La Libertad II_07

Antes de volver a entrar en la casa de mis primos para continuar mi historia, debo contaros algo que sucedió justo antes, pero que yo no podía saber. Y de hecho, no supe hasta que, mucho tiempo después, Pablo me lo contó todo. Confesiones de cama que me ayudaron a entender mejor muchas cosas...

LIBRO 2. PENETRACIÓN. CAPÍTULO III. INTERMEDIO

los primos

Hasta mucho tiempo después, no supe realmente qué había pasado con mis primos durante aquellas dos semanas. La tercera, antes de que yo volviera a encerrarme a solas con ellos dos en su casa, la pasé haciendo lo posible por evitar todo contacto con Pablo (él por su parte estuvo intentando cruzarse conmigo en varias ocasiones, en casa de mis padres o de otros familiares, así como en algún momento que coincidí con mi madre o mi tía haciendo algún recado por ahí), y cambiándome vídeos con su hermano mayor en los que nos masturbábamos viendo las fotos del otro, como una promesa de lo que no pudo ser dos semanas atrás, y estábamos decididos pors fin, ambos, a hacer realidad ese próximo sábado. Sinceramente, yo no daba crédito a lo que estaba haciendo con mi primo Carlos. Pero, a esas alturas, ya poco importaba. Estaba claro que la decisión estaba tomada, ¡por fin! Y eso en realidad me relajaba enormemente, aunque según avanzaba la semana mi nerviosismo por tener que enfrentarme a una realidad tan demencial, que yo misma me había creado, aumentaba exponencialmente, como imagino que no podría haber sido de otra manera, por otra parte.

Qué iba a pasar con Pablo, era algo que no tenía decidido aún. En cierto modo, pensaba que era algo que tampoco iba a poder decidir por mí misma. Que Carlos también tendría que decir algo ahí, e imaginaba que Carlos preferiría, evidentemente, encerrarse conmigo a solas para follar y hacer de todo, en lugar de tener a su hermano dando por culo (en sentido figurado, claro, pensaba). Pero bueno, cabía la posibilidad de que Pablo exigiera, de alguna manera, cobrarse él también su parte del pastel (el pastel era yo, evidentemente), como requisito para mantener su silencio ante mi familia. Si era yo la que iba a tener que decidir si pagar o no ese precio, desde luego iba a estar dispuesta. Lo que había acabado por entender era que me apetecía demasiado hacerlo con Carlos como para poner condiciones. Así que, si para lograr aquel objetivo, tenía que dejarme follar por su hermanito, pues tanto mejor. Joder, q    ue además también me apetecía, ya no iba a andarme con disimulos… Pablo estaba follable, era increíble pero lo estaba. Me había demostrado que era así (vamos, me había metido ese pedazo rabo que tiene entre las piernas en el coño y me había metido buena caña, haciéndome ver las estrellas el angelito).

Si no me planteaba hacer algo con los dos directamente, era únicamente por la edad de Pablo. Hasta yo tenía mis límites, y él estaba claro fuera de ellos. Pero si no quedaba otro remedio, pues adelante. Carlos era mi principal e irrenunciable objetivo, e iba dispuesta a todo para conseguirlo. Porque además, otra posibilidad más allá de un burdo chantaje del menor de los hermanos (que si él decidía poner en práctica eso, tenía claro que iba a ser una táctica sucia, pero efectiva), otra posibilidad era que las cosas no sucedieran de una forma tan abierta y directa como a estas alturas casi sería lógico que sucediera. Quiero decir, después de los vídeos tan explícitos que nos estábamos compartiendo esos días Carlos y yo, casi era normal pensar que yo llegaría el sábado, saludaría a Pablo, y directamente empezaría a enrollarme con Carlos, para encerrarnos en su habitación mientras nos desnudábamos rápidamente por el pasillo, bajo la mirada atenta, envidiosa y desaprobadora de su hermano.

Pero claro, conociéndonos a los tres, y visto lo visto de la experiencia anterior, también era muy probable que acabáramos disimulando y estirando la situación, y quién sabe si no acabaríamos enredados otra vez en algún prolegómeno tipo la mamada a dos que les hice cuando me quedé con ellos dos semanas antes. Claro, ahí mi intención volvería a ser otra vez poner punto final a lo de Pablo y llevarme a Carlos a su cama para seguir allí los dos solos, pero en medio del calentón quién podía saber si yo misma iba a ser capaz de parar y despreciar la oportunidad de hacer un trío que prometía ser maravillos, si el sátiro de su hermanito se empeñaba en seguir adelante. Porque bueno, debería contar con que el propio Carlos se esmerara un poco en pararle los pies, también ¿no? Joder, que al fin y al cabo siendo el hermano mayor, debería controlar un poco a su hermanito, sobre todo teniendo en cuenta su edad, que todavía le flataba mucho para… Y claro, Carlos no iba a querer tener un competidor capaz de quitarle espacio conmigo ¿no?

En realidad, mi duda cuando pensaba eso era también algo que no era capaz de verbalizar, pero que martilleaba con fuerza mi conciencia por más que quisiera enterrarlo en el pozo de mis recuerdos… La última imagen que tuve de los dos hermanos fue a Carlos, con la polla dura envuelta en mis bragas mojadas, avanzando con aquella tremenda erección apuntando a la boca abierta, ansiosa y deseosa de su entregado hermano, sin duda a puntito de soltarle un buen chorretón de lefa en la cara. Joder, Pablo me había dado además algunas señales de esa posible relación… homosexual e incestuosa entre hermanos… y se habían besado, ¡los dos se habían besado! Mientras les mamaba la polla juntos… que bueno, sabía que ésa era una reacción bastante típica entre tíos cuando se ven en esa situación, que si el calentón, la proximidad forzosa de sus cuerpos, sentir sus pollas pegadas y mojadas a la vez por una misma boca… en fin, todo eso.

Pero una sabe sumar, dos más dos, y allí había demasiadas evidencias acumulándose sobre la mesa. Cierto es que ni siquiera vi cómo terminaron los dos, no sé si Carlos llegó a correrse cuando me marchaba… y menos si aquello pudo acabar sobre Pablo. En Pablo…

Mentira. Mentira: lo había visto, había visto a Carlos explotar, correrse como el semntal que es, bañando la cara de su hermano, empapando su cara y chorrando su cuerpo de semen, mientras su hermanito tragaba, empalmadísimo de la emoción –y es que era emocionante, excitante en grado sumo, aquella imagen fue casi lo más bestia que vi durante aquellos dos días, y es mucho decir…- y Carlos seguía avanzando, para acabar con su pene tieso encajado en la boca de su hermano, por muy enrollado y protegido por mis bragas que fuera.

En fin, cuando todo aquello había pasado… cuando los dos habían participado de aquella locura… Pero no, Laurita como siempre negaba toda evidencia, y así permanecía encerrada en mi agradable zona de confort, jugando a enviarme vídeos guarros con mi primo Carlos, obviando todo el mundo que su hermano pequeño había tramado, inexorablemente, a nuestro alrededor. Pero todo aquello había pasado precismente por la voluntad de Pablo, de manera que, inevitablemente, el desenlace también iba a pasar por él, quisiera yo o no.

Y, efectivamente, yo tardaría todavía años en entender por completo lo que había pasado entre nosotros tres, entre ellos dos, antes de volver a encontrarnos aquel último y definitivo sábado. Después de mucho preguntarles, solo conseguiría enterarme una vez que me lo contó, años después, Pablo, entre polvo y polvo de una tarde-noche de invierno, en que decidimos resguardanos del frío los dos juntos bajo las mantas de mi cama…

*               *               *

-       A ver, pero entonces ¿vas a terminarme de contar lo que pasó o no? – sentí a mi primo salir de mí, mientras nuestros cuerpos se despegaban, empapados en sudor. Sentí gotas espesas resbalando por el cuenco entre mis tetas, y me alegré de haber aceptado su invitación… ¿de verdad había estado a punto de irme de compras con Lu, con el frío que hacía, en lugar de encerrarme con Pablo a disfrutar del calorcito del hogar?

-       Jajajaja ¡joder prima! Pero si te lo iba a contar y has sido tú la que ha empezado a llenarme la boca de coño…

-       Idiota… -le di una suave palmada en la polla, mojada y medio morcillona…

-       ¡Ay! Oye, ¡que eso duele! Jajajja – dijo cogiéndome con los dos brazos e inmovilizándome sobre el colchón.

-       Te voy a dar muchos más golpes en la polla como no me lo cuentes ¿eh? Que ya me estoy cansando de… - un fuerte y decididio morreo me cerró la boca y me quitó las ganas de seguir hablando. Dejó caer el peso de su cuerpo sobre el mío, que se acomodó abriendo brazos y piernas para recibirle.

-       Tranquila prima… sabes que te lo voy a contar todo esta vez… pero antes, dejáme un momento que…

-       Pablooooohhh – su largo pene volvió a penetrarme, implacable. Estaba tan empapada de la reciente corrida que no tuvo que esforzarse para abrirme, entrando completo en mí con toda su portentosa herramienta.

