carromato por el sendero .
De eso hacia tanto...-- suspiro cosiendo concentrada.
Los dibujos salían de sus manos y saltaban sobre el telar; unicornios, caballeros de armadura brillante, Cielos cubiertos de estrellas , todos aquellos mundos empezaron a brotar de su telar derramándose en cada una de las salas donde fueran colgados.
Durante años supo de las constantes aventuras de su esposo con mancebos escogidos de su corte, Idiotas que tontamente le reían sus estúpidas gracias, al menos sentía aliviado su oscuro rencor hacia el capitán Larbek, atravesado por una lanza enemiga en medio de una huida denigrante del campo de batalla .
Ella callaba , aceptaba las inclinaciones de su esposo consciente de su propia libertad en la alcoba en la que había dejado de entrar tras el nacimiento de Maina.
Dio la ultima puntada a la parte baja del Dragón , contemplo el magnifico trabajo de 11 meses de arduo trabajo, apenas abandonaba sus estancias desde la muerte de su primogénito . Su única distracción para no lanzarse al vació desde cualquier torreón la hacia bordar de manera delirante.
Sus dedos daban puntadas sin descanso revelando delante de sus ojos animales mitológicos, casi vivos como a punto de exhalar una bocanada de fuego de sus fauces.
Acaricio la cabeza puntiaguda del dragón , recorriendo la urdimbre llegando al guantelete de acero de San Miguel.
Aun debía acabar la aureola que ceñía su cabeza, necesitaba hilo dorado. Se decía aturdida por el bochorno de los eternos y calurosos ropajes negros.
Se acercaba la única noche del calendario donde no podría esconderse de su esposo el monarca. Le asqueaba todo aquella pantomima.
Así era la ley, un único encuentro, una única noche.
Descansando los ojos se estiro de encima de su telar con pesadez de hombros, sus damas de compañía dos ancianas cerca de la vejez roncaban con los bastidores colgando en sus manos.
- Luisette , Linette palmeo despertandolas..., podéis retiraros a vuestros aposentos..., por hoy e terminado-- las despidió con un rígido movimiento de mano.
- Si majestad..., se levantaron a dúo con denso crujir de vertebras a coro.-- Deseáis quizá la tisana ahora..., o mejor algo mas tarde?-- Pregunto Linette guardando los bastidores bajo el asiento en el ventanal.
- No..., mejor mas tarde... al acostarme...-- Creo que la jaqueca es hoy mas fuerte...-- dejaremos la costura hasta otro día ...-- mañana no creo que pueda levantarme...!.
- Entendido majestad, os dejaremos descansar hasta media tarde...– pronunciaron a dúo alejándose por los fríos pasillos de piedra.
Entre cuchicheos volvió a escucharlas incluso antes de que se alejaran lo suficiente para no ser oídas.
- Se avecina tormenta..., te lo dije...!-- cuchicheo Linette, – ves como es verdad, es bruja ! .
- Calla ilusa... o quieres que mande rebanar tu cuello,-- Las jaquecas de la reina son asunto suyo recuerdalo si quieres seguir viviendo con la cabeza pegada al cuello.
- Dios santisimoooo ...,-- se santiguo con rapidez – No quiero ser la siguiente Lady Indrid...-- mascullo soltando una risilla tonta.
- Vamoos... dejemos sola a la reina Invisible..., mañana podremos gozar de un día de reposo!-- murmuro Luissette al final del pasillo.
Keran cerro con sumo cuidado la puerta de sus aposentos inclinándose sobre ella cansada, la jaqueca volvía a pulsar en sus sienes al nombrar a la joven Ingrid Duschemps..., su doncella personal .
La ingrata niña que había vertido las acusaciones de las inclinaciones hechiceras de su ama. Aquellas insinuaciones habían acabado con su cabeza colgada en una pica justo a los pies de la escalera que llevaba a sus aposentos personales, el recordatorio de lo que podía suceder a aquellos que osaran mal hablar sobre chismes insidiosos.
Desde entonces, ella era la que se vestía , acicalaba y peinaba su lustrosa melena trigueña.
Como todas las noches se despojo de la túnica de hilo negro y se apresuro a soltarse la trenza de la toquilla del mismo color, una vez el pelo suelto rozo sus rodillas volvió a sentirse como cuando era una niña. Aquel en que se cepillaba su larguísima melena frente al tocador , hasta que las cerdas del cepillo deshacían todo el pelo sobre su espalda con el aroma a lavanda flotando sobre su magnifica melena suelta.
