La liberación de Alma (2)
Te he preguntado abajo a quien perteneces y has respondido afirmativamente dos veces. Eres mía, mi puta...
Primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/79253/
Después de una de las noches más complicadas y calenturientas de mi vida, el despertador por fin suena a las 7.00 horas, trayéndome de vuelta de un sueño absolutamente tórrido, sobresaltada y completamente excitada, y tardo aún unos minutos en darme cuenta de que no es Arturo quien me folla el culo, como en mi sueño, sino el tapón anal con el que me hizo dormir, y que vaya nochecita que me ha dado.
Un pitido persistente me termina de traer a la realidad, y me lanzo como loca a por mi bolso, donde está el completo y moderno smartphone que me entregó ayer el chofer que me trajo a casa, junto con la identificación electrónica del edificio. Mis nuevas herramientas de trabajo. Un correo electrónico! Con dedos temblorosos pulso Abrir, y ahí está la confirmación de que todo lo sucedido el día anterior no ha sido un sueño. Arturo. Tengo su contacto pregrabado en el teléfono. Con una rápida nota mental para revisar después que más tengo guardado ya en este nuevo móvil, abro el mensaje de mi jefe rápidamente.
De: Arturo Guerrero
Buenos días Alma.
Por ser tu primer día, y teniendo en cuenta el shock de ayer, voy a permitirte hoy un recordatorio de tus tareas, lo que no se volverá a repetir, así que te sugiero que te hagas de un cuaderno o una grabadora de notas rápidamente, para que nunca olvides nada. No me gusta repetir las cosas, nunca.
Esta mañana tienes que limpiarte bien el culo, que espero que este estirado y preparado. Debes estar algo incomoda, así que puedes traer tu nuevo tapón en el bolso. A las 8.00 horas pasara el coche a recogerte. Cuando llegues a la oficina, ve directamente abajo a las oficinas de Seguridad.
Te recuerdo que tienes permiso para correrte todas las veces que quieras mientras no estés en la oficina, pero solo contigo misma, puedes masturbarte, usar todos los juguetes que quieras, pero ninguna polla, ni lengua, ni ninguna persona entrará en ti si yo no lo digo. Dicho esto, hoy, como favor personal hacia mí, ni te masturbes ni te corras antes de venir.
P.D. No soporto la impuntualidad.
Arturo.
¡Dios mío! ¿Pero de verdad voy a seguir yo con esto? Pip.pip.pip. Otro correo!
De: Arturo Guerrero
Mira en la galería de fotos de tu móvil.
Arturo.
Con manos temblorosas pulso el icono de las fotos que hay en la pantalla, y… ahí estoy yo, con las piernas abiertas y la cabeza de Sergio entre ellas, y de rodillas en el suelo mientras me folla, y una tomada desde arriba, con los ojos cerrados chupando la polla de Arturo… y una docena más de instantáneas del día anterior. Me estuvo haciendo fotos!! Mirándolas, comprendo que él sabía cómo me iba a sentir por la mañana y que iba a pensar en no volver, y viendo las fotos, me recorre de nuevo la excitación con la que me he despertado, y tomo una decisión que apenas tengo ni que meditar, quiero más de ese hombre, me voy a trabajar!
Compruebo la hora y me lanzo corriendo al baño, donde hago acalorada todo lo que Arturo me ha pedido, y como él sabía que iba a pasar, con el culo algo sensible tras la limpieza, guardo el tapón en el bolso, junto con el nuevo móvil y todo lo demás, y a las 7.58 estoy en el portal esperando el coche.
Al llegar me voy directa al mostrador de recepción y me indican donde están los despachos del personal de seguridad, y ya allí, busco en el pasillo la puerta con el nombre de la empresa para la que ahora trabajo, que ocupa las tres plantas superiores.
Antes de llamar, la puerta se abre y un chico con el uniforme de seguridad me saluda muy amable, y me invita a pasar, y me explica que mi tarjeta me da acceso sin tener que llamar.
