La maldicion 2 - En el despertar.
Una situacion rara.
Me desperté era muy temprano, me sentía mejor que nunca pletórico, lleno de energías pense en lo que me pasó ayer, eso no pudo ocurrir, tuvo que ser una pesadilla, me toque la barriga y no estaba inchada como cuando me acosté, lo raro es que tenía puesta una peluca con el pelo negro muy larga, me puse a quitármela pero me hacía daño al tirar, descubrí que era mi pelo, también descubrí que tenía pecho, bastante grande una cien de talla o algo así, al tocarlas parecían totalmente naturales, me acordé de mi pene, toque y gracias al cielo ahí seguía, también note que tenía las caderas más anchas, el culo más grande y la cintura más pequeña.
Me levanté y me dirigí al espejo de la habitación, allí pude ver que era una mujer, la mujer más bella que había visto jamás. Si lo era, salvo por el pene, lo tenía de mayor tamaño que el mío de siempre.
Cientos de cosas pasaron por mi cabeza, estaba teniendo una pesadilla? Era una broma demasiado macabra? habían echo conmigo algún tipo de experimento?
Derrepente sentí unos gemidos que venían de la salita, no sé si eran de dolor o de placer o una mezcla de los dos. Cogí una bata de color salmón de mi mujer que era lo único de ropa que tenía a mano y un trofeo que había en una repisa, con trofeo en mano me dirigí a la salita dispuesto a golpear lo que fuese.
Cuando llegue a la puerta vi a mi mujer a cuatro patas, siendo enculada por el tío disfrazado de elfo de ayer, mi mujer se percata de que los e visto y me dice.
- A por fin despertaste, te ves muy linda, más linda de lo que nunca hubiera imaginado, te unes a nosotros? El lo quiere así. Para que estés preparada mentalmente, para cuando él llegue.
Me quedé absorto, pero que clase de broma es esta, la situación me estaba sobrepasando, mi mujer poniéndome los cuernos en mi propia cara, yo echo una mujer, y quien cojones tiene que llegar? y mentalmente de que?
Apreté el trofeo en mis manos y me dirigí hacia el, derrepente el hombre disfrazado de elfo saca la polla del culo de mi mujer y la apunta hacia mi, con cara de susto como si supiera que le queda poco tiempo de vida.
No sé qué pasó por mi cabeza, pero nada más verla me tiré de rodillas ante el y empezé a lamersela como cuando una gatita lame leche. No lo podía evitar, era como un arrebato, un instintivo contra el que no podía luchar. El se me quedó mirando asombrado.
-Tal como el decia - dijeron el y mi mujer con cara de asombro casi al unísono.
Yo mientras lamiendo sin querer pero queriendo, que me pasaba y quien era el? Que bien sabe está polla madre mía!!! Pensé impulsivamente. Empezó a salir líquido preseminal, lo que me hizo ponerme loca, loco quería decir, lo mejor que había probado nunca, empecé a hacerle una mamada mientras jugaba con mi lengua, note que comenzaba a ponerseme dura, yo que siempre había sido un hombre echo y derecho. Aquello me estaba
Escitando sobremanera.
- Quieta fierecilla - dijo el - tenemos otro plan en mente.
La saco de mi boca se tumbó en el sofá y mi mujer se puso encima.
Yo no me podía sacar de la cabeza la polla, pero más que la polla el jugo la corrida, mmm. No lo podía evitar era una obsesión.
- Únete a nosotros y enculame maridita, si lo haces tendrás todo el semen para ti.
Mi cabeza solo pensaba en el semen, así que con mi polla superdura por la situación, comencé a penetrarla por el culo, ella se quejo.
-Antes no la tenías tan grande ni duraaaaa...
Yo ni me inmute, solo tenía un objetivo una obsesión, el semen del amante de mi mujer, mis tetas rebotaban sin parar eran hipnoticamente bellas. Bombee con todas mis ganas, mi mujer se quejaba de dolor, pero a mí me daba igual, con la escitacion eyacule en el culo de mi mujer un buen chorro. Mi obsesión no desaparecía, la aparte como pude.
- Mas suave que pareces una bestia sin control - me dijo
Hice caso omiso le cogí la polla al elfo y empecé a comérsela a lo bestia, el se dejaba hacer con una enorme sonrisa, yo lamía, besaba, metía, sacaba, su polla una y otra vez, asta que por fin, la ansiada recompensa salió un enorme y potente chorro, que lleno mi boca, quede unos segundos saboreando ese excelente manjar, en mi mundo, mientras mi mujer y su amante miraban asombrados, al final me la trague y reino en mi una tremenda tranquilidad y armonía.
- El tenía toda la razón menuda fiera - dijo mi mujer. El asentía con su cabeza.
El? Intenté pensar pero dejé mi mente dormida en mi relajación. Y me quedé por fin dormida.