Luego se apresuraba a trenzarlo con suavidad , aproximándose a su cama... traída expresamente pieza a pieza desde el reino de sus padres, inútil esfuerzo pensó echándose sobre las sabanas acalorada.
El verano parecía interminable, las noches sofocantes eran insoportables incluso con todas las contraventanas abiertas apenas conciliaba el sueño, el sabor amargo de la tisana aun permanecía en su boca.
Se volvió de costado, sofocada por el sudor que se escurría por su espalda y empapaba su camisola de lino blanco. Cerro los ojos pero no logro dormirse, sabia de la llegada de la tormenta, la presentía acercándose poderosamente , desatando un caos de truenos y relámpagos .
Aunque jamas lo admitiría delante de nadie, se rozo las sienes procurando aliviar el martilleo, no lo logro.
El rey había aparecido borracho desplomándose sobre los junquillos aromáticos, e igual que siempre se apresuro arrastrándolo hacia la puerta donde esperaba Marnox su ayuda de cámara, este lo recogería y llevaría a sus aposentos hasta que el día siguiente amaneciese con una resaca que lo dejaría alejado de los asuntos del reino un par de días. Salve rey borracho !.
Irritada se sentó sobre la cama , apuntando un dedo hasta la vela que parpadeo con una chispa azul y prendió con fuerza en una potente llama. No podía dormir, sujetando el candelabro se aproximo hasta el tapiz echando un ultimo vistazo sobre la figura amenazadora de San Miguel.
Poderoso, gallardo, fuerte.... amenazadoramente viril.
Se sujeto el cuello melancólica, su dedo trazando el contorno de la entrepierna acorazada subiéndolo hasta la inacabado halo dorado. Frunció el ceño, recordando la minúscula reserva de hilo dorado acaparara en su ultima visita al mercado de artesanos.
Dirigiéndose decidida al arcón legado por su madre, se arrodillo frente a los pies de su cama abriendo la complicada cerradura con la llave colgada del cordoncillo entre sus pechos, con suma adoración acaricio las capas de lujosas prendas que jamas había lucido, zafiros incrustados cual segunda piel , perlas minúsculas engarzadas en el borde de los pequeños escarpines, pronto sus dedos dieron con la rígida tapa de madera justo al fondo de hondo arcón.
Su caja de costura estaba encajada con algo que la impedía sacarla enganchada a uno de sus dedos, estiro con ímpetu hasta que salio despedida hacia atrás escuchando algo frágil hacerse pedazos justo a su espalda.
Levanto la vela preocupada en no pisar los trozos del frasco roto, echando la caja a un lado sin percatarse como se abría y volcaba todos los tesoros almacenados en su interior. Bovinas de hilo gruesas y fuertes, pequeños cristales de colores, madejas de hilo teñidos de cientos de colores se esparcieron con su mas preciado tesoro; un fino mechón oscuro atado con hilo dorado.
Trago saliva al reconocer el mechón de su hijo Regnar rodeado de cristales y madejas de hilo.
Fue entonces cuando noto la humedad bajo su pie, algo viscoso le empapaba el talón, dirigiendo la luz hacia abajo contemplo el frasco de cristal ahumado despedazado como una cascara de huevo rota , el contenido verdoso derramándose sobre el suelo de piedra.
Asqueada se volvió intentando no pisar mas de lo necesario el charco que empezaba a formarse, con el mechón del pelo de su hijo en una mano, sujeto el primer pedazo de cristal hasta que noto el borde afilado cortando la piel de su dedo, las gotas de sangre empezaron a manar de la herida goteando sobre la mancha verdusca a sus pies.
Llevándose el dedo a la boca chupo las gotas de sangre , menudo desastre-- se dijo contemplando como el color verdusco se transformaba en oscuro inmediatamente, arrodillada se apresuro en levantarse y contemplar el fino tajo de su dedo, al menos había dejado de sangrar.
Cambio el mechón de pelo de mano, hasta que el suave pelo rozo la herida en carne viva.
Llevando el candelabro de la mano se apresuro a sortear la mancha del suelo encendiendo las antorchas de su habitación con rapidez.
Cuando la luz prendió en la estancia, las sombras se alejaron lo suficiente para observar los pedazos de frasco esparcidos por el suelo, sosteniendo el borde de su camisola blanca sujeto los pedazos sobre unos de sus paños íntimos hasta reunirlos por completo, justo cuando empezaba a envolverlos , reparo en el lazo rojo oscuro en el cuello de la botella.
Inmediatamente reconoció el frasco, era de su madre.