Y ahí está él, sentado en una pequeña mesa camilla con un señor mayor también con el uniforme de seguridad, tomando café y charlando afablemente. Levanta la vista y mientras me mira, con una mirada entre picara, y lujuriosa, se levanta lentamente, se abrocha la chaqueta y se mueve despacio hacia mí.
- Buenos días Alma. Te estábamos esperando. Estos son Eustaquio, Luis y Gabriel. Hacen el turno de día. Como mi secretaria personal, aparte de mí, ahora tú vas a tener pleno acceso y las cámaras de vigilancia y a los pormenores de seguridad. Sé que entiendes porque, dada nuestra especial política de empresa, es tan importante la privacidad de este espacio. Acércate.
Todavía un poco atontada por la primera visión de mi jefe desde ayer, pero internamente decidida a ser profesional, me acerco a mirar los monitores, y abro mucho los ojos al comprobar, que aunque aparentemente se ve una oficina normal, en algunos rincones y algunas mesas, pasan cosas… especiales. Una mamada bajo una mesa, dos en una esquina contra la pared, el cuarto de la fotocopiadora! Madre mía… Así que es la práctica habitual en toda la oficina, no solo en su despacho!
- Ellos tres se pasan aquí todo el día controlando que no haya ningún problema…
Con los ojos como platos, miro a Arturo, que tiene esa mirada lujuriosa que vi ayer, y observo en los bordes de mi campo visual como Luis y Gabriel, los dos más jóvenes, sonríen y se acercan. Y de pronto, lo entiendo todo… el juego va a continuar. Y… se me moja el tanga y me palpita todo de anticipación. Mirando a Arturo a los ojos, sé que está esperando que tome una decisión definitiva, y asiento una sola vez, y noto como dibuja una pequeña sonrisa de satisfacción.
- Verás Alma, a Eustaquio le cuesta mantener la erección, cosas de la edad, pero por supuesto le gusta que se la chupen. Ve hacia él, inclínate por la cintura, y cómele la polla.
Ni lo pienso, miro a Eustaquio que me devuelve la mirada dubitativo, le sonrío un poco y me acerco a él decidida, me inclino como me ha dicho, dejando las piernas un poco abiertas, y con el culo bien levantado, abro la cremallera de los pantalones, y metiendo la mano saco la polla de Eustaquio, que esta suave y relajada, pero es gorda y respetable, y me la meto en la boca sin dudar. Ahora ya estoy ardiendo, aquí estoy, chupándole la polla a un señor que estará en sus sesenta, delante de otros tres hombres, que se positivamente que van a intervenir en esto, y absolutamente cachonda! Me gustaría ver a mi jefe, que está detrás de mí, pero le oigo.
- Muy bien Alma, ahora van a jugar contigo, porque yo lo deseo. Van a lamerte, y a follarte, y a hacer lo que yo quiera contigo, porque tú eres mi puta, y tú no vas a correrte hasta que yo lo diga. Luis, adelante.
Noto unas manos en mi culo, recorriéndome, una ligera palmada que me hace saltar, y como me bajan las falda hasta los tobillos, y gimo bajito haciendo vibrar la polla de Eustaquio, que se va poniendo gordita con mis atenciones. Mientras, Luis me aparta el tanga a un lado y noto como sopla en mi coño lloroso, y pasa la lengua por toda mi raja.
- Está muy húmeda jefe, empapada, pero tiene el culo un poco irritado.
Y de repente le tengo en mi campo de visión, susurrándome en el oído:
- ¿Te has corrido esta mañana Alma? Estas muy mojada.
Como puedo y sin sacarme la polla de la boca, niego con la cabeza, y el asiente y me acaricia la mejilla con un solo dedo, en señal de aprobación, antes de desaparecer de mi vista otra vez.
