La Mafia, mi vida y ella...

Capítulo 8

Clariss

Hoy por fin es viernes, de nuevo toca presentación en el club, esta vez no habían tantos nervios la nueva rutina era un poco más fácil y corta que la del primer día, esta vez bailamos “Don’t cha” de Tha Pussycat Dolls; el impacto y la respuesta de los presentes fue igual de buena que la semana pasada; lo malo es que a diferencia del primer día Rachel no estuvo cerca en toda la noche el único que nos merodeaba era Gustavo.

-Muy buen baile preciosa, tu siempre llamando la atención con tu bello cuerpo- es mi jefe pero es un fastidio.-

-Gracias, tu tan amable como siempre- le respondí con una falsa sonrisa.-

-Y bueno preciosa- posó su brazo en la pared impidiendo mi salida del vestidor- ¿Cuándo vas salir conmigo?

-Me gusta este trabajo y no me gustaría comprometerlo saliendo con el jefe- me sentía demasiado incómoda con su cercanía, pero intentaba ser amable.-

-Vamos preciosa, nadie tiene porque enterarse- se acercó demasiado a mi rostro- Sería nuestro pequeño secreto.

-No Gustavo gracias.

-Por favor preciosa- se acercó un poco más.-

-Mequetrefe ella ya te dijo que no, déjala quieta- esa voz me salvó.-

-¿Qué haces fuera de tu cueva Batman?- preguntó él un obviamente sorprendido.-

-Vi que alguien molestaba a mis empleados y bajé a poner orden- su mirada era muy dura y su rostro frío.-

-Estábamos charlando ¿no es cierto preciosa?

-Un vestidor no es lugar para charlar con una señorita, sobre todo cuando esta te dice que repetidas veces que no- yo no sabía qué decir y no quería causar problemas entre ambos.-

-Sólo intento conocer mejor al personal, así como tú dices- le soltó una sonrisa torcida que no terminaba de llegar de a sus ojos.-

-Puedes conocer a tu personal simplemente observando cómo trabaja, ya deja las excusas y vete a la puerta a apoyar a los chicos de seguridad- sin decir más se machó y sólo hasta ese momento pude soltar un suspiro de alivio.-

-¿Estas bien guapa?- su mirada había cambiado ahora era tierna y su voz sonaba preocupada.-

-Sí, gracias a ti no paso mayor cosa.

-¿Quieres subir a la oficina un rato?- su invitación me sorprendió por lo que alcé mis cejas por reflejo- Digo, mientras te vienen a buscar, si quieres claro- descubrí que me gusta ver a Rachel nerviosa.-

-Sí claro.

Me dio una enorme sonrisa, acto seguido la seguí a su oficina, no me había percatado que no tenía ni la más mínima de donde quedaba dicho sitio, subimos unas angostas escaleras y ahí estaba su “cueva”, tres ventanas que daban directamente al club, un mueble de cuero marrón gastado de tamaño mediano, un escritorio un poco grande para el tamaño de la oficina una computadora y una pantalla sobre el mismo; un par de fotos enmarcadas y dos pequeñas sillas frente a este; no tenía la mejor decoración pero se sentía acogedor, por lo menos para mí lo era.

-Siéntete como en tu casa- me dijo con una pequeña sonrisa.-

-Gracias- noté un cenicero lo que me pareció extraño ya que ella nunca me había olido a cigarro, ni la había visto con uno nunca- ¿Fumas?

-¿Cómo dices?- parecía que mi pregunta le parecía extraña.-

-¿Qué si fumas?

-No, fumaba ¿por qué la pregunta?

-Por el cenicero sobre tu escritorio.

-Ha eso, bueno antes fumaba demasiado, pero desde que mi princesa llegó a mi vida decidí dejarlo por cuestiones de salud.-

-Ese es un buen motivo para dejarlo- le sonreí coqueta, había algo en ella que me provocaba no alejarme.-

-Ella es el mejor y más potente motivo para lo que sea.

Ella trabajaba en su computadora, de vez en cuando ojeaba la otra pantalla frunciendo su ceño y en algunos momentos me miraba y sonreía, sus labios eran el marco perfecto para su tierna sonrisa.

-Ya dime ¿qué tanto me miras?- me dijo en tono divertido moviendo sus manos.-

-¿Yo?- pregunté inocente.-

-Sí, claro que tú ¿o acaso ves a alguien más aquí?- no pude evitar sonrojarme.-

-Tus labios- dije en un susurro involuntario.-

-¿Mis labios?- cuestionó ella un poco incrédula.-

-Sí- bajé la mirada, no podía sostener la suya.-

-No bajes la vista- sin darme cuenta ella se encontraba a mi lado levantando mi barbilla obligándome a mirarla.-

-Tus labios.