Algo parecido a una cálida corriente de aire helado la recorrió de los pies a la cabeza, asustada soltó el paquete cayendo sentada de nuevo sobre su trasero , era..., era..., el filtro de amor..., después de tantos años...
aterrorizada vio el charco oscureciéndose en el suelo , el pulso empezó a retumbar en su cabeza, el corazón le palpitaba con rabia.
Menuda ironía madre..., ahora... precisamente. – Sonrió asqueada inclinada sobre la mancha borrando todo rastro de lo que algún día confiase en ser su salvación.
Tardo un buen rato, pero finalmente toda huella de la antigua brujería desapareció del suelo de su cámara, la herida escocia algo pero se obligo a recoger las madejas de hilo y los cristales de su caja de costura, finalmente aparto la pequeña bovina de hilo dorado cerrando la tapa con cuidado.
Con suma delicadeza, se vio apartando las capas de ropa, los séquitos de esencias hasta que sus dedos palparon el hueco donde depositar el costurero, lo deposito con sumo cuidado hasta que el doloroso corte rozo un trozo rígido de pergamino.
Nunca antes lo había desenrollado, pues apenas podía contener las lagrimas recordando a su afectuosa madre muerta dos inviernos atrás.
Esta vez era distinto, el pergamino iba dirigido a ella y pese haber pasado casi deiciseis años desde que lo escribiera aun conservaba la tenue esencia a jazmín de su madre.
Lo llevo con ella hasta su cama, se sentó con él apoyada en el cabezal y recordó la voz de su madre. El sello del lacrado se agrieto con facilidad, desenrollando el pergamino con suma lentitud.
Leyó en voz alta las cálidas palabras de afecto de su madre.
Querida hija;
Percibí en tu ultima carta cierto temor relacionado con el afecto de tu joven esposo, no debes preocuparte pues es mas sencillo de lo que podría parecer atar a un macho a tu afecto.
En toda nuestra rama materna siempre ha existido un poso de cierta habilidad especial, no todas nosotras poseemos esas cualidades , solo algunas de nosotras han demostrado a través de generaciones que los conocimientos han de permanecer en el mas absoluto secreto . No todos aceptarían ciertas habilidades, e hija mía..., siendo la séptima hija de una séptima hija fuiste señalada desde tu alumbramiento.
Te preguntaras si tus conocimientos básicos de aquello de lo que no se debe hablar son suficientes, la respuesta esta en ti misma. La conoces sobradamente, desde que eras una infante podías prender el cabo de una vela con una sencilla inclinación de tus deditos. Presentir una tormenta incluso antes de que apareciesen las primeras nubes grises.
Por eso cuando mandaste tu misiva , ya conocía de tus problemas. Me los mostraste en tus sueños. No te apures, no debes rehuir de tus habilidades, al contrario....
Junto con el arcón encontraras en el pequeño compartimento bajo la caja de costura una redoma con el liquido, atiende bien las instrucciones de tu madre.
Utiliza algo para catalizar el poder, algo intimo perteneciente a él.
Una vez en tu poder sostenlo mojando tres gotas del filtro, recuerda; solo tres, si llegaras a utilizar, El vinculo jamas se rompería y os ataría por la eternidad.
Vierte sobre la pócima un poco de tu propia sangre, y espera hasta que su color cambie mostrándote el grado al que deseas estar atada a tu esposo.
Entiende que tras este ritual no habrá marcha atrás, tu esposo vendrá a ti, a tu cama y reclamara que alivies su agonía, si tal como espero el color de la pócima sigue siendo un verde oscuro , te amara noche tras noche durante 1 año entero, tiempo suficiente para llenar tu vientre con mi primer nieto.
Pasado ese tiempo, el vinculo se debilitara lo suficiente para no ser necesario pues supongo que con tu afecto conquistaras su corazón tal como yo lo hice con tu padre.
Debes tener mucho cuidado con la pócima es sumamente poderosa, porque dios te guarde de que el color se torne oscuro como la noche, si por ventura sucediese... os ataría de manera irremediable, hasta que él o tu , mi hermosa niña perecierais parto tras parto, Tal como sucedió con mi entrañable madre, muerta por fiebres después de 18 alumbramientos.
Te prevengo para que conozcas todas las consecuencias. Una pocas gotas y tu propio atractivo serán suficientes, no recurras a mas o tu tripa no dejara de estar inflamada con su semilla.
El vinculo es irrompible , poderoso hasta el punto de cegar a tu esposo frente a otras hembras, sera enteramente tuyo...., aprovecha tus oportunidades mi niña...., tuyo es y sera siempre el poder.
