La llamada

Todo lo que puede pasar por una simple e "inocente" llamada por telefono.

..oo00OO00oo..

Ring, ring… Ring, ring… ring, ring

  • ¿Diga?

  • David, tío, que llevo una hora esperándote, ¿cuándo te vas a dignar a aparecer?  - dijo Tomás pelín mosqueado.

  • ¿Quién es?

  • ¿Cómo que quién es? Soy yo, Tommy, el pardillo que te esta esperando en su casa desde hace una hora… - gruñó.

  • Vaya, estás cabreado, ¿eh?

  • ¿Que si estoy cabreado? No lo sabes tu bien, y el imbécil de mi amigo – en clara referencia a David – no me da ninguna explicación a su tardanza.

  • Podría ser que hubiera surgido algo importante, algo ineludible.

  • Pero tío, déjate ya de payasadas, si no puedes venir, pues vale… pero me avisas y no me tienes aquí una hora sin saber qué pasa – y añadió – Pero ya te vale, para una vez que podíamos tener la casa para nosotros solos toda la noche.

  • Solos… y ¿qué querías hacer estando solos? – pregunta la voz con retintín.

  • ¿David? Tú estás “mu” tonto, ¿cómo que qué íbamos a hacer?… pues fumarnos unos porritos, asaltar el mueble-bar de mi padre y ver esa peli guarrita que tengo escondida en el altillo del armario.

  • ¿De qué va la película? – pregunta con curiosidad.

  • ¿Y qué más da? Mientras salga gente follando no necesita argumento.

  • ¿Qué clase de gente? – insiste la voz con más interés.

  • ¿Cómo que qué clase de gente? Pues gente… guarronas de esas con tetas enormes y coños depilados y tíos con pollas como estacas, ¿qué gente esperabas? ¿Enanitos de circo? – Tommy se echa a reír -. Esa la tiene el tontaina de Guillermo. Menudo idiota, compra una peli porno y se gasta las perras en una con enanos y tías gordas… - el chaval chasquea la lengua – bueno, allá cada cual con sus gustos. En fin, ¿vienes o no?

  • No tengo la dirección.

  • Pero tú estas tonto, si has venido un huevo veces a casa, anda, apunta, Calle Desengaño, numero 5, 2º izquierda. ¿Qué? ¿Necesitas un croquis para no perderte?

  • No, sé donde es, está cerca de mi trabajo.

  • ¿De tu trabajo? – la duda se nota en la voz del muchacho –. ¿David? ¿Eres tú? – pregunta con temor.

  • No, no soy David – la voz al otro lado del teléfono suena divertida.

  • ¿Quién eres? – ahora Tommy está realmente asustado.

  • ¿Quién quieres que sea? – pregunta bromeando la voz -. Puedo ser lo que tú quieras – añade con un deje sensual.

  • Oye, tío… déjate de coñas, como te pongas raro, llamo a la pasma – refiriéndose a la policía.

  • ¿Me tienes miedo? No tienes por que, soy una persona muy normal, con un trabajo, con una vida, con gustos y aficiones y con una noche muy aburrida por delante – dice con calma la voz -. Siendo que te han dejado plantado y que yo no tengo nada que hacer, ¿por qué no me invitas?

  • Pero tío, ¿cómo te voy a invitar? Que no te conozco, ¿y si eres un psicópata o un violador?

  • No soy ninguna de esas cosas, pero claro, no confías en mí, ¿verdad? – el hombre está sonriendo, se le nota cuando habla -. Te hablare de mí. Así, si me conoces un poco, a lo mejor decides confiarte. ¿Te parece?

  • Bueno… - dice Tommy con duda.

  • Me llamo Alex, tengo 28 años, soy pasante en un bufete de abogados en tu misma calle, nací en Granada, pero llevo 3 años viviendo aquí, mido un metro ochenta y cinco, tengo el pelo negro, los ojos castaños y los que me conocen dice que soy guaperas. Ah, también dicen que soy buena gente. ¿Que te parece?

  • Pues que me parece muy bien por ti, pero no entiendo qué pretendes con esto.

  • Pues que te fíes de mí y me invites a tu casa. Estoy aburrido, no tengo nada que hacer y lo del plan que tenías montado me ha gustado, ¿por qué no me hablas un poco de ti?

  • ¿De mí? – Tommy se sonroja y da gracias a Dios de que no le pueda ver – pues yo… Me llamo Tomás, bueno, ya lo sabias; tengo 19, y estudio ingeniería en la facultad, nací aquí y aquí vivo, mido un metro setenta, tengo el pelo rubio y los ojos azules, mis amigos me toman el pelo diciendo que parezco una nena y mi madre dice que soy adorable - termina Tommy con mucha vergüenza.

  • Seguro que lo eres – añade Alex sonriendo -. Bueno, ya nos conocemos un poco, ¿te fías ya de mí?

  • Pero tío… que no se nada de ti

  • Espera, tú conoces gente todos los días, ¿verdad? En la facultad habrás conocido a un montón… ¿qué sabías de ellos antes de conocerlos? Nada. Pues este caso es igual

  • - Tommy se está quedando sin argumentos. -. Pero… yo no invito a esa gente que acabo de conocer a mi casa, menos cuando estoy solo

  • ¿Aún piensas que soy un psicópata y que te voy a matar? – pregunta medio riendo Alex

  • No… - contesta Tommy dudando – pero, ¿y si eres gay y me violas? – suelta de sopetón.

  • Yo jamás he hecho algo a alguien sin su permiso – responde Alex seriamente.

  • No me estás negando que seas gay.

  • No, no lo estoy haciendo – vuelve a bailar la sonrisa en sus palabras.