A partir de ahí, ya sabía lo que venía con él. Nos acabábamos de correr ambos, por lo que él iba a aguantar todavía más de la cuenta… y yo, en cambio, sometida al intenso placer que era siempre capaz de arrancarme con su gran pollón, bien tieso y duro como era habitual en él, me iba a correr enseguida, como me ocurre casi siempre que acabo de tener un buen orgasmazo. Y, a partir de ahí, iba a estar corriéndome ya sin pausa hasta que él decidiera parar o volviera a eyacular en mi interior. Así que así seguimos, por otra media hora larga, antes de que, entre jadeos, yo fuera capaz de intentar retomar la coversación…

-       Porque a ver… ufff… joder, Pablo… maldita diferencia de edad, un día de estos vas a acabar conmigo… - más besos, piquitos, comidas de boca y morreos para ayudar a reponerme – a ver… dime una cosa… porque yo recuerdo que… ¿te acuerdas nuestro primer fin de semana? El que nos salió todo mal…

-       ¿Mal? Joder Laura, pues yo recuerdo alguna mamada y estar ahí rebozándome desnudo contigo y…

-       Hostia Pablo… - dije, palpando entre sus piernas – no me jodas que has vuelto a empalmarte otra vez, ¡no me jodas!

-       Prima, es que me recuerdas esas cosas y…

-       Pero qué animal eres… ufff… pero dame tiempo, eh, que ya te digo que yo ahora mismo como me vuelvas a follar vas a tener que llamar a tu padre para que venga a reanimarme…

-       Noooo ¡pero qué mal rollo Lau! Jajajja

-       Bueno, me dirás, es el profesional de medicina más próximo que tenemos…

-       Ay no… ¡vaaaleee!, tú ganas prima, te contaré todo jajajjaja

-       Así me gusta, - dije besándole yo y acariciándole la verga, que se le había vuelto a venir arriba… todavía alucinaba con el tamaño, vitalidad y potencia de la polla de mi primo pequeño… - pues vamos a ver, Pablo… te preguntaba yo por el último momento, cuando os dejé ahí y tu hermano se estaba pajeando delante de ti con mis bragas en la polla…

-       Joder, el muy cerdo todavía guarda esas bragas sucias…

-       Sí, ya, y tú mi camisón, pero no es ése el caso tío…

-       ¿Quieres saber si se corrió?

-       Sí, claro.

-       Pero si me viste.

-       ¿Te ví?

-       Sí, comerle el capullo envuelto en tus bragas mientras me llenaba la boca de su lefa, tía.

-       Pablo…

-       Ya, pero qué quieres que te diga, si fue así…

-       ¿Estás seguro?

-       Laura, por favor… ¿acaso no te acuerdas tú de la primera polla que tuviste en la boca?

-       Sí, pero…

-       Pues eso. Joder, y que era la de mi hermano… Pero si tú lo viste todo, si recuerdo que nos lo has dicho alguna vez…

-       Ya… ya, supongo que sí. Pero es como si lo hubiera querido borrar de mi mente, primo…

-       Laura, a estas alturas, ¿todavía?

-       No… tonto… cómo voy a tener dudas ya, a estas alturas…

Volvimos a besarnos con pasión y lujuria, sobando nuestros cuerpos desnudos. Parecía mentira que lleváramos años acostándonos juntos, y todavía descubriéramos, cada vez, nuestra desnudez como si fuera la primera vez.

-       Pero entonces, dime… - volví a la carga - ¿las semanas siguientes?

-       Que no, prima, que te lo he dicho muchas veces… yo andaba todavía alucinando con todo, pero un poco asustado, ti, que era la primera vez en mi vida que eyaculaba y todo eso…

-       Ay primo, no me lo recuerdes…

-       Ya Laura… me dirás ahora que no te alegras…

-       ¿Cómo no me voy a alegrar, tonto? – más besitos. – Y entonces, después…

-       Pues lo que te dije, después yo nada, ahí matándome a pajas, me ponía tu camisón, te olía, me acordaba de tu tacto, de tus besos, de cómo me chupabas, de tocarte el coño y las tetas… me acordaba de la pollaza de mi hermano y el sabor de su lefa…

-       Joder Pablito, qué mala me pone spensando eso…

-       ¿Quieres que te folle otra vez?

-       ¡Noooo! Jajajja… anda, espera… termina de contarme primero…

-       Pues eso, si lo sabes… yo no espabilé hasta el día ese que comimos en casa de tus padres y tú, después de llevar un montón de días diciendo a todo el mundo que no te querías quedar con nosotros otra vez…

-       No decía eso…

-       ¿No?

-       No, bueno… no es que no quisiera quedarme con vosotros, es que no quería quedarme el día que me había pedido tu madre y…

-       Mentira, Laura, sabes que dijiste que no te volverías a quedar sola con nosotros… recuerdo a mi madre super mosqueada repitiendo eso durante varios días…

-       Ay, Pablo… bueno, lo mismo da…

-       Ya… bueno, mira, el caso es que el día ése de la comida, que por fin dijiste que sí… yo era un iluso, estuve muchos días pensando que íbamos a follar los tres enseguida después del primer fin de semana ése, es que no imaginaba otra cosa, y justo ese día cuando me echaste de tu habitación cuando yo entré a intentar convencerte de…

-       Me tocaste el coño, Pablo…

-       ¿Eh? Bueno, sí, pero…

-       Ni pero ni hostias. Que yo no quería ir, y vienes tú y para convencerme me tocas el coño sin más…

-       Ya, sí, pero se supone que tú… que nosotros…

-       Que no, Pablo, que no… que yo no quería, y punto.

-       Joder. Bueno, pues no querías. Vales, si eso me quedó claro en aquel momento. Menuda hostia me diste.

-       Ya, Pablo, es que te estabas pasando…

-       Bueno, tú misma… yo no era consciente, ¿vale? Joder, si era un crío… no entendía nada. Estaba convencio de que… y de repente, aquel jarro de agua fría.

-       Ya, te lo tomaste fatal….

-       ¿Por qué lo dices?

-       Pablo, que me llamaste de todo?

-       ¿Qué?

-       ¿No te acuerdas? En fin, primo… es igual, vamos sigue adelante, por favor…

Mi primo parecía bastante contrariado recordando aquel episodio. Me sorprendía lo diferente que lo había vivido tod él pero, claro, la diferencia de edad y de situación de ambos era descomunal, tampoco podía haber sido de otra manera. Y yo me debería haber dado cuenta de aquello también entonces.

-       Bueno pues… eso, que cuando al rato fuiste donde mi madre, y le dijiste que sí…

-       Qué vergüenza tío, que no sabía que tú estabas ahí.

-       Ya, pues me puse feliz. Pensé… bueno, supongo que pensé que lo hacías por mí. Que… realmente tú querías… conmigo…

-       Pablo…

-       Ya…

-       Pablo, sabes que yo acababa de recibir el mensaje aqué de tu hermano, ¿verdad?

-       Sí, ya, la foto empalmado, y diciéndote que quería follarte viva y tal…

-       No decía eso, joder… pero vale, sigue. Da igual.

-       Sí, da igual. Yo aquella noche pillé a mi hermano en su habitación haciéndose una paja, ¿sabes?

-       ¡¿¿Qué??! ¿Qué dices, tío?

-       Pues eso, que se estaba haciendo una paja, diciendo tu nombre…

-       Bueno, ya… supongo que de alguna manera sabía que él hacía eso durante esa semana, sí…

-       Tú también lo hacías, ¿verdad?

-       ¿Qué? ¿Pero por qué preguntas eso, Pablo?

-       Es evidente, Carlos estaba todo el puto día con el móvil, viendo fotos y vídeos… no sé, yo sabía que eran tuyos…

Recordé aquella semana. El intercambio de vídeos masturbándonos con Carlos… joder, el puto Pablo, siempre en medio…

-       Ya. Bueno, ya que estamos de confsiones, supongo que a mí me toca contarte también eso… Cuando yo ya había…

-       Pero Laura, que no hace falta…

-       Calla. Quiero contártelo, Pablo. Cuando yo había decidido mandarlo todo a la mierda, y tuvo mucho que ver con ese momento que tú viniste a tocarme el coño, literalmente hablando, pues… pues eso, que ya me cerré en banda y dije que no de manera firme y definitiva… pero ya ves, me pusiste super caliente haciéndome eso, primo…

-       ¿De verdad, Laura?

-       Como lo oyes. Tanto que acabé haciéndome una paja en mi habitación.

-       Jo-der… - mi primo me miró con ojos de huevo.

-       Anda, Pablo, no me pongas esa cara. Como si a estas alturas te fuera a sorprender que tu prima se masturbe a diario…

-       No, pero…

-       Ni que te diga que me tenías caliente, tú y tu hermano, aquellas semanas… - una sonrisa deliciosa se dibujó en su joven carita – Vale, pues el caso fue que, mientras me estaba haciendo el dedito, me llegó ese mensaje de tu hermano. Que no, no me decía que quisiera follarme, qué va… bueno, igual no me vas a creer y, el mensaje, evidentemente, lo borré aquel mismo día.

-       ¿Pero qué decía entonces?

-       Pues nada, mucho más normal… que quería verme y que por favor aceptara a ir el siguiente fin de semana… no sé, algo en ese plan.

-       Ahhh…

-       Pero hubo más…

-       ¿El qué?

-       Llegó casi enseguida una foto, de tu hermano en bolas.

-       Empalmado y…

-       ¡No! No, en bolas, sin más. Joder, que ya es bastante con eso que tiene el nuño entre las piernas…

-       Ya… jajajaj ¿te pusiste brutita verdad?