Se una buena esposa y madre para todos los hijos que llegaran..., tal como ….
Las lagrimas la cegaban cuando llego al párrafo de despedida, le tembló el pulso al bajar el pergamino ahogada por la tristeza. Demasiado tarde Madre..., demasiado tarde..., se acurruco dejando que el pliego se deslizara de su mano hasta el suelo de piedra y el primer trueno lejano resonara en la negrura de la noche.
Abrumada por el recuerdo de su afectuosa madre soplo la vela , los truenos resonando cada vez mas cerca, acercándose peligrosamente.
En la torre mas recóndita del castillo otra persona tampoco podía conciliar el sueño; era Regnar el príncipe hechicero atacado por la fiebre de las estrellas repasaba los hechizos de la destilación del oro, sin probar bocado ni haber dormido en 4 noches sin luna, se balanceaba sobre el pedestal donde se sostenía el libro Negro, llevaba mas de 6 meses encerrado entre las gruesas paredes de la torre norte, sin mas compañía que ratones y arañas , . unicamente escapaba por la escalera escondida entre los laberínticos pasillos secretos para saquear las gigantescas despensas reales.
Esa noche, sus tripas rugieron distrayendo su atención del trozo de hierro fundido que deseaba convertir en oro.
Con ojos enfervorecidos, comprobó la ausencia de luna en el cielo encapotado ,los primeros calambrazos lo acabaron acercando a la mesa donde descansaba la dura hogaza de pan, la mojo con algo de agua ,tragando los mendrugos con un ansia que parecía no tener fin.
Cuando hubo acabado el pan, recorrió a la redonda bola de queso devorándola en solo cuatro pedazos, aquella ansiedad no lograba calmar su apetito, un apetito que el alimento parecía no calmar, hasta el punto de que las punzadas molestas se concentraron en su entrepierna.
Su aliento rancio percibió las pulsaciones e de su verga inflando la burda tela de lino de sus desastrosas calzas agujereadas.
Apurado , se lanzo hacia la gran tina de agua que recogía las lluvias del techo agujereado , sumergiendo su cuerpo en un inútil intento de acallar esa urgente calentura, sus ropajes desastrados se pegaron al cuerpo espoleado por el sofoco. La perturbada ola inflamaba sus entrañas haciendole consciente de la falta de algo, del deseo de ..., algo que no lograba explicar.
Calado de agua hasta la cintura espero sin éxito contrariado por la inútil reacción de su cuerpo, salmodiando un sarta de hechizos protectores. No consiguiendo su propósito bufo al salir chorreando con su verga aun mas hinchada , no hubo manera, el hambre de carne se le hacia cada vez mas irritante.
Propinando un certero masaje arriba y abajo , pajeo su polla hasta dolerle las mandíbulas, la rojez purpura de su tronco parecía a punto de hacer estallar el congestionado glande, no logro correrse.
Maldijo mil veces entre dientes, pues tenia la verga a punto de reventar rozando su ombligo....., solo había una solución, se apresuro hacia la pared donde se escondía la escalera oculta.
Bajo con el cabo de su ultima vela agarrada a su mano y la dolorosa sensación de su polla golpeando su pecho desnudo, para que portar ropa cuando se requería un breve contacto carnal? – pensó ofuscado. Pero algo distinto pareció despistarlo por primera vez , confundiendo sus sentidos por primera vez en los 6 meses de encierro.
No lograba dar con la puerta de la despensa , aquella que lo conduciría a las cocinas, donde un inútil criado o criada podría aliviarle sin remordimiento alguno.
Frustrado, giro confundido cuando los primeros truenos resonaron en sus oídos apagando la vela, a ciegas en medio de la oscuridad absoluta, reparo en el suave olor a lavanda, su olfato fue el encargado de guiar a sus pies siguiendo el exquisito rastro a ciegas, casi levitando, pronto sus ansiosas manos dieron con la piedra de apertura del mecanismo , atormentado ante el enloquecedor aroma.
Por fin se abrió con dificultad, revelando una apertura cubierta de polvo y telarañas, sin dudar ni tan si quiera se adentro decidido a descargar cuantas veces fuera necesario para terminar con la tortuosa erección , nada le importaba la victima con la que pensaba recrearse.
Hincho sus narices con la fragancia y su tranca pego un pequeño brinco doloroso . El olor llegaba desde el lecho, lo percibía atrayéndolo, como la abeja al panal , avanzo en trance obligado por una fuerza desconocida , hasta quedarse inmóvil a los pies de la cama donde descansaba la causa de sus desvelos.