  • ¡¡¡¿¿ERES GAY??!!! – le grita Tommy, medio preguntando, medio afirmando.

  • ¿Tendrías algún problema si lo fuera?

  • Joder tío, pues alguno… ¿qué quieres que te diga?… No sentiría mi culo seguro contigo cerca.

  • ¿Eres homofobo?

  • ¡No!... sólo… sólo que… que me das miedo.

  • ¿Miedo? ¿Por qué?

  • Yo que se… que me toques… que me acoses

  • Ya te he dicho que yo no hago esas cosas, yo sólo hago lo que me piden – silencio en la línea -. ¿No será que tienes miedo que te guste?

  • Qué dices tío, que yo soy muy macho, a mi me gustan las tías. - salta Tommy.

  • ¿Estás seguro? Tal vez es que no has probado – Alex trata de enmascarar una risita -. Si un tío no te ha comido la polla no puedes decir que te gustan más las chicas.

  • ¡Hala! Joder, tío, ¿cómo dices eso? Voy a tener pesadillas… pueg, un tío comiéndome la polla… me quieres traumatizar – añade medio riéndose Tommy.

  • Oh, vamos… tú imagina… nadie salvo otro tío puede saber bien como hacer una mamada realmente buena… las tías no tienen polla, así que no saben como se siente, en cambio un tío, sabe el sitio justo donde es mejor soplar, donde es mejor lamer, donde es mejor morder…. – la voz de Alex está cargada de sensualidad.

  • Joder, tío, lo pones como si fuera lo mejor del mundo.

  • ¡Es que lo es! Sólo otro tío sabe dónde tocarte para llevarte al cielo - comienza a hablar con voz sensual -. Imagina, esa boca, caliente, húmeda, con esa lengua juguetona, que no deja un trozo de piel por tocar. Cuando finalmente toma tu miembro hasta el fondo, cuando esa garganta traga y ese movimiento te hace ver fuegos artificiales… Esa boca que succiona tus huevos para luego volver a la polla y comenzar el movimiento de vaivén hasta que acabas corriéndote como nunca lo has hecho.

  • Joder, tío, para… que me la estas poniendo dura – dice Tommy, medio broma, medio en serio.

  • Pues eso sólo explicándotelo… Imagina que te lo demostrara… – añade Alex con picardía.

  • ¡Hala! Pero tío, ¿estás diciendo que me la quieres mamar? Pero si no me conoces, a lo mejor soy más feo que el culo de un babuino.

  • ¿Acaso importa el físico? Lo que importa es el interior y tú me caes bien. De todas formas, una polla es una polla. ¿Qué? ¿Ya te he convencido para que me invites a tu casa?

  • Joder, tío, no sé… - contesta dudoso Tommy.

  • Mira, hagamos una cosa. Yo vivo medianamente cerca de ahí, en coche tardo como quince minutos, tengo tu dirección, así que… ¿qué te parece si voy, tú mientras te lo piensas, y cuando llegue, si quieres me abres o si no quieres, no me abres? La decisión final es tuya.

  • Yo… no sé

  • Tu solo piénsatelo… yo no me voy a enfadar, si no me abres me iré para casa y veré si dan algo pasable en la tele. Si me abres, beberemos… fumaremos… veremos que se salva de esa peli tuya… y si quieres… te demuestro como la mama un tío - lo ultimo Alex lo ha dejado caer, como si nada.

  • Yo en serio… no sé… - silencio en la línea -. Bueno… vale… ven, pero no te prometo nada.

  • Salgo para allá.

Tommy colgó el teléfono, como un resorte se levantó y comenzó a dar vueltas por todo el salón.

  • ¿Qué he hecho? Estoy loco, ¿cómo he podido llegar a esto? -  se decía a si mismo, en un rato se sentaba como en otro se paseaba – pero, bueno, si viene, no le abro y ya está… - Tommy se mordía las uñas -. Joder, pero va a pensar que soy un rajado, necesito beber algo, sí… eso… una copa – se acerca al mueble-bar de su padre y tras revolver un rato entre las botellas decide servirse un dedo de Chivas, se lo bebe en cuestión de segundos, se sirve un segundo vaso y esta vez se sienta para beberlo mas lentamente -. Arfs, no sé qué hacer… ha dicho que era si yo quería… si no quiero no pasada. Eso… eso haré, lo invito, hacemos lo que tenía planeado, pero lo otro le digo que no… yo quedo como un señor y todos contentos – termina el vaso de un trago y tras dejarlo en la mesa se revuelve el pelo -. Dios, ¿¡¿y si al final quiero que me lo haga!?!

Suena el timbre, Tommy mira el reloj.

– ¡Joder! Ya han pasado los quince minutos, ¿qué hago? ¿Qué hago? – se asoma a la puerta y decide observarlo por la mirilla, se acerca silenciosamente. Un tío realmente guaperas está en la puerta, sonríe, como si supiera que le está mirando, le guiña un ojo y Tommy se aparta dando un salto del susto.

  • ¿Que has decidido Tommy? – pregunta la voz de Alex tras la puerta.

  • No lo sé – contesta sinceramente, apoyado en la puerta -. Realmente no lo sé

  • Recuerda que todo lo que pase será si tu quieres – añade Alex -, no tienes nada que perder

  • Yo… - Tommy se revuelve el pelo otra vez, respira hondo varias veces y abre la puerta -. Hola Alex - dice con cara de susto.

  • Hola, Tommy – una sonrisa cruza de oreja a oreja el rostro de Alex. Éste entra y cierran la puerta. -. Y ahora… ¿qué? – pregunta sin dejar de sonreír.

FIN.