-       Ay, Pablo… pues sí, qué querías…

-       Jajajja… pero oye ¿y la foto empalmado? Porque yo recuerdo haber visto esa foto…

-       Ay, sí… ya, qué pesado. ¿Pero te la enseñó él?

-       Sí, claro… en algún momento me la mandó a mí también, y me dijo que fue con la que te convenció…

-       Ya.

-       Yo la utilizaba para pajearme cuando no estaba con él…

-       Ay ya, Pablo, ya imagino… bueno, sigo. Esa foto me la mandó a continuación, sí. Y yo ya ahí dije que sí. Se lo dije a tu madre, y a tu hermano le mandé una en tetas y enseñando la parte de arriba del coño…

-       ¡Qué puta!

-       ¡¡Pablo!!

-       Jajajaja

Desde luego, hablar con Pablo en serio era poco menos que imposible. Pero claro, tampoco se podía pedir mucho cuando estábamos los dos en bolas, sin poder parar de tocarnos y besarnos. Y sí, una vez más nos enredamos y “perdimos” casi otra media hora en hurgarnos en los rincones más oscuros y húmedos de nuestros cuerpos. Yo, como siempre con él, iba de orgasmo en orgasmo.

-       Bueno, entonces me estabs diciendo que tú también te pajeabas con las fotos de mi hermanito…

-       Eh… ¡correcto! Jajajjja

-       Joder, ya podíais haber compartido…

-       Jajaja… bueno, ya sabes que por entonces mis planes nunca te incluían…

-       Mierda de ser el pequeño… joder, ¡que siempre me perdía lo mejor!

-       Jajajaja anda, ¡tendrás queja!

-       No, si ya – dijo, acariciándome las peras y los pezones erectos.

-       Bueno, pues durante los siguientes días, todavía intercambiamos algún vídeo…

-       ¿Es cierto que le mandaste vídeos haciéndote pajas, Laura?

-       Ehhh… correcto también, sí.

-       Joder… nunca le creí en eso…

-       ¿No te los enseñó?

-       No…

-       Jajajja… bueno, luego pudiste verme en directo ¿no?

-       Ya… pero…

-       Anda, tonto… si te hace ilusión, algún día de estos te mando uno a ti también, ¿quieres? – más besos por respuesta… evidentemente, jijijiji – bueno, pues eso, que aquella última semana, Carlos y yo nos estuvimos calentando el uno a la otra y haciéndonos pajas y tal… pues preparando lo que se venía… bueno, aquella semana, yo creo que eso fue como el domingo, el lunes y el martes quizás… después él dejó de responder tres mensajes míos y yo ya no volvía a saber de él hasta el sábado aquél… lo que, como te imaginarás, pues me tenía bastante descolocada, claro.

-       ¿Descolocada?

-       Sí, tío… que la vez anterior Carlos me acabó rechazando varias veces, ya sabes…

-       Bueno, Laura, ya sabes que yo nunca lo he visto así, en fin…

-       Me rechazó, Pablo, no seas pesado. Ni tú ni él, lo tengo clarísimo.

-       Y no te fiabas de él.

-       Pues no, claro. Pero además… y es a lo que iba…

-       Siempre has creído que él y yo…

-       Sí.

-       Bueno, pues sí, algo hubo…

-       ¿¿¿Sí??? ¡¡¡Ves!!! AJÁ…

Bueno, es posible que tuviera de repente una reacción algo exagerada en aquel momento, pues empecé a reírme de mi primo y a hacerme la digna de forma un poquito absurda pero… llevaba años pensando que ellos ya se habían liado antes de la primera vez que lo hicimos… todo…

-       A ver, Laura… pero no te emociones… como te dije, las dos semanas hasta el día que tú dijiste por fin que sí venías a cuidarnos, Carlos y yo nos la pasamos dándole a la zambomba cada uno por su lado…

-       Ay, joder Pablo, qué gráfico eres…

-       Ya ves prima… ni que a ti no te gustara… - le agarré por el mango, haciéndole ver que tenía razón – pero… bueno, esa noche, la de la comida en casa de tus padres que tú…

-       Cuando os dije que sí.

-       Eso, sí, jijiji… pues verás, prima… yo esa noche, al ir a acostarme, no sé… me dio por ir a hablar con mi hermano para…

-       ¿Qué? ¿Qué querías hablar con Carlos, Pablo?

-       Pues… es que como yo estaba convencido de que tú… de que nosotros…

-       Me estás diciendo… ¿Me estás diciendo que pretendías ir a hablar con tu primo sobre cómo os lo ibais a montar los dos conmigo?

-       Bueno Laura…

-       Joder… y entonces, vas y le pillas machacándosela…

-       Ahora la gráfica eres tú, Laura.

-       ¡No jodas, primo!

-       Bueno, pues sí… machacándosela.

-       Y… ¿qué hiciste?

-       ¿Cómo que qué hice? Pues marcharme, prima. No querrías que abriera la puerta y entrara en su cuarto diciendo tranquilo, hermanito, que ya me encargo yo…

-       Pues no sería la primera vez que tú a él… - le dije de sopetón, sin pensar, solo recordando más de una vez y de dos que yo había hecho algo parecido, de tirar adelante y lanzarme al ataque al pillar a otra persona en pleno desliz…

-       Ya, pero una cosa fue estar los dos ahí contigo en plena ebullición y otra…

-       Así que te fuiste…

-       Sí, me fui.. pero no veas qué caliente.

-       Te la meneaste.

-       Sí, claro. Y me metí en la cama.

-       Te dormiste.

-       Qué va. No había forma.

-       Pensabas en él…

-       En él y en ti, prima. No sé, supongo que me podía haber pajeado siete veces seguidas y calmarme, como había hecho otras veces, pero… - quise pensar que, evidentemente, estaba exagerando - …pero es que haber vuelto a ver su polla en acción, por primera vez después de nuestro fin de semana… - “nuestro” fin de semana… - total que…

-       ¿Qué hiciste, Pablo…? – le pregunté, casi un poco asustada.

-       Pues a ver, estuve ahí haciendo tiempo, leyendo y jugando a la nintendo, como hasta las doce o así que mis padres se fueron a dormir…

-       Ya.

-       Y luego, todavía aguanté como hasta las tres o tres y media…

-       Pero ¿para?

-       Espera. Como a esa hora, me aseguré de que la casa estaba en completo silencio y, sin encender la luz, salí de mi habitación. Naturalmente, me conozco mi cuarto como para ir a oscuras, pero esa noche no había nada de luz fuera, y bueno, tenía las contraventanas cerradas… cuando salí al pasillo, algo más de luz había, pero no te creas… el caso es que yo tampoco pensaba en ello, avanzaba siguiendo las paredes del pasillo, muy, muy despacio, acojonado de que fuese a crujir el suelo o algo…

-       Pero… Pablo…

-       Espera, Laura… Yo había tenido la precaución de dejar mi puerta solo encajada, de manera que al abrirla no hice ni el menor ruido…así que llegó el momento… y me encontré delante de la puerta de Carlos… bueno, yo había pensado que su puerta corredera haría menos ruido, porque no crujiría la manivela al girarla, ni chirriarían las bisagras pero, Laura… estuve como diez minutos hasta lograr abrir lo suficiente como para poder colarme dentro…

-       ¡Ibas a espiar a tu hermano durmiendo! – flipé.

-       A ver, Laura… si te vas a poner a opinar lo dejamos ¿eh?

-       Vale, vale… no pares ahora, anda – le dije, nerviosa.

-       Bueno, pues eso, que yo me había deslizado por la casa con mil precauciones… ya había pensado que si alguien me sorprendía, mis padres o el mismo Carlos, diría que iba a la cocina a por agua fría de la nevera, porque hacía un calor agobiante aquel día…

-       Sí, lo recuerdo.

-       Bueno tía, pues después de diez o quince minutos eternos moviendo poco a poco las putas puertas correderas para poder tener hueco suficiente para meterme dentro… joder, pues que cuando por fin me vi allí en el cuarto de mi hermano, me doy cuenta de que ¡no se veía una mierda!

-       ¡¿Qué dices?!

-       Lo que oyes, Carlos tenía la ventana abierta, pero la persiana bajada casi por completo, y casi no entraba una gota de luz ni por el patio ni desde el pasillo…

-       Jajajja ¿Pero ibas a ver si le pillabas en bolas o qué?

-       Claro… después de su paja, pensé que igual…

-       ¿Y entonces?

-       Entonces, pues tocaba retirada tía. Mi anhelada visión del cuerpo desnudo de mi hermano quedó reducida a nada, dada la absoluta oscuridad que reinaba en su habitación.

-       ¿Y no se te ocurrió pillar una linterna?

-       Pues no, ptrima… quiero decir, lo pensé entonces pero… bueno, me costó como otros quince o veinte mintos salir de allí otra vez, volver a cerrar las puertas y llegar a mi cuarto de vuelta sin hacer ruido. Iba con el corazón en la boca, y estaba bastante confundido, no te vayas a creer eh… que luego dices siempre que menudo sátiro estaba hecho y esas cosas…

-       Noooo ¿yo? Qué va, Pablo… Pero, entonces ¿la cosa quedó ahí, sin más?

-       Esa noche sí.

-       ¿Esa noche? Pero… ¿es que hubo más?

Mi primo me estaba dejando sencillamente flipada. Vale que llevaba desde siempre convencida de que allí había habido más que palabras antes de llegar yo el segundo fin de semana, pero constatarlo, de aquella manera, después de tanto tiempo… me estaba resutando sencillamente excitante.