Dormía de costado, con la melena de un rubio trigueño cubriéndole medio cuerpo, ladeo la cabeza al apreciar la camisola subida hasta las caderas por la primera ráfaga de tormenta, el ruido ensordecedor parecía no molestarla en su sueño, Regnar se mordió el labio inferior volviendo a respirar el olor que prendía su piel, debía ser suya... costase lo que costase.
Solo contemplarla dotaba a su rabo de tirones angustiosos, nunca antes la excitación había llegado al punto de hacerle gotear gruesas gotas de leche blanquecina tronco abajo. Pobre alma....-- compadeció a la joven escalando dentro del lecho apresurándose a enterrarse en el coño de esa joven dama. . La suaves sabanas no le resultaron barrera alguna para acoplarse a la espalda de la durmiente.
El aroma embriagador brotaba de su cuello transtornandolo , lo aparto con sumo cuidado , olisqueando a su hembra aun sin atreverse a imaginar como proceder, nunca antes sintió la necesidad apremiante por una mujer.
El relámpago rasgo el cielo iluminando algo el interior del aposento, recostado de costado el cuerpo de la joven parecía dormir un sueño profundo, los faldones del camisón se alzaban casi a la mitad de unos muslos prietos y redondeados, sedosos según su mano se poso libremente recorriendolos.
Sintiendo esa urgencia quemando su sangre apenas consiguió levantar el faldón sobre un perfecto y redondo culo , gruño encantado por el tacto de las nalgas al pellizcarlas.
Sin entender lo que lo guiaba su mano recorrio el estrecho trecho hacia la abultada raja donde sus dedos rozaron los delicados labios con el coro de ambas voces sorprendidas.
Aturullado siguió acariciando los labios con urgencia hasta notar la humedad de algo desconocido empapandolos y facilitándole hundir imprudentemente dos de sus falanges.
El olor especiado lo hizo boquear de puro placer , las caderas de ella parecían moverse al compás marcado por su mano, casi con dolor abandono el manoseo delicioso , un sonoro suspiro de protesta le siguió.
El corazón le dio un vuelco deseoso de enterrarse en las estrechuras de la dama. La polla , dura , hinchada y tremendamente congestionada se erguía acunada entre la perfecta hendidura de ese rotundo culo.
Sin entender como proceder,guiado por sus instintos Regnar apreso el muslo superior tomándolo entre sus manos y levantándolo para guiar a su tiesa verga sobre la pelusilla mojada .
La presencia de algo realmente gordo y duro empujando sobre los labios vaginales de Keran acabo por despabilarla. El aturdimiento de despertar del estupendo sueño la tomo desprevenida, por lo visto no se trataba de un sueño... a caso el rey? , – se le torció una mueca incomoda al verse apresada por la cintura de un brazo desnudo provisto de un espeso vello y que el rey no poseía.
Descubrir esa nimiedad no fue nada en comparación , forcejeo procurando librarse de la sujeción bajo su pierna, pero que? Se retorció al percibir la mano en su muslo levantando mas su pierna obligandola a separar las piernas de manera que ese algo duro y mojado empezó a empujar impaciente sobre su coño.
Asustada por el arrebato furioso apenas pudo gritar con fuerza, el trueno del exterior esconde el lamento con el que el asaltante empuja sin tregua entre los prietos labios vaginales.
Regnar bufo con las pupilas dilatadas, las aletas de la nariz ensanchadas . No puede comprender cuan cerca esta de triunfar, la melosa hendidura lo atrae a clavarse con firmeza pero solo consigue patinar despedido fuera de su objetivo, nota el perfecto aguejerillo reacio a la arremetida, aun es demasiado estrecho para la envergadura de su glande , la lucha de ambos cuerpos logra excitarlo hasta el borde de la locura, consiguiendo dotar a sus caderas del impulso brutal para penetrar sin compasión. El aullido de las dos voces resuena en la noche tormentosa confundiéndose según Regnar babea extasiado clavándose en las apretadas entrañas, tocando el cielo por primera vez en su vida al colarse descansando su verga en el confortable útero.
Ya no podrá vivir sin esto, la certeza lo golpea al ritmo que sus caderas se abalanzan enterrándose hasta que el pelo de sus testículos golpea rítmicamente las redondas y firmes nalgas, una maravilla perfecta cimbreándose al compás de su rabo.