Volví a susurrar, ella se inclinó sin quitar su vista de la mía, se detuvo a un par de centímetros de mis labios, sentía su cálido y mentolado aliento, el calor que emanaba su cuerpo cerca del mío, eliminé la poca distancia y suavemente apoyé mis labios en los suyos, comenzó como un simple roce que poco a poco se convirtió en un suave beso, era sólo labios, los suyos tan suaves como los malvaviscos pero con un sabor exquisito, pasó la punta de su legua por mi labio superior a lo  cual respondí mordiendo su labio inferior y sentí como ahogó un suspiro en su garganta, abrí un poco mi boca y su lengua no tardó en invadirme, repasaba mis sientes, recorría cada parte de mi lengua con la suya, era un beso tan lento pero profundo, más que los labios sentía que ella me besaba el alma con la suya, no habían manos, ni roce entre nosotras, todo era nuestros labios, no podría decir cuánto tiempo  estuvimos en ese beso, pero el mundo desapareció para mí y supe que no quería otros besos que no fueran los suyos.

-¿Entonces?- preguntó al separarse levemente de mis labios.-

-¿Entonces qué?- repuse con la respiración un poco entrecortada.-

-¿Es mejor mirarlos o sentirlos?- me dio una media sonrisa demasiado coqueta que me hizo besarla de nuevo.-

-Besarlo, definitivamente besarlos- le respondí con una enorme sonrisa.-

-Bueno cuando gustes puedes sentirlos de nuevo guapa- me giñó un ojo y volvió a su puesto tras el escritorio.-

-Eso es bueno saberlo- sentí vibrar mi teléfono y era un mensaje de España.-

Mensaje de España

Bueno ya te divertiste lo suficiente, esto afuera.

-¿Ya debes irte cierto?- me sorprendió que pudiese leerme tan fácilmente.-

-Sí ¿cómo supiste?- ella sonrió divertida.-

-Guapa, mi trabaja es saber lo que quiere el cliente, lo que piensan los empleados y mantenerlos a todos contentos, con los años he aprendido a reconocer ciertas aptitudes en las personas.

-Entonces no se te puede mentir.

-Tampoco es que soy una maquina pero hago lo que puedo.

-Bueno es cierto, debo irme así que esta vez acertaste- le sonreí, recogí mis cosas y me levanté.-

-Clariss ¿puedo preguntarte algo?- ella se levantó y se acercó a mí.-

-Ya lo estás haciendo- le contesté jocosa.-

-¿Te gustaría almorzar en mi casa este domingo?

-Sí claro- respondí sin pensar, moría por pasar más tiempo con ella.-

-Vale, te busco a las once.

-Me parece perfecto- me disponía a salir cuando ella me tomó por el brazo y me jaló hacia ella.-

-No sé dónde te voy a buscar- dijo entre risas.-

-Búscame en la casa hogar- tomó de nuevo mi barbilla y me dio un suave y rápido beso que me dejó en una nube.-

-Listo, el domingo a las once te busco allá.

Ambas sonreímos y me fui con España a mi casa, no podía quitarme la sonrisa del rostro, revivir la sensación de sus labios en los míos, llegamos y no había nadie en casa, tomé un par de galletas y jugo de la cocina antes de subir a mi habitación.

Rachel

Ya es madrugada del domingo, hoy fue otra noche a todo dar; no he podido dejar de pensar en ese beso con Clariss, subo al cielo cada vez que lo recuerdo, no fue el momento más romántico aquí en mi oficina, pero sí fue el más perfecto, nada me podía arruinar esta nueva felicidad que crecía en mi interior.

-¿Señorita morte?- escuchar ese nombre captó totalmente mi atención.-

-¡Francisco! Puedes decirme Rachel, pasa adelante- le hice señas con mi mano.-

-Gracias- se sentó y colocó un sobre amarillo sobre mi escritorio- Ahí tiene toda la información que me solicitó.

-Tu siempre tan eficiente- dije con una enorme sonrisa y le entregué un sobre blanco con su pago.-

-Siempre es un placer trabajar con usted señorita.