-       Pues a ver, Laura… esa noche no me decidí a hacer nada, porque al volver a mi cuarto, acabé desnudándome, y pajeándome varias veces más… pensando en ti, con tu camisón y tal…

-       ¿En mí? – no pregunté nada por lo del “varias veces”. Vamos, que antes siete veces, después varias… en fin, lo peor era que con mi primo, pues hasta me creía que fuera real.

-       Bueno, yo que sé, después del nerviosismo, pues lo que me salió para relajarme era lo que íbamos a hacer tú yo aquel sábado.

-       Pablo, que tú y yo no íbamos a hacer nada aquel sábado…

-       Ya… pero lo hicimos.

-       Que te den. Sigue, porfa… hubo más días ¿no?

-       A ver, el siguiente día, ¿era lunes verdad? Tampoco hubo nada… Carlos llegó tarde a casa, y yo además me quedé dormido porque la noche anterior había dormido poco y estaba agotado…

-       Ya, y porque te habías pajeado como un macaco tío…

-       ¡Eh! ¿A qué viene eso?

-       ¿Qué pasó el martes? – pregunté para cambiar de tema, recordando que aquel lunes y aquel martes fue también cuando Carlos y yo intercambiamos videos de nuestras pajas, por lo que también a nosotros nos habían caído unas cuantas pajas.

-       Laura, joé…

-       ¡¿Qué pasó el martes?!

-       Volví a salir a intentarlo.

-       ¿Con linterna?

-       Con linterna.

Aquello se me estaba haciendo insoportable, quería que de dejase de dar detalles y me contara de una puta vez qué coño había habido entre ellos dos, pero Pablo estaba en plan contar poco a poco, y a mí me iba a dar algo. Aunque también era cierto que era relamente agradable estar desnudos y sobándonos en mi cama, debajo de las mantas.

-       Bueno, ¿y qué?

-       Pues eso, el martes… volví a salir de mi cuarto, más tarde todavía, recuerdo que eran más de las cuatro de la mañana. Quería asegurarme de que nadie iba a estar todavía a medio dormir ni nada raro, así que ese día sí que me esperé a lo más oscuro de la noche para volver a intentar una nueva incursión en el cuarto de Carlos, armado aquella vez con una linterna esa de tipo bolígrafo que había traido mi padre una vez de su trabajo… bueno, no sé si es que ya después de la experiencia del lunes aquello me resultaba más fácil o que, sencillamente, no lo pensé tanto de las putas ganas que tenía. Total, que me vi por fin allí metido, con la puerta cerrada esta vez desde dentro, completamente a oscuras otra vez… joder prima, al encender la linternita aquella, y mira que era una mierda, pero era como si hubiera encendido un foco gigante. La tapé con la otra mano,  y aún así pude ver toda su habitación iluminada en un tono rojizo intenso…joder Laura, que era una mierda de linterna pero a mí me parecía la luz de un faro…

-       Ya, es que dan mucho acojone esas cosas ¿verdad?

-       ¿Cómo? ¿Qué quieres decir Laura…? ¿Es que acaso tú…?

-       No, que me imagino la situación y… ¡pero sigue! – joder, qué metedura de pata, pensé, casi se me escapa que yo también había espiado a gente así en otros momentos…

-       Ya… en fin, que tampoco me despisté mucho más, ya te imaginarás… tenía muy claro lo que iba buscando.

-       A Carlos.

-       Claro.

-       ¿Estaba desnudo?

-       No, que va… a ver, estaba encima de las sábanas, y no llevaba camiseta… tenía puesto solo un pantalón de pijama corto que usa a veces, muy amplio y suelto… supongo que para que no se le note el pedazo paquete que tiene, claro, porque duerme sin calzoncillo…

-       Ya… - dije, y en seguida nos miramos y reímos… claro, a aquellas alturas los dos habíamos dormido con su hermano muchas veces y conocíamos perfectamente sus costumbres, sus ropas, y todo lo que pudiera tener que ver con su intimidad. – jijiji… pero oye, entonces tú, aquella noche ¿cómo sabías que no llevaba calzoncillo? ¿Tanto se le notaba?

-       A ver… cuando le vi, estaba tumbado sobre las sábanas, tumbado de lado, como te digo solo con ese pantalón corto, y con la cabeza sobre la almohada, que tenía abrazada además. Desde donde estaba yo, podía distinguir perfectamente sus fuertes espaldas, sus largas piernas macizas, su culo apretado y duro bajo la tela del pantalón… empecé a moverme despacio, rodeando la cama hasta el lado contrario… pronto empecé a ver su cara dormida, y su fuerte pecho, con sus tetas y su abdomen marcado…

-       Pectorales.

-       ¿Qué?

-       Se dice pectorales, primo. Las tías tenemos tetas, vosotros no. Pectorales.

-       Ah, bueno. Pues pectorales, vale.

-       Bueno, qué te voy a decir, si ya sabes cómo está mi hermano… cada vez más cachas con todo ese deporte que hace, sus horas de gimnasio y atletismo… ese pecho suyo… sus pectorales, cada vez más marcados, con esos pezones claros… y su tripa con la tableta marcada, su piel tan suave desde que se afeita el pelo del pecho y la tripa… - recordé esa visión del torso afeitado de mi primo que me había sorprendido tanto dos semanas antes de lo que me estaba contando Pablo, con ese leve vello duro empezando a salir de nuevo… y recordé que la primera vez que lo hicimos completo, una semana después, estaba suave y terso, como recién rasurado… así debió haberlo visto su hermano pequeño aquella noche. – mi vista fue bajando, recorriendo nervioso su fuerte vientre, los músculos marcados alrededor de su ombligo, y finalmente… el ancho pantalón corto que usaba como pijama tenía el primer botón en su cintura abierto, y se veía cómo su tripa se perdía ahí abajo hacia su pubis… ¡Dios, Laura! No tenía ni un puto pelo ahí, yo recordaba que la vez anterior tenía pelo recortado muy corto, negro, fuerte y duro, pero es que aquella noche tenía el pubis como yo dos años antes, como el de un niño…

-       Sí, ya recuerdo que para el fin de semana se había afeitado completo…

-       Ya… entendí entonces porque aquellos días había encontrado tan pocas veces pelitos mínimos en sus gayumbos…

-       Joder, Pablo… ¿seguías cogiendo sus calzoncillos para…?

-       Laura, coño… que me lo digas tú…

-       Jajjaja… tienes razón, tienes razón… anda, vamos, sigue…

-       Mi cueriosidad iba a más… quiero decir, ya le había visto desnudo antes, y con lo que me había costado entrar allí tenía claro que necesitaba ver mucho más que aquello…

-       Pero… ¿hasta dónde querías llegar, Pablo?

-       Pues mira, realmente no lo sabía… aunque mi polla hacía tiempo que ya había cobrado vida y, al mirarme hacia abajo, vi como mis gayumbos estaban totalmente levantados por la presión… - yo ya lo tenía asumido pero, la verdad, en aquella época mi primo me dejó totalmente asombrado de lo absolutamente mariconazo que era, llevando su bisexualidad tan claramente marcada desde tan pequeño.

-       ¿Tú no ibas desnudo?

-       ¿Desnudo? No, en gayumbos…

-       ¿Slips?

-       Sí, claro… era lo que usaba entonces… y me había buesto tan bestia ahí espiando a mi hermanito, que los tenía totalmente a punto de reventar, con la polla toda tiesa… empezaba a dolerme, pero bueno ese dolor tan agradable de cuando te punes muy caliente, como cuando cogía tus bragas o sus gayumbos y me las ponía sobre la cara para pajearme…

-       Jjajajja joder, primito…

-       Decidí acercarme un poco más para verle de cerca, me pegué mucho a su piel clara, suave… estaba cubierto de sudor por todas partes, hacía muchísimo calor… recuerdo cómo tenía sus pezoncitos duros, y como se me pusieron tiesos a mí también al mirárselos… fue una visión deliciosa, le miraba y te juro que se me hacía la boca agua…

-       Ya… - dije yo recordando las primeras veces que vi a mi primo desnudo, o casi, con mirada de apetito sexual…

-       Pegué la cara muy cerca de su cuerpo, para poder oler y sentir mejor su cuerpo… con mis labios rocé apenas su piel en varios sitios, y sentí el sabor salado de su sudor en mi lengua… rocé también sus labios con los míos, recordando cuando nos besamos la primera vez… joder Laura, tenía ya la polla a punto de reventarme el calzoncillo…

Bufff… aquella imagen, mis dos primos besándose, dándose un morreo abierto y brutal mientras yo, de rodillas ante ellos, les comía los pollones a la vez, tragando como podía aquellas bestias empalmadas y calientes…

-       Pero claro, te imaginarás que mi principal interés no estaba allí arriba, sino entre las piernas de Carlos… no podía ver bien su polla… sus piernas, fuertes y muy musculosas, sobre todo sus muslos, estaban cerrados uno encima de otro y apretando su entrepierna y ocultándome la visión, solo alcanzaba a ver esa parte del inicio de su pubis que tenía al descubierto…

-       ¿Y qué hiciste?

-       Bueno… recuerdo que le besé otra vez, ya que eso sí lo tenía a tiro, y como no había reaccionado antes…

-       ¿Y…?

