La Mafia, mi vida y ella...

Por favor no me maten por la demora, espero disfruten

Clariss

Me resulta un poco extraño ese viaje de Rachel, pero debo entenderla, acaba de cerrar una gran parte de su vida y eso no debe ser fácil; pero no puedo negra que voy a extrañarla estos días, desde nuestra cita pasamos casi todo nuestro tiempo libre juntas, en su casa o haciendo cualquier cosa, al punto que me siento una extraña en mi casa, aunque parezca una locura desde que terminé con Sergey no he visto a Vladimir y España sé que está cerca para cuidarme pero ya no somos tan íntimas.

-Recoge tus cosas- España entró a mi cuarto de golpe tirándome una maleta a los pies.-

-¿Qué te pasa? ¿Estás loca es?

-No tenemos tiempo para explicaciones Nastya, recoge lo que consideres esencial y vámonos- se veía algo alterada y hasta asustada nunca la había visto así.-

-¡No hasta que me digas qué pasa!

-Tu hermano se metió con la gente equivocada, ya alcanzaron a Sergey ¡y no tardaran en llegar a ti! Así que por favor ¡muévete!- ¿habían alcanzado a Sergey? No entendía nada.-

-¿Qué?- fue lo único que pude balbucear mientras España me jalaba hacia la puerta.-

-Nastya- se paró justo frente a mí y me miró fijamente a los ojos- De verdad debemos irnos, luego te explicaré todo lo que quieras pero vámonos.

No volví a protestar e hice todo lo que me pidió nos subimos a un coche que no había visto antes, veía demasiado nerviosa a España, eso no era una buena señal pero sabía que ella no dejaría que nada malo me sucediera.

-¡España ten cuidado!- chillé mientras me aferraba del tablero luego de un brusco frenazo.-

-Tú sólo preocúpate por sostenerte bien.

Hice caso a lo que me dijo sin protestar más, la veía conducir de manera temeraria y errática, no entendía a dónde rayos íbamos y por varios minutos solo la escuchaba protestar y maldecirle al camino.

-¡Mierda!- exclamó ella cuando un par de coches nos bloquearon el paso en una calle estrecha- Pase lo que pase vas a hacer lo que yo te diga sin protestar- tomó mi mano con fuerza mientras buscaba mi mirada- ¿entendido?

-Tengo miedo- fue lo único que alcancé a balbucear luego de unos segundos.-

-Nastya mientras yo esté contigo nada malo va a pasarte pero necesito que me prometas que no importa lo que pase harás exactamente lo que yo te pida ¿puedes prometerme eso?

-Niñas, niñas salgan a jugar…- nos gritó de manera cantada uno de los hombres que salió de los carros que nos bloqueaban, me pareció reconocerlo se parecía a uno de los hermanos de Rachel, pero por los nervios y la distancia no estaba segura.-

-Prométemelo Nastya.

-Prometo hacer lo que me digas, solo no me abandones- el miedo se adueñó de mi ser, no entendía la situación, no sabía que iba a pasar, estaba aterrada por mí y por España.

-No me obliguen a sacarlas de ese lindo coche niñas, salgan por su cuenta- casi podía escuchar el cerebro de España maquinando alguna manera para sacarnos de ahí vivas- Muy bien a la fuerza será.

De la nada todos los hombres que eran alrededor de 20 comenzaron a dispararnos y nunca había estado tan agradecida por los vidrios blindados, España de inmediato puso en marcha el coche directo a nuestros atacantes, pero no logró abrirse paso de inmediato tal como creo que lo había planeado, retrocedió a toda marcha y volvió a ir contra los coches que nos bloqueaban y antes de que pudiera retroceder para impactar de nuevo mi ventana cedió y yo sólo pude sentir un fuerte golpe en la cabeza que me hizo perder la consciencia.

-Nas… Nastya- escuchaba a lo lejos una voz conocida- Todo va a estar bien- mi cabeza dolía mucho, no podía moverme y mi cabeza estaba cubierta, alguien colocó un trapo sobre mi nariz y mi boca haciéndome perder la conciencia de nuevo.