Así como llegó se marchó, abrí el sobre, en este habían fotografías, datos personales, historial médico ¡rayos Francisco es bueno! Revisé y leí cada documento, observe con detalle cada foto, resulta que la misteriosa chica tiene el nombre de España Navas, 25 años de edad, procedencia desconocida, varias veces internada en hospitales por lesiones sospechosas, lo más relevante y preocupante para mí es que estaba íntimamente ligada con la familia Petrov, ese imbécil de Vladimir me había mandado a seguir con una chica, debía hacer arreglos para tener una pequeña charla con ella, pero eso ya sería la semana próxima. Me fui a mi casa a descansar mañana había almuerzo dominical Moretti en mi casa y debía estar descansada.

-Bueno días princesa- ya eran las 10 am y yo estaba buscando a Sofía para llevarla conmigo.-

-Mami- saltó a mis brazos y me dio un beso.-

-¿Cómo estas Dayana?- le pregunté con una sonrisa la cual ella no me respondió.-

-Estoy bien y por tu sonrisa supongo que tú también, pórtate bien mi amor- le dio un beso en su castaña cabecita- Y tú recuerda que debemos estar mañana temprano en el nuevo colegio de Sofía.

Sin decir más cerró la puerta y partimos al súper mercado a comprar un poco de queso y pan para el almuerzo, de regreso me desvié para buscar a Clariss que ya se encontraba en la puerta de la casa hogar, llevaba jeans ajustados y una franela manga corta amarilla, zapatillas a juego, su rubio cabello suelto y sus hermosos lentes de pasta gruesa, se veía perfecta; subió a la camioneta y todo el camino a casa fue una conversación exclusiva con mi princesa.

-Ven Clariss te presentaré a mi nonno y mis tíos- mi princesa la tomó de la muñeca y la arrastró dentro de la casa donde esperaba la plana mayor de los Moretti.-

-Con cuidado princesa, no la vayas a romper- le grité mientras las perdía de vista dentro de la casa.-

-¡Clariss mi amor!- escuché como Antonia la saludaba efusivamente.-

-Antonia déjala respirar- dije entrando a la cocina.-

-Ven conmigo guapa, voy a presentarte al resto de la familia- tomé su mano y la guié a la sala.-

-No me dijiste que era una comida familiar, no quiero incomodar- me dijo ella en voz baja.-

-No me incomodas aparte ya conoces a mis hermanos.

-Sí pero no es igual.

-Ya deja el miedo, te presento a mi padre- Dedy se levantó y besó su mano tal como hace conmigo.-

-Soy Rocco Moretti un placer.

-Clarris, el placer es mío señor Moretti.

-Y ella es Fernanda, mi esposa- ella se limitó a darle una falsa sonrisa y asentir con su cabeza.-

-Tú te pareces mucho más a tu padre que a ella- me comentó al oído mientras volvíamos a la cocina.-

-Es imposible que me parezca a Fernanda, ella no es mi madre- dije muerta de risa.-

-No seas mala conmigo, apenas estoy conociendo a tu familia- se cruzó de brazos he hizo un puchero lo que me pareció adorable y no pude controlar mis ganas de besarla- Sí así va a ser cada vez que haga puchero no dejaré de hacerlos nunca.

-Podríamos llegar a algún tipo de acuerdo- dije con una sonrisa.-

-Vaya, vaya, pero qué belleza tenemos aquí- Beto entró sin aviso a la cocina.-

-Guapa este baboso que vez aquí es mi hermano menor Beto.

-Hola, soy Clariss un placer- dijo ella con una pequeña sonrisa.-

-Mucho gusto belleza, yo soy Dalberto, el más guapo de los Moretti.

-El hecho de que ella use lentes no quiere decir que tenga mal gusto enano- Beto simplemente me miró feo sacó una cerveza y se fue a la sala.

-Muy bien ¿qué harás de almuerzo?- me preguntó ella pasándome mi delantal.-

-Bueno para hoy haré un pasticho, ensalada cocida y plátano asado.

-¿No es demasiada comida?- preguntó ella un poco asombrada.-

Clariss

Luego de conocer al resto de su familia y de que me explicara un poco el menú de hoy, me dediqué a ayudarla en la cocina, no me dejaba hacer mucho ya que decía que los invitados no debían cocinar.

-¿No le vas a agregar la carne a la salsa de tomate?- preguntó Marco que revisaba la nevera buscando una cerveza.-

-No tonto, se chuparía toda la salsa y el pasticho quedaría seco- respondió ella mientras deshilachaba el pollo que había hervido.-

-La salsa siempre lleva carne Rachel- replicó Mario desde la sala, cabe destacar que desde la cocina se veía perfectamente la sala.