-       Pues que aquella segunda vez sí reaccionó… bueno, no sé tampoco si reaccionó por mi beso, pero el caso es que de pronto la respiración de Carlos subió de tono, fue haciéndose más ruidosa y acto seguido hizo como una especie de tos… a mí me entró un acojone brutal, apagué la linterna y me quedé muy quieto, sintiendo que me iba a pillar por el ruido de mi corazón bombeando Laura, que joder, me iba a mil… y sentía la polla palpitando y a punto de salírseme del calzoncillo…

-       Vamos, no te pares… - me estaba emepezando a excitar una barbaridad la historia de Pablito.

-       Pues entonces me quedé quieto en absoluto silencio y a oscuras, y pude escuchar perfectamente cómo mi hermano se movía en la cama… fue rápido, nada, un segundo, pero estaba claro que había cambiado de postura…. Pero… ¿le habría despertado?

-       ¡¿Le habías desperrtado?!

-       Jajajaj… imagínate mi acojone Laura… yo ahí sin saber si él estaba despierto o no, pero muerto de ganas de ver más de su cuerpo… - qué mariconazo, volví a pensar… - no sabía qué hacer, quería encender la linterna para ver cómo se había colocado él, pero sabía que si estaba mínimamente despierto aquello iba a ser una cagada porque me iba a pillar…

-       No sabías cómo actuar…

-       Claro, el miedo a ser pillado en pleno fregao era inmenso, y me tenía acojonado, paralizado, pero mi polla seguía ahí, bum, bum, que se me iba a salir por la pernera de los slips, notaba cómo me entraba el aire por los gayumbos de lo separados que los tenía del cuerpo con la tremenda tienda de campaña que llevaba, prima, ¡necesitaba seguir viendo! Era demasiado bueno, demasiado prometedor como para dejarlo…

-       Estabas cachondo como una mona, vamos…

-       Básicamente. Así que ya imaginarás lo que decidí. Pero quise hacerlo con cuidado. Me agaché lentamente, y pasé la linterna pegada al borde de la cama. Desde ahí, volviendo a taparla con mi mano, la volví a encender… otra vez la luz rojiza por mi mano, de verdad que aquella vez era mínima, tenue y apagada, pero a mí me seguía pareciendo como si me estuvieran alumbrando con el helicóptero de la policía…

-       No estaba despierto, al final…

-       No. Mereció la pena arriesgarse… verás, mi hermano Carlos había girado sobre sí mismo, hacia su izquierda, y se había quedado completamente boca arriba… su cabeza reposaba el borde de la almohada, y estaba ligeramente inclinada hacia la puerta, mirando hacia el otro lado de donde estaba yo. Vehía ya perfectamente toda la parte superior de su cuerpo desnuda, brillante de sudor entre sus músculos, me excitó mucho ver sus dos pezones prima… bueno, no tanto como cuando veo los tuyos, que… - Pablo se detuvo a chuparme y morderme un buen rato los pezones, y yo me dejé querer, permitiéndole que me llenara bien de babas las tetas.

-       Ay primito… es que a ti siempre te ha gustado mucho agarrarte a mis pezones…

-       Joder Laura, es que ñammmm ñammmm qué ricos los tienes ñammmm… - solo después de un buen rato mamando, mi rpimo continuó su historia – bueno, pues que yo sentía mi polla a reventar, Laura, así que volví a mirar su paquete… estaba abultado bajo el pantalón, se le notaba perfectamente la forma de la larga polla y los cojones, precía que hasta la tuviera un poco morcillona… joder, y entonces me di cuenta de que su pierna derecha había quedado algo flexionada por la rodilla, y su polla cargaba precisamente hacia allí… subiendo un poco la linterna, asomé la cabeza entre sus piernas y…

-       ¿Bingo?

-       ¡Bingo! La pernera de su pantalón era amplia hasta para los musculosos muslos de Carlos y, abultada como estaba su entrepierna por su tremendo badajo, pues me dejaba ver muy bien lo que había allí dentro…

-       Le podías ver la polla desde ahí…

-       La polla y los cojones, prima. No muy bien, claro, pero se le veía… tenía toda la parte baja completamente depilada, y no se le veía ni el más mínimo resto de vello púbico… casi sin darme cuenta, olvidando ya toda precaución, mi mano fue apartándose de la linterna y ésta pasó a enfocar directamente dentro de la pernera de su pantalón, hacia su polla. Bueno, ya sabes lo que hay… tiene ese rabo tan largo, tan desproporcionado aún sin estar empalmado…

Cierto era… Pablo gastaba un buen pollón también, estos últimos años le había crecido y ya había llegado a pillar a su hermano mayor, aunque en estado de reposo el suyo se le retraía quedando casi como un pene normal y corriente, pero el de Carlos era largo y grueso aún estando totalmente sereno…

-       Pufff, Laura, aquella visión en primer plano fue demasiado para mi estado de excitación, de tal manera que no pude más, y empecé a palpar muy cuidadosamente su polla por encima del pantalón… bueno, primero así, por encima, pero es que joder, la tenía ya tan gorda y firme… tía, perdí la cebaza y, olvidando toda prudencia, empecé a pasar la cara por encima, sentía el calor de la polla de mi hermano en la cara, en mis labios… solté la linterna, mis dedos empezaron a meterse dentro de su pernera, siguiendo la piel del muslo…

-       Le tocaste la polla…

-       Tal cual. La tenía caliente ¿sabes? Pero súper caliente, prima. Una pasada. Se le estaba poniendo dura, o yo que sé, igual se le empezó a poner dura cuando yo se la agarré. Empecé a besársela por encima del pantalón, como si se la estuviera mordiendo, pero con los labios rodeando mis dientes para no hacer fuerza… y nada, cuando me quise dar cuenta mi otra mano había llegado por arriba y se había metido también dentro primero, pero luego enseguida le acabé soltando los dos botones que hacían lo imposible por cerrar su pantalón.

-       Le desnudaste…

-       Claro. Bueno, le estaba sobando ya la polla dura a manos llenas. Aquello salió solo en cuanto solté los botones, que ya no recuerdo si lo hice con las manos o con la misma boca… pero de repente tenía allí delante tremenda longaniza tía, pegada a mis labios, y se la empecé a besar, a meterla en mi boca desde ahí, de lado, a lo largo, pero besando y lamiendo un poco incluso…

-       ¿Y él?

-       ¿Carlos? Ahí ya recuerdo sentir sus manos acariciándome el pelo, y como sujetándome fuerte la cabeza contra su polla. Mi hermano quería que le comiera el rabo prima, claro. Él estaba tan cachondo con eso como yo desde que tú saliste de casa dos semanas antes. Los tres estábamos cachondos, pero él y yo teníamos eso pendiente, y piensa que nos veíamos a diario…

-       ¿Carlos quería que le comieras la polla?

-       Y tanto, tía. Bueno, cuando me cogió por la cabeza, o al menos cuando yo me di cuenta de que lo hacía, digamos que ya me estaba dando un buen atracón, aunque todavía comiendo el tronco así de lado… cuando me cogió, y me di cuenta de que empezaba a acariciarme, a apretarme contra su cipote, pues ahí ya fui a por todas, y me metí el capullo entreo en la boca, estaba muy mojado ya y sabía tremendamente a Carlos y a semen, a pollaza, yo era la primera vez que sentía un sabor así, más allá de lo que había podido cerdear con mi propia lefa, y me encantó, me puse cachondísmo y empecé a empujar para metérmela toda entera…

-       ¡¿Entera?! – pregunté asustada… para una primera mamada, no daba crédito a hacer nada mediananmente serio con una verga como la de Carlos, la verdad…

-       Bueno, claro… él se estaba emplamando ahí todavía… la tenía aún algo morcillona… así que por dos otres embestidas pude metérmela entera, sintiendo la piel de su pubis mojada en sudor tocando mi nariz. Luego, claro, se le fue hinchando a lo bestia y cada vez podía tragar menos, hasta que me vi que solo metiéndome la puntita ya se me metía hasta la garganta y me daban unas arcadas tremendas, pero a mí me daba igual, estaba con unas ansias de su polla tremendas, y ahí seguía mamándosela a saco, sin importarme las arcadas, consiguiendo comerla cada vez más profundo, usando mucho la lengua, mendos jadeos metía Carlos cuando le repasaba bien la lengua por su capullo, recogiendo todo su sabor…

-       Joder qué fuerte, Pablo, ¡¡le estabas comiendo la polla a tu hermano!!

-       Joder sí, Laura, y descubrí que no lo hacía mal… yo solo trataba de hacer lo mismo que te había visto hacer a ti, aunque alucinaba que tu fueras capaz de meterte entera toda aquella verga tan fácilmente…

-       Bueno primo, pero es que eso era mucha práctica y…

-       Ya, ya me di cuenta, jajajja, casi muero ahogado pensando que aquello era más fácil, además que Carlos se puso muy cerdo de repente, empujándome la polla hacia dentro mientras me sujetaba la cabeza, sin parar de jadear… yo me temí que mi hermano no iba a aguantar mucho, se notaba que estaba tan bestia como yo… en un momento dado se me ocurrió girarme, y me subí sobre la cama, tumbando mi cuerpo sobre el suyo, como en postura de 69, aunque tampoco retendía que él me comiera a mí, sino solamente mejorar mi posición para poder sentirle más dentro, y así fue Laura, desde ahí podía meterme bastante más de la mitad de aquella manguera que mi hermano tenía entre las piernas, y empecé a mamarle bastante a saco, no te creas…

-       Te creo, te creo…

Instintivamente, había ido enroscando mi cuerpo al de Pablo mientras me contaba aquello… notaba su polla crecer, pero a mí también se me había salido ya el clítoris y tenía los pezones duros… durante todo el resto de su narración de aquella su primera mamada a su hermano Carlos, estuvimos sobándonos y besándonos en mi cama.