Y dos cosas cambian a la vez, las manos de Eustaquio agarran mi pelo porque su polla ahora se ha puesto dura y empieza a empujar en mi boca, y Luis se mete mi botón de la locura en la boca y un dedo dentro de mi coño, lo que me hace gritar de gusto.
No sé dónde está Arturo, ni el otro chico, pero sé que me está mirando, y me vuelve loca de lujuria saber que él quiere esto, entregarme de esta forma. Así que chupo con ganas la polla que tengo en la boca, mientras que desde atrás Luis me vuelve loca, con la lengua me acaricia el clítoris, mientras me folla ya con dos dedos.
Empiezo a mover las caderas contra esa boca maravillosa que me come, mientras Eustaquio me sujeta la cabeza y me mete y me saca su polla gorda aunque corta, de la boca, ahora más rápido, y con desesperación casi, corriendo hacia el final antes de que se le pueda escapar, y gimiendo fuerte, con gusto y con alivio, me lanza un potente chorro de leche a la garganta, que me trago simplemente porque intuyo que es lo que Arturo quiere que haga, me trago toda la corrida del anciano, que se relaja en la silla y me acaricia ahora el pelo con cariño, con gratitud, mientras lamo concienzudamente su polla que se va poniendo blanda, para dejársela limpita.
Luis, que ha notado el cambio de ritmo, y antes de llevarme al borde con la lengua, saca la boca de mi coño, y rápidamente la sustituye por su polla, y me la mete de un empujón, chocando sus huevos con mi clítoris, haciéndome gritar y provocando que se me salga la polla ya relajada de Eustaquio de la boca. Éste aprovecha para guardársela y levantarse, y yo me incorporo un poco, mientras las embestidas continúan por detrás, y le veo. Esta apoyado contra la pared, justo delante de mí, mirándome. Noto el bulto duro en sus pantalones, pero no se mueve, no se toca, ni pestañea, solo me mira con esa mirada ardiente que me pone aún más cachonda.
- ¿Estas disfrutando pequeña puta?
- Ssssi señor.
- No te corras.
Sonríe con malicia, diosss esa sonrisa. Y no puedo correrme? No sé si voy a poder aguantarlo.
Luis acelera el ritmo detrás de mí, más fuerte, no sé cuánto tiempo llevamos así, pero va frenético. Me agarra de las caderas y me embiste fuerte, y yo grito, y por el rabillo del ojo veo al que me faltaba, Gabriel, con una polla como una piedra fuera del pantalón pajeándose mientras me mira las tetas, que rebotan con cada embestida.
Con un gemido largo Luis se deja ir, y se corre, para mi sorpresa y mi aprobación, en un condón que ni había notado hasta ahora, gracias a Dios. Y Gabriel se enfunda rápidamente, se coloca en posición detrás de mí y mira a mi jefe, que me mira pensativo.
- ¿Quieres más polla Alma?
La tuya, pienso, quiero tu polla ahora mismo con desesperación. Pero en cambio me oigo contestar.
- Si jefe por favor, quiero más polla.
- Gabriel, siéntate en la silla, y tú, mi puta, fóllatelo hasta que se corra. Tú no tienes permiso todavía para correrte.
Que le habré hecho yo? Parece castigarme pero no me ha dado tiempo de cagarla todavía. No me toca, no me deja correrme… Gabriel se sienta en la silla delante de mí con el rabo duro como una piedra, y yo salgo de la falda que tengo en los tobillos todavía, y mirando directamente a Arturo a los ojos, me coloco sobre Gabriel, agarro su polla a tientas, y me siento empalándome yo sola y gimiendo de gusto al sentirla entrar. Y me empiezo a mover gimiendo, con la boca entreabierta, agarrada al respaldo de la silla, saltando sobre la polla que me llena, pero mirándolo, a él, solo a él, mientras Gabriel me desabrocha la blusa y me la deja colgando de los hombros, y saca mis tetas del sujetador por encima de las copas, acariciándolas primero, me las levanta, y empieza a chuparme los pezones, haciéndome gemir de gusto.