-Hoy estoy cocinando yo y estamos en mí casa, así que no más críticas cabezas huecas.

-Tienes demasiados ingredientes aquí- le dije un poco apenada.-

-Tranquila guapa, al final todo quedará delicioso lo prometo- me dio una hermosa sonrisa y giñó su ojo.-

-¿De qué es esa camiseta que llevas puesta?- la duda me comía por dentro, ella lucía unos bellos jeans converse negros y una camiseta de rayas rojas y negras, no le quedaba mal pero era un look que no le había visto antes.-

-Es del A.C. Milán guapa, mi equipo de futbol favorito.

-¿Y por qué tus hermanos llevan una azul?- quería entender un poco más su relación con su familia ya que todos se veían muy unidos.-

-Ellos tienen una de Inter de Milán, ambos equipos son de la misma ciudad, pero el mío es el mejor ellos simplemente tienen mal gusto.

-Eso lo veremos hoy hermanita- dijeron sus hermanos.-

-Y hoy juegan ambos equipos, veremos un poco de calcio y tendremos un rico almuerzo.

-Eso parece un buen domingo ¿pero qué es calcio?

-Calcio es futbol en italiano guapa y contigo aquí es un domingo perfecto- pasó por mi lado y besó mi mejilla.-

Estar ahí en su casa, compartiendo ese aspecto tan íntimo de su vida y que me tratara de esa manera tan dulce frente a su familia me encantaba, podría verme pasando todos mis días de esta manera a su lado riendo.

-Clariss pssst Clariss- volteé y era Sofía quien me llamaba.-

-Dime pequeña ¿Qué ocurre?

-Clariss puedes enseñarme un baile para enseñárselo a mi nonno- sus ojitos brillaban con ilusión y no pude resistirme.-

-Claro que sí cariño, vamos a tu cuarto a ensayar- salimos en silencio de la cocina creyendo que nadie nos veía.-

-¿Se puede saber a dónde se dirigen en tanto silencio las señoritas?- nos descubrieron.-

-Vamos a practicar un baile porque Sofía quiere mostrarle a su nonno que sabe bailar- ella sonrió ampliamente y negó con la cabeza.-

-Bueno tienen 45 minutos para eso y princesa no le vayas a hacer daño, mira que no tengo para pagarla como nueva.

Así subimos a su habitación que era justo como la imaginaba, en bellos tonos de rosado y violeta, su cama era como las de las princesas de los cuentos, muchos peluches y muñecas, en fin el cuarto de una princesa, busqué una canción que se llama Mickey no recuerdo bien quien la canta pero es de los ochentas, como Sofía aprende muy rápido tardamos alrededor de media hora para que la coreografía estuviese perfecta, los otros 15 minutos restantes los pasamos arreglándonos, maquillándonos un poco y haciendo unos pompones; cuando sentimos que alguien tocó la puerta.

-¿Están listas?- preguntó Rachel del otro lado de la puerta.-

-Sí- respondimos ambas al unísono.-

-Dama y caballeros, miembros de la familia Moretti, para mí es un gran honor y placer presentarles nuestro espectáculo de medio tiempo- Rachel hizo una presentación muy cómica, le dio play y la canción salió por los altavoces de la casa- Aquí tienen a la guapa y la princesa.

Salimos con las primeras notas, comenzamos con movimientos sencillos de brazos y piernas agitando los pompones, todos nos veían asombrados pero contentos, ella dio un par de vueltas canela, hizo una estrella, no hicimos la canción completa porque sería demasiado para tan poco tiempo aparte ella es una niña, pero terminamos con la pose de victoria, a lo que todos aplaudieron y silbaron  emocionados como si su equipo hubiese ganado el mundial.

-¿Me viste nonno? ¿Me viste?- preguntaba ella muy alegre en los brazos del señor Rocco.-

-Sí mi bambina, estuviste hermosa- él se veía realmente orgulloso de ella.-

-Gracias- me dijo Rachel y me besó de nuevo en la mejilla.-

-De nada, ella es un sol.-

-Ella es mi sol.

Rachel

El almuerzo fue todo un éxito, a pesar de las incesantes críticas de mis hermanos, no quedaron ni las migajas de nada, el baile improvisado de Clariss y mi princesa fue más que perfecto, aparte de que el Milán goleó al inter, fue el domingo más perfecto que he tenido en mucho tiempo, dejé a Clariss en la casa hogar y volví a casa a dormir con mi princesa ya que mañana conoceríamos su nuevo colegio y por ende iba a pasar la mañana con Dayana por lo cual necesitaría bastante paciencia.