-       Nunca voy a olvidar el tacto de su verga dura, su sabor cada vez más fuerte, mi cuerpo resbalando sobre el suyo… Carlos había empezado a sobarme, ¿sabes? Me estaba tocando todo, notaba sus manos aferrando mi culo, sentí varios apretones fuertes en mi polla dura, no sé, yo ya llegó un momento en que no era capaz de saber lo que sentía con tanto estímulo, y además él había empezado a culearme en la boca y me estaba rompiendo la garganta, mis arcadas sonaban fuertes, mis babas caían por todos lados, se me salían por las narices, lloraba…

-       Joder…

-       Y al final, de repente me vi que lo que estaba echando por boca y narices era lefa, el hijoputa de mi hermano Carlos se me había corrido dentro sin avisar, pero dentro en mi garganta, casi poto todo Laura, qué puta bestia Carlos, que manera de correrse…

-       Ya, como si tú no te corrieras igual…

-       Jajjaja… ya… después de aquello flipaba de verte meterte su polla y la mía juntas en la boca…

-       Jijiji… es que cuando me pongo cachondita se me pone la bocota muy grande jajajja…

-       Sííí jajjaja muyyyy grandeee – Pablo me comió la boca alegremente durante un rato antes de seguir – pufffff… aquella vez fui muy bruto todo, recuerdo escuchar a Carlos jadeando como una burra, con gemidos animales ahogados por la almohada, que luego vi que se la había puesto en la cara, pero estaba por un momento acojonado pensando que nuestros padres nos iban a oír y que acabarían de un momento a otro abriendo la puerta y pillándonos ahí en plena comida… ufff, pero ni por esas pensaba parar yo, ya te digo, seguí chupando como una puta, tía, lamiéndole la verga que no se le bajaba ni un poco y tragándome toda su lefa caleinte como si fuera una perrita, me flipó lo rico que estaba, ya me lo había parecido cuando lo bebía de sus gayumbos o, sobre todo, de la vez que se me corrió en la cara después de pajearse con tus bragas delante de nosotros…

-       ¿Y cómo acabasteis?

-       Bueno, nos costó mucho rato calmarnos, estuvimos revolviéndonos el uno sobre el otro un buen rato… al final yo no aguanté más porque estaba en una postura muy forzada, y acabé rodando hacia el otro lado de la cama, quedando allí sentado, agotado, junto a mi hermano… Él tenía el pantalón abierto, por las rodillas. Yo estaba completamente desnudo, y cubierto de lefa. Entendía que me había corrido, pero no sabía cómo…

-       ¿Te pajeó él? O… ¿te comió?

-       Ufff… no, no creo… me imagino que recordaría eso… y acuérdate de que él tardó mogollón antes de decidirse a meterse mi polla en la poca por primera vez… yo creo que siempre tuvo un rollo raro con lo de su homosexualidad, le costó reconocerla al principio…

-       Sí, contigo llevaba siempre un rollo muy activo…

-       Exacto, más allá de besos y pajas, no le sacaba nada nunca…

-       Entonces, ¿te pajeó?

-       Bueno, lo que te digo, yo sí sentí varios apretones en la polla. Quiero decir, que sí me la cogió, me la agarró y tal. Rollo fuerte, nada de caricias o tocamientos así… todo como muy torpe… o muy excitado… pero yo creo que no hubo paja… es que… a ver, yo iba tan caliente ya que creo que prácticamente me debí correr encima sin más, sin tocarme, solo con meterme lo suyo en la boca…

-       Waaaaw… joder, Pablo, qué caliente…

-       Brutal. Carlos tenía mis gayumbos empapados en mi lefa, y jugaba con ellos, mojando sus dedos en mi leche, mirando alucinado aquel líquido y mi cuerpo desnudo junto a él… Él también estaba muy mojado, de sus propios restos, de los míos, mi leche caliente… de sudor… jadeábamos y tratábamos de recomponernos, alucinados, asustados de aquello, de lo bestia que había sido, de lo mucho que nos había gustado… la luz de la linterna rebotaba en el techo blanco y nos alumbraba perfectamente… nos retorcíamos las pollas, cada uno la suya, todavía calientes, todavía cachondos…

-       ¿Pero seguisteis follando…?

-       Qué va. Sencillamente al final el miedo y el pudor pudieron más. Estuvimos así mirándonos pero sin abrir la boca, hasta que yo no aguanté más y salí corriendo de allí. Mi hermano se incorporó al levantarme yo, como intentando retenerme, pero no hizo nada… yo salté de la cama, abrí las puertas y las volví a cerrar detrás de mí, sin preocuparme ya por el ruido. Acojonado de estar desnudo en medio del pasillo, después del portazo que acababa de pegar, me lancé corriendo hacia mi habitación rezando porque no aparecieran mis padres, con mi polla libre dándome golpes en las piernas mientras corría… – aquella imagen me sacó de quicio, la pollaza de mi primo medio empalmada y bamboleante dándole golpes mientras corría desnudo… - Afortunadamente, mis padres debían estar profundamente dormidos… me metí en la cama y solo después de pajearme a lo bestia dos veces seguidas pude calmarme y quedarme dormido…

¿Cuántas veces decía mi primo que se había corrido durante aquella narración suya loca? En dos, tres días, no sé… ¿pero qué se hacía, siete pajas al día el niño? Y hacía solo dos semanas que había tenido su primera eyaculación… lo mismo me daba, vuelta a mi realidad, lo único que tenía claro es que toda aquella puta historia no había hecho más que ponerme a mil, así que cuando todavía no había acabado de contar su precipitado regreso a su habitación, yo ya estaba montada sobre él, tumbado boca arriba, acariciando mi vulva abierta sobre su polla medio hinchada y pegada hacia arriba a su cuerpo, inclinada sobre él para comerle la boca al tiempo, hasta conseguir ponérsela suficientemente dura como para metérmela y poder cabalgarle como una puta, jeando fuerte sin preocuparme ni de los vecinos ni de su puta madre. Pero Pablo no estaba más calmado que yo, y me hizo acabar empotrada en la esquina de la pared y la cama, taladrándome fuerte con su polla más hinchada y más dura que nunca. Estaba claro que su hermanito nos ponía muy calientes a los dos…

-       Joder, Laura… follar contigo es lo más puto mejor que me ha pasado en la vida… - besé a mi primo… a esas alturas bien sabía que esos torpes piropos eran su manera más cariñosa de conseguir expresar su cariño verdadero. – Oye… ¿quieres que te siga contando?

-       ¿Seguir contando? ¿Qué quieres decir? ¿Pero no decías que no hicisteis nada más?

-       Bueno, verás… al día siguiente, el miércoles, lo pasamos con total normalidad, bueno, todo lo normal que podía ser aquello, claro… Carlos parecía estar ahí como si  nada, pero yo estaba súper tocado tía, quería decirle algo, me apetecía… me apetecía volver a…

-       Ya, claro, tenías ganas de más Pablo, es normal…

-       Bueno, pues el caso es que con mi madre toda la mañana por ahí rondando, y luego mi padre también… recuerdo que salimos a cenar los tres, porque Carlos se había ido con sus amigos, y yo estaba todo el rato como ido, mis padres sabían que me pasaba algo pero yo intentaba disimular y…

-       Ay pobre… ¿y luego por la noche nada?

-       No, qué va… Carlos llegó tarde, y a mí me dio palo intentar nada tan tarde, sin saber si él estaría dormido o no, y sabiendo que tampoco podía esperar a asegurarme porque se acercaría la hora en que se despertaba mi padre para ir al trabajo…

-       Vale. ¿Y el jueves?

-       El jueves… Ese día por la mañana él y yo estuvimos un rato solos… él había ido a correr y yo estaba ayudando a mamá con la comida, hasta que ella tuvo que bajar a comprar no sé qué. El caso es que justo después de irse, Carlos volvió de correr y… bueno, en ese momento yo estaba en mi habitación… y apareció Carlos…

-       A ver, a ver…

-       Entró en silencio, cerrando la puerta detrás de sí. Él acababa de venir de correr, estaba todo sudado, le brillaba el cuerpo y se le notaba agitado todavía… a mí me pilló leyendo, sentado en la cama… y va el tío, con la cara así como desencajada, se pone delante de mí, y me suelta que si se la quiero volver a chupar.

-       ¿Qué? ¿Calos? Ajjajajaja ¿Carlos esa semana? Joder no te creo… - flipaba… aquel miércoles… aquel miércoles Carlos había dejado de enviarme vídeos y había dejado de responder a los míos, y a mis mensajes, y a mis fotos… aquel día Carlos había cambiado mi promesa de sexo por la realidad de sexo con su hermano…

-       Que sí tía, que se me quedó plantado delante y va y me dice ¿quieres volver a chuparme la polla, Pablo?

-       Joder, ¿y tú qué hiciste?