Arturo se acerca despacio, yo lo ansió, mis ojos fijos en él todo el tiempo, ya no estoy caliente, ya estoy ardiendo. Se inclina un poco, colocando sus preciosos ojos justo a mi altura:
- ¿De quién eres Alma?
- Tuya jefe
- ¿Estas segura?
- Sí señor, soy tuya, soy tu puta, para satisfacerte en todo lo que tú quieras.
Gabriel me sujeta ahora por la cintura y empuja hacia arriba cuando yo bajo, me está matando, mi clítoris roza contra su vello púbico, estoy al borde. Clavo las uñas en la silla y cierro los ojos con fuerza, intentando controlar el orgasmo, pero sé que no voy a poder.
- Gabriel, o te corres ya, o no te corres.
Oh, gracias, gracias… pero de verdad no me va a dejar correrme? Y ahí llega, Gabriel clava los dedos en mi cintura y me empuja hacia abajo para clavarse en mí, y se corre gritando. Clavo la mirada en Arturo, suplicante, y él me la devuelve impasible, mientras a mí se me escapa una especie de sollozo de pura frustración, dejándome en el borde otra vez.
- Por favooor, ohh por favor…
- He dicho que no, y ya te he dicho que no me gusta repetir las cosas. No voy a volver a repetirlo, ni una cosa ni la otra. Levántate, puedes recomponerte un poco en el lavabo que hay en esa puerta, vístete, y te espero en mi despacho en 10 minutos.
Y sin más, con un simple asentimiento de cabeza, se despide de los tres hombres, y se marcha.
Me incorporo como puedo, los tres hombres recogen mi ropa, y me la dan con cariño, sonriéndome, y me meto en el baño, realmente siento un dolor sordo en el vientre y unas tremendas ganas de llorar, y de irme de este puñetero sitio que no sé quién me ha mandado a mí a meterme en este lio, con un tío que no conozco de nada, y que parece ser un tirano o un zumbado, solo porque me pone cachonda. Vale que me pone cachonda como nadie me ha puesto en la vida, pero es cruel lo que acaba de hacer, y yo esto no lo quiero!!
Me empieza a subir la ira por las venas, y me visto rápidamente, me coloco el pelo, control de daños en el maquillaje y ya estoy lista para subir y cantarle las cuarenta, que este no sabe quién soy yo. Y luego que me despida, si quiere.
Decidida salgo del baño, Luis ya no está, pero Gabriel y Eustaquio se despiden de mí y me dan la bienvenida a la empresa. Ya! La bienvenida la habéis disfrutado vosotros está claro! Cojo el ascensor de servicio directamente desde el pasillo, y subo a la penúltima planta, y mientras miro los numeritos del ascender, me voy enfadando más, pero quien se ha creído este tío que es? Con fría ira calculada, respiro hondo, y entro en su despacho sin llamar siquiera.
Esta sentado en la mesa, hablando por teléfono. Me hace un gesto con la mano para que pase y me espere ahí. Me quedo de pie, delante de su mesa, con los brazos cruzados y mirada de mala leche, observándolo. Y él me mira a mí, no aparta la mirada en todo lo que dura su conversación. Mala idea, me voy desinflando a cada segundo, y no quiero porque mirándolo se me olvida todo lo que iba a decir… y sigo excitada joder!
Por fin, cuelga el teléfono, y se levanta, y cuando abro la boca para hablar:
- Silencio.
¿Comooo? Me hierve la sangre en las venas, pero sorprendentemente, y sin que yo lo entienda, cierro la boca y no digo nada. Y eso me cabrea más, porque mi cuerpo me traiciona así? Así que le lanzo una mirada airada, por lo menos… Y me la devuelve, pero no parece enfadado, sino más bien… comprensivo?