Ya son 5 meses desde aquel hermoso domingo, puedo decir que lo mío con Clariss no ha hecho más que crecer, cada oportunidad que tengo la paso a su lado, Dedy quedó fascinado con ella, mis hermanos la adoran y lo más importante mi princesa sólo sonríe cuando anda con ella, hoy es el último sábado de mi club, ya todos fueron liquidados, todo fue vendido o donado, es muy extraño estar un sábado por la noche aquí con todo vacío, tantos años dedicados, tanto esfuerzo, todo hoy se convierte oficialmente en nada, siento una sensación extraña en la boca del estómago, estoy sentada sola en la barra bebiéndome la última botella de whisky, es algo deprimente.

-Mi cielo tengo horas llamándote- salté de mi silla y casi apunto con mi arma a Clariss.-

-¡Mierda guapa! Me asustaste.

-Tú me asustaste a mí- dijo ella con el rostro preocupado- Tengo horas intentando contactarte.

-Perdón, pero es que saber que no volveré a abrir este sitio me tiene un poco triste- dije volviéndome a sentar en la barra.-

-¿Y qué podría hacer yo para ayudarte con eso mi amor?- se paró tras de mí y comenzó a masajearme los hombros.-

-Ese es un buen comienzo.

Apartó mi cabello y comenzó a darme pequeños besos y mordiscos en mi cuellos, haciendo que toda mi piel se erice, paseaba sus manos por mi espalda y mi vientre, tocando muy disimuladamente mis senos, sentía el calor crecer en mi interior, ágilmente la volteé y la coloqué contra la barra, fui por sus carnosos labios, nuestras lenguas fueron rápido a su encuentro ella mordía mi labio y metía sus manos en mi cabello, yo la tomé por las caderas y la pegué a mi cuerpo, tenía que ahogar la melancolía que me invadía y su cuerpo era el lugar perfecto para hacerlo, apretaba y masajeaba sus nalgas, que por cierto son más que perfectas, ella me rodeó con sus piernas, literalmente me arrancó la camisa, la abrió de golpe haciendo volar todos los botones, mis manos buscaron los botones y el cierre de sus jeans, metí mi mano y sentí su calor y humedad por sobre la panti, le arrebaté sus jeans y la monté en la barra, levanté su blusa si quitársela y comencé a morder y jalar sus senos por sobre su sostén, ella gemía y suspiraba fuerte, baje por su estómago, pase de su sexo y me fui a sus muslos, metí el freno y los besé, lamí y mordisqueé con una calma que la estaba volviendo loca, pegué mi nariz a su centro y aspiré profundamente su embriagante aroma que me indicaba lo lista que estaba para mí, me deshice se su panti y la acomodé justo al borde de la barra, por un momento miré a un lado donde estaban los espejos y toda la escena se veía demasiado sexy, acomodé una de mis manos en la parte trasera de sus caderas y con la otra uno de sus senos, comencé a degustar sus labios, dándole pequeños lengüetazos a su clítoris, lo único que escuchaba era mi nombre apenas reconocible entre sus fuertes gemidos, mi lengua iba de arriba abajo, de izquierda a derecha, en círculos, en diagonal, con cada lamida ejercía un poco más de presión, sus caderas comenzaron a marcar el ritmo que su cuerpo necesitaba para encontrar el placer, me era difícil respirar pero me encantaba sentirla así de excitada y deseosa por mí, metí mi lengua en su vagina, la cual es bastante estrecha, la apretaba y envolvía con los movimientos de sus tibias paredes que me hacían sentir excitada a mí también, por lo que comencé a tocarme, estaba realmente húmeda, mi clítoris muy sensible e hinchado me permitía no tener que concentrarme mucho en mi propia masturbación, aumente el ritmo y la fuerza de mi lengua y de mi mano, podía sentir como ella se tensaba al tiempo que yo temblaba, lo inevitable pasó, ambas llegamos a un fuerte y ruidoso orgasmo, caí sobre su vientre sin fuerzas, ella sacó mi mano de mi pantalón y llevó mis dedos a su boca.

-Deliciosa como siempre.

-Lo mismo puedo decir de ti guapa- dije con el poco aire que tenía en mis pulmones.-

Gracias por leer, siempre es una alegría leer sus correos y comentarios. Saludos desde Venezuela