-       ¿Yo qué voya hacer? Me puse de rodillas delante de él y, mientras se bajaba el pantalón de deporte, yo me quitaba la camiseta. El dejó que le bajara los calzoncillos yo. Los tenía muy mojados de sudor. Yo pegué mi cara a su polla, y él me empezó a acariciar la cabeza y a apretarme contra él. Estaba muy mojado de sudor, entero, por todas partes, y olía a rayos, pero yo igual me puse super cachondo y empecé a besarle y a comerle la polla…

-       Se empalmó…

-       Se empalmó y se la comí… Aquello fue así muy sencillo y muy rápido. No sé, yo me sentía como su putita, pero a la vez feliz como un perrito que de repente le hace caso su dueño. En esa postura, claro, pues casi no pude meterme polla en la boca, con su tranca tan dura no me daba para mucho, pero igual le lamí y chupé como pude y él se corrió enseguida. Bueno, recuerdo que aquella vez casi no me cayó nada dentro, y en cambio sí que dejó perdido el suelo, la cama, y a mí también con la cabeza y el pelo pringado… Yo me quedé fatal… luego entendí que lo que me pasaba era que había querido decirle que quería llegar más lejos…

-       ¿Más lejos?

-       Quería que me follara, Laura.

-       Joder. ¿Lo tenías tan claro?

-       ¿No lo tenías tú?

-       Coño Pablo, pero es distinto… yo soy mayor… y ya había follado muchas veces antes… incluso con gente de mi propio sexo también…

-       Ya, y con otros primos. Mira Laura, lo tenía clarísimo ¿vale? Qué quieres que te diga…

-       Vale, vale…

-       Además, daba igual… Carlos había tenido de mí lo que había ido buscando, y no había más…. Cuando se corrió, se subió la ropa y se piró. Al rato escuché la ducha, y también cómo se pajeaba en el baño.

-       ¿Tú te pejeaste también?

-       Sí, claro. Pero no quitaba que me sintiera muy puta.

-       Ya. ¿Y luego?

-       Luego nada. Aquella noche el volvió a salir, y yo a no atreverme a nada.

-       Pajas…

-       Pajas, sí. Con sus gayumbos… en fin… - le cubrí de besitos… era taaan mono – la mañana del viernes fue parecida.

-       ¿Parecida?

-       Verás, estábamos los dos con mi madre, bueno, yo con ella, Carlos en su cuarto. Cuando mi madre bajó a hacer sus compras y recados, esa vez fui yo el que se metió en el cuarto de mi hermano.

-       ¿Y él qué hizo?

-       Estaba en su escritorio leyendo, o haciendo qué se yo qué… El caso es que cuando me vio entrar, en silencio, y que cerraba discretamente la puerta detrás de mí… se quitó las bermudas y el calzoncillo y se quedó abierto de piernas para mí. Era la tercera mamada que le hacía, la cuarta si contamos la vez que estabas tú delante…

-       Pablo…

-       Aunque aquella vez se nos fue un poc más de las manos… sobre todo a él… empecé a comérsela de rodillas ante él, sentado en la silla… se la conseguí poner dura enseguida… creo que estaba cogiendo habilidad con mis labios y mi lengua.

-       Tuviste una buena maestra ¿no? – dije besándole…

-       Sí… ¡la mejor! Bueno, el caso es que en un momento yo me estaba medio levantando para poder empotrarme más dentro aquella bestia, y él trataba de culearme también la boca, pero ahí sentado era difícil, así que sin casi perder el contacto conseguimos seguir pero con él tumbado en el suelo, y yo a cuatro patas, puesto del revés que él y encima de su cuerpo, como un puto perro lamiendo y mamando su pollón emplamado…

-       ¿Y tú?

-       Yo estaba empalmado como una cerda, Laura. Y lo bueno fue que i hermanito debía estar tan putito también, que en un momento empezó a frotarme las piernas, y a subir y a… a apretar otra vez mi polla y mi culo, magreándome tan fuerte que me acabé corriendo sin poder controlar, prima, joder Laura, que de repente noté como se me salía todo y me escurría y me caía encima del cuerpo y la cara de mi hermano, fue muy raro tía, fue como si me hubiera estado ordeñando…

-       Él debió de estallar también…

-       Como una fuente, tía. En mi cara, mi boca, el suelo… lo usimos todo perdido, pero para tirar… ajjajajja joder, tuve que salir a la carrera cuando escuché a mi madre en la puerta para coger ropa en mi habitación y meterme en el baño a limpiarme… Carlos no sé qué coño haría, porque ya te digo que le dejé perdidito… tuve que hacerme otra paja en el baño, todavía con el sabor de su polla en la boca, pensando en que le acababa dejar bien cuebierto de toda mi lefa caliente… Me acuerdo que aquel día en la comida mi madre nos hizo algún comentario sobre lo rara que era la ropa que llevábamos puesta… los dos habíamos tenido que pillar lo primero que teníamos en el cajón al vuelo para cambiarnos cuando escuchamos llegar a mi madre…

-       Joder qué fuerte primito… ¿y no os daba miedo que os pillara la tía?

-       Sinceramente, no nos daba la cabeza para pensar en eso Laura… se ve que estábamos con más ganas de follar que de ninguna otra cosa… bueno, como tú, ¿no?

-       Cabrón… bueno, y aquel viernes por la noche nada, ¿verdad? Carlos saldría y…

-       No, no salió.

-       ¿No?

-       No, que va.

-       ¿Y…?

-       Sí. Aquella noche también….

-       Joooder… ¡pero cuenta!

-       Sí, te cuento… ya fue lo último…

-       Sí, el sábado llegué yo…

-       Exacto.

-       Y durante el día habíais estado con vuestros padres.

-       Eso es. Pero la noche del viernes, Carlos no salió. Vimos algo en la tele los cuatro juntos, rollo familiar y eso… Carlos se fue a dormir pronto, también mi padre. Mi madre se quedó un rato en el salón, y yo me fui a leer. Pero en realidad estaba muy atento a todos los ruidos de la casa. Estaba súper nervioso. – Me hacía gracia ese nervisismo de mi primo… dos semanas antes se había revelado un salido de tal magnitud, que parecía que poco le importaba el más mínimo pudor, decencia o convenciones sociales… pero mírale, al final acababa siendo una persona como otra cualquiera… - hasta que no escuché a mi madre en el baño y en su habitación, no me quedé tranquilo… eso entonces, porque luego dejé pasar las horas, que se me hciieron eternas… a las dos y media yo ya no aguantaba más, y volví a salir… aquella noche, aún sabiendo que arriesgaba más, no fui capaz de guardar tantas precauciones, fui por el pasillo a ritmo casi normal, y abrí y cerré las puertas sin preocuparme si hacían o no el menor ruido…

-       Estabas que no aguantabas más, ¿verdad?

-       Ya ves…

-       Me acuerdo de aquella noche, yo tampoco me podía dormir, había pasado de salir con mis amigas porque no podía pensar en otra cosa que no fuera en vosotros, y al final, ya ves, sí…

-       ¿Sigo o…?

-       Sigue, sigue sí… si mi semana fue bastante más aburrida que la tuya, ya te lo digo… - naturalmente, oculté a mi primo en ese momento algún encuentro esporádico con Sandra y Mikel, pero es que tampoco tenía por qué saberlo todo…

-        Bueno, antes de entrar yo me quité los gayumbos, quería entrar completamente desnudo a su habitación, porque hasta pensaba que él pudiera estar despierto…

-       Joder, Pablo. ¿En medio del pasillo?

-       Sí, ¿qué?

-       Y no llevabas nada más…

-       No, nada… ¿puedo seguir?

-       Sí, sigue, sigue…

-       Pues eso, que entré desnudo y cerré la puerta. Avancé hasta su cama a oscuras, antes de encender la linterna, ahora sí que intentando no hacer ruido. Dejé caer mis gayumbos en su colchón, y me quedé a los pies de la cama de Carlos, conteniendo la respiración antes de encender la linternita cuando… justo cuando iba a apretar el interruptor, ecuché el clic de la lámpara de su mesilla y me cegó una luz que no me esperaba en absoluto… Mi hermano Carlos al final rsultó que estaba despierto, y encendió él la luz primero, en cuanto me notó que estaba junto a su cama… Me dio por pensar que podía llevar toda la semana esperando aquel momento, desde mi primera noche… era evidente que, más pronto o más tarde, yo iba a volver.

-       ¿Carlos llevaba pijama, calzoncillos o algo?

-       Qué va, mi hermano aquella noche estaba tan completamente desnudo como yo. Por eso te digo también que yo creo que me esperaba…

-       Joder… ¿qué hiciste, primo?

-       Bueno, a mí se me vino arriba casi de golpe. A Carlos no, mi hermano la tenía morcillona, pero todavía se le veía relajado. Seguía callado, y me miraba muy serio y muy fijo. Pero no me decía nada, no me echaba… así que estaba claro que iba a volver a pasar. En un momento dado, abrió un poco las piernas. Recuerdo que fue la primera vez que pude ver su culo…

-       ¿Su culo? Pero…

-       A ver, quiero decir, su ano… su ano es lo que vi por primera vez…

-       ¡Ah!

-       Y yo staba obsesionada con eso, Laura, con que mi hermanito me la metiera… me la metiera a mí por el culo, que me follara con su pollaza…

-       Madre mía – todavía me costaba asumir aquello a veces…

-       Bueno, Laura, ya te digo que tú estabas igual ¿no? Por más que digas que no es igual…

-       No es igual.