- Tienes que aprender esto Alma, aprenderlo bien, y no olvidarlo más. Confías en mí, con todo. No preguntas, no cuestionas, y obedeces. Y desde luego, confías siempre en que yo sé lo que hago, y lo más importante, en que me voy a ocupar de ti. Te he preguntado abajo a quien perteneces y has respondido afirmativamente dos veces. Eres mía, mi puta. Y si digo que no te corres, no lo haces, y punto, porque mis planes son otros. Jamás dudarás de que yo me ocupare de tu placer, porque yo cuido de lo que es mío.
Para empezar mañana tienes cita a las 5 con tu nueva ginecóloga, se encargara de que estés protegida y de los análisis mensuales. Lo tienes todo en la agenda del móvil.
Y segundo, ahora, si no tienes nada más que añadir, desnúdate, por completo, y ve al sofá, y espérame allí.
Borracha, estoy borracha perdida en sus ojos, su cuerpo de infarto y lo bien que huele, y tan cachonda que voy directamente a explosionar, y después del discursito que me ha soltado, lo que más me apetece es arrancarle la ropa y follármelo a lo bestia, así que pienso, que si al final decido irme de aquí, por lo menos me voy a llevar algo de recuerdo! Así que me desnudo, con ganas, con rapidez, dejando la ropa en la silla, me voy al sofá y me siento.
Se acerca a mí con movimientos felinos, tan sexy, mirándome con lujuria, con deseo. Se pone delante de mí, noto su polla dura atrapada en el pantalón del traje. Y él se da cuenta de lo que estoy mirado.
- Sí, yo tampoco me he corrido. La tengo dura como una piedra porque me has puesto cachondo con esos gemidos de puta que sueltas mientras te dejas hacer de todo.
Sorprendiéndome, se arrodilla delante de mí y me abre las piernas con decisión, y contempla mi coño húmedo. Me hecho hacia atrás y abro bien las piernas por instinto, y él sonríe, y se lame los labios. Y sin decir nada más mete su cara entre mis piernas y me lame entera.
- Ahhhhhh!!! Siii por favor siiiii!
- Eso es mi zorra, gime, gime para mí.
Me lame de arriba y abajo, mientras alarga la mano hacia la mesita y saca del cajón un tubo grande de lubricante. Sin dejar de comerme el coño y sin dejar yo de gemir como si estuviera en celo, que lo estoy, noto como me acaricia el ano con los dedos pringosos, y yo doy un respingo, a lo que él responde con un azote suave.
- No te muevas, ahora te voy a follar como quiero follarte desde que te he visto esta mañana.
Mientras se mete mi clítoris en la boca, empuja dos dedos en mi coño, y uno lubricado en mi culo, que entra solo, de lo abierto que lo tengo después de toda la noche con el tapón dentro.
- Ohhhhh si por diosss! Siii más por favor, necesito más!
- Así puta, déjalo salir. Quieres más? Lo vas a tener, lo vas a tener todo. Quiero oírte gritar, grita para mí, pequeña zorra.
Mete dos dedos en mi culo y los empuja hacia arriba, y me hace gritar, los mueve, dentro y fuera, abriéndome, volviéndome loca. Hasta que se para y se pone de pie. Incrédula, no puedo creer que vaya a volver a hacérmelo.
- Desnúdame.
Siii! Menos mal. Me abalanzo sobre sus pantalones, los desabrocho y se los bajo junto a los calzoncillos hasta los tobillos. Él se inclina hacia delante, y yo me dejo caer de nuevo hacia atrás. Me sujeta las piernas por detrás de las rodillas y me las abre y las sube contra mi pecho, dejándome totalmente expuesta y a su merced.
- Quieres polla Alma? Quieres que te la meta por el culo y te lo llene de lefa? Dilo Alma.
- Siii! Por favor sí, quiero tu polla, la quiero por el culo, por dios métemela por favor! Y llénamelo todo.