Rachel

Recuerdo la primera vez que la vi, yo buscaba un empleo como asistente administrativo y caí en la empresa de su familia, yo sólo quería saber cómo era la vida de los mortales, la vida de “la gente normal” y ahí estaba yo, de pie en medio una enorme oficina, ya tenía diez minutos esperando por ella, pensé que mujer tan arrogante como para hacerme esperar, hasta que ella entró, inundó todo aquel espacio con su olor y su presencia, cabello negro largo hasta la cadera y ondulado hacia el final, pasó junto a mí como si yo fuese invisible, se sentó en su escritorio y clavó sus intensos ojos verdes en mí, nunca olvidaré esa sensación cada vez que la miro siento lo mismo aunque he tratado de negarlo, así fue como conocí a la mujer de mi vida, la madre de mi hija, Dayana mi mujer imposiblemente posible o posiblemente imposible, sentir que de verdad podía perderla me aterro como pocas cosas en mi vida, me encontraba meditando mi pasado junto a ella mientras esperaba respuesta de mis órdenes a todos los Moretti.

-Hermanita la tenemos- fue todo lo que dijo Beto, eso me dibujó una enorme sonrisa con la que salí directo a mí oficina.

-Morte ya tenemos todo listo en tu oficina- me dijo uno de los ayudantes de mi hermano.-

-Muy bien ya saben las instrucciones siguen siendo las mismas, acaben con cada ruso que vean hasta traerme a Vladimir.

Marco, Mario y Beto fueron los únicos que bajaron conmigo a la oficina, no sabía por qué la sonrisa del menor de mis hermanos me perturbaba tanto.

-No tienes ni idea de la sorpresa que te tengo hermanita- el brillo en sus ojos junto con esa sonrisa nunca eran buena combinación.-

-Ya deja la estupidez Beto.

Los empujé a todos para que quedaran atrás de mí, me acerqué a la primera chica y le vacié un tobo de agua helada haciéndola gemir del susto y sacudirse, tensé la cadena que sostenía sus muñecas para dejarla casi suspendida en el aire.

-Muy bien España bienvenida al infierno- dije al remover el saco de su cabeza.-

-El infierno es el que desataste y no tienes ni idea de lo grande que es.

-Bueno si nos ponemos a ver tú eres quien se encuentra encadenada y a punto de sufrir una serie de dolores que ni te imaginas.

-No tienes ni idea de con quién te metiste- dijo con la misma sonrisa torcida de Beto cosa que me descolocó un poco.-

-Nunca he peleado batallas que no puedo ganar.

-Aquella vez en el gimnasio no me ganaste así que no eres tan invencible como crees “princesa”- su tono sarcástico me hizo helar la piel al recordar que ella me había visto con Sofía.-

-Los tres ¡largo de aquí!- grité a mis sorprendidos hermanos.-

-Pero Rachel…

-Pero nada los quiero a los tres con Dedy de inmediato- pude sentir como los tres se miraban confundidos y salían de mi oficina.-

-¿Miedo por tu hija?- mi reacción fue tomar a la flaca del cuello con todas mis fuerzas- No te tengo miedo- susurró con su torcida sonrisa.-

-Tú no sabes lo que es el miedo pero yo voy a enseñártelo.

La solté y le deje ir un fuerte bofetada con el dorso de mi mano haciendo sangrar su labio de inmediato, me olvidé de la amabilidad y fui directo por mis pinzas de electricidad, rompí su camisa y las coloqué sin pudor ni delicadeza en sus pezones para luego arrojarle agua congelada de nuevo.

-Hay dos maneras para hacer esto la fácil y la difícil, dime ¿Dónde puedo encontrar a Vladimir? y puedes irte tranquila.

-No soy una chica fácil- con el final de su oración le pasé la primera ronda de electricidad escuchándola gritar y viendo como se retorcía.

-¿Lista para hablar?- esperé por su respuesta y nada- ¿No? Bueno como quieras- aumenté el voltaje y la duración, nos mantuvimos así por un rato, debía admitir que esta chica era dura- Muy bien hay otros métodos.

Bajé sus manos a la altura de sus hombros y las inmovilicé ahí con otra cadena desde el piso, asegurando que su movilidad era nula, fui por mis prensas de madera las presioné a sus dedos y busqué mi alicate, esperé pacientemente golpeando de vez en cuando sus costillas, a que sus dedos estuvieran rojos, cosquilleantes y sensibles, luego lentamente comencé a halar de la uña de su dedo anular izquierdo muy lentamente sintiendo como se separaba lentamente la carne de la uña, sentía como quería retirar sus dedos, pero por la prensar no podía, sus ojos todavía eran de luchadora pero también reflejaban el dolor y nada mejor que un poco de vinagre caliente para mejorar una herida, tiraba su cabeza hacia atrás y ahogaba sus gritos en su garganta, así removí dos uñas de cada una de sus manos, al no obtener información de su parte decidí volcar mi atención en la otra chica que estaba en mi oficina, al ver que me alejaba de ella para centrar mi atención en la otra chica por primera vez la vi quebrarse.

-Muy bien te diré lo que quieras pero a ella déjala en paz.

-¿Cómo sabré que me dices la verdad?

-Lo sabrás, te lo daré en bandeja de plata pero no la toques- eso sonaba a suplica, oh como me encanta cuando suplican.-

-No lo sé España no me convences- me acerqué a la otra chica y lentamente abrí su blusa con una navaja podía escuchar su sollozo.-

-¡Ni se te ocurra ponerle una mano encima o te arrepentirás Moretti!

-No lo sé, tiene una piel tan blanca y tersa, las marcas de mis tenazas y de quemaduras se verían perfectas en ella.

-Por favor no me hagas daño- esa voz me petrificó.

-Adelante quítale la capucha si eres tan mala.

Lentamente estiré mi mano tomé con fuerza esa capucha y la retiré de un solo golpe, para quedarme sin aire, mis piernas temblaron, toda la sangre se drenó de mi cuerpo, no podía creerlo, esos ojos azules que solían ser mi refugio ahora me miraban llenos de terror, todo mi mundo se desde los últimos seis meses se había desmoronado ¿cómo podía ser ella? ¿cómo no lo supe antes? Un enorme vacío llenó mi estómago, era Clariss, la mujer con la que he compartido mi vida estos meses, estaba ahí justo frente a mí, encadenada del techo y el suelo como he tenido a tantas personas frente a mí, no podía entenderlo, sólo pude retroceder hasta toparme con la pared, mis manos sudaban, miles de ideas atiborraron mi mente, mi garganta estaba cerrada no podía pronunciar palabra, sin darme cuenta me encontraba en el suelo con la mirada fija en ella pero a la vez en la nada, no era posible ¡no podía ser ella! Estuve a punto de dañarla, quería hacerlo sin importarme quién era, me sentía tan mal, enferma, me sentía sucia y culpable, nunca antes creí que algo de lo que hacía era malo hasta hoy, hasta ver ese terror en sus ojos, ella me temía a mí, me quedé unos instantes intentando recobrar la compostura ya que ella y sus azules ojos me habían desarmado de nuevo y esta vez no era nada bueno.

-Te dije que no sabías con quién te metías Rachel- me levanté y con todas mis fuerzas y frustración golpeé a la flaca chica hasta que mis nudillos se durmieron.-

-¿Quién eres?- me preguntó esa dulce coz que tantas veces me había alegrado el corazón pero que ahora me rompía en miles de pedazos.-

-Yo soy la morte…- solté en un tono de voz tan bajo que creí que no me escucharía.-

-¿Por qué nos haces esto? ¿Por qué Rachel? ¿Qué te hizo ella? ¡¿Qué te hice yo?!

Sus palabras me dolían intentaba responderle pero no sabía qué decirle, sólo me quedé arrodillada frente a la desmayada España con y mis manos llenas de sangre aferradas a sus hombros, luego de unos minutos pude recobrar la compostura, lavé mis manos y le coloqué una manta al desnudo torso de la flaca, no me atreví a soltar a Clariss por miedo a su reacción, busqué una silla y me senté frente a ella esperando a que me mirara.

-Clariss yo no tenía idea de que tú estabas involucrada con ella, no lo pensé pero sólo necesito que España me diga donde está Vladimir y la dejaré en paz- su silencio se extendió por demasiado tiempo.-

Clariss

Desperté muy desorientada, mi cabeza seguía cubierta, ahora no sólo tenía jaqueca por el golpe recibido sino que ahora me dolían los brazos y podía sentir que estaba inmovilizada, escuchaba hablar voces, reconocí la de España pero la otra me sonaba demasiado parecida a la Rachel, todo lo que decía no concordaba para nada con la tierna mujer que yo conocía, no podía ser ella no debía ser ella, escuchaba los quejidos de España, me sentía ansiosa y nerviosa, me preocupaba por ella y por mí, no entendía nada, hasta que se acercó a mí y entonces sentí ese inconfundible olor, su olor, escuchar que pretendía hacerme daño, que pensaba de aquella manera tan retorcida me hizo estallar en llanto, le supliqué que no me hiriera y eso la hizo destaparme la cabeza. Conecté mis ojos con los suyos y no sentí más que terror al ver lo vacíos que estaban, vi como su rostro cambió totalmente, su piel palideció, y se alejó de mí, la reconocía y ella a mí, era Rachel pero a la vez no era ella, sus palabras, este sitio, nada concordaba con lo que yo conocía de ella, volteé a ver a España que se encontraba a una corta distancia, desnuda completamente del torso y con visibles marcas de maltrato.

-Te dije que no sabías con quién te metías Rachel- le dijo España con una pequeña sonrisa que fue borrada con rapidez y brutalidad de sus rostro, quedé atónita al ver la capacidad que tenía Rachel para herir de manera tan grave a alguien sin dudarlo si quiera un segundo.

-¿Quién eres?- le pregunté con la poca voz que me salió.-

-Yo soy la morte…- me respondió ella, apenas pude escucharla, antes había escuchado ese apodo pero creí que era más un mito que una persona.-

-¿Por qué nos haces esto? ¿Por qué Rachel? ¿Qué te hizo ella? ¡¿Qué te hice yo?!- le recriminé entre lágrimas y gritos, quería que todo fuera una horrible pesadilla y que alguien me despertara, quería una respuesta de su parte y no obtuve nada, cerré mis ojos y me fui en llanto, sentía como se movía hasta que se sentó justo frente a mí.-

-Clariss… yo no tenía idea de que tú estabas involucrada con ella, no lo pensé pero sólo necesito que España me diga donde está Vladimir y la dejaré en paz.

-Vladimir es mi hermano…

Rachel

Y esa declaración me derrumbó el mundo, el universo, lo derrumbó todo dentro de mí, Vladimir, esa basura, esa escoria es su hermano ¿cómo mierda era eso posible? Y lo peor ¿cómo carajos no lo vi venir? Me sentía una perfecta idiota mientras escuchaba una leve risa que venía de donde estaba España.

-Te lo dije italianita, no sabes con quien te metes- de nuevo salté sobre ella para volver a golpearla- Adelante golpea a una persona que no puede defenderse eso no cambiará nada.

-Puedes golpearla hasta el cansancio Rachel, ella es más terca que una mula y eso no hará que cambie el hecho de que yo soy hermana de Vladimir- dijo mi decepcionada rubia con resignación.-

-¿Cómo es posible que él sea tu hermano? ¿Por qué de tanta gente tenías que ser tú?- dirigí mi mirada a ella intentando digerir su declaración.-

-Uno no escoge a la familia, pero ¿Cuál es el problema con él?- me cuestionó ella confundida.-

-Tú hermano se hizo mi enemigo, enemigo de mi familia en lo que tú padre falleció.

-Él fue asesinado- respondió en tono seco.-

-Tú padre y el mío se llevaban bien, lo que pasa es que nosotros no traicionamos a los nuestros como lo hicieron tus primos.

-¿De qué hablas? Apenas te enteras que llevo sangre Petrov y resulta que sabes mejor que yo cómo murió mi padre- sus ojos ya no reflejaban miedo sino rabia y dolor.-

-Sí porque resulta que fue tú querido hermano fue quien le tendió una trampa a tu papá para enviar lejos a Dimitry y quedarse el con el control de tu familia- pude ver la duda instalarse en su rostro- Pero este no es momento para hablar de eso, yo sólo quiero a Vladimir, díganme dónde está y toda esta locura terminará.

-Ella no lo sabe pero yo sí- volteé a verla incrédula- Te lo diré sí y sólo sí me garantizas que nos sacaras de este país y nos dejaras en paz- sus demandas eran razonables y descabelladas a la vez ¿dejar ir a Clariss? No lo había considerado.-

-Por favor mírame- le supliqué a mi rubia favorita- Te quiero de verdad pero mi familia va por sobre todas las cosas- cuando por fin alzó la vista vi que había roto algo en ella que nunca más podría recuperar.-

Hola gente! Perdón por todo el mes y pico que llevo desaparecida, no fue mi intención la musa estaba lejor de mí y he estado demasiado ocupada con mis responsabilidades de persona adulta x_x Espero disfruten y comenten para mi siempre es un gusto leerles eso me motiva a seguir. Saludos desde Venezuela