Regnar agradece la perfecta sujeción en cada chasquido de carnes entrechocando, clavándose incansablemente sosteniendo su pierna suficientemente alta para embestir con todas sus fuerzas, aun siendo la primera vez.... no duda , solo puede maravillarse por las palpitaciones alrededor de su rabo , jadea al notar alargarse y endurecerse su polla dentro de las ajustadas entrañas. Sonríe estúpidamente sin entender como ha podido privarse de semejante placer, su victima parece resignada pues apenas la escucha quejarse.
Sus caderas empiezan a imprimir un certero y cálido bombeo arrancándole un gruñido , una carcajada escapa de su garganta al acelerar sus riñones perforando mas y mas profundamente. Todo el peso de su cuerpo le sirve para estampar su verga con toda la fuerza de su juventud, flotando en una neblina de placer cuando sus testículos finalmente escupen la espesa esencia liberándola en la acogedora vagina.
Cae rendido sobre el hombro de la dama, el aroma mutuo de lavanda y semen se entremezclan entre los cuerpos enredados, sin que ninguno de los dos sospeche que con el torrente de esperma propulsado en la calentura se sella dos destinos predestinados en un pergamino olvidado.
cada certero chorro insemina un maduro ovulo materno , formando una nueva vida tal como presagiaban los augurios.
Regnar aspira el aroma dulzón , admirado por la perfecta sujeción con la que la joven dama aun lo retiene gustosamente dentro de su coño. Atemorizado acerca su cara al hueco de su cuello, depositando una leve caricia sobre el hueco de su cuello, el roce vuelve a encabritar a su polla, palpita enderezándose encantadoramente en su encierro, se limita a resollar envuelto por las contracciones exquisitas.
Los días de insomnio en la torre parecen no afectarle, en su interior arde un fuego jamas conocido, le quema las venas conforme se levanta sobre la espalda de la dama , el peso de su cuerpo la aplasta sobre el lecho y consigue arrancar otro penoso quejido. Nada parece importarle a Regnar, solo puede recrearse en las encantadoras formas redondeadas de ese angelical trasero en el que sigue empotrado .
Keran muerde las sabanas procurando mitigar la incomodidad, no puede rivalizar con su fuerza para aullar en busca de auxilio, solo se le desorbitan los ojos al darse cuenta que aquel monstruoso trozo de carne ha regado su reseca matriz con demasiada semilla, puede sentirla fluyendo espesa , caliente confundida al comprender como furiosamente palpita irguiéndose de nuevo dentro de sus dilatadas entrañas.
Grita aullando, llorando, a la primera envestida saliendo por entero y penetrando con cruel fiereza. Cada riñonada la empuja hacia delante sin compasión mientras el roce áspero de sus vellosos testículos golpea una y otra vez su tiernas partes, puede apreciar el rítmico golpeteo de carne dura sobre su culo , el sonido de succión con el que el animal embiste incansable a su sufrimiento.
El ruido de la tormenta desatada en el exterior enmascara los chasquidos de ese inmenso ariete clavándose dentro , fuera, dentro, fuera, con un soniquete de jadeos que la asustan verdaderamente cuando aúlla sujetándose a sus hombros liberándola momentáneamente.
Las lagrimas y los mocos de Keran ahogaron algo el berrido salvaje al liberarla para empujar con verdadera rabia y arrojar otro copioso torrente de abundante esperma, el berrido fue muriendo en sus labios al caer desfallecido de nuevo sobre su espalda, quieta consigue respirar, sus lagrimas empapan la almohada, consciente de una mano trazando un suave masaje sobre la curva de su cadera, afianzandola bajo él. Hasta finalmente desacoplarse de la dolorosa herramienta.
El escozor es tremendo, la incomodidad vergonzosa parecen no preocupar al asaltante, Keran no logra calmarse cuando esa incansable mano acaricia suavemente su dolorido coño.
El respingo la envara al notar el roce de dos dedos penetrando perezosamente su castigada vagina, en seguida la pegajosa lechada lo ayuda a hundirlos clavándose sin que ella pueda hacer nada mas que tensarse cuando los nudillos empiezan a clavarse descaradamente dentro y fuera.
Consigue cerrar los ojos a esa invasión, aunque no puede escapar procura estarse quieta antes el aliento de su asaltante susurrándole al oído.
- Te corre mi leche piernas abajo moza, en verdad....deberías ser mas cuidadosa, sabes?-- No todos los días te folla un príncipe... uno que estará encantado en volver a procurarte tanta crema como deseees, ehhh?-- siii … me encanta el olor de mi lefa en tu piel..., mmm-- hociqueo sobre la oreja sin pudor alguno-- Vamos cariño, si ya puedo sentir tus jugos prendidos sobre mi polla. – Siiiiii..., eso es...., mmmmm....