-       Bueno, pues mira… qué mas da ya ¿no? El caso es que Carlos en un momento dado me extendió la mano, y me dijo “ven”, y yo me subí a la cama, gateando sobre su cuerpo… recuerdo el tacto de mi polla dura rozando el vello de sus piernas… Cuando llegué con la cabeza a la altura de su polla, el me volvió a coger del pelo y me obligó a bajar la cabeza… le lamí los huevos y la polla como una perra, hasta que se le puso dura, y entonces empezó a follarme la boca… yo me dejaba y participaba, claro, aunque tenía la cabeza en otra cosa… en un momento dado, él se estaba revolcando de placer, y me dejó escapar. Así que yo aproveché para dejar salir de mi boca su cipote, chorreando un mar de mis babas, y empecé a lamerle y besarle todo el cuerpo, mordiendo sus pezones y babeando cada uno de sus músculos, hasta llegar casi temblando a su cara…

-       Joder… - me sentía una boba, pero no podía dejar de repetir eso, alucinada una y otra vez con su historia…

-       Fue muy fuerte, Laura, porque yo no pensaba que él me iba a recibir así, era cierto que nos habíamos besado cuando tu nos hiciste la comida de polla ac los dos juntos, pero aquello fue algo tan… diferente, tan especial… y en cambio, el resto de las veces mi hermano había estado siempre tan frío conmigo… y de repente, era todo tan natural, nuestras bocas y nuestras lenguas juntándose, super baboso y super cariñoso todo, cómo me agarraba la cara , nuestras mejillas, nuestros labios, nuestros cuerpos juntándose… estuvimos mogollón de rato así, besándonos, de vez en cuando nos metíamos un poc de mano o nos tocábamos las pollas,  pero básicamente nos besábamos… hasta que yo me puse muy bruto de repente, y fui el que le agarró a él la tranca, empezando a pajearle un poco, para luego subírsela, agarrándola bien cerca de su hinchado capullo, muy mojado de todos sus líquidos y de mi saliva, y me lo empecé a frotar por el culo, pasándolo por toda la raja. Cada vez que lo sentía sobre mi agujerito, yo empujaba e intentaba abrir mi esfínter, para ver si conseguía que se le colara la cabeza dentro, pero se ve que no teníamos experiencia, y que prácticamente ni nos creíamos lo que estábamos haciendo. Mi hermano intentó torpemente culearme un par de veces para tratar de abrime el ano, pero fue casi peor y se me acabó escurriendo y escapando, notándola correr varias veces como una serpiente mojada por mi espalda y por la raja que separa mi culo…

Ayyyy… la imagen de Pablo sentado en la polla dura de su hermano, haciendo que éste le partiera en dos su tierno culo con aquel monstruo brutal que gastaba entre sus piernas me martilleaba la cabeza desde la primera vez que dicha imagen entró en mi cerebro; escuchar a mi primito contar cómo esa fantasía había estado en él prácticamente desde el primer momento, y cómo habia intentado hacerla realidad de hecho desde tan pronto, me puso tan jodidamente perra que me faltó muy poquito para volver a follármelo otra vez – o para hacer que él volviera a follarme, más bien – pero Pablito estaba tan lanzado contando su historia, que no fui en absoluto capaz de detenerle, pese a mi fuerte calentón.

-       Joder, Pablo… ¿follasteis?

-       Qué va – me contestó mi primito casi triste, aunque enseguida estalló en una sonora carcajada – a veces pienso que éramos tan inexpertos los dos que en realidad casi no sábiamos ni qué teníamos que hacer…

-       Jajajaj ¡pues cualquiera lo habría dicho un día más tarde! – reí yo.

-       Tuvimos una muy buena mestra – me sonrió Pablo – y el mejor de los estímulos con ella – me dijo, estrujándome fuerte las tetas mientras me hablaba – pero… ya te digo que aquella noche no llegamos a más… nos besamos como una pareja de novios, eso sí… aquella forma de besarme de Carlos me mantuvo con esperanzas todo el tiempo que él no quiso dar más pasos conmigo, ¿te acuerdas todo ese tiempo que estuvo que solo quería follarme y que le comiera el rabo, pero que él nunca daba esos pasos conmigo verdad? …joder, pero luego siempre me besaba de aquella manera…

-       Ya, siempre fue un gay de libro, o bisexual vamos, pero se notaba que te deseaba tanto o más que tu a él…

-       Más…

-       Que ya es decir…

-       Sí… jajajjaja… no sé, puede que aquella noche no follásemos por torpeza, ya te digo, pero estábamos tan cachondos que solo besarnos y tocarnos ya nos valió… yo seguí refrotándome contra su verga, el la repasaba por mi cuerpo y me haciá sentir su hombría de tal manera que me sentía morir de placer, y conseguía que mi propia polla se pusiera cada vez más y más dura… Al final acabamos él con su polla completamente tiesa pegada a su cuerpo, boca arriba sobre su tripa y casi su pecho, y yo sentado sobre él, muy, muy abierto, sentía tanto mi ano abierto que recuerdo que tenía miedo de pringarle la polla de restos de mierda, ya ves, y yo ahí frotando mi culo y mi raja contra su verga, y los dos tocándonos, y él que no dejaba de besarme y a mí me hacía soltar líquido sin parar por mi polla con cada beso, hasta que me la agarró, joder Laura, me agarró la polla y me la empezó a menear, y yo quería llorar del gusto y pensaba que me podía morir ya, y al final seguimos y nos corrimos los dos, no al tiempo pero muy parecido, primero él, y entonces empezó a agitar fuerte mi polla, a pajeármela con violencia hasta hacerme saltar un trallazo tras otro de lefa… no sé ni hasta dónde debí de guarrear su cuarto aquella noche n cómo logró limpiar él todo aquello… si te fijas, junto al cabecero de su cama, todavía se ve una mancha de mi corrida de aquella noche… cerca del techo…

-       Joder, Pablo… qué bestia…

-       Pufff… poco me parece para como estábmos… recuerdo estar besándome con mi hermano, los dos recién corridos, abrazados, tumbado sobre él, con nuestros pechos resbalando bañados en nuestra lefa caliente recién sacada, el olor fuerte de su sudor en aquella noche de verano de mucho calor, y el olor de nuestro sexo, de nuestro semen caliente mezclado,  no sé decirte cuánto tiempo pudimos estar así, nadando en lefa y refregándonos las pollas apretadas entre nuestros cuerpos, apretándonos fuerte en nuestro abrazo que parecía que si nos soltábamos nos íbamos a morir, y que si nos dejábamos de comer la boca nos iba a faltar el aire…

Así, así me abracé a él y nos besamos como si nos faltara el aire y nos fuéramos a morir…

-       ¿Hicisteis algo más?

-       Más allá de besarnos mucho y meternos mano… supongo que no… pero bueno, aquella primera vez… o segunda, o tercera, como lo quieras ver… Carlos y yo dormimos juntos… juntos y desnudos… bañados en nuestros restos…

-       ¿Os quedasteis dormidos? Pero…

-       Ya, mis padres… bueno, recuerda que era viernes, así que mi padre no se levantaba tan pronto ese día… aunque bueno, como se iban fuera y tal, y no sé que leches tenían que preparar, pues a mí sí me sonaba que habían dicho que se tenían que poner en marcha temprano por la mañana, así que yo no dejaba de andar un poco agobiado con el rollo de que podían aparecer en cualquier momento, así que tampoco pude disfrutar realmente de dormir ahí abrazado a mi hermano Carlos aquella noche, y estuve removiéndome inquieto hasta que me pareció escuchar ruidos, y acabé saltando de la cama y poniéndome a escuchar bien pegado a la puerta, acojonado de que pudieranestar despiertos ya, prque a ver cómo explicaba yo lo de salir a esas horas del cuarto de mi hermano…

-       ¿Y eren ellos?

-       No, vamos, es que igual ni hubo ningún ruido, y o que lo soñé o me lo inventé de puro acojone… pero lo cierto fue que, una vez allí, pues ya me volví a poner los gayumbos y me salí tratando de no hacer ruido, dejando a mi hermano roncando, en bolas y sucio en su cama, mientras yo me metía igual de sucio en la mía…

-       Pajeándote, claro…

-       Jajajjaa… pajeándome, sí prima, pajeándome… tampoco pretenderías que llegase ahí tranquilito, después de lo que acababa de hacer…

-       Jajjaja nooooo… claro, no… jajjaja

-       Bueno, pues eso… ya estaba amaneciendo, en realidad, pero entre lo poco que había dormido y que, después de la paja, sí, me quedé ya tranquilo, feliz en realidad de lo que acababa de hacer con Carlos…

-       Ayyy… jajja todo enamorado de su hermanitoooo… - me metí con él… aunque, en realidad, ya estaba deseando que me la volviera a meter…

-       Idiota… jajjaa… ¿sabes lo que estaba deseando en realidad?

-       ¿Deseando? A ver… dime…

-       Era sábado… esa noche llegabas tú, por fin.

-       Esa noche llegaba yo… Pero no a buscarte a ti, Pablito.

-       No, pero fue a mí a quien encontraste…

-       Esa noche llegué, sí.. y te encontré a ti primito – le besé con ternura, largo, en los labios. – Quiero que me folles primo, quiero que ahora me vuelvas a meter tu polla otra vez mi amor.

Y, obediente, Pablito volvió a hacerme el amor, una vez más.