La madrastra infiel, manoseada en el super 1

-entonces supongo quieren que me ponga falda, Los dos se miraron y una sonrisa maliciosa se les dibujo en el rostro, y Esteban respondió, -claro Gabriela, queremos manosearte un poco en el camino, Típico de los dos pervertiditos, verme manosearme y penetrarme, eran sus pasatiempos, y como les contaba en el relato anterior, eso no me molestaba del todo, así que les contesté, -está bien, voy a cambiarme,

Gabriela, por qué no les dices a los chicos que te acompañen al centro comercial a comprar la pintura, yo tengo bastante trabajo en la oficina,

esas fueron las palabras de mi esposo esa mañana de sábado, la verdad es que no me incomodaba en absoluto ir de compras, pero lo que me ponía nerviosa era ir acompañada por mis dos hijastro Alfredo y Esteban, los dos juntos eran tremendos y eso me ponía bastante nerviosa, pero no tuve más remedio que decirle que si,

-claro que sí cariño, de echo los dos están ahorita en casa,

-suena excelente, llegó en la tarde, no olvides de comprar los panecillos que tanto me gustan,

-claro que no cariño, te espero, chao

Colgué el teléfono y subí a las habitaciones de los chicos y toque en sus puertas y sin esperar que salieran les dije el encargo de su padre,

-Alfredo, Esteban, su padre quiere que me acompañen al centro comercial, los espero abajo,

Me fui de nuevo a la sala y comencé a hacer una lista con lo que hacía falta, a los pocos minutos Alfredo y Esteban bajaron y se sentaron a mi lado y Alfredo me preguntó,

-que vamos a comprar Gabriela,

Sin dejar de escribir le contesté,

-la pintura para la casa Alfredo,

Los dos guardaron silencio y cuando termine de hacer la lista me levanté de la mesa y Esteban me dijo,

-pero no vas a ir con esa ropa,

-que tiene mi ropa Esteban,

-que tiene, que no enseñas nada, eso tiene,

La respuesta de mi hijastro no era del todo extraña, sabía que a él al igual que su hermano les gustaba verme,

-entonces supongo quieren que me ponga falda,

Los dos se miraron y una sonrisa maliciosa se les dibujo en el rostro, y Esteban respondió,

-claro Gabriela, queremos manosearte un poco en el camino,

Típico de los dos pervertiditos, verme manosearme y penetrarme, eran sus pasatiempos, y como les contaba en el relato anterior, eso no me molestaba del todo, así que les contesté,

-está bien, voy a cambiarme,

Subí a mi cuarto seguida de ambos chicos, abrí el ropero y antes de que pudiera escoger que ponerme, Alfredo me dijo,

-ponte una falda holgada, la que tienes de mezclilla tableada estaría bien y de ropa interior ponte tu tanga roja, esa me pone muy cachondo

-OK Alfredo,

Saque las prendas que el me dijo y ahí mismo frente a ellos me comencé a desnudar y de inmediato pude ver como sus miradas recorrían mi cuerpo y se clavaban directamente en mis piernas y en mi trasero, cuando termine de ponerme la falda les pregunté,

-¿les gusta?

Alfredo fue el primero en contestar,

-luces muy bien Gabriela, me gustaría que te pusieras tus botines negros, esos hacen resaltar más tus piernas,

De nuevo le hice caso y me puse los zapatos que me dijo,

-así está bien Alfredo

-muy bien Gabriela, de arriba solo ponte una camiseta holgada y ya sabes, sin brasiere,

Los dos rieron y solo les contesté que si,

-claro cariño, como digas,

Termine de vestirme como ellos me dijeron y cuando estuve lista salimos de casa, Alfredo me dió las llaves del auto y me dijo que manejara, el se subió enfrente y Esteban se fue atrás y ya estando listos emprendimos la marcha, pero claro en la primer luz roja Alfredo me dijo,

-por qué no te subes un poco la falda,

Su petición me puso algo nerviosa, pero le hice caso, me levanté un poco del asiento y me subí la falda casi hasta dejar al descubierto el triángulo de mi tanga,

-así está bien Alfredo,

-excelente Gabriela,

La luz cambio a verde y en ese momento su mano se posó sobre mi muslo y comenzó a apretármelo, situación que me puso algo nerviosa, pero eso parecía no importarle mucho, continúe manejando y en la siguiente luz roja sentí como Esteban me abrazaba desde atrás y sus manos se metieron por debajo de mi camiseta y llegaron hasta mis pechos,