Keran reconoce la voz de inmediato, aunque demasiado bien cuan imposible puede llegar a ser semejante imposible. El príncipe...., príncipe...., Regnar..., su hijo? – un nudo se cierra en su garganta ahogándola, acaso podía ser cierto....?, con esfuerzo sobrehumano levanta la cabeza de la almohada girando su cuello, a penas distingue el contorno de una cara desastrada con barba, pero son sus ojos, sus perfectos y claros ojos azules quien la observan abiertos por el desconcierto.
- Maaadree...?-- consigue pronunciar a media voz...., – Sois en verdad....?-- se detiene solo un instante con el gesto congelado de sufrimiento en su rostro aun con dos dedos enteramente penetrándola.
- Regnaaaar....-- consigue emitir en un susurro-- Hijoooooo...., noooooooo....-- se tensan sus mandíbulas
- Madreee..., sois tan hermosaaaa..., Hechaaaa para mi goce y disfruteeeeee... – jadea al introducir otro dedo en la rajilla rosada – Relajaooosss..., dejadmeee aliviar todos vuestros años de soledaaad..., siiiiii – Vuestro hijo colmara sin descanso este olvidado útero...,-- No volvieres a estar sola...., nunca maaaassss..., esoooo es...., moveos así...-- la alecciono con lentitud.
- Nooooo debes...., noooo..., es abominable..., nooooo, ooooooohhhhhh, – grita al recibir un ruidoso cachete en las nalgas.-- Aaauuuuuuuu!
- Shhhhh..., solo dejate llevar..., no sufras tormento alguno, no pienso abandonarte nunca mas..., nunca...., Nuncaaaaaa.... – se apresuro a frotar su polla encima de su culo-- Mmmmm..., mmmmmm... no sufras.... – susurro encariñado ante el débil intento de salir de debajo de su cuerpo.
En la cabeza de Keran las imágenes amenazaban en colapsarla de un momento a otro, no era posible...., no podía ser..., y sin embargo ….!
girando con dificultad la cabeza observo la colosal polla del hijo acunada entre la hendidura de su culo restregando la humedad por encima de ella, las palabras, los gritos ya no lograban salir de su boca , enmudecida su boca consiguió abrirse sin voz , la feroz determinación de su hijo consiguió sujetar sus hombros afianzándose.
La empapada polla lograba deslizarse rápido arriba y abajo, el esfuerzo se transmitía en cada gruñido brotando de su garganta, sudaba la gota gorda aguantándose las ganas de clavársela hasta los huevos. Regnar sufrria, de una manera inimaginable mordió su labio inferior al meciéndose amorosamente a la entrada del coño. Tenia la polla tan dura como la piedra , dolorosamente sensible al chocar contra la prieta rajilla mojada, pese a estar bien huntada de sus anteriores corridas parecía reacia a otro asalto, poco le importo, su propio semen lubricaría la arremetida lenta y firme, el murmuro fascinado de saberse en la estrecha funda.
El murmullo de ambos fue desigual, el de Regnar de orgullo satisfecho, el de Keran de incomoda aceptación.
Regnar echo el cuello hacia atrás levantando su espalda de encima de su madre, apoyando su peso sobre los hombros de ella jadeo complacido al embestir despacio adentrándose lentamente hasta reposar su estomago sobre el rotundo culo.
todo el inmenso aparato alojado dentro de su dolorida vagina la dejo rendida, solo gimoteo cuando el peso de su hijo volvió a dejarla sin aire bajo él, lo sentía clavado profundamente hasta el vientre, casi reventada por toda esa carne dura , si volvía a moverse rajaría sus entrañas, aun así.... el aliento en su oído era rápido, sin tregua para dar comienzo a moverse despacio en un mar de pegajosas contracciones.
A Keran se le torció el gesto, cada meneo despierta una extraño hormigueo en su interior, sin entenderlo siente cada chasquido de carne mas y mas potente conforme los empujones dentro y fuera se aceleran , algo muy placentero la sacude invitándola a entreabrir un poco las piernas , cada bamboleo de su vientre golpea rítmicamente sobre su culo agitándolos según el ritmo se incrementa .
- Aaaaaaaaaahhhhhhh...., ahhhhhhhhhhhhhhhhh..... maaaas rapidooo, oooohhhh hijooooo mioooooo, --- secunda Keran cada empellón con el que su hijo castiga su coño.