- Pues cógemela, y colócala en la puerta.
Sin dudar meto una mano entre mis piernas abiertas y agarro su polla, y se la pajeo un par de veces, Arturo sisea, y empuja las caderas contra mí, y yo no quiero esperar más, así que la coloco en posición contra mi sensible ano.
- Coge aire puta, ahora te voy a empalar.
Y me la clava, con ansia, de un solo golpe hasta el fondo, abriéndome el ano totalmente, clavándome en el sofá. Y yo grito fuerte, enloquecida, la posesión completada, mientras se queda quieto, metido hasta el fondo dentro de mí. Cuando abro los ojos me está mirando, con los dientes apretados, los ojos entrecerrados, está ardiendo, como yo, y su autocontrol es magnífico, pero el mío no!
- Por favor… no puedo más, te necesito, fóllame por favooor…
- Eres mía puta, mía. Y yo decido como, con quien y cuando, y tú lo vas a adorar. Y ahora sí puedes correrte, tantas veces como quieras.
Mi cuerpo se estremece entero, tiene razón, soy suya, ya no hay vuelta atrás después de hoy. Grito cuando la saca casi entera de mi culo, y la vuelve a enterrar. Y comienza a pistonear dentro de mí, salvaje, brutal.
Me suelta una pierna y con la mano libre me acaricia el clítoris, que esta hinchado y rojo, lo masajea, lo ordeña, y sin dejar de mirarme a los ojos, inclina la cabeza y me mete la lengua en la boca, y yo no puedo más y me corro, me corro gritando, con la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados, fuerte y brutal, igual que me está follando. Creo que voy a perder el conocimiento.
Pero él no me deja, me suelta la otra pierna, se sale despacio de mí y me da la vuelta, no me doy ni cuenta de que me ha movido, me maneja igual que una muñeca, pero ahora estoy de rodillas en la alfombra, el torso sobre el sofá, y sin pausa me la vuelve a meter por el culo, mientras mete una mano por debajo de mi vientre y me agarra el clítoris, sin parar de moverse, sigue follándome como un animal. Su boca chupando mi cuello, mi nuca, susurrándome al oído:
- Me encanta lo puta que eres Alma, actúas por instinto, sssssi, toma mi polla, abre el culo zorra, ábrelo bien para mí. Como me va a guastar entrenarte, entregarte, follarte, cada mañana te vas a despertar con mi lefa en alguna parte de tu cuerpo. Así, grita, quiero oírte! Toma verga zorra, tómala toda, ahhhh asii, estrújame la polla con ese culo tragón que tienes perra, ordéñame la polla!
Cambio de ritmo de nuevo, más lento y más fuerte, saca casi toda la polla y la mete de golpe, fuerte, y me da palmaditas en el coño, y yo empiezo a ver blanco. Se me contraen todos los músculos del vientre, y el culo se me aprieta por instinto, y lo estrujo. Sintiendo la estrechez él se clava dentro de golpe y me da un azote en el coño que me envía directamente por encima del borde, y a volar.
- Así Alma, así, aprieta! Toma verga puta! No la querías, pues tómala!
El orgasmo me arrasa, viene con un grito que me sale del alma, y me mareo, siento que me corro, eyaculo, mojándolo todo, la alfombra, a Arturo, y noto desde la lejanía como él también se deja llevar y grita conmigo, corriéndose dentro de mí, noto el calor llenar mi ano dolorido por dentro, y me desplomo.
Cuando consigo volver y abrir los ojos, estoy tumbada boca abajo sobre el sofá. Arturo está sentado en la alfombra mirándome, está serio, pero le brillan los ojos.
- Ahora Alma, vas a ir a darte una ducha a mi cuarto de baño, ahí en esa puerta. Límpiate bien el culo y date la pomada que encontraras en el armario. Te vistes y vamos a trabajar. Estás de acuerdo con todo eso?
- Sí, señor.