La Madre de mi mejor amigo
Un joven va a visitar a la madre de un amigo para tener noticias de él y lo que encuentra es una impresionante hembra deseosa de placer.
Por Germán
Corría enero y en Buenos Aires hacía un calor espantoso era un momento ideal para estar en la costa veraneando como lo estaba haciendo Carlos, mi mejor amigo, de 23 años un año más chico que yo. Por razones de trabajo tuve que quedarme, ya hacía una semana que Carlos se había ido y no tenia noticias de él.
Era miércoles por la noche llegué del trabajo algo cansado y abrumado por la rutina entonces no tuve mejor idea que ir a la casa de Carlos para averiguar por él. Al llegar a su casa, a unas veinte cuadras de la mía, toqué el timbre y luego de unos minutos abrió la puerta su madre, una mujer divorciada, madura, profesional y muy interesante, me invitó a pasar tenía puesto una larga remera y podía observar un pequeño short debajo, me inquieto la situación por lo que rápidamente pregunté por la hermana mayor de Carlos a lo que me contestó que también estaba de vacaciones, cosa que yo desconocía.
La situación me puso muy tenso, realmente estaba nervioso intenté resolver la situación rápidamente diciéndole que sólo quería saber de Carlos, ella comenzó a contarme lo que sabía pero creo que advirtió mi nerviosismo por lo que se interrumpió y me pregunto si quería tomar un café con ella que estaba un poco aburrida, pensé en negarme pero sinceramente toda aquella situación tensa estaba comenzando a calentarme por lo que sin pensar demasiado accedí.
Fuimos a la cocina me senté frente de ella mientras comenzaba a preparar el café, mis ojos ya la observaban de otro modo, mi calentura era cada vez mayor, mientras buscaba los elementos en la alacena de puntas de pie y estirándose para alcanzar el café su remera se levantó y pude ver que su diminuto short dejaba libre la mitad de sus nalgas, mi miembro comenzó a endurecerse apretado por el jean que llevaba y comencé a darme cuenta que lo estaba haciendo de gusto. Sus sonrisas cómplices y picarescas me daban la razón, su voz comenzó a suavizarse, hablaba de otra manera a la habitual. Mientras tomábamos el café se sentó delante de mí sobre la mesada de la cocina con sus piernas cruzadas, hablaba y se sonreía por supuesto muy hábilmente no me habló de Carlos en ningún momento, mis ojos la devoraban con la mirada tenía mi vista perdida en sus hermosas piernas, me di cuenta que ese juego la estaba calentando sobremanera ya que aquella remera blanca me permitió darme cuenta que no llevaba sostén, podía ver dos grandes y deliciosos senos con sus pezones cada vez más apretados por la remera, mi verga estaba que explotaba y todavía ni siquiera la había rozado. De repente mirándome a los ojos descruzó sus piernas y las abrió lentamente, yo suavemente bajé mi mirada, de forma tal que ella de diera cuenta, por todo su cuerpo hasta llegar a su entrepierna donde me detuve unos segundos y luego comencé a subirla para encontrar nuevamente sus ojos, cuando llegué a ellos, ella giró su cabeza en circulo y dijo: Qué cansada me siento, ¿no te gustaría hacerme unos masajes?, por supuesto contesté, bajó lentamente de la mesada tomó una silla y la ubicó enfrentada muy cerca a la mía, levantó su pierna y se sentó de manera de apoyarse en el respaldo y dejando toda su espalda libre, se volteó hacia delante y acomodó su largo y enrulado pelo a un costado sobre su hombro. Rápidamente tomándola de la cintura me acerqué lo necesario y comencé a darle unos muy sensuales masajes, mi miembro que estaba muy cerca de su culito estaba por estallar de sólo pensar que debajo de la remera no tenía nada y que sólo unos centímetros separaban mi verga de esas deliciosas nalgas apretadas por ese pequeño short, me daban ganas de abalanzarme sobre ella y cogérmela como nunca lo habían hecho antes. Suavemente fui deslizando mis manos hasta encontrar por los costados donde nacían sus grandes senos acaricié tiernamente por unos segundos ese lugar esperando una señal para proseguir y no tardó en llegar un suave y delicioso jadeo acompañado de su respiración cada vez más profunda que no fue otra cosa que un pedido para que continuara, bajé mis manos hasta su cintura nuevamente y hábilmente me acerqué por detrás de tal forma de apoyar mi endurecido miembro sobre su culito cubierto por el short, sentí cómo se estremeció al sentirlo tan duro, la calentó tanto aquello que tiró su culo hacia atrás apretándose contra mi verga. Giró su cabeza y con una sonrisa de placer tirando su brazo hacia atrás me tomó de la nuca y me dio un beso lleno de pasión y gratitud al mismo tiempo con mi lengua jugué con sus labios y luego los mordí, ella estaba tan excitada que se frotaba fuertemente contra mi pija apretada aún por el jean, mis manos acariciaban incansablemente sus enormes tetas, tenía los pezones tan duros que me enloquecían de calentura. Tomó mis manos que estaban en sus tetas y me invitó a que siguiera con mis dulces masajes en su habitación, al llegar estaba a media luz se sacó la remera, quedándose sólo con su hermoso short que estaba muy metido en su culo y se notaba húmedo, se tiró sobre la cama boca abajo y se acomodó para que siga con los masajes, me saqué la remera y los zapatos quedando sólo con jeans, subí a la cama puse mis rodillas al lado de sus caderas y seguí con mis masajes cada vez más sensuales y atrevidos, me apoyé sobre su culo y ella comenzó a moverlo como una experta, le dije que se quedara quieta casi como una orden eso pude darme cuenta que la calentó de sobremanera y comenzó a murmurar que siempre había soñado con ese momento, que siempre la excité, que me espiaba cuando estábamos en la piscina a través del baño donde se masturbaba furiosamente pensando en mi. Yo estaba viviendo algo asombroso, que jamás imaginé, lentamente me fui hacia atrás y lentamente bajé su short estaba totalmente mojado debajo no tenía nada y quedó completamente desnuda en la misma posición boca abajo y con su cara contra la cama, inmóvil obedeciéndome, sus jadeos y suspiros eran continuos, su respiración era áspera y muy acelerada. Mis manos recorrieron todo su desnudo cuerpo, abrí suavemente sus piernas, ella inmóvil, con mi lengua comencé a recorrer sus piernas hacia arriba lentamente hasta llegar a su culo le pasé la lengua entre sus nalgas una y otra vez, sentía su cuerpo temblar del placer y yo no podía más de la calentura, ella comenzó a moverse y levantó su culito entregándose a mi lengua, lo exploré todo a su alrededor e intenté meterle la lengua, lentamente fue cediendo hasta que metí lo más profundamente posible mi lengua en su culo ella se movía como una víbora y se vino de una manera increíble, fue entonces cuando la giré y me apropié de su hermosa vagina para saborearla, jugué con su clítoris, mordía sus labios hasta que comencé a meter mi lengua entre sus labios, devoré su concha por unos minutos hasta que enloqueció, se vino sobre mí, me dio vueltas, dejándome de espaldas, literalmente arrancó mis jean y mis calzoncillos quedando mi verga totalmente dura y mojada a su vista, la miró con ganas de devorarla, comenzó a lamer mis huevos luego los chupaba y tiraba de ellos comenzó a subir con su lengua por mi miembro hasta la cabeza y luego de unos besos en la punta comenzó una mamada increíble, lo hacía de una manera que nunca antes lo habían hecho podía sentir mi pija en su garganta, por casi se ahogaba pero estaba enloquecida, succionaba de manera furiosa. Nunca pensé que esa mujer profesional, interesante y tan hermosa podría convertirse en una perra sedienta de sexo, saboreaba mi verga deliciosamente mientras levantaba su mirada y la fijaba en mis ojos, esa situación mirando como la madre de mi amigo devoraba mi sexo me estaba enloqueciendo, cuando de repente me dijo que quería tragar toda mi leche no pude contener más y acabé desbordando su boca relamiente y golosa. Era tan excitante todo aquello que mi miembro continuó tan duro como antes, admirada por aquello, se sentó sobre mi pija y lentamente y con mucha experiencia se lo introdujo por completo en su caliente coño que se encontraba inundado por sus jugos, la cara de aquella mujer delatando su placer, gozo y hasta dolor me hacían sentir un gladiador. Me estaba cogiendo brutalmente, estaba enloquecida sus tetas rebotaban fuertemente y mis huevos no podían más, en ese momento la sostuve por las caderas y dándome vuelta le di a entender que se debía poner en 4 patas, posición que adquirió rápidamente, comencé a besar su hermoso y duro culo, un culo increíble, con mi lengua vencí la resistencia de su más estrecho agujero y lo dejé listo para penetrarlo entonces apoyé la punta de mi pija en él y lentamente y con una presión constante fui metiéndolo produciendo gritos de dolor y gozo a aquella bella mujer, hasta que estuvo todo adentro y luego de unos segundos empezó ella un movimiento frenético propio de un animal, jamás imaginé toda esa pasión contenida dentro de una mujer tan especial, cuando recobramos nuestros sentidos, después de gozar incansablemente me dijo que el jueves era su día libre en el trabajo y quería que lo pasáramos juntos y sin salir de aquella habitación, terminó de decirme aquello cuando bajó lentamente y comenzó a mamar nuevamente mi verga, no sabía cuánto podría yo resistir pero estaba dispuesto a darle todo el sexo que ella me pidiera, quería hacerla totalmente feliz y lo estaba logrando su cara lo expresaba.
Todo aquel día fue increíble hicimos cosas jamás pensadas nos entregamos por completo el uno al otro, por supuesto está de más decir que desde aquel día aquella cautivante mujer se convirtió en mi más caliente y secreta amante.
Perdón Carlos pero tu madre me coge como nadie lo hizo jamás.
Espero todo aquellos comentarios que quieran realizarme, especialmente mujeres que hayan gozado con mi relato. GERMAN g_ubach@uol.com.ar