- Ohhhhhh, ooooohhhh, ohhhhhhhh, – aúlla Regnar acelerando las riñonadas con un ronco aullido
Regnar puede gozar del inmenso placer de correrse en el coño de su madre, la idea explota en su mente a la vez que descarga tres potentes y espesos chorros aullando con los truenos de fondo.
Keran es consciente de como el esperma de su hijo brota furiosamente derramándose en su útero, cada oleada de esa glutinosa esencia le acompaña un quejido lastimero , hasta tres veces lo escucha bramar sobre su oído a medida que cada viscosa rociada brota de la punta de su polla bañanadola incansablemente .
Le duele todo, le pincha el cuerpo allí donde aun continúan unidos, el escozor entre las piernas se ha convertido en fuego liquido, vertiéndose muy profundamente , se siente desgarrada y dolorida. Demasiadas emociones , demasiadas sensaciones.... acaban oscureciendo sus ojos al caer en la inconsciencia.
Regnar permanece inmóvil unos minutos mas sobre su madre, sus ansias han sido calmadas aunque siente el perfecto amarre al coño materno deliciosamente firme, suavemente aparta la cabellera dejando al descubierto el terso cuello, el aroma lo invita a recorrerlo con la lengua, besarlo hasta llegar a la mandíbula.
Lentamente su verga pierde vigor abandonando con parsimonia la acogedora vaina, resopla al bajarse de encima de ella, reparando los muslos abiertos ligeramente , la hendidura visiblemente inflamada y emplastada con una corrida que empieza a supurar hasta formar un pequeño charco sobre la cama.
Semejante visión le arrebata cualquier remordimiento, porque es consciente de lo inevitable.
El fragor de la tormenta asolaba el exterior del castillo, aunque a Regnar no le afecta , de pie junto a la cama de dosel de la reina, contempla su sueño , despacio adelanta una mano dejando asomar el perfil del rostro agotado.
Le parece perfecto, quizá demasiado bello para ser real..., su hermosa y altiva reina...-- suspira acariciando levemente el labio inferior. fuera la cortina de lluvia arrecia silenciandolo todo, ahogando sus pasos cuando finalmente tapa el cuerpo desfallecido y vuelve sobre sus pasos hacia los pasadizos.
Es en el interior de su escondite, de vuelta a la torre es consciente de su apetito solo ha mitigado a medias, faltan demasiadas horas hasta el anochecer siguiente cuando la negrura del cielo vuelva a llegar y él vuelva a disfrutar de otra asombrosa sesión de placer carnal con su adorada madre.
Firmemente decidido se rinde al sueño, consciente de como el suave aroma a lavanda esta pegado a su piel....
El primer canto del gallo llega estrepitosamente a los oídos de la reina, sobresaltándola, pestañea en la mañana , en el recuerdo flota el sueño de esa noche de tormenta. El tiempo apenas ha cambiado algo de lo sucedido entre las paredes de sus habitaciones un año atrás.
Las interminables noches disfrutando de las visitas nocturnas de Regnar, cada noche insomne gozando al saberlo dentro de su coño, aceptando el insaciable apetito de hasta 5 largos asaltos del que su hija nace nueve meses mas tarde .
El secreto respira, llora se amamanta de ella escondido dentro de la torre de hechicería.
La firme revelación arraiga de nuevo en su fértil útero , abochornada al saber de las innumerables vidas que aun han de llegar de su unión incestuosa. , y de la que ya no puede prescindir, la patada dentro de su vientre así lo atestigua.
La pequeña vida se agita recordando el escaso tiempo por nacer, aun estando en su abrigado encierro es consciente de la terrible realidad, parirá todos sus hijos hasta la muerte..., tal como fue profetizado tanto tiempo atrás, aunque … sera libre....! – suspira esperanzada apoyando la mano sobre su vientre hinchado , a duras penas consigue levantarse para llegar junto al pergamino donde escribe la nota al rey negro, la criatura se agita golpeando su deformado vientre.
A entregado una vida inocente , por otras muchas por llegar, sellando su destino y el de todo el reino.
Februus permanece oculto en las sombras de la galería de servicio observando la llegada de la joven princesa, envuelta en los sencillos ropajes de algodón , no consigue distinguir su rostro bajo el tocado que cubre su rostro, su hija vuelve a casa..., si... preparada para cumplir su destino... siente agitarse su verga dentro de las calzas.
Pronto hija mía, pronto.... – se adentra pasillo abajo con el pergamino de la reina entre sus ropas.