-no Esteban detente, no vez que puedo chocar,

-pues no te distraigas...jajaja,

Típico de mis hijastros, como no lo pensé antes, trate de concentrarme en manejar mientras que Alfredo continuó con sus manoseos, su mano subía y bajaba por mi muslo y sus dedos se enterraban en mi piel y eso me ponía aun más nerviosa,

-espera Alfredo,

-solo disminuye la velocidad...jajá

Baje la velocidad y en cada alto Alfredo aprovechaba para subir más su mano, parecía no importarle que la gente que pasaba entre los autos nos viera,

-no te preocupes Gabriela, nadie nos mira,

Esteban por su parte no se detenía, sus manos habían llegado hasta mis pechos y sus dedos frotaban lentamente mis pezones y eso me ponía aún más nerviosa,

-ya chicos, deténganse,

Pero ellos no hacían caso, Alfredo ya había llevado su mano hasta mi vagina y comenzó a jalarme la tanga, por impulso cerré mis piernas y en ese momento Esteban me apretó los pezones obligándome a gemir, pero el solo me dijo,

-no cierres las piernas Gabriela,

Separé de nuevo mis piernas y Alfredo continuó jalándome la tanga,

-no Alfredo espera,

-vamos Gabriela, en el siguiente alto quiero que te la quites,

Dos calles más adelante de nuevo una luz roja, Alfredo retiro su mano y me dijo,

-que esperas, ya quitatela,

Mire hacia ambos lados y metí mis manos bajo la falda, sujete mi tanga y la deslice hacia abajo hasta que logré sacármela,

-bien Gabriela, que tal sientes el aire en tu vagina,

Ambos chicos rieron y Alfredo me arrebato la tanga, en ese momento la luz roja cambio y emprendí de nuevo la marcha,

Esteban por su parte ya había sujetado fuertemente mis pechos y los bamboleaba de un lado a otro,

-que duros tienes tus pechos Gabriela, apenas si puedo rodearlos con la mano, a ver si más noche me dejas chupartelos un rato

-si Esteban lo que digas, pero no me los aprietes mucho, podemos chocar,

-tranquila Gabriela, concéntrate en el camino, además como no quieres que te toquemos si me pones bien caliente cuando usas esa falda, mira que ricas se te ven tus piernas,

Los dos chicos me tenían bien sometida, y yo solo trataba de concentrarme en manejar, era demasiado para mi tener cuatro manos sobre mi cuerpo al mismo tiempo y lo peor es que Alfredo sabía cómo usar sus dedos y eso me estaba mojando, y el se dió cuenta,

-veo que te estás mojando Gabriela,

-si Alfredo, ya deténganse por favor,

Sus dedos rozaban mi vagina de forma lenta, mientras que con su otra mano sujetaba mi pantaleta y la llevaba a su rostro,

-mmhhh...que bien huele, podría jurar que anoche te humedeciste de mas,

Mi hijastro tenía razón, su padre anoche me había estado manoseando pero el pobre estaba tan cansado que se quedó dormido, dejándome completamente lubricada,

-ya Alfredo, voy a chocar,

-tranquila Gabriela, ya mero llegamos,

Esteban por su parte continuaba masajeando mis pechos, las yemas de sus dedos los recorrían lentamente hasta que llegaban a mis pezones y los apretaba un poco, provocando que la piel se me pusiera chinita

-Esteban despacio por favor,

-ya, tranquila, además ya mero llegamos, vete despacio,

Durante las siguientes calles los dos chicos continuaron manoseándome, y cuando al fin llegamos al centro comercial Alfredo me dijo,

-estacionare en el nivel de abajo,

Sabía que planeaba alguna locura, así que entre al estacionamiento y me fui hasta el nivel de abajo y busque el lugar más apartado, cuando detuve la marcha, los dos al fin me soltaron, así que les pregunté,

-y ahora, nos bajamos a van a seguir con esto,

-vamos por la pintura, después seguimos usándote,

Típica la respuesta de mi hijastro, pero de momento eso me tranquilizó, pero sabía que no se iban a detener, bajamos del auto y caminamos rumbo a las escaleras, y antes de subir Esteban me dijo,

-tu ve por delante, queremos verte las nalgas,

-achhhh...son todos un pervertidos,

Comencé a subir y podía sentir como los dos clavaban su mirada bajo mi falda, típico de ellos, le fascinaba verme, cuando llegamos al piso del centro comercial Alfredo se pasó a mi lado y nos fuimos directo al área de ferretería, saque la lista de mi bolso y comenzamos a buscar las cosas y durante esos minutos Alfredo se calmo, así que ya más tranquila comencé a comprar las cosas, pero sabia que ellos no estaban satisfechos…

Continuara…