La llave y el candado (5)

Siguiendo con mi aplaudida serie.

LA LLAVE Y EL CANDADO(V)

Como habréis comprobado en los relatos anteriores las tres primeras chicas que compartían piso con Clara habían cambiado ya no eran Ana, Berta y Daniela ya que éstas habían sido cedidas a otros Amos para su uso y disfrute, ahora habían traído a Verónica, Alicia y Nerea. A la mañana siguiente Nerea que era la última que había llegado levantó la persiana tras haber conectado el ordenador y la webcam y despertó a Clara y la ordenó tras quitarla las esferas de ano y coño que se mostrara ante su Amo que estaba al otro lado.

Ella obedeció muy sumisamente, Nerea entretanto preparó en el baño un par de enemas para aplicárselos en el coño y en el culo, cuando hubo terminado llamó a Clara que cuando llegó se colocó primero sentada en la taza del wc y Nerea le aplico el enema vaginal para que la chica luego soltara todo el agua, seguidamente le aplicó el anal y la dejó sola para que evacuase y luego se limpiara y se duchara y adecentara. Hoy debía de ir sin maquillar.

Clara salió y fue a la cocina a desayunar, allí la esperaban las otras sumisas que estaban desnudas, solo se permitía a las perras ir vestidas tras haber desayunado. Obligaron a Clara que las sirviera y cada vez que pasaba al lado de alguna la daban un azote en el culo o jugaban con su coño. Verónica se había levantado muy excitada y la ordenó que cuando desayunara se tumbara encima de la mesa boca arriba y ella se puso sobre su boca para que la comiera el coño, Clara lo hizo como una perra a una velocidad de vértigo, Vero jadeaba como una loca mientras las otras dos sumisas se masturbaban.

Clara se levantó y se terminó de preparar, entonces Alicia la trajo la ropa para ese día, una camiseta azul celeste que marcaba los pechos de la muchacha y unos jeans que se ajustaban al cuerpo como un guante. Elena llamó a la puerta y Clara salió, se arrodilló y besó sus pies. La acompañó en el ascensor hasta el garaje y se introdujeron en el coche, Elena condujo el coche hasta un gran centro comercial, iban a ir a una tienda de piercings.

A Clara con el desayuno se le había activado la vejiga y tenía ganas de ir al baño de nuevo a orinar. Entonces la Maestra la dio permiso pero tenía que orinar con la puerta sin cerrar, de tal manera que si se abría la vieran abierta de piernas meando, ella iba a estar en los lavabos para comprobar que obedecía. Se metieron en unos de los baños, Clara quería escoger los más apartados para que no la viera nadie pero Elena al contrario quería coger los más concurridos pero al final cedió no sin antes advertirla que sería castigada por esa rebeldía.

Entraron a los servicios y Clara se introdujo en una de las cabinas bajándose los jeans y sentándose en la taza con las braguitas en los tobillos. Elena mientras simulaba lavarse las manos, entró una mujer ya madura y se metió en otra de las cabinas y al salir se puso a lavarse las manos justo al lado de Elena y justo en ese momento se abrió la puerta de donde estaba Clara y se vió a la chica con las piernas completamente abiertas intentando coger el papel para secarse.

La mujer abrió la boca como con sorpresa pero en lugar de escandalizarse se sonrió, Elena se acercó donde ella y la dijo al oido si la gustaba lo que veía. La mujer flipaba pero en lugar de quejarse o quitarse a la Maestra de encima la dijo que si y Elena la invitó a hacer con ella lo que quisiera, que ella era su Ama. La mujer se metió donde Clara y la cogió el papel de las manos y se puso a secarla. Cuando la secó la comenzó a acariciar el coño besándose con ella en un beso apasionado. Como pudieron entrelazaron las piernas y chocaron los coños realizando movimientos continuos que terminaron con un orgasmo casi simultaneo.

Se levantaron y la mujer salió dejando a Elena su tarjeta. Clara recompuso su ropa y se dirigió con Elena a la tienda de tatoos y piercings. Entraron y les recibió el dueño, un gran hombre de color que se veía que no perdía el tiempo en los gimnasios ya que estaba muy musculado. Hizo pasar a Clara a la trastienda y cerró la puerta colocando el cartel de cerrado para que nadie les molestase.

Clara se desnudó y se puso en la camilla, primero la iban a hacer le tatuaje con henna, en una de las nalgas en la parte de arriba la hicieron un triangulo con la punta hacia abajo y dentro las letras Os. Cuando terminó y a la espera de que se secase se acercó a Clara y la dijo que si le gustaba lo que estaba tocando, el hombre había cogido la mano de la chica y la pasaba por su polla por encima de la ropa. Ella notó que los pantalones no estaban precisamente vacíos y dijo que si.

Le soltó la cremallera y le bajó los pantalones y salió como disparada una polla que de grueso era casi tanto como su muñeca, la chica le daba pequeños besos en la punta, estaba circuncidado, luego la cogía con la mano y la masturbaba muy lentamente para meterse los dos bombones que tenía el hombre por testículos. Entonces comenzaba a subir por la polla con la lengua lentamente hasta llegar a la puntita y metersela toda de golpe en la misma.

Al mismo tiempo que Clara comía la polla Elena la dio cinco azotes en cada nalga con una vara de bambú que guardaba el tatuador en la tienda, eso hacía que Clara que tenía la boca llena se le escaparan algunas lagrimas por el dolor sufrido. Se la fue mamando cada vez mas fuerte pero si poder meterla toda en la boca, la dolían las mandíbulas del pedazo falo que estaba comiendo. Se ayudaba con la mano masturbándolo cada vez más fuerte hasta que él se corrió en su boca, parecía una fuente, no tenía fin, la chica no podía tragar todo y se le caía parte a la camilla que luego tuvo que lamer con la lengua.

Ahora iban a colocarla los piercings, la pusieron boca arriba y la ataron las manos y la amordazaron para que no pudiera chillar. Procedió el hombre a ponerla dos aros plateados en los pezones y una pequeña bola dorada en el coño cerca del clítoris. La chica lloraba de dolor. La dejaron un poco sola para que se la pasara y cuando se le hubo pasado entraron su Maestra y el dependiente.

Ahora tienes que pagar zorra sus servicios, yo se la he puesto dura de nuevo y ahora tendrás que demostrar lo guarra que eres---- la ordenó la Maestra

Antes de que Clara pudiera decir nada el hombre que por lo que pudo ver era un autentico adonis perfectamente construido y con una verga descomunal se la colocó en el coño y comenzó a empujar lentamente, la chica procuraba abrir más las piernas hasta que la tuvo toda dentro, el chico comenzó a bombearla follandola lenta y rítmicamente entretanto la Maestra se había situado en su boca sentada a horcajadas y hacía que ella la comiera el coño con la lengua. Clara tuvo su primer orgasmo acelerando las lamidas en el coño de su preceptora hasta que se corrió.

El hombre aprovechó para sacársela sin correrse y clavársela con cuidado en el culo aprovechando lo lubricada que tenía la polla por los fluidos vaginales de la sumisa. La follaba con fuerza casi con violencia mientras Elena no paraba de gemir y de correrse sobre la boca de la perra lo mismo que Clara que aunque ensartada analmente el hombre la masturbaba el clítoris con los dedos y unido a la bola que la había colocada elevaba su placer.

El chico con uno de los orgasmos de Clara notó como ella contrajo sus músculos a tope y se vino en su ano llenándoselo de leche de tal forma que cuando extrajo la verga caían chorretones por los muslos de ella al ponerse de pie.

Este relato es imaginario pero si queréis podéis escribirme a:

Picante100@hotmail.com