La Mafia, mi vida y ella...
Capítulo 5
-Sabes que esto no es correcto- dije con mi frente pegada a suya y los ojos aún cerrados.
-No me importa, sabes que es lo que ambas queremos- sus manos seguían enredadas en mi cabello y movía sus dedos, ella sabe que eso me vuelve loca.
-¡No!- saqué sus manos de mi cabello y me dirigí a la sala.
-¿Por qué eres así Rachel?- dijo ella bajando las escaleras.
-Baja la voz quieres, no me gustaría que mi princesa se despertara por otra discusión entre nosotras.
-Podemos tener noches como antes, sabes que todavía nos pertenecemos.
-No Dayana, entiende por favor- me acerqué y tomé sus manos- Las cosas entre tú y yo terminaron, ese beso no fue más que un momento de debilidad- sí, puede ser cruel pero es cierto, simplemente fui débil.
-¿Debilidad?- se soltó de mis manos y me dio una fuerte bofetada.
-Muy bien creo que me la merezco, también creo que es momento de que me vaya.
-¡Claro lárgate, huye como siempre! Abandónanos a mí y a tu hija- con esas palabras tocó la fibra más sensible de mi ser.
-¿Abandonarlas? Nunca he dejado de ver por mí hija, crees que me gusta toda esta situación de no poder llegar a mi hogar y que me reciba mi princesa, llevarla cada día a la cama con algún cuento o historia, no lo disfruto, pero sé que viviendo de nuevo juntas no tardaríamos más de un mes en caer en discusiones y terminar odiándonos.
-Si no lo intentamos no lo sabremos- siseó ella en su defensa.
-¿Intentarlo?- solté una carcajada sarcástica- Ya Sofía se adaptó a tener dos mamás que no viven juntas, quieres hacerla pasar por el proceso de adaptación para que al cabo de unos meses caigamos en discusiones y nos volvamos a separar ¿quieres eso para tu hija?- me miró vacilante- Pues yo no quiero eso para mí princesa, no soy tan egoísta.
-Lárgate de mi casa.
-No le digas nada a nadie con respecto al club, buenas noches.
Salí de mi antiguo hogar con rumbo a mi vacía casa, me di una larga ducha y me tiré en mi enorme cama a pensar, sí a pensar porque el sueño no llegaba a mí, decidí revisar todos los papeles que tenía del club para comenzar a trazar mi plan de acción para cerrarlo sin ningún tipo de inconveniente, así me llegó el amanecer sin poder dormir, tomé mi bolso y me fui al gimnasio.
-¿Te caíste de la cama?- dijo un muy divertido Jorge.
-De hecho podría decir que ni si quiera la toqué.
-Sí eso se nota en tu rostro- me dijo con cierto tono de preocupación- ¿todo bien contigo?
-Sí todo bien, voy a lo mío si te necesito te busco.
-Claro cariño, sabes que estoy para ti- me alejé y me dediqué a mi rutina, la que terminé muy rápido para mi gusto y mi frustración seguía intacta.
-Quiero boxear- Jorge me miró extrañado- Sí, escuchaste bien quiero boxear.
-Bueno vamos a prepararte para que le des al saco.
-No, no quiero simplemente pegarle al saco, quiero subir al cuadrilátero y boxear.
-Podemos hacer algunos movimientos ahí arriba si gustas.
-No Jorge, quiero pe-le-ar golpear y recibir golpes.
-Sabes que nadie aquí va a hacer eso contigo.
-Yo me animo- dijo la voz de una chica que sonaba bastante grave.
-¿Sabes algo de boxeo? -Preguntó Jorge un tanto escéptico.
-Sé lo necesario- dijo con un tono arrogante, pero aquella chica se me hacía familiar.
-Bueno Jorge ya la escuchaste, prepáranos- Jorge procedió a vendarnos las manos, colocarnos los guantes y los cascos de protección.
-Muy bien serán tres asaltos de dos minutos, todos los golpes por encima del cinturón.
-Yo no veo la línea de su cinturón así que si la golpeo más abajo no será, mi culpa- dijo levantando sus hombros.
-Por eso no hay rollo- le hice señas a Jorge y este me ayudo a quitarme mi franelilla- Listo.
Chocamos los guantes y Jorge sonó la campana, comenzamos suave, midiendo nuestros alcances, veía en los ojos de aquella chica cierta ira en mi contra y al recibir un crochet directo en mi rostro que me tiró sobre las cuerdas y ahí la recordé, es la misma chica de la cinta, sacudí mi cabeza y me centre en la pelea, recordé que tenía mucha ira para sacar de mi ser. Golpes iban y venían, Jabs, ganchos, hooks y sus combinaciones, aunque me cueste admitirlo estaba recibiendo una señora paliza de esa chica, ya en el tercer round las cosas no cambiaron mucho y todo terminó conmigo besando la lona.
-Hey Balboa ¿todo bien?- me preguntó Jorge midiendo la reacción de mis pupilas.
-Sí, sí, si todo bien- dije sentándome y sacudiendo un poco mi cabeza- Pero creo que necesito practicar más mis golpes- dije con una media sonrisa.
-No, tus golpes están bien- comenzaba a desatarme los guantes- Lo que te falló fue la defensa y que esa chica es rápida- sí que era rápida todo mi cuerpo era testigo de eso- Ahora me dirás ¿qué te pasa?
-Nada- repuse rápidamente mientras movía mi cabeza para hacer sonar mi cuello.-
-Vamos Rachel, te conozco, tu nunca has sido de las que se van a las manos con nadie, algo malo te pasa.
-No es asunto tuyo Jorge- le dije en un tono molesto, sacudí mi cabeza un par de veces y como pude me levanté y salí directo al club.
Clariss
Hoy por fin es sábado, día del estreno de nuestro baile, me desperté a las ocho pero me quedé en cama leyendo “El arte de la guerra” hasta las 10 que me atacó el hambre, bajé a la cocina y no había nadie, me serví un tazón de yogurt con granola y subí de nuevo a mi habitación para planear mis clases de las siguientes semanas, siempre me ha gustado llevar mi trabajo al día o si está en mi alcance adelantado.
-¿Cómo vas con esos jeroglíficos?- preguntó España desde la puerta, ella siempre se refería de manera despectiva a mis actividades como profesora.-
-Te sorprenderías con lo bonito que escriben algunos niños, no todos son jeroglíficos- repuse un poco ofendida.
-Sí bueno, vístete, vamos a almorzar- dijo mientras se sentaba en un puf purpura que tengo en mi cuarto.-
-¿Vamos a almorzar?- cuestioné escéptica.
-Bueno, tienes almuerzo con tu novio lindo y querido.
-No tengo apetito.
-No puedes decir que no, eso lo sabes.
-No quiero ir.
-Vamos Nastya siempre es lo mismo, por una vez, sólo por una vez podrías hacer lo que te corresponde de verdad sin pelear ni hacer dramas.
-¿España tú me estás diciendo dramática?- era su última oportunidad para salir bien parada de esta inminente pelea.-
-Siempre terminas exagerando todo y peleando por cosas que igual harás al final, así que sí, creo que a veces eres un poco dramática- señoras y posibles señores lectores, nunca pero nunca se le debe decir a una mujer que sí cuando pregunta sobre algún posible defecto suyo, es mejor esperar una muerte natural.-
-Fuera- dije casi en un susurro intentando no desatar toda mi ira en su contra.-
-¿Qué dijiste?
-¡FUERA! España eso dije ¡FUERA!
-A veces no te entiendo Nastya de verdad.
-¡FUERA!- comencé a arrojarle lápices, marcadores, hasta el borrador.
-Bueno, bueno me voy, pero el almuerzo es a la 1 pm.
Lo último que le arrojé justo cuando cerró la puerta fue mi perforadora fucsia, menos mal que la cerró sino le habría causado una posible contusión, me tiré boca abajo en mi cama y ahogué un gran grito de frustración contra mi almohada al tiempo que pataleaba, sí yo sé que soy dramática a veces, pero eso no le da derecho a ella de decírmelo tan tranquila y menos cuando sabe que me aburro en esos almuerzos.
-Hola mi amor- salude a Sergey con un profundo e inesperado beso.-
-Hola nena, no te pregunto cómo estas, porque ya veo que de muy buen humor.
-Cuando se tiene todo en la vida, sólo se puede ser feliz ¿no?- todo este acto de novia feliz era para salir rápido de mis obligaciones y llegar con tiempo al club de Rachel.-
-Eso me alegra, dime ¿cómo va tu trabajo?
-Todo muy bien, como siempre ¿ya ordenaste cielo?
-Sí, un poco antes de que llegaras te ordene risoto de mariscos, con vino blanco- mmm risoto, un plato italiano, así como la pasta que me preparó Rachel en su casa, a partir de ese pensamiento no pude dejar de sonreír.-
-Qué bueno.
Comimos sin mayor novedad, hablando un poco de todo pero a la vez de nada; nos dirigimos al hotel de siempre y ahí estuvimos un par de horas, aunque esta vez hubo algo diferente, esa diferencia fue que pensaba en ella mientras estaba con Sergey, eso me hizo trasportarme a otro lado y estar realmente ausente mientras el disfrutaba de mi cuerpo; culminada nuestra faena sexual procedió a llevarme a casa.
-Vlad ¿cómo estas hermano?-cualquiera juraría que tenían días sin verse, cuando casi podría asegurar que duermen juntos.-
-Sergey, pues no muy bien.
Me desentendí de aquella plática dirigiéndome a mi cuarto, pero pudiendo escuchar algo sobre problemas con algunos italianos. Me dirigí inmediatamente a la ducha con agua tibia, me di uno de esos baños en los que no sólo te lavas el cuerpo sino también el espíritu, cuando salí vi que ya iban a dar las 8 pm, humecté todo mi cuerpo, me puse las pantis más sexys que tenía, sin ninguna razón específica simplemente quería sentirme sexy, unos jeans rojos, una blusa color crema con puntos en un tono oscuro y botas altas con tacón.
-Levántate- dije arrojándole un cojín por la cara a una aparentemente dormida España.-
-¿Qué carajos Nastya?- dijo cayéndose del sofá y con cara de pocos amigos.-
-Tienes que me llevarme al club.
-¿Al club? No vale si quieres beber tú hermano tiene todas las bebidas que puedas querer.
-Hoy me toca bailar.
-Ese no es mi problema.
-Yo no te lo pregunté si era o no tu problema- me incliné un poco hacia donde estaba, levanté mi dedo índice- Te dije que me llevaras.
Ella entendió que no debía discutirme más, su trabajo es ser mi chofer y guardaespaldas, claro yo no la veía simplemente como eso, pero ella me había hecho enojar aparte estaba siendo grosera y aunque ella parezca de piedra sé que le duele cuando la trato de manera tan poco personal; cumplí con mi objetivo y a un cuarto para las 10 pm ya estaba en el club con los demás bailarines.
-Bueno chicos ya que están todos listos repetir la rutina una última vez- dijo Antonia como un consejo tipo orden.-
-Muy bien- dije mientras cada uno se ubicaba- A mi cuenta, un, dos tres.
Repasamos la rutina un par de veces ,se corrigieron un par de detalles y estábamos listos, Antonia se despidió y nos deseó éxito; salimos de uno en uno para ocupar nuestros puestos, el Dj nos hizo una pequeña introducción y ahí comenzó todo, sentir la energía de la gente, el ritmo seductor, la precisión de cada movimiento, todas esas sensaciones son las que me hacen amar el baile, al finalizar todo era aplausos, silbidos y vitoreo, tenía la adrenalina a millón, volvimos al vestuario y todos sonreíamos, todo había salido a pedir de boca, Gustavo apareció un momento para felicitarnos y decirnos que nos apetecía quedarnos y disfrutar de la noche los tragos correrían por su cuenta.
-Mi bailarina favorita- Antonia me sorprendió con un abrazo súper envolvente.-
-Soy tu única amiga que sabe bailar.
-Muy graciosa, ven vamos con los muchachos- literalmente me arrastró por medio club hasta llegar a la zona VIP- Y con ustedes la bailarina estrella- dijo gritando haciéndose escuchar por sobre la música.-
-Muy buen baile.
-Gracias Marco- le dije apretando la mano que me ofrecía.-
-Yo soy Mario- dijo con una sonrisa muy tierna y sus mejillas sonrojadas- Él es Marco- dijo señalando al chico que besaba a Antonia.-
-Perdón que vergüenza, no sabía que Rachel tenía más hermanos- deseaba que la tierra me tragara, eran muy parecidos.-
-Tranquila hermosa- me guiño un ojo- Marco y yo somos gemelos así que no es la primera vez que me pasa- sonrió ampliamente haciéndome sentir un poco más tranquila.-
-Debo decir que muy buen baile señorita- se nos acercó otro chico que no era parecido a ninguno de ellos.-
-¿Otro hermano?- pregunté señalándolo y mirando a Mario.-
-No- dijo riendo- Soy un primo, mi nombre es Luis, un placer- dijo mientras me estiraba una mano para que se la estrechara.-
-Clariss un gusto- le estreché la mano y sonreí.-
-Bueno mi novia tenía razón- ahora sí Marco se acercaba colocándose en medio abrazando a ambos chicos- Eres muy buena bailarina.
-Gracias Marco, pero fue un trabajo en equipo y tenemos una muy buena coreógrafa- dije un poco apenada, pero viéndolos más detenidamente si tenían sus diferencias y la más obvia era que Mario llevaba barba, corta y muy bien cortada que no llegaba a su boca y Marco llevaba un ligero intento de candado.-
-Te lo dije mi amor- Antonia me abrazaba de costado- Todo lo que ella sabe lo aprendió de mí.
-Ay tan pretenciosa la patito feo- dije en carcajadas.-
-¿Patito feo?- cuestionaron los tres al unísono.-
-Lo siento pero para yo poder contar esa historia debo estar muy alcoholizada y mi Anto igual para que me dé permiso de contarla- dije frenando cualquier intento de pregunta de su parte.-
-Bueno no perdamos el tiempo entonces y alcoholicemos a estas mujeres.
Proclamó Marco, me decepcioné un poco al no ver al Rachel en el grupo, cuando llegó mi bebida que era un mojito cubano mientras los demás siguieron con el whisky, hablábamos o mejor dicho gritábamos para entendernos sobre la música, bailamos, bebimos, lo pase muy bien, pero no dejaba de buscar con la mirada a Rachel y lo único que conseguía era al baboso de Gustavo.
-Bueno gente llegó por quien lloraban- dijo Rachel por fin haciendo acto de presencia.-
-Hasta que por fin nos honras con tu presencia hermana.
-Lo bueno se hace esperar señores- dijo con una gran sonrisa sentándose a mi lado mientras se quitaba su chaqueta.
-¿Y dónde se supone que está “lo bueno”? por qué yo no lo veo prima.
Comentó Luis haciéndonos reír a todos y ganándose un cubo par de cubos de hielo voladores por parte de Rachel; posteriormente Marco propuso un lindo brindis por su hermana, de verdad que se lo merecía, ya veo que todo lo que tiene es mero fruto de su trabajo duro; coqueteábamos un poco, hasta que los demás quisieron bailar, me llamaba la atención ¿cómo sería bailar con ella? Sentirla cerca, así que cuando se fue a complacer a sus hermanos, yo sólo quería salir de mi duda pero Mario me interceptó haciéndome bailar con él; al cabo de un par de canciones Rachel dijo algo que no entendí pero terminé en sus brazos.
-Pensé que nunca bailarías conmigo- dije mirándola a los ojos y colocando mis manos en su cuello sin ningún tipo de pena, las maravillas del alcohol.-
-Lo bueno se hace esperar guapa- dijo guiñándome un ojo y dándome una hermosa sonrisa de lado.-
-Veremos si valió la pena tanta espera.
A medida que el ritmo de la música bajó acerqué más mi cuerpo al suyo, sus manos se aferraban a mí cadera, no podía quitarle la vista su mirada era tan suave y cariñosa, me sentía tan bien estando en ese momento, me sentía dentro de ella, en un momento dejamos de bailar, quedándonos simplemente meciéndonos; sentí como si ella quisiera contarme algo, su mirada me reflejaba algo de culpa, no era sólo el alcohol ingerido, había algo en esos ojos marrones que me gritaba que no me fuera, que me necesitaba, lentamente nos fuimos acercando, quería besarla y hacerla sentir que todo su miedo podía ser vencido, pero antes de consumar el beso, Mario nos interrumpió diciéndole algo al oído a Rachel que la hizo ponerse tensa.
-Bueno guapa tengo una cita a la que no puedo faltar- me dijo en susurro con tono de disculpa.-
-Sabes que me debes el desayuno- dije ya fuera del club, percatándome que España ya estaba esperándome así que emprendí mi camino al coche.-
-Tranquila que soy buena paga, no pasará mucho para pagártelo guapa- sus palabras me hicieron sentir “algo” que me levantó el ánimo, sólo pude sonreír ampliamente mientras España abría la puerta para que yo entrara al coche.
-Muy cariñosa tu jefa ¿no?- refunfuño España mientras azotaba la puerta del coche y nos ponía en marcha.-
-¿Celosa?- la cuestioné con una sonrisa.-
-¿Tengo motivos?
-No lo sé, tú eres la que anda diciendo tonterías no yo.
España no me supo o no me quiso responder, se limitó a acelerar el coche a todo lo que daba, me perece gracioso como algunas personas pueden ser tan tercas con respecto a sus sentimientos, prefieren guardárselos y sentirse mal, que simplemente expresarlos y lidiar con ellos, pero bueno, yo no soy psicóloga, cuando ella decida estallar ahí estaré para escucharla, mientras tanto voy a dormir todo el día porque estoy agotadísima y mañana ya me toca retomar mis clases.
-Nastya, levántate- escuche una familiar voz a lo lejos.-
-NO- gruñí y me di la vuelta.-
-Vamos floja, levántate, hay un sitio al que quiero llevarte- a pesar de mi sueño su súplica me pareció muy tierna.-
-¿Qué hora es?- dije entre un gran bostezo y frotando mis ojos.-
-Son las 5 am.
-¿Las 5 am España tú te has vuelto loca? ¿Cómo se te ocurre despertarme a esta hora?
-Por favor acompáñame, hoy es 20 de noviembre- rayos, hoy es su cumpleaños, se me había olvidado por completo.-
-Está bien, me voy a duchar.
-Hazlo rápido y ponte ropa deportiva.
¿Ropa deportiva? ¿Qué carajos quería esta mujer? Como pude me levanté, fui al baño, me di una ducha rápida, me vestía tal como ella me indicó y salimos a no sé dónde rayos, porque todo estaba oscuro, mi cerebro aún no recibía su dosis de cafeína diaria así que no estaba procesando nada.
-¿En serio España? ¿Me trajiste a un gimnasio a las putas 5 de la madrugada?
-Siempre vengo, aunque un poco más tarde y quería que por lo menos hoy alguien me acompañara- a veces olvidaba que la vida de España gira entorno a la mía.-
-Pudimos venir más tarde- me calmé un poco.-
-Más tarde tu estas dando clases, luego de eso vas a la casa hogar, sino Sergey sale contigo y cuando por fin te desocupas no quieres salir porque debes corregir los benditos jeroglíficos.
-Bueno, bueno, ya deja de quejarte que aquí me tienes.
No sonrió pero pude ver un brillo juguetón en sus ojos, que para mí era más que suficiente para saber que estaba de buen humor, la acompañe en algunos ejercicios, en otros simplemente me hice la vista gorda, lo mío es más el baile en lugar de las maquinas; luego de un rato la perdí de vista, así que me dediqué a buscarla por todo el bendito gimnasio que para colmo era gigantesco; me asomé en la parte que entendía era de boxeo y ahí la vi sobre esa tarima con cuerdas alrededor, me quedé en la entrada observando mientras hablaba con una chica y un hombre, el que repentinamente le quitó la camisa a dicha chica, ¡vaya que cuerpo! Los beneficios de la religión del gimnasio, me acerqué un poco para ver mejor y casi me desmayo al ver que la misteriosa chica que cuerpo increíble era Rachel, pero ¿qué hacía peleando con España? Quedé seducida con el cuerpo de Rachel, la manera en la que se marcaban sus músculos, no era nada muy exagerado, pero se le veía muy sexy con su piel bañada en sudor, pude notar una pequeña parte de un tatuaje que decía “La Famiglia”, eso capturó mi atención ya que no me imaginaba a Rachel del tipo de mujer que tenían tatuajes, presencié toda la pelea y honestamente me dolía cada golpe que España acertaba en la humanidad de Rachel, cuando la vi caer inconsciente sólo pude cerrar mis ojos y salir corriendo del sitio, no esperé por España, llamé a uno de los matones de mi hermano para que me llevara a casa y de ahí a la escuela. Pude concentrarme un poco en mis niños, pero mi mente siempre lograba llevarme a la madrugada del domingo con ese baile de miradas, el bello cuerpo de Rachel y el gran dolor de verla lastimada.
-¿Por qué no me esperaste?- pasé por su lado ignorándola completamente- ¡Joder Nastya! No me ignores- me detuve voltee hacia ella con furia y la enfrenté.-
-No te esperé porque eres una semerenda idiota España y yo con idiotas no ando- retomé mi camino lejos de ella en dirección al coche de mi nuevo chofer.-
-No seas dramática por favor- dijo caminando rápidamente para alcanzarme.-
-Dramática nada, tú sabias que ella estaría ahí.
-Sí, pero nunca va tan temprano.
-Además pude ver la satisfacción en tus ojos mientras la golpeabas.
-¿Por qué te importa tanto? Si a esas vamos ella también me golpeó y no te veo llorando por mí.
-Piérdete.
Me subí al coche y así terminé la discusión, estaba muy alterada, es cierto ¿por qué me importaba tanto? Le dije al chofer que me llevara a la casa hogar, es el único sitio donde consigo paz aparte de un salón de clases y hoy me toca dar clases de baile así que existe la posibilidad de que vea a Sofía y a Rachel.
Hola, gracias por seguir esta historia, disculpen que demore tato entre cada capítulo pero trato de escribir lo mejor y lo más rápido posible, gracias por todos sus cometarios y correos, para mí es una alegria total leerlos. Saludos desde